Pero a lo que íbamos, las dianas con nombres de personas que luego reciben tiros en la nuca o paseítos en coche bomba. Yo me sé de uno que no pertenece a ETA y también hace esas cosas, aunque en un momento dado hasta puede que sea coleguilla de los terroristas. Más que nada porque le parece mal que alguien esté dispuesto a cargarse a esos hijos de puta en defensa de personas inocentes. El caso es que el Gran Capulling debería de ser detenido y encarcelado de inmediato. Sí, me refiero al doctor Monzón, ese hijo de mala madre chupahuevos de Zetaparo progreta imbécil con menos gracia que un mono muerto que ¿presenta? un programa en la cadena de váter más violenta y lamentable de toda la parrilla televisiva española. Una apestosa babosa que en su programilla de mierda se dedica a insultar y reírse de personas mayores y gentes sencillas sin demasiada cultura, y cuya mayor afición es un acoso y derribo hasta poner en una diana a todo aquel que no piense como su jodido y putrefacto cerebro. Hace unos días sus intolerantes sicarios enviaron al hospital al periodista Hermann Tertsch, como ya comenté ayer. Quién sabe, quizá mañana le toque al vikingo macabro, a este paso, y con esta gentuza en la poltrona de este país, todo es posible.
Han vuelto las checas, Carrillo tiene que estar dando saltos de alegría en su asilo, a ver si con un poco de suerte cae mal y se muere de una puta vez. No sé qué pasa que estos asesinos genocidas siempre se eternizan de una forma que llega a dar asco. Qué cierto es eso de que mala hierba nunca muere. Bueno, para finalizar el post de hoy, cambiaré un poco de tema, y es que hace un par de días leí que varias ONG's habían presentado un informe al subministerio de Rubalcabrón. Parece ser que en él piden que se cierren todos los centros de acogida de inmigrantes que a día de hoy hay en España (y no son pocos). La razón es que según ellos en estos lugares no se respetan los más básicos derechos humanos. Desde luego, si cerrando los centros de acogida se repatriara a toda esta escoria y se cerraran nuestras fronteras para que no entrara nadie más, que ninguna falta nos hace, apoyaría a los oenegistas en cuestión. Pero no, lo que estos perturbados hijos de papá con pocas preocupaciones piden es que directamente se suelte a vagabundear y delinquir por nuestras calles a todos estos malditos salvajes. Muy bien, hombre, y de paso que exterminen a todos los españoles y creen su propia selva en nuestras ciudades. Aunque bueno, eso, a decir verdad, ya está pasando.