martes, 14 de octubre de 2025

Bajo Aragon 2. El compromiso casposo

Cuatro de la madrugada y abro un ojo. ¿Que cojones pasa aqui? Todas las luces encendidas y yo vestido sobre la cama sin ni siquiera deshacerla. Levanto ligeramente la cabeza y veo restos de cervezas y platos sucios por todas partes. Intento incorporarme pero todo me da vueltas y de pronto un terrible dolor intestinal comienza a azotarme. Medio a gatas, medio apoyandome en las paredes, entre una autentica neblina provocada por unos ojos que apenas si pueden abrirse, alcanzo la taza de vaciado y alli descargo agua marron a puro chorro. Tal y como salgo del excusado, me encuentro con el joven desparramado sobre su cama exactamente en la misma posicion que yo estaba, y tambien, todas las luces de su habitacion completamente encendidas. Pues las mias las apago, las suyas no, que ya es mayorcito y ya le tocara en breve tener el mismo despertar y hacer la misma ruta que yo acabo de acometer. Conclusion de todo esto: anoche nos pasamos pero a base de bien y directamente, en un momento dado, nos derrumbamos sobre las camas.

Las siguientes horas a oscuras suponen la tipica tortura del que esta muy jodido, necesita descansar, pero no puede dormir de ninguna de las maneras. Todas las posiciones me incomodan, dolores de toda indole me acechan, el cerebro parece que se me salga del craneo... A eso de las ocho creo que consigo conciliar un mini-sueño de media hora. Pero de pronto empiezo a escuchar una tos tisica y la cisterna del cagadero nuevamente en funcionamiento. Parece que ha llegado el momento de que el joven tambien lo pase mal. En un mal giro en la cama intentando cazar algo mas de sueño, noto un retortijon y tengo la sensacion de que va a empezar mi segunda sesion de vaciado. Y de pronto oigo correr el agua de la ducha. Me cago en el puto joven. O mejor dicho, me cago encima. Va, echate el agua rapidito. Por fin. Tal y como mi compañero sale de su remojado matutino, y sin decir ni buenos dias, entro yo como una flecha, cierro la puerta y me siento. Y hale, mas mierda liquida.

Al salir de esta segunda sesion, todavia absolutamente destruido tanto fisica como mentalmente, me veo al joven de pie en la cocina protestando porque ayer nos jalamos toda la comida y el queria desayunar algo. Joder, como para que me hablen de papeo estoy yo. Me siento en la cama y el tipo me empieza a taladrar con que hoy es la jornada para ir a ver cosas y que hay que acercarse a Caspe y tal y cual. Y mi chola a punto de estallar. Y yo deseando quedarme tirado en la cama durante horas y horas y, por supuesto, seguir cagando, que fijo que aun no he terminado con ese tema. Pero venga, va, nos haremos el animo. Al fin y al cabo el unico dia completo que tenemos es hoy y no lo vamos a desperdiciar. Aunque seguro que de aqui a un rato ya me apetece una cervecita.

Lo que podemos hacer, y ya que el joven continua insistiendo con tema de menear el bigote, es acercarnos al restaurante ese del pueblo que vimos ayer. "Mirador", ya sabeis el lugar donde no habia ni comida ni carta. Quiza mi compañero de viaje tenga suerte y pueda comer algo, pero lo que es seguro es que yo me podre tomar un cafe bien cargado, porque al menos cafetera si que habia en el local. Asi que, y tras otra sesion de vaciado intestinal (para que no me pille en pleno paseo) y una breve ducha, nos decidimos a recorrer el par de calles que nos separan del pseudo-restaurant. Dia claro y soleado, para poder finalmente ver este pueblecillo de Chiprana a plena luz del dia. La iglesia del entierro de ayer esta abierta, asi que aprovechamos para colarnos, aunque para mi decepcion ya se llevaron el ataud. Aun asi, el sitio no decepciona, ya que nos encontramos con el sacerdote, el cual nos cuenta un poco de la historia del lugar y que fue atacado durante la Guerra Civil Española y demas zarandajas. Vale, y ahora al bar.

