domingo, 7 de diciembre de 2025

Charleroi y Bruselas. Dia 4

Amanece un nuevo dia sobre Charleroi... y yo estoy hecho polvo. Lo de siempre, la jornada en que me toca viajar de vuelta no encuentro el sueño y apenas si he dormido un par de horas a intervalos durante la madrugada. Son las ocho y pico y ya estoy cansado de la posicion horizontal sin dormir, basicamente mirando al techo. Asi que voy a empezar a intentar despejarme y recoger todo lo que tengo por el alojamiento porque a mediodia debo realizar el check-out. Y aunque en diez minutos todo ya esta empacado y listo para partir, voy a estirar la hora de salida hasta el limite. Fundamentalmente porque no tengo ningun plan establecido, la ciudad ya la tengo mas que vista y, lo mas inquietante, mi vuelo no despega hasta las nueve de la noche. Vamos, que tengo demasiadas horas por delante.

Pues acometamos la rutina matinal habitual pero, eso si, de la forma mas lenta y pasiva posible. Sesion de vaciado de media hora, ducha de cuarenta minutos... Joder, y aun asi me sobra tiempo. Por desgracia no me quedan cervezas ni nada para comer en la nevera, anoche ya decidi dar cuenta de todo. Pero oye, uno de esos capuccinos de sobre... Y ya puestos dos. Que me sobra el tiempo. Y como todas las mañanas, mientras degusto esta asquerosa imitacion de cafe con leche, abro la ventana del salon para que entre el fresco y... aaaargh... que me derrito como Dracula. ¿Que cojones pasa ahi fuera? Que luminosidad, que sol, que... incluso calor. Parece que ahora que ya llega el momento de mi partida, el clima cambio radicalmente y Charleroi nos ofrece su version otoñal soleada y calurosa. Pues casi que preferia lo otro porque tengo que calzarme las gafas oscuras incluso dentro del alojamiento. Que brillo mas molesto.

Finalmente son las doce y salgo de esta que ha supuesto mi fantastica morada durante las ultimas jornadas. La echare de menos porque ha sido uno de los alojamientos mas acogedores que he visitado a lo largo de mis innumerables viajes. Pero venga, vamos a la calle, que aun es pronto y no deberia de llegar al aeropuerto hasta dentro de unas siete horas. Asi que, hale, a pasear. Y oye, que ya que no me quedaban chelas en el apartamento, se me acaba de ocurrir una idea malevola que... Pero lo primero vamos hacia la plaza central de la ciudad, a la cual voy a echar un ultimo vistazo y, por primera vez, con los rayos del sol iluminando sus mas iconicos edificios. Campanario, Catedral de San Cristobal, ayuntamiento, si, lo de siempre. No me lio mucho y continuo bajando en direccion sur hacia la zona del rio. Si, mi plan maligno guia mis pasos pasos hacia esta zona. ¿Por que? La respuesta esta en Chile.

Hops Craft Beer Shop. Seguro que recordais el lugar de hace dos jornadas. La curiosa tienda de cerveza de nuestro amigo chileno, Diego. Yo quede con el en despedirme antes de abandonar la ciudad pero ayer no pude cumplimentar el tramite ya que fui a Bruselas, asi que... vamos a echarnos unas cuantas gaznate abajo para alegrarnos un poco este tardio inicio de jornada. Saludo a nuestro querido colega sudamericano, que me recibe con una tremenda sonrisa, y rapidamente le pido un par de caldos que se me encaprichan. En principio una chela de trigo de la zona neerlandesa del pais y despues una IPA estadounidense que, a pesar de mi reticencia frente a este tipo de cervezas, esta realmente cojonuda. Y como el porcentaje etilico de ambos brebajes es bastante considerable, ya voy realmente colocado. Despues de algo mas de una hora de estar departiendo con Diego mientras consumia el jugo de cebada, finalmente me despido de el hasta una proxima ocasion y le pido una recomendacion para pegarme una buena comilona por la zona.

