martes, 14 de octubre de 2025

Bajo Aragon 2. El compromiso casposo

Cuatro de la madrugada y abro un ojo. ¿Que cojones pasa aqui? Todas las luces encendidas y yo vestido sobre la cama sin ni siquiera deshacerla. Levanto ligeramente la cabeza y veo restos de cervezas y platos sucios por todas partes. Intento incorporarme pero todo me da vueltas y de pronto un terrible dolor intestinal comienza a azotarme. Medio a gatas, medio apoyandome en las paredes, entre una autentica neblina provocada por unos ojos que apenas si pueden abrirse, alcanzo la taza de vaciado y alli descargo agua marron a puro chorro. Tal y como salgo del excusado, me encuentro con el joven desparramado sobre su cama exactamente en la misma posicion que yo estaba, y tambien, todas las luces de su habitacion completamente encendidas. Pues las mias las apago, las suyas no, que ya es mayorcito y ya le tocara en breve tener el mismo despertar y hacer la misma ruta que yo acabo de acometer. Conclusion de todo esto: anoche nos pasamos pero a base de bien y directamente, en un momento dado, nos derrumbamos sobre las camas.

Las siguientes horas a oscuras suponen la tipica tortura del que esta muy jodido, necesita descansar, pero no puede dormir de ninguna de las maneras. Todas las posiciones me incomodan, dolores de toda indole me acechan, el cerebro parece que se me salga del craneo... A eso de las ocho creo que consigo conciliar un mini-sueño de media hora. Pero de pronto empiezo a escuchar una tos tisica y la cisterna del cagadero nuevamente en funcionamiento. Parece que ha llegado el momento de que el joven tambien lo pase mal. En un mal giro en la cama intentando cazar algo mas de sueño, noto un retortijon y tengo la sensacion de que va a empezar mi segunda sesion de vaciado. Y de pronto oigo correr el agua de la ducha. Me cago en el puto joven. O mejor dicho, me cago encima. Va, echate el agua rapidito. Por fin. Tal y como mi compañero sale de su remojado matutino, y sin decir ni buenos dias, entro yo como una flecha, cierro la puerta y me siento. Y hale, mas mierda liquida.

Al salir de esta segunda sesion, todavia absolutamente destruido tanto fisica como mentalmente, me veo al joven de pie en la cocina protestando porque ayer nos jalamos toda la comida y el queria desayunar algo. Joder, como para que me hablen de papeo estoy yo. Me siento en la cama y el tipo me empieza a taladrar con que hoy es la jornada para ir a ver cosas y que hay que acercarse a Caspe y tal y cual. Y mi chola a punto de estallar. Y yo deseando quedarme tirado en la cama durante horas y horas y, por supuesto, seguir cagando, que fijo que aun no he terminado con ese tema. Pero venga, va, nos haremos el animo. Al fin y al cabo el unico dia completo que tenemos es hoy y no lo vamos a desperdiciar. Aunque seguro que de aqui a un rato ya me apetece una cervecita.

Lo que podemos hacer, y ya que el joven continua insistiendo con tema de menear el bigote, es acercarnos al restaurante ese del pueblo que vimos ayer. "Mirador", ya sabeis el lugar donde no habia ni comida ni carta. Quiza mi compañero de viaje tenga suerte y pueda comer algo, pero lo que es seguro es que yo me podre tomar un cafe bien cargado, porque al menos cafetera si que habia en el local. Asi que, y tras otra sesion de vaciado intestinal (para que no me pille en pleno paseo) y una breve ducha, nos decidimos a recorrer el par de calles que nos separan del pseudo-restaurant. Dia claro y soleado, para poder finalmente ver este pueblecillo de Chiprana a plena luz del dia. La iglesia del entierro de ayer esta abierta, asi que aprovechamos para colarnos, aunque para mi decepcion ya se llevaron el ataud. Aun asi, el sitio no decepciona, ya que nos encontramos con el sacerdote, el cual nos cuenta un poco de la historia del lugar y que fue atacado durante la Guerra Civil Española y demas zarandajas. Vale, y ahora al bar.