Un par de calles descendentes nos llevan al "Mirador", donde apenas hay un par de parroquianos a chelazo limpio y unas viejas en la terraza haciendose sus cafenitos. El joven pregunta por el papeo y, casi con desden, le dicen que le pueden hacer un bocadillo. "¿Pero de que?". "De lo que quieras". "Ya, pero, ¿que hay?". "Lo que quieras". Un menu muy explicito sin duda. Al final, el sufrido joven consigue un entrepan de salchichas con bacon que califica como "regular", mientras yo me pido un cafe bien largo y un refresco de cola. Sobredosis de cafeina para ver si consigo despertarme de una puta vez, porque todavia me retumba la cabeza. De vuelta al alojamiento aun conseguimos ver un par de puntos interesantes mas en el pueblo, como el ayuntamiento (una casa verde cutre), unas ruinas romanas reconstruidas con cemento y hormigon, y la maravillosa caseta de la Tourist Info, que mas bien se asemeja a una cabina de telefonos ubicada en mitad de un cruce de calles.

El paso por el apartamento es menester para una nueva sesion de vaciado. El puto cafe cargado nunca falla para esto. Pero lo cierto es que ahora, ya por fin, me siento bastante renovado. En marcha hacia Caspe. Nos subimos al automovil y en poco mas de cinco minutos ya estamos aparcando junto a la estacion de ferrocarril de la localidad. La idea del joven es iniciar la ruta desde aqui, parte mas norte de la villa, y darnos un pateo cruzando todo el centro hasta llegar a la zona del Castillo del Compromiso, que intuimos debe de ser lo mas interesante de toda la poblacion. Tras un par de vias anchas que parecen de circunvalacion, nos metemos por una calle ya algo mas estrecha y en apenas unos pasos salimos a la Plaza de España, corazon de la poblacion y donde se encuentra el ayuntamiento. Aqui hay vidilla, terracitas, lugareños haciendose sus piscolabis. Pero sigamos por ahi, por donde la señal indica "Plaza del Compromiso". Y es que estamos muy comprometidos con nuestro cometido.

"Que sed que tengo", lanza de pronto el joven mientras estamos subiendo por la Calle Mayor, otra de estas tipicas vias peatonales llenas de terracitas y gente metiendose jarrillos etilicos. Venga, pues hagamos una paradita de avituallamiento, que yo tambien empiezo a tener la boca seca y ya, pasado el mediodia, comienza a apetecer una cervecita. Pero tampoco nos encantamos. Nuestro compromiso con Caspe es firme y queremos ver el castillo. Y es asi como en apenas un salto nos plantamos en la Plaza del Compromiso y ante nosotros aparece una tremenda iglesia, que ya forma parte del complejo del castillo en si, y en la cual estan celebrando una pomposa boda. Si es que en esta localidad todo el mundo se compromete.

Como tenemos mas cara que espalda, nos colamos en la iglesia en plena celebracion matrimonial, yo incluso camara de video en mano. El templo es muy bonito y todo lo que quieras, pero es que a mi al final todos estos sitios me parecen iguales, cruces, santos, Cristos, Virgenes, confesionarios, bancos, gente rezando... Y yo quiero ver el castillo. Asi que salimos del sacro lugar y lo buscamos. Pero lo unico que vamos encontrando son rejas y cancelas que en todo momento nos aparecen cerradas y no nos permiten el paso. Si, el castillo esta ahi, delante de nosotros, pero no hay manera de acceder, ni siquiera a verlo por fuera desde medianamente cerca. Damos toda la vuelta al complejo e incluso bajamos por una pista que casi nos saca del pueblo y nada. Que deben de estar en obras o reformandolo o vete a saber, pero el caso es que no se puede entrar. Pues nada, un par de fotos en la distancia y a subir por unos callejones que el joven piensa que pueden ser interesantes porque parecen "la parte vieja".

Vieja no, vetusta. O mas bien derruida. Callejuelas estrechas, minusculas, con edificios que practicamente se caen unos sobre otros. Esto parece Gaza despues de un puto bombardeo. Y lo peor de todo es que el joven me indica que "aqui se encuentra la juderia", que descubrimos que es basicamente una mini-plaza con una estrella de David pintada en el suelo. Y que, para mas guasa, se encuentra llena de niños musulmanes correteando y jugandose un partidillo de futbol. Lo dicho, hemos pasado un portal temporal y estamos en plena Palestina. Por suerte, tras diez minutos de callejear por esta zona de guerra, finalmente encontramos el portal de vuelta a la Peninsula Iberica y volvemos a aparecer en la plaza del ayuntamiento. Si, donde las terracitas. Pues vamos a hacernos una chela.