El Luxemburgo. No me dice mucho mas sobre el lugar, salvo que es un llamativo edificio amarillo de estilo clasico que queda a dos cuadras de la tienda. Pues alli que me encamino a ver si, cuanto menos, consigo rebajar un poco la alegria etilica con algo solido que meter al cuerpo. Y oye, el sitio realmente esta de pelotas. Efectivamente en estilo clasico, dos pisos, zonas privadas, no especialmente concurrido, tranquilo y con un muy buen servicio en ingles. Maravilloso. Me pido unas gambas picantes para abrir boca (aunque estas cosas a mi nunca me pican lo suficiente) y despues un salmon con salsa rochefort al mas puro estilo frances, que me deja mas que saciado. Demasiada comida. Por supuesto tambien caen un par de chelas, aunque en esta ocasion me tiro por una pils normalita no demasiado alcoholica. Que tengo que ir al aeropuerto y todavia quiero poder distinguir un avion del monstruo de las galletas.

Salgo del restaurant a eso de las tres y me doy cuenta de que aun me quedan horas y horas hasta las siete, que es mas o menos cuando me gustaria llegar al aeropuerto, con algo de tiempo antes de que mi vuelo despegue. Pues me voy andando, que cojones, asi bajo la comida y la chuza, me ahorro el dinero de cualquier tipo de transporte y de paso hago ejercicio. A ver, desde aqui son dos horas y pico. Vale, llegare con algo de anticipacion pero bueno, me entretendre tomando alguna cervecita y... ¿Que rayos le pasa al telefono celular? ¿Se apaga solo? ¿Pero que...? Mierda, me quede sin bateria. ¿Sera posible que anoche se me olvidara ponerlo a cargar? Me da que si.

En fin, que no tengo Google Maps para ir al aeropuerto. Ni musica que me acompañe en los auriculares, ni nada de nada mas que ver el paisaje. Pero esto no me va a detener. El aeropuerto queda a dos horas y pico exactamente en direccion norte desde donde estoy. Pues tal cual. Pillo calles que vayan inexcusablemente hacia el norte en todo momento y, al final, deberia de darme de morros contra las vallas del aeropuerto. Y ahi que vamos. Esta vez voy por la parte este de la periferia norte de la ciudad, a diferencia del pateo del dia que llegue, que hice el recorrido por la parte oeste. Asi que veo nuevas barriadas, estas algo mas deprimidas y modestas que las que vi por aquel entonces. Sin duda debo de callejear mas de lo que Google Maps me habria sugerido, porque al final el paseito me lleva tres horas, pero finalmente la teoria se cumple y, como bien pensaba, en un momento dado me doy directamente de morros con las verjas que delimitan el aeropuerto. Y ahora hay que rodear el recinto hasta encontrar la entrada. Otra media hora.

Agotado, sudoroso y ya completamente de noche, consigo mi objetivo. Llegue al jodido aeropuerto y aun quedan mas de dos horas para que mi avion comience el embarque. Lo primero, buscar una zona con tomas de electricidad y cargar el telefono. Y lo segundo, pues ya os lo podeis imaginar... rehidratacion. Encuentro unas mesas corridas donde hay varios ejecutivos trabajando con sus laptops y yo directamente me planto alli con una chela y recargo el movil lo mas posible. No se nos olvide que la tarjeta de embarque tambien la llevo en el celular y, por lo tanto, sin celular no hay tarjeta de embarque ni opcion de subir al avion. Pero la carga va rapida y todo se soluciona muy facilmente. Incluso el tema de las chelas, que al final llegan a ser hasta cuatro antes de subirme al avion, el cual, por cierto, ya empiezo a ver un poco borroso.

Esta vez no voy a protestar por el vuelo. A pesar de que sufre un ligero retraso de media hora (de ahi las cuatro chelas, si no habrian sido solo tres), una vez embarco me doy cuenta de que voy yo solo en tres asientos. Me veo tentado de pedir otra cervecita porque ahora que ya voy entonado... Pero al final me convenzo a mi mismo de que es un vuelo corto de solo dos horas y no merece la pena. Ademas, estaria bien si pudiera dormir un poco. Bueno, al final ni chela, ni sueño, ni nada. Tan solo unas partidas al Candy Crush y antes de darme cuenta ya estoy aterrizando. Ahora si, pillo un taxi en el aeropuerto de llegada, porque ya estoy hasta los mismisimos cojones de tanto patear y, tranquilamente, llego de vuelta al punto de partida dispuesto a coger la posicion horizontal de inmediato. No estuvo mal esto de visitar mi cuadragesimo pais. Ahora a por el 41.

 
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