Un par de calles descendentes nos llevan al "Mirador", donde apenas hay un par de parroquianos a chelazo limpio y unas viejas en la terraza haciendose sus cafenitos. El joven pregunta por el papeo y, casi con desden, le dicen que le pueden hacer un bocadillo. "¿Pero de que?". "De lo que quieras". "Ya, pero, ¿que hay?". "Lo que quieras". Un menu muy explicito sin duda. Al final, el sufrido joven consigue un entrepan de salchichas con bacon que califica como "regular", mientras yo me pido un cafe bien largo y un refresco de cola. Sobredosis de cafeina para ver si consigo despertarme de una puta vez, porque todavia me retumba la cabeza. De vuelta al alojamiento aun conseguimos ver un par de puntos interesantes mas en el pueblo, como el ayuntamiento (una casa verde cutre), unas ruinas romanas reconstruidas con cemento y hormigon, y la maravillosa caseta de la Tourist Info, que mas bien se asemeja a una cabina de telefonos ubicada en mitad de un cruce de calles.

El paso por el apartamento es menester para una nueva sesion de vaciado. El puto cafe cargado nunca falla para esto. Pero lo cierto es que ahora, ya por fin, me siento bastante renovado. En marcha hacia Caspe. Nos subimos al automovil y en poco mas de cinco minutos ya estamos aparcando junto a la estacion de ferrocarril de la localidad. La idea del joven es iniciar la ruta desde aqui, parte mas norte de la villa, y darnos un pateo cruzando todo el centro hasta llegar a la zona del Castillo del Compromiso, que intuimos debe de ser lo mas interesante de toda la poblacion. Tras un par de vias anchas que parecen de circunvalacion, nos metemos por una calle ya algo mas estrecha y en apenas unos pasos salimos a la Plaza de España, corazon de la poblacion y donde se encuentra el ayuntamiento. Aqui hay vidilla, terracitas, lugareños haciendose sus piscolabis. Pero sigamos por ahi, por donde la señal indica "Plaza del Compromiso". Y es que estamos muy comprometidos con nuestro cometido.

"Que sed que tengo", lanza de pronto el joven mientras estamos subiendo por la Calle Mayor, otra de estas tipicas vias peatonales llenas de terracitas y gente metiendose jarrillos etilicos. Venga, pues hagamos una paradita de avituallamiento, que yo tambien empiezo a tener la boca seca y ya, pasado el mediodia, comienza a apetecer una cervecita. Pero tampoco nos encantamos. Nuestro compromiso con Caspe es firme y queremos ver el castillo. Y es asi como en apenas un salto nos plantamos en la Plaza del Compromiso y ante nosotros aparece una tremenda iglesia, que ya forma parte del complejo del castillo en si, y en la cual estan celebrando una pomposa boda. Si es que en esta localidad todo el mundo se compromete.

Como tenemos mas cara que espalda, nos colamos en la iglesia en plena celebracion matrimonial, yo incluso camara de video en mano. El templo es muy bonito y todo lo que quieras, pero es que a mi al final todos estos sitios me parecen iguales, cruces, santos, Cristos, Virgenes, confesionarios, bancos, gente rezando... Y yo quiero ver el castillo. Asi que salimos del sacro lugar y lo buscamos. Pero lo unico que vamos encontrando son rejas y cancelas que en todo momento nos aparecen cerradas y no nos permiten el paso. Si, el castillo esta ahi, delante de nosotros, pero no hay manera de acceder, ni siquiera a verlo por fuera desde medianamente cerca. Damos toda la vuelta al complejo e incluso bajamos por una pista que casi nos saca del pueblo y nada. Que deben de estar en obras o reformandolo o vete a saber, pero el caso es que no se puede entrar. Pues nada, un par de fotos en la distancia y a subir por unos callejones que el joven piensa que pueden ser interesantes porque parecen "la parte vieja".

Vieja no, vetusta. O mas bien derruida. Callejuelas estrechas, minusculas, con edificios que practicamente se caen unos sobre otros. Esto parece Gaza despues de un puto bombardeo. Y lo peor de todo es que el joven me indica que "aqui se encuentra la juderia", que descubrimos que es basicamente una mini-plaza con una estrella de David pintada en el suelo. Y que, para mas guasa, se encuentra llena de niños musulmanes correteando y jugandose un partidillo de futbol. Lo dicho, hemos pasado un portal temporal y estamos en plena Palestina. Por suerte, tras diez minutos de callejear por esta zona de guerra, finalmente encontramos el portal de vuelta a la Peninsula Iberica y volvemos a aparecer en la plaza del ayuntamiento. Si, donde las terracitas. Pues vamos a hacernos una chela.