Nuestro ultimo punto a visitar en Caspe es la Torre de Salamanca, un fuerte de telegrafia construido sobre una colina de la parte sur de la villa durante la Tercera Guerra Carlista y que, sinceramente, es de lo que mas me gusta de todo lo visto en el dia de hoy. Y como ya no queda mucho mas que hacer y segun el joven "la gente de Caspe es muy fea", pues vamos a comer algo y nos volvemos para Chiprana a pasar la tarde noche, que aun nos quedan chelas de ayer y no todo va a ser pasear por la comprometida y casposa localidad en la que estamos. Ah, lo de la gente fea... Bueno, en realidad no le falta razon al joven. La verdad es que hemos visto cada careto en este sitio... Entre eso y el barrio derruido... Hay que ver la importancia historica del lugar y a que ha quedado reducido. Que mal le ha sentado el paso de los años a Caspe, ciertamente.

Para rematar nuestra experiencia pesadillesca en el Caspe mas casposo, nos cuesta bastante encontrar un lugar donde menear el bigote y, cuando por fin lo conseguimos, la experiencia no va a ser nada grata. Un bar al azar donde un chino joven nos sirve unas cervezas y nos ofrece un menu de tapas donde absolutamente todos los platos estan escritos con faltas de ortografia. Pero lo peor no es lo ortografico sino lo gastronomico. Las patatas bravas, congeladas, son incomibles despues de tres minutos. Putas piedras. Los calamares son de estos de bolsa que compras en el supermercado, y ademas intuyo que la marca mas barata. Y las costillitas de cerdo apenas si tienen carne ya que son un simple cumulo de grasa. Peor que asqueroso. No nos podemos acabar ninguno de los tres platos. Oye, joven, ¿y si vamos a un supermercado que hay en esta misma calle y nos pillamos mas chelas para esta noche? Ya se que aun quedan bastantes pero como nos tenemos que quitar el sabor de esto... Pues vale, supermercado y mas cervezas. Y de vuelta a Chiprana.

Cuando llegamos a nuestro eterno pueblecito, aun son las cinco de la tarde y, obviamente, no vamos a encerrarnos en el alojamiento a beber como animales ya mismo. Mas que nada porque conozco de que va el tema y se que nos vamos a engorilar y a las diez de la noche me veo sin reservas. Nos vamos de bares, asi al menos vemos caras, que por muy feas que sean nunca podran superar a las "dificiles de mirar" de Caspe. El restaurante del menu inexistente esta cerrado pero por suerte Las Piscinas esta abierto y con un cierto ambientillo. Asi que toca pedir chelas, sentarnos en la terracita y recrearnos con las vistas al Polideportivo Loquillo. No es broma, ese es el nombre. Parece ser que la familia de este cantante español provenia de esta poblacion y de ahi el homenaje. Incluso, por lo visto, el propio Loquillo vino a inaugurarlo en su momento. De lo que se entera uno viajando por el mundo.

Al final cae la tarde y llega la noche, y nosotros nos hemos metido cinco rondas de cervezas. O sea, diez cervezas entre los dos. Pero por alguna extraña razon el tipo del bar nos cobra solo cinco cervezas. Este tio no sacaba buenas notas en matematicas, eso seguro. Pero vamos, que nosotros por eso no vamos a discutir. Y menos teniendo en cuenta que ya empezamos a ir entonados, y menos aun pensando en todas las chelas que nos estan esperando en nuestro querido apartamento. Pues no las hagamos esperar mas. Y de esta manera comienza una nueva sesion etilico-gastronomica (tambien hoy hemos vuelto a comprar algo de carnaza y fiambre para acompañar la cebada liquida). Como hoy ya veniamos bastante mas cargados que el dia anterior, intuyo que la sesion se nos va a hacer mas corta. Pero lo que esta claro es que nuevamente en un momento dado de la noche vamos a perder completamente los papeles y se va a producir una enorme lagura en nuestros recuerdos. Asi que ya veremos como nos despertamos mañana.

