Pues miren señores, a mí me parece que lo mínimo que se puede pedir a un pajarraco que viene de otro país (y ya sabemos qué tipo de inmigración entra en España) es que respete la nación a dónde va. Vamos, eso de que aquí nadie deba comer cerdo, las señoras que se pongan burka y los tíos que vayan por la calle en taparrabos con arco y flechas, es lamentable. Pero es que estos putos nazis de mierda es lo que quieren, exterminar cualquier tipo de identidad de nuestra patria y, con una falsa tolerancia y una sumisión vergonzosa, dejar que todo el que venga aquí haga lo que le salga del forro de los cojones y nos lo imponga. Cualquier día van a desaparecer de los noticiarios las noticias sobre violencia de género, porque para sudakas, negros y moros, la mujer ha de ser maltratada. ¿Qué tienen entonces los nacionalsociatas, una asquerosa doble moral o imbecilidad profunda?
Pero ya no es que el tal Rajoy se haya sacado cuatro medidas de la manga así por las buenas. Es que lo que se está pidiendo es algo que se realiza en absolutamente todos los países que reciben inmigración (y hasta en muchos que no la reciben). Pues lo lógico, joder, que un tío que quiera vivir en España aprenda español, que un tío que trabaje con diez personas más se adapte a los horarios y forma de trabajo de España, que un tío que sale de fiesta a cualquier sitio, se adapte a la fiesta que hay y no vaya por ahí imponiendo su salvajismo. Y punto, es que no es tan difícil, al menos para cerebros normales. Otra cosa es que los desquiciados energúmenos fascistoides de la Moncloa no lo entiendan, pero eso es, simplemente, porque son idiotas, capullos y gilipollas.
Y si todo esto se cumpliera, todos viviríamos mejor, y ya verías tú cómo se acababa ese extraño sentimiento que algunos quieren transformar en racismo. Un sentimiento que muchos españoles de a pie tienen, sintiéndose en inferioridad de condiciones con respecto a todo el que viene de fuera. Y eso gracias a esa política discriminatoria hacia el autóctono impulsada por el nazi vallisoletano y sus secuaces. Una política de ayudas constantes que pagamos los demás de nuestros bolsillos, más dinero, más meses de paro, supresión de impuestos a negocios, ayudas monetarias de toda índole, justicia benévola... A ver si entendéis de una puta vez, jodidos enfermos mentales del puto desgobierno, que esto se ha convertido en una invasión de delincuentes sin escrúpulos. Y si el tal Rajoy intenta ponerle remedio, un aplauso para él.