Ya sé que no es lo más recomendable para un domingo por la mañana, pero con semejante resaca y la casi imposibilidad de desplazarme del sofá, pudo conmigo la tentación de enganchar el mando de la televisión y hacer un pequeño zapping por entre las cutreseries matinales, los dibujos animados, los reportajes sobre los mayas y... ¡oh vaya!, funeral de estado por el picolo asesinado por la banda terrorista ETA. Me llamaréis morboso pero, así como la Santa Misa de los domingos a las 12 es algo que nunca he tragado ni tolerado, un funeral tiene su salsilla. Y más cuando me veo en pantalla al Borbón cuadrado con su atuendo militar.
Y a medida que la cámara empieza a recorrer las diferentes personalidades allí presentes, decido quedarme a ver el asunto hasta el final. Rajoy, Aguirre, ZP, Desatinos, Rubalcaba y una buena colección de ministros (una pena la ausencia de la Magdalena de las infraestructuras, estaría en casa pensando en su próxima cacicada), todos estos y más entre centenares de picoletos fusil en mano (aquí es donde hubiera molado que entraran cuatro etarras en el evento, a ver qué pasaba). Digamos que el saber estar y la correción imperaba, salvando algunas pequeñeces como doña Leticia incordiando al Príncipe cada dos por tres (y éste pasando de ella), Desatinos intentando recitar el Padre Nuestro y cagándola porque no se lo sabía, o ZP con la cabeza torcida mirando al suelo con más pinta de subnormal profundo que de presidente de un gobierno.
Joder, pero el que se salía era el ministro de economía. La cámara que va rulando y de pronto se detiene ante un Solbes inmóvil con los ojos cerrados. "Estará reflexionando apenado y afligido", pensé yo, claro que de pronto se aprecia como la cabeza se le cae sobre el pecho con la boca abierta en clara actitud de estar pegando unos ronquidos criminales. Mi estupefacción se torna en cruda realidad cuando todos se levantan de sus asientos ante nosequé acto y el pavo allí sigue sentado roncando a pierna suelta, hasta que ¡Desatinos! le tiene que pegar un codazo y susurrarle algo similar a "va tío, despierta que ya queda poco". Inaudito. Yo creo que, teniendo en cuenta que su presencia como titular de economía era bastante prescindible, podría haberse quedando en casa durmiendo la mona o pasando la resaca de una buena noche de putas y alcohol. Porque a todo esto, el evento acontecía en torno a la una del mediodía.
Sobre la maravillosa producción de TVE tampoco quiero hacer una sangría, pero fue muy interesante cuando el locutor argumentó "por motivos de seguridad, los rostros de los Guardias que portan el féretro no se mostrarán". Pues tío, yo los vi más de cerca y con más claridad que las tetas de Sabrina en 1988. Eso aparte de cámaras enfocando el hermoso asfalto de Madrid en lugar de a los protagonistas, o los extraños fallos de sonido de la retransmisión cuando sonaron el himno de la Guardia Civil y el himno de España. Joder, tíos, es que tenemos una tele pública que no nos merecemos...