Nuestro ultimo punto a visitar en Caspe es la Torre de Salamanca, un fuerte de telegrafia construido sobre una colina de la parte sur de la villa durante la Tercera Guerra Carlista y que, sinceramente, es de lo que mas me gusta de todo lo visto en el dia de hoy. Y como ya no queda mucho mas que hacer y segun el joven "la gente de Caspe es muy fea", pues vamos a comer algo y nos volvemos para Chiprana a pasar la tarde noche, que aun nos quedan chelas de ayer y no todo va a ser pasear por la comprometida y casposa localidad en la que estamos. Ah, lo de la gente fea... Bueno, en realidad no le falta razon al joven. La verdad es que hemos visto cada careto en este sitio... Entre eso y el barrio derruido... Hay que ver la importancia historica del lugar y a que ha quedado reducido. Que mal le ha sentado el paso de los años a Caspe, ciertamente.

Para rematar nuestra experiencia pesadillesca en el Caspe mas casposo, nos cuesta bastante encontrar un lugar donde menear el bigote y, cuando por fin lo conseguimos, la experiencia no va a ser nada grata. Un bar al azar donde un chino joven nos sirve unas cervezas y nos ofrece un menu de tapas donde absolutamente todos los platos estan escritos con faltas de ortografia. Pero lo peor no es lo ortografico sino lo gastronomico. Las patatas bravas, congeladas, son incomibles despues de tres minutos. Putas piedras. Los calamares son de estos de bolsa que compras en el supermercado, y ademas intuyo que la marca mas barata. Y las costillitas de cerdo apenas si tienen carne ya que son un simple cumulo de grasa. Peor que asqueroso. No nos podemos acabar ninguno de los tres platos. Oye, joven, ¿y si vamos a un supermercado que hay en esta misma calle y nos pillamos mas chelas para esta noche? Ya se que aun quedan bastantes pero como nos tenemos que quitar el sabor de esto... Pues vale, supermercado y mas cervezas. Y de vuelta a Chiprana.

Cuando llegamos a nuestro eterno pueblecito, aun son las cinco de la tarde y, obviamente, no vamos a encerrarnos en el alojamiento a beber como animales ya mismo. Mas que nada porque conozco de que va el tema y se que nos vamos a engorilar y a las diez de la noche me veo sin reservas. Nos vamos de bares, asi al menos vemos caras, que por muy feas que sean nunca podran superar a las "dificiles de mirar" de Caspe. El restaurante del menu inexistente esta cerrado pero por suerte Las Piscinas esta abierto y con un cierto ambientillo. Asi que toca pedir chelas, sentarnos en la terracita y recrearnos con las vistas al Polideportivo Loquillo. No es broma, ese es el nombre. Parece ser que la familia de este cantante español provenia de esta poblacion y de ahi el homenaje. Incluso, por lo visto, el propio Loquillo vino a inaugurarlo en su momento. De lo que se entera uno viajando por el mundo.

Al final cae la tarde y llega la noche, y nosotros nos hemos metido cinco rondas de cervezas. O sea, diez cervezas entre los dos. Pero por alguna extraña razon el tipo del bar nos cobra solo cinco cervezas. Este tio no sacaba buenas notas en matematicas, eso seguro. Pero vamos, que nosotros por eso no vamos a discutir. Y menos teniendo en cuenta que ya empezamos a ir entonados, y menos aun pensando en todas las chelas que nos estan esperando en nuestro querido apartamento. Pues no las hagamos esperar mas. Y de esta manera comienza una nueva sesion etilico-gastronomica (tambien hoy hemos vuelto a comprar algo de carnaza y fiambre para acompañar la cebada liquida). Como hoy ya veniamos bastante mas cargados que el dia anterior, intuyo que la sesion se nos va a hacer mas corta. Pero lo que esta claro es que nuevamente en un momento dado de la noche vamos a perder completamente los papeles y se va a producir una enorme lagura en nuestros recuerdos. Asi que ya veremos como nos despertamos mañana.

 
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