lunes, 13 de octubre de 2025

Bajo Aragon 1. El camarero de las gafas

En 1412 la Corona de Aragon perdia a su monarca, Martin el Humano, muerto sin dejar ningun heredero al trono. Ante esta tesitura, representantes de los reinos de Aragon y Valencia y el principado de Cataluña, todos ellos integrantes de la Corona, deciden reunirse en busca de un candidato que tome el puesto de nuevo rey. Esta reunion se produce en la localidad aragonesa de Caspe, y con el tiempo pasara a conocerse como el Compromiso de Caspe. Del cual, por cierto, finalmente salio elegido como nuevo monarca Fernando de Antequera, que de inmediato paso a convertirse en Fernando I de Aragon. ¿Y a que cojones viene ahora esta mini-clase de Historia de España? Pues el caso es que si uno ve una oferta bastante buena de un alojamiento cerca de la localidad en cuestion y tiene un par de dias libres, es dificilmente evitable el visitar un lugar tan supuestamente historico y, de paso, darse un garbeo por unos cuantos pueblecillos mas de los alrededores.

Y es de esta manera como comienza esta pequeña aventura de tres dias por la zona conocida como el Bajo Aragon, donde obviamente esta localizada la comprometida y susodicha localidad de Caspe. Durante dos noches nos alojaremos en un coqueto apartamento de un pequeño pueblo a apenas cinco kilometros de la villa protagonista, de nombre Chiprana, que pronto descubriremos que tambien tiene sus propios encantos, y que se encuentra perfectamente ubicada en la misma vera del gran rio Ebro. Y si, dije "nos alojaremos", en plural. Y es que en esta ocasion nos traemos a otro de esos fantasticos compañeros de viaje, con los que siempre digo que es un peligro irse de aventuras, porque cuando uno no va por ahi solo no sabe muy bien a lo que atenerse, pero con el cual ya tenemos alguna experiencia turistica pasada. Y bastante excesiva, por cierto. Recordemos un viaje titulado "Muerte en Dublin". Por supuesto me estoy refiriendo a nuestro querido colega "el joven".

Y aqui comienza todo. El joven finaliza su jornada laboral a las tres y media de la tarde, y tan solo unos pocos minutos mas tarde ya le estoy recogiendo con mi automovil en la puerta de Chang (de este establecimiento ya hablaremos otro dia, que tambien tiene tela). Algo mas de tres horas de ruta y ya un pack entero de cervezas en el maletero. Equipaje no, pero mamoneo que no falte. Empezamos bien. Y lo cierto es que la ruta se hace amena e incluso mas rapida de lo que pensabamos en un principio. Hasta el punto de que cuando apenas estamos a una media hora de destino veo que vamos con una hora de antelacion sobre el horario previsto. No interesa llegar demasiado temprano porque la señora que nos tiene que dar las llaves del apartamento no esta disponible hasta las siete y media, y tampoco es cuestion de quedarse plantados en la puerta esperando. Asi que, bueno, pues hacemos una paradita y nos tomamos la primera chelita del dia, ¿no, joven? "Claro, claro. Vamos a buscar un bar de carretera". Mira, ahi, Hostal Las Ventas, justo al lado de la misma carretera, no tenemos ni que desviarnos de la ruta... Y empieza el show.

Nada mas abrir la puerta y penetrar en el local, vemos a un tipejo rarisimo detras de la barra. Gafas de culo de vaso, cara de sapo, medio calvo por la coronilla... y pegando alaridos como si no hubiera un mañana. ¿Que cojones le pasa a ese tio? Incluso el joven me sugiere que lo mas seguro es que tenga una tara mental, porque habla como el tipico retrasado que no hace mas que pegar alaridos y decir frases inconexas sin sentido. Ademas con un deje muy raro, como si efectivamente tuviera unas cuantas neuronas defectuosas. Bueno, que mas da. Nosotros a lo nuestro. Tu, tio raro, pon dos cervezas, anda. "¿Cervezaaaaa? Aaaaaah", comienza a gritar a lo loco el tipo como si solo mencionar esa palabra le activara un resorte de felicidad descontrolada. "Es que aun voy contento de ayeeeer", continua berreando el chalado mientras muestra su perturbada sonrisa carente de varias piezas dentales. Joder, donde nos hemos metido.

