martes, 17 de octubre de 2017

Cuatro dias en Liverpool 1. Primeras chelas

Siempre que viajo intento descansar bien, no acostarme muy tarde la noche de antes, no mamar en exceso para evitar la resaca y procurar conciliar un sueño apacible. Nunca lo consigo. Lo de mamar en realidad si que lo controlo, pero mi cuerpo me juega malas pasadas y opta por el insomnio y las vueltas y vueltas en la cama. En cualquier caso he decidido salir hacia el charco a media mañana, tengo apenas cuatro horas de conduccion y tampoco va a ser algo extremadamente cansino. Aunque pronto me dare cuenta de que ya estoy viejo para estos viajes, antes me hacia diez horas de coche del tiron y como si nada y ahora despues de un par estoy ya para el arrastre. Pero para eso estan las areas de servicio y demas.

La matinal, justo antes de salir de viaje, se me alegra con la caldera de casa estropeada. Aunque despues de varios apaños de ultima hora parece que vuelve a funcionar, a mi vuelta me dare cuenta de que sigue igual de jodida. El caso es que tampoco le presto mucha mas atencion, quiero pirarme porque si no llegare tarde al charco. No quiero arribar mas alla de las cuatro o las cinco. En primer lugar porque yo de noche no veo mucho, y conducir en plan murcielago es un poco arriesgado, sobre todo en una ciudad que no conoces demasiado bien. Y segundo porque me espera mi colega de andanzas para estos dias, el cual llega a la ciudad sobre esa misma hora, aunque en avion, ya que viene desde su tiñoso pais. Mi viejo amigo Kike tiene tambien para varios posts sobre su persona, pero mejor dejarlo para otra ocasion. Sirva decir que dos de mis anecdotas preferidas sobre sus andanzas son la de 'el negro bajo la mesa' y 'las putas que toman el sol en topless'.

Llego a mi hotel casi a las cinco, objetivo cumplido. El lugar es de lo mas macabro. A pesar de que es un edificio que hace esquina, con letras grandes y, vamos, que parece un hotel de los de toda la vida, resulta que todas las puertas y ventanas estan tapiadas. Doy varias vueltas al edificio y no encuentro la entrada. Esto parece una tomadura de pelo y lo malo es que he pagado por anticipado. Al final encuentro una puerta metalica de esas de obra con un timbre medio colgando. Aunque me salga un puto obrero que no tenga nada que ver con el hotel, me voy a cagar en su puta madre. Pero no, alguien le da al buzzer desde arriba y me abre la puerta. Sorpresa, hay unas escaleras, mas sorpresa, llego a una especie de comedor donde hay un tio sentado en una mesa, y sorpreson, un folio escrito a mano indica que eso es la recepcion.

No me extendere mas por hoy con este hotel de los horrores. Ademas tengo prisa porque mi colega ya ha aterrizado y esta en ruta hacia el centro. Asi que hago lo mismo. Dejo los bartulos, cojo lo esencial, o sea el gaznate y la pasta, y me voy caminando a la zona caliente de la ciudad. No veo prudente coger el coche porque se que me voy a poner fino. Pero el caso es que el hotel macabro esta en la parte norte de la urbe y tengo como unos cuarenta minutos de paseo hasta el meollo. Y lo que mas me jode es que hace calor, como unos veinte grados, y ese vientecillo calforro en plan bochorno. No me gusta este puto clima que tienen los ingleses. En Escocia hoy estabamos a diez grados, mucho mas agradable para mi persona. Pero no hay mal que por bien no venga. Cuanto mas sude mas sed tendre al llegar a los mamodromos, asi que vamos a intentar apretar el paso.

Despues de los susodichos cuarenta minutos avenida abajo, aparezco en la puerta del hotel donde va a alojarse mi colega. El aun esta en el bus pero apenas le quedan unos minutos, asi que pongo el radar en marcha y justo enfrente me veo el Victoria Cross, primer pub a visitar del dia, con terracita y todo, un sitio ideal para esperar de la forma mas amena posible. Pintas a £2.50. No me lo creo. Me da la sensacion de que esta ciudad y yo nos vamos a hacer muy amigos. O al menos este pub y yo. Con mi primer jarrillo ya casi acabado, Kike hace acto de aparicion, dice que va a dejar los bartulos al hotel y se apunta a lo que estoy haciendo yo. Que facil es entenderse entre gente de puta madre. En apenas cinco minutos mas ya estamos enfilando las calles aledañas en busca de nuevas aventuras.

