No es flor de un día, ni de dos, ni de tres, ya que reiteradamente los fallos de los locutores, técnicos de sonido e imagen, reporteros y demás personajillos instalados a dedo en la corrupta televisión pública nos ofrecen una auténtica imagen tercermundista, algo que ni siquiera hace cuarenta años sudecía por esos lares. Sonidos que van y vienen aleatorialmente, cámaras enfocando al suelo, voces de presentadores que se pierden, rótulos equivocados, publicidad que no viene al cuento en mitad del informativo, luces que se apagan, son sólo algunos de los acontecimientos casi paranormales que a diario podemos ver a través de la pequeña pantalla cuando sintonizamos la tele estatal.
Eso sí, las obsesiones informativas en favor de los miembros del desgobierno, el descrédito a los Estados Unidos, los insultos a miembros de la oposición, el fascismo informativo en la sección de deportes que protagoniza el FC Barcelona, y otras muchas taraduras mentales propias de chalados sin cura, todo eso que no cambie. Pero los tremendos fallos de dicción, dirección y producción, esto se la trae floja, al fin y al cabo, cada día hay más imbéciles en España que no se dan ni cuenta. Bueno, y no hablemos del Teletexto de esta misma cadena. Vaya show, inventando países como Ulster o Kazakostán, y enchufando faltas de ortografía por doquier en cada una de las páginas del susodicho sistema informativo. Parece que las noticias las redacte un mono con síndrome de Down, porque es que ni adrede se puede escribir tan mal y con tan poca gracia. Pero es lo que tiene un estado fascista basado en el enchufismo chupabotas.
Y mientras tanto, los megaprogres ultraguays de ministros de este puto desgobierno de capullos integrales siguen haciendo de las suyas en la cotidianidad de un país que se va al garete. El putero Solbes sigue en sus trece de las maravillosas espectativas económicas cuando por activa y por pasiva todo dios le indica que nanai de la China, pero a él se la suda, vamos, se la bufa totalmente que la megacrisis ya haya alcanzado a los comercios y negocios familiares, que uno detrás de otro van cerrando ante la bajada de consumo de unos bolsillos totalmente arruinados. Pero no pasa nada. Además, cuando los funcionarios de justicia se ponen en huelga para protestar, ahí sale el ministro Bermejo para llamarles facinerosos, mentirosos, holgazanes y de paso tildar la huelga de fraude. Muy demócrata este pájaro. En fin, como el resto de sus compañeros. Nazismo puro y duro, y lo que nos queda.