Seguramente el camata este es, tal y como observa el joven, medio subnormal, pero es que ademas esta claro que va pasadisimo de todo. Y no creo que sea tema del dia anterior, porque ya son casi las siete de la tarde y este va en su punto algido. "¿Cervezaaaaa? Aaaaaaah", vuelve a berrear ante un viejo que le pide tambien una de jugo de cebada. "Y estas dos mas por cortesia de la casaaaaa", y el tipo se vuelve a girar hacia nosotros y nos pone dos chelas mas que ni hemos pedido. "Invito yoooo, aaaaah". Obviamente no rechazamos la invitacion y nos ponemos manos a la obra con la segunda ronda. Y ya que ha sido tan amable, yo le intento dar algo de conversacion hablandole sobre una bufanda futbolera que tiene colgada de la pared. CF Valdealgorfa, el pueblo donde esta ubicado este curioso bar de carretera, logicamente. "¿Van de verde y blanco?", pregunto yo. "Y yo voy de negrooooo, aaaaah", responde nuestro entrañable anfitrion, que continua con su verborrea a alaridos sin que nadie ya le pregunte nada mas. "Yo siempre que me voy de juerga le digo a mi mujer a donde voy, eso si, cuando voy a los sitios de lucecitas de colores no se lo digo, aaaaaah"...

Finalmente el joven me indica que es mejor que nos bebamos estas rapidito y nos vayamos cuanto antes, porque tal y como se esta exhacerbando este tio, todo sea que acabemos bastante mal, ya que es capaz de seguir poniendonos rondas gratis y luego llevarnos por ahi de lucecitas de colores. Vale, va, salgamos del Hostal Las Ventas de los horrores y subamos al coche. Pero el caso es que ya fuera en el parking, y junto a la carretera donde pasan constantemente ruidosos automoviles, seguimos oyendo los berridos del puto chalado de las gafas. El joven se echa las manos a la cabeza porque, bien pensado, esta ha sido la primera parada de todo el viaje y, si ya hemos empezado con semejante tarado, ¿que sera lo proximo? ¿Estara todo el mundo igual de perturbado por estos lares? Pues bueno, ya os anticipo que el resto de gente con la que vamos a tratar hoy tampoco va a ser demasiado normal.

Llegamos a Chiprana. Tipico pueblecito que esta en varias alturas porque esta construido en la ladera de una pequeña colina. Bastante bonito y tipico, pero desierto. No vemos un alma por las dos o tres calles que recorremos hasta llegar al alojamiento. Y de pronto aparece la propietaria del apartamento. Señora de unos sesenta años de aspecto mas o menos normal pero con la cara larga de tristeza hasta el suelo. Joder, ni que viniera de un entierro. "Hola, acabo de salir de un entierro", nos espeta con voz grave y de duelo. ¿Se le ha muerto el marido o que? Porque vaya cara... "Todo el pueblo esta en la iglesia, en el entierro". Ya, vale, vale, que es todo muy triste, pero denos ya las putas llaves que tenemos ahi una caja de chelas y queremos empezar la fiesta. Y anime esa cara, señora. O mejor aun, vayase al Hostal Las Ventas y vera la fiestita que tiene alli montada el camata.

En fin, que ya estamos alojados. Pero una caja de cervezas para los dos para toda la noche... no lo veo claro. Mira, seguro que la tienda del pueblo aun esta abierta que no son ni las ocho. Vamos a aprovisionar antes de que sea tarde y luego si eso ya investigamos porque seguro que tambien hay algun bar. Dicho y hecho. Salimos pueblo abajo a todo correr a por nuestras viandas y, curiosamente, ahora si, nos cruzamos con todos los putos habitantes del lugar, que estan saliendo en tropel de la iglesia. En una de estas, se me ocurre que podriamos entrar a ver el ataud y presentar nuestros respetos al fiambre, pero la cara de sed etilica del joven hace que ni siquiera se lo plantee. El tipo va absolutamente desesperado en su caza de mas latas de cerveza, que por supuesto complementamos con algo de carne y fiambre para ir picando mientras nos chuzamos. No todo va a ser liquido.

