Para mas inri, desde aproximadamente las seis y media, llevo escuchando un extraño sonido desde la playa que ni mucho menos me ayuda a relajarme. Un "clac-clac-clac" continuo que parece una puta maquina realizando algun tipo de siniestro trabajo. Cuando, ya tras la defecacion, decido asomarme al balcon para indagar al respecto de la maquinaria infernal, me doy cuenta de que no hay nada mas diabolico que el propio ser humano. Cuatro viejos jugando al domino en mitad de la playa, justo debajo de mi balcon, y ahi dale que dale con sus fichitas sobre el tablero haciendo el jodido "clac-clac-clac". Pero mejor no quejarme, porque al menos hasta las siete y pico han estado callados. Y es que se ve que a partir de esta hora, ya sabiendo que la gente empieza a despertar, comienzan a vociferar y a cabrearse los unos con los otros cuando alguna jugada no les gusta. ¿Estos tios no tienen una casa donde ir a jugar sus pachangas o que? Hijos de la gran puta.
Eso si, la salida al balcon, si obviamos el escandalo de los vejestorios del domino, es toda una gozada. Anoche en la oscuridad no lo pude comprobar, pero lo cierto es que la vista al mar y a un lado y a otro de la playa, finalizando en el puerto de Durres, es una autentica maravilla. Y la temperatura es mas que adecuada, entre quince y veinte grados, casi al limite del achicharramiento pero en unos guarismos que mi cuerpo puede todavia soportar sin demasiados padecimientos. De esta manera, y con estas vistas, disfruto de un cafe matinal que me agencie ayer del badulaque a ultima hora y que no me va a sentar nada bien. Capuccino en sobre. Inventos de estos modernos que solo sirven para joder los estomagos de los pobres ciudadanos de bien. Tal y como acabo con el cafe de los cojones salgo disparado hacia la taza para lanzar la mas brutal de las diarreas. Terrible. Pero no seamos tan tremendistas y miremos el lado positivo al asunto, ahora estoy completamente vacio y puedo empezar a mamar de nuevo con una sed tremebunda. Pues vamos alla.
Se me ocurre que podria bajar a caminar por la playa y asi, mientras inspecciono el terreno a plena luz del dia, ir haciendo paraditas etilicas en los diferentes abrevaderos que vayan surgiendo a mi paso. Dejo el apartamento y enfilo las escaleras en direccion descendente, y ahi me doy cuenta que no ando muy cristiano que digamos. Doy varios tumbos contra las paredes y se me nubla la vista por momentos. Que malo es el no dormir. Una vez en el exterior, comienzo mi caminata sobre la arena en direccion a Grecia (aunque llegar hasta la nacion helenica quiza me llevaria varias jornadas), pero mi situacion vital no mejora en absoluto. Estoy literalmente hecho polvo. Voy arrastrando los pies y sudando la gota gorda a pesar de la agradable brisa marina. Incluso los ojos se me cierran por momentos y a ratos siento que me quedo sin respiracion. Si que estoy jodido, si.
De pronto mis pies no dan mas de si y me quedo clavado en la arena. Estoy totalmente sin fuerzas. Justo a mi izquierda tengo la terracita de un hotel muy pijo y no puedo mas que echarme sobre una de las sillas completamente desvencijado. Un camata muy educado y trajeado aparece no se muy bien de donde y me pregunta que voy a tomar. Pues ponme un triple expresso, a ver si consigo despertarme de una vez, porque si no aun me pondre a roncar en mitad de la playa. Y resulta que este cafe si que me sienta medianamente bien. Supongo que porque ya no tengo nada en el cuerpo y la cafeina ha caido directa en mi organismo cual granada de mano sobre las trincheras enemigas. Me siento mejor. Reemprendamos el paseo.
Las sensaciones ahora son positivas, sin duda, hasta el punto de que tras cinco minutos mas de caminata, lo que me empieza a entrar es una sed etilica de gran intesidad. Pues ya sabemos la solucion, paro en uno de los garitos que hay sobre la playa y me casco la primera cervecita del dia. Joder, que bien que me ha entrado. Un rapido vistazo a la larguisima playa me hace darme cuenta de que ya he caminado bastante por hoy, sobre todo porque despues de la primera chela ya empiezo a pensar que quiza otro tipo de actividades pueden ser mucho mas interesantes que seguir ejercitando las piernas. Media vuelta y a parar en la primera tienda que me encuentre. Una al azar donde, por cierto, hay una muy buena variedad de cervezas de la zona. Hago acopio y vuelvo cargadisimo con dos bolsas hacia el apartamento. La temperatura ha subido hasta los veinte grados y, con la abrasadora bola amarilla sobre mi cabeza, ahora si que estoy sudando como un autentico verraco. Pero pronto le voy a poner remedio a eso, ya lo creo que si.
Debe de ser ya cerca del mediodia y empiezo mi recital etilico en el balconcito. Buenas vistas, refrigerios a mansalva y hasta un sandwich que me hago en un momento dado para que no todo sea liquido en mi cuerpo. Menudo dia de puta madre que me estoy pegando, ahora si. Hasta el punto de que las horas pasan y no voy a dejar el balcon hasta que el sol desaparece y la noche hace acto de aparicion. Joder, que colocon mas guapo que llevo. Pero digo yo que sera hora de salir por ahi a cenar algo, si eso. Mas que nada por conocer algo mas que el balcon y la playa. Asi que intento levantarme de mi posicion medio tumbado en una silla en el balcon, pero con la cogorza no acabo de pillar bien la vertical y al final acabo de bruces en el suelo. Cambio de planes. Casi que mejor me quedo en el apartamento y me cocino algunas de las viandas que compre en la tienda esta mañana (no todo fueron chelas). Si eso lo de visitar otros lugares ya lo dejamos para otro dia, que al fin y al cabo voy a estar aqui toda una semana.
Son ya casi las siete de la noche y finalmente consigo hacerme unos tortelloni de bacon y unas salchichas tipo aleman que me van a servir como unica comida en toda la jornada (si exceptuamos el mini-sandwich del mediodia). Me quedo realmente saciado. Y lo peor de tener el estomago tan lleno es que no me caben mas cervezas. Y lo cierto es que aun es pronto para levantar la bandera blanca y pedir tregua. Pues mira, casi que me bajo al badulaque de ayer y me pillo otra botella de vino albanes, que el de ayer estaba cojonudo, y el caldo enologico es algo que siempre entra en el cuerpo. Dicho y hecho, botella al canto y a seguir la fiesta. Prendo la television en mi canal preferido, video-clips ochenteros, y me apalanco en el sofa a cascarme el vino hasta caer rendido. Creo que incluso aun le meti bocado a algunos restos de los tortelloni a ultima hora, pero de eso, sinceramente, ya no me acuerdo muy bien. Y llegada la medianoche, a la cama. Hora de caer rendido y ver que tal duermo esta noche.