Estamos en Liverpool y Kike es un autentico beatlemaniaco, yo tambien, pero no se si llego a su nivel de fanatismo. La cuestion es que el nunca antes ha visitado la ciudad, asi que quiere empezar por lo que nos queda mas a mano, Mathew Street, la calle de los pubs (la mayoria de ellos monotematicos sobre la famosa banda) y donde se encuentra el mitico The Cavern. Y obviamente, a peticion de Kike, este es el primer sitio que visitamos. Vamos a ver, que si, que lo del rollo beatle esta muy bien, pero que a mi realmente lo que mas cachondo me esta poniendo es que estoy en una puta calle donde soy hay sitios para mamar, mires hacia donde mires. Yo sigo con una sed tremebunda asi que mientras Kike disfruta de hacer fotos a casi todo, continuo con mi ritmito etilico, chela por aqui, chela por alla... Nos movemos arriba y abajo por la calle visitando unos cuantos sitios miticos mas, como el The Grapes, donde tambien el famoso cuarteto dejo su huella, en este caso mas por las birras que se cascaban alli que por la musica que tocaban.

Reponer fuerzas a base de llenar el estomago con algo de carnaza en un pub irlandes siempre viene bien, y es lo que hacemos (con mas chelas y hasta una botella de tintorro), porque luego toca mas pateo por el centro de la ciudad, que no todo es Mathew Street en Liverpool. De esta manera nos recorremos casi todo el distrito L1, en busca de dos o tres pubs mas tambien relacionados con The Beatles, como el Blue Angel o el Jacaranda (en este ultimo necesito hacerme una chela, que tanto andar me da sed), hasta acabar en el que para mi es el punto algido de este viaje, Bold Street. Y Bold Street no tiene nada que ver con The Beatles (relativamente, porque todo en esta ciudad tiene algo que ver), sino mas bien con lo paranormal y lo macabro.

En esta centrica calle se han reportado cientos de casos de gente que se traslada de forma transitoria en el tiempo. Me explicare. Gente que va tranquilamente andando y de repente nota que todo a su alrededor cambia y se encuentra en los años 20, 40 o 60. Y el viaje a veces dura cinco minutos o a veces horas y horas. Cuando le cuento a Kike la historia de un ladronzuelo de supermercado que huyendo de la policia de pronto aparecio en el año 1967, se pone cachondo. Quiere recorrer Bold Street arriba y abajo varias veces hasta ver si acabamos en 1962 y, en ese caso, correr como un poseso de vuelta a The Cavern para ver a The Beatles en directo. Aunque nos tiramos un buen rato en Bold Street, no pasa nada, para desaliento de los dos. Pero volveremos, ya te digo si volveremos. Mira que si acabamos en la epoca de los dinosaurios...

Finalizamos nuestro paseo rodeando la estacion de Lime Street y de vuelta a su hotel, el cansado por el dia de viaje que ha tenido y yo con una sed que me mata. Pero viendo que mi colega ya se retira decido comportarme y evitar la resaca al despertar, ya que mañana promete ser un dia mas intenso todavia. Y claro, aun tengo los cuarenta minutos de paseo al hotel, por oscuros barrios y poligonos del norte de Liverpool. Como siempre digo, no hay nada que temer de una zona solitaria de noche, mas que nada porque lo mas posible es que tu seas el unico que va andando por ahi a esas horas. Pero aun me queda un ultimo descubrimiento por hacer, el kebab chino. Una tienda de comida china para llevar, con dos preciosas orientales como dependientes, las cuales te ponen unos inmensos kebabs que es imposible acabarse por tan solo £3. Baste decir que despues de los cuarenta minutos de paseo llegue al hotel y aun no me habia podido terminar el puto kebab masivo. Al tumbarme en la cama me doy cuenta de mi cansancio y caigo redondo. Mañana sera otro dia.
 
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