Con todas las provisiones ya a buen recaudo, es hora de salir a investigar el tema de los bares. Pronto nos damos cuenta de que solo hay dos. Uno junto a la piscina y polideportivo municipal, muy habilmente llamado "Las Piscinas" y luego un supuesto restaurante llamado "Mirador", nombre que viene dado, supongo, porque justo al lado hay un mirador con una muy bonita vista al rio Ebro. Y digo lo de supuesto restaurante porque no vemos que alli se sirva ningun tipo de comida ni que haya carta ni nada por el estilo. Pero bueno, en la puerta pone restaurante. Quiza mañana intentemos comer algo y a ver que nos dicen. Y a todo esto, que la noche ya cae sobre la villa y nosotros nos hacemos un par de rondas en cada uno de los susodichos abrevaderos. Que no decaiga.

Ya completamente a oscuras, la siguiente actividad va a ser pasear un poco hasta la rotonda de entrada al pueblo, donde hay un extraño monumento que es una carreta y debajo el nombre Chiprana resaltado con lucecitas de colores. Esperate que no fueran estas luces a las que se refiriera el tarado de Las Ventas. Y nosotros pensando mal de el. Pobrecito. Y bueno, que entre la oscuridad y que el pueblo no da mucho mas de si, pues casi que mejor nos retiramos ya y empezamos a dar cuenta de las chelas que hemos comprado, ¿no? Pues ahi que vamos. Carnaza en la sarten, picoteo y a abrir y vaciar una cervecita tras otra. Y mas, y mas, y mas...

En una de estas, y ya bastante cocidos, se me ocurre la idea de buscar el Hostal Las Ventas en Google Maps. A ver si alguien ha dejado alguna review advirtiendo del chalado, que quiza debimos haber leido antes de entrar al lugar. ¿Una? Je, el tio es el puto protagonista de todas las reviews. El camarero de las gafas tal, el camarero de las gafas cual... Eso si, practicamente todas dejan una sola estrella y se quejan de la cantidad de mierda del baño y lo surrealista y cutre del local en si. Vamos, que acertamos de pleno. En fin, por suerte ahora ya estamos bien surtidos de chela para toda la noche y no deberiamos de tener ningun sobresalto mas hasta que mañana por la mañana nos despertemos con una buena resaca. ¿O quiza si?

miércoles, 1 de octubre de 2025

Andorra interrupta. Dia 2

Unos tremendos alaridos provenientes de mi flanco derecho me despiertan sin remision. Tengo los parpados pegados y un dolor de cabeza que no presume nada bueno para esta nueva jornada que recien se inicia. Miro el reloj y son las nueve de la mañana. O sea que, basicamente, y tras la aventurita de anoche, apenas si he dormido dos horas. Y no ha sido un sueño nada reconfortante. Los berridos que escucho provienen del balcon y no podrian corresponder a nadie mas que al jodido destarifado. El tipo esta hablando por el movil a grito pelado con la gente de su compañia de seguros al respecto de su automovil recien averiado. Pero alguien deberia de explicarle a este energumeno que cuando uno utiliza un telefono, por muy lejos que se encuentre el interlocutor, no hay ninguna necesidad de levantar la voz hasta semejante extremo. Precisamente ese cacharro se invento para poder hablar a distancia como si el individuo al otro extremo de la linea estuviera justo a tu lado.

De donde no hay no se puede sacar. Pero lo que si que saco es una buena cantidad de agua de una garrafa que Toni ha dejado muy amablemente cerca de mi catre. Es evidente que el tio sabe que despues de una buena noche de carallada hay que rehidratarse lo mas posible. Me debo de beber mas de dos litros de agua en los siguientes treinta minutos, y aun asi continuo hecho una completa piltrafa. Lo que yo no se es de donde saca tanta puta energia el destarifado, especialmente teniendo en cuenta en que condiciones iba anoche y mas aun sabiendo que ya lleva, al menos, dos noches seguidas al mismo ritmito etilico. Supongo que quien no tiene neuronas no padece resaca, asi de facil.

