Analicemos tan sólo un par de las curiosas medidas que ayer anunciaba el mancebo monclovita de cara a canalizar el ahorro del español medio. Quiere reducir las velocidades máximas permitidas para los automóviles hasta en un 20%. Esto lleva a resultados tan aberrantes como que en autopistas de circunvalación de cuatro carriles, no se puedan sobrepasar los 70km/h. No voy a decir más, el que conduzca de forma habitual, ya sabe lo que eso significa. Pero ya que se menciona con tanto desparpajo y a bombo y platillo el tema del ahorro, vamos a ver cuánto consume un coche a esa velocidad. De pasar de un consumo mínimo a 100 o 120km/h, pasamos a realizar una conducción por ciudad, esto es, jugando con el cambio de marchas, que por cierto también se deteriora, y obligando al coche a chupar combustible cada vez que reducimos o aceleramos. El consumo se puede disparar al doble, bien Sebastián bien, seguro que el que te asesora es otro de tu pandilla, porque majo, es que ni adrede se hace peor. Y eso sin comentar el peligro que supone tener vehículos circulando a esas velocidades por ese tipo de vías. Absolutamente todos los expertos consultados están de acuerdo en un incremento importante de los accidentes y las colisiones. ¡Qué listos sois, nacionalsociatas!
Y ahora me meto en otra de mis preferidas. Cierta medida que aboga por que en 2014 en España haya ya un millón de coches eléctricos o híbridos. Para ahorrar carburante y contaminar menos, dice el menda, espera y verás. En primer lugar estos coches eléctricos a los que se refiere la furcia Sebastián tienen una autonomía que no llega ni a los 100km. Y para más guasa, podemos estar varias horas para recargarlos antes de volver a ponernos en marcha. Por si fuera poco, resulta que estos vehículos utilizan como combustible generador el litio, un elemento bastante más caro que los actuales carburantes y que encima tiene un riesgo más que aberrante de inflamación. Pero no voy a parar ahí, y es que otro de los grandes inconvenientes de estos cacharros es que sus baterías son altamente contaminantes a la hora de deshacerse de ellas, especialmente de cara al medioambiente que tanto gusta a estos progretas anormales. Así que, de fábula, nazisociatas de los cojones, coches que cuestan más, con un combustible más caro, sin autonomía, más contaminantes y que además aún no cuentan con infraestructuras para su repostaje (y no creo que instalarlas cueste dos pesetas). Aquí tenemos los vehículos del futuro, progres de mierda. De verdad, estos tíos son GILIPOLLAS PROFUNDOS, pero con todas las letras, y si pudieran ser más imbéciles aún, lo serían. Qué asco.