Toni aparece tambien desde su habitacion con un aspecto relativamente fresco. Aunque imagino que se habra despertado, al igual que yo, al son de los alaridos del jodido destarifado. Despues de cruzar un par de palabras con mi anfitrion, y agradecerle especialmente el asunto de la salvadora garrafa de agua, el chalado del balcon finalmente cesa en su delirante conversacion telefonica y hace tambien acto de aparicion junto a nosotros. Y nos explica cual es la situacion. Al parecer la grua ya se ha llevado el coche a un primer taller para que lo evaluen, pero la cosa parece bastante jodida. Vamos, que no se va a poder utilizar ese vehiculo en un largo tiempo. Y nosotros aqui estamos, tirados en Andorra, con un Toni al que se le empieza a torcer el gesto porque ya se esta viendo que nos quedamos en su apartamento dos semanas, y yo con un dolor de chola tal que no me apetece calibrar ninguna de las posibles opciones para realizar el viaje de regreso.

Pero no nos debemos de preocupar. Por una vez, la conversacion telefonica del destarifado ha conseguido surtir efecto y parece ser que la gente del seguro ya se ha ocupado de todo. De aqui a unas tres horas un taxista vendra a recogernos y nos llevara a donde le indiquemos, por muy lejos que el destino este. Todo por cortesia de la compañia aseguradora, por supuesto. A ver, son buenas noticias, desde luego. Al menos haremos el viaje de vuelta comodos en un coche y, especialmente, me alegra saber que el conductor no va a ser el tarado del desta. Claro que, mirandolo bien, al final nuestro viaje a Andorra ha quedado reducido de las dos jornadas y media inicialmente planeadas, a simplemente una noche de desparrame y una mañana de resaca. Lo dicho, Andorra interrupta. Tendremos que resignarnos.

Toni sugiere que aprovechemos lo poco de mañana que nos queda hasta que llegue el taxista en cuestion a recogernos. Un paseo por el valle, que tiene unas vistas cojonudas, y un par de cafes en algun garito. Lo segundo seguro que me sienta bien, porque los ojos me pesan como rocas de cien kilos, pero lo del paseito no se yo. Veremos como va respondiendo el cuerpo. El caso es que finalmente todos obedecemos a Toni y salimos a la calle a iniciar el paseo con una temperatura muy agradable y un sol que a ratos calienta incluso mas de lo deseable. Especialmente para aquellos que sufrimos de una terrible resaca y un sopor que nos da ganas de tumbarnos en la hierba de las cunetas a cada cincuenta metros recorridos.

Tras algo mas de una hora de paseo, finalmente paramos a hacernos el mas que merecido cafe, el cual acompaño con una botella de agua a pesar de la insistente cantinela del destarifado de que pidamos las primeras cervecitas del dia. "Es que hoy no tengo que conducir", dice el tio con los ojos iluminados ya pensando en una nueva sesion etilica. Claro, hijo de puta, como si el conducir fuera impedimento para ti para ponerte como una cuba. Manda huevos. El caso es que al final, en este primer refrigerio del dia, y muy extrañamente, nadie consume nada de alcohol. Pero ya os podeis imaginar que la calma y la sobriedad no van a durar mucho.

El taxista llama e indica que va a aparecer en aproximadamente una hora, asi que tenemos que marcarle un punto de recogida. Y a Toni no se le ocurre mejor lugar que el restaurant donde anoche comenzo la gran hecatombe, el famoso Manacor. "Es que hay un parking grande y asi el taxista puede aparcar". Ya, pero tambien justo al lado hay una tienda de licores y un par de bares que hacen que el destarifado pierda absolutamente la cabeza y se lance como un loco a por las botellas de single malt que se pueden observar a traves del escaparate. Media puta hora dando vueltas entre botellas y botellas y botellas para que este jodido esperpento con patas haga su obligada compra andorrana. Basicamente mamoneo de alta graduacion.

Pero aun quedan unos cuantos minutos para que aparezca el taxista. Y junto a la tienda etilica hay dos bares. Malo. El desta dice que no esta aqui para perder el tiempo e ignora las indicaciones que le hacemos Toni y yo al respecto de que nuestra taxi ya esta a punto de aparecer y deberiamos esperarlo en el parking. El tio no nos oye. Ya esta dentro. Y de pronto su cabeza vuelve a aparecer por la puerta gritando que entremos de una puta vez, que ya ha pedido tres cervezas y no se van a quedar en la barra. Y yo cuando entro me veo ante mi una jarra de medio litro que me veo que se me va a salir por las orejas. Y apenas si nos quedan unos pocos minutos para que llegue nuestro transporte. Toni y yo ni nos sentamos, a pesar de que el desta si que se repantiga en un sofa a cascarse su preciado jugo de cebada. Agarro mi jarra y tras darle un sorbo me doy cuenta de que efectivamente no me entra ni por asomo. Y de pronto suena el telefono. El taxista. Y las cervezas enteras. Pues ahi se van a quedar.

Bueno, no todas. Yo directamente dejo la jarra tal cual sobre la mesa, pero Toni aun se bebe media en un par de tragos rapidos. Y obviamente el destarifado no quiere perder ni un centimo de su dinero invertido. De un violentisimo trago se mete su medio litro esofago abajo y tras reiterar un par de veces su habitual cantinela sobre lo flojos y maricones que somos, sale finalmente al encuentro del taxista. Que alli esta, impasible, esperandonos de pie junto a un inmaculado Mercedes de color azul, ya abriendo las puertas para que sus clientes se acomoden e inicien este fantastico viaje de retorno ofrecido por cortesia de la compañia aseguradora.

Pero oye, ¿que puta clase de taxista es este? A medida que me acerco me doy cuenta de que el tipo apenas si puede andar, va medio encorvado y debe de tener casi ochenta tacos. Joder, es que no podiamos tener ni siquiera un final de viaje normal. Nos despedimos de Toni, el cual tambien muestra en su rostro un cierto espanto al examinar a fondo a nuestro conductor, y nos emplazamos hasta una nueva ocasion en la cual, ojala, no acontezcan tantos percances como en esta. El desta se sienta en la parte delantera junto al anciano y, con la media borrachera que ya esta pillando, comienza a darle chachara. Yo, por mi parte, hasta los cojones de todas las sorpresitas que esta aventura andorrana nos esta deparando, directamente me lanzo en el asiento de atras y clavo las narices en mi celular para no ver nada de lo que pueda acontecer en las proximas cinco horas.

Como el viejo y el desta no parar de charrar en todo el trayecto, nos enteramos de que el tipo efectivamente tiene ochenta años, se jubilo hace ya tres lustros, pero aun asi sigue haciendo estos trayectos de larga distancia para sacarse un dinerillo extra. Entre 300 y 500 euros por viaje. Joder, pues como se haga uno a diario... Eso si, el hijo de puta resulta que conduce como un suicida, no baja de 160km/h ni por las carreteras de montaña mas cutres, y encima no para de insultar al resto de conductores por ir mas lentos que el, llamandoles "viejos" y "abuelos" a cada dos por tres. Absolutamente surrealista.

Para rematar la faena, a mitad de camino el viejo pregunta si no tenemos sed para hacer una paradita. "Nos podemos tomar una cervecita para refrescarnos", suelta el menda. Y al destarifado, como no podria ser de otra manera, se le abren los ojos como a un aguila en busca de su presa. No me jodas, ¿mas cerveza? Si yo no puedo ni con el peso de mi cabeza. Pues si, al final paramos y el viejo y el destarifado se hacen su jodida cerveza. Yo me pido un refresco de cola y no puedo ni acabarmelo de lo hecho polvo que estoy. Y cuando me creo que por fin vamos a reemprender la marcha porque estos dos ya han acabado con su bebercio, ocurre lo que tenia que ocurrir. "Tengo hambre". El puto destarifado. Y hale, a aguantar que se meta su bocadillo de tortilla. Eso si, menos mal que esta vez no ha pedido "mesa y mantel".

A las seis y pico de la tarde llegamos a nuestro destino y yo simplemente le digo al viejo-taxista que me deje a un par de calles de mi actual residencia. Necesito caminar un poco para aclarar las ideas y que me de el aire en la cara tras semejante experiencia. Y para mi sorpresa el destarifado no hace ni ademan de bajarse del automovil. Ahi estoy yo fuera del Mercedes esperando a que baje, pero el tio simplemente baja la ventanilla y me dice que ya nos veremos mañana, que ahora se va con el anciano a tomar algo antes de que nuestro conductor inicie el camino de regreso a casa. ¿Pues sabeis que? Por mi como si os volveis a Andorra y vais de aqui alli parando en todos los bares que veais. Yo estoy hasta los cojones y me voy a mi cama a dormir. Vaya viajecito.

 
Clicky Web Analytics