Y es de esta manera como comienza esta pequeña aventura de tres dias por la zona conocida como el Bajo Aragon, donde obviamente esta localizada la comprometida y susodicha localidad de Caspe. Durante dos noches nos alojaremos en un coqueto apartamento de un pequeño pueblo a apenas cinco kilometros de la villa protagonista, de nombre Chiprana, que pronto descubriremos que tambien tiene sus propios encantos, y que se encuentra perfectamente ubicada en la misma vera del gran rio Ebro. Y si, dije "nos alojaremos", en plural. Y es que en esta ocasion nos traemos a otro de esos fantasticos compañeros de viaje, con los que siempre digo que es un peligro irse de aventuras, porque cuando uno no va por ahi solo no sabe muy bien a lo que atenerse, pero con el cual ya tenemos alguna experiencia turistica pasada. Y bastante excesiva, por cierto. Recordemos un viaje titulado "Muerte en Dublin". Por supuesto me estoy refiriendo a nuestro querido colega "el joven".
Y aqui comienza todo. El joven finaliza su jornada laboral a las tres y media de la tarde, y tan solo unos pocos minutos mas tarde ya le estoy recogiendo con mi automovil en la puerta de Chang (de este establecimiento ya hablaremos otro dia, que tambien tiene tela). Algo mas de tres horas de ruta y ya un pack entero de cervezas en el maletero. Equipaje no, pero mamoneo que no falte. Empezamos bien. Y lo cierto es que la ruta se hace amena e incluso mas rapida de lo que pensabamos en un principio. Hasta el punto de que cuando apenas estamos a una media hora de destino veo que vamos con una hora de antelacion sobre el horario previsto. No interesa llegar demasiado temprano porque la señora que nos tiene que dar las llaves del apartamento no esta disponible hasta las siete y media, y tampoco es cuestion de quedarse plantados en la puerta esperando. Asi que, bueno, pues hacemos una paradita y nos tomamos la primera chelita del dia, ¿no, joven? "Claro, claro. Vamos a buscar un bar de carretera". Mira, ahi, Hostal Las Ventas, justo al lado de la misma carretera, no tenemos ni que desviarnos de la ruta... Y empieza el show.
Nada mas abrir la puerta y penetrar en el local, vemos a un tipejo rarisimo detras de la barra. Gafas de culo de vaso, cara de sapo, medio calvo por la coronilla... y pegando alaridos como si no hubiera un mañana. ¿Que cojones le pasa a ese tio? Incluso el joven me sugiere que lo mas seguro es que tenga una tara mental, porque habla como el tipico retrasado que no hace mas que pegar alaridos y decir frases inconexas sin sentido. Ademas con un deje muy raro, como si efectivamente tuviera unas cuantas neuronas defectuosas. Bueno, que mas da. Nosotros a lo nuestro. Tu, tio raro, pon dos cervezas, anda. "¿Cervezaaaaa? Aaaaaah", comienza a gritar a lo loco el tipo como si solo mencionar esa palabra le activara un resorte de felicidad descontrolada. "Es que aun voy contento de ayeeeer", continua berreando el chalado mientras muestra su perturbada sonrisa carente de varias piezas dentales. Joder, donde nos hemos metido.
Seguramente el camata este es, tal y como observa el joven, medio subnormal, pero es que ademas esta claro que va pasadisimo de todo. Y no creo que sea tema del dia anterior, porque ya son casi las siete de la tarde y este va en su punto algido. "¿Cervezaaaaa? Aaaaaaah", vuelve a berrear ante un viejo que le pide tambien una de jugo de cebada. "Y estas dos mas por cortesia de la casaaaaa", y el tipo se vuelve a girar hacia nosotros y nos pone dos chelas mas que ni hemos pedido. "Invito yoooo, aaaaah". Obviamente no rechazamos la invitacion y nos ponemos manos a la obra con la segunda ronda. Y ya que ha sido tan amable, yo le intento dar algo de conversacion hablandole sobre una bufanda futbolera que tiene colgada de la pared. CF Valdealgorfa, el pueblo donde esta ubicado este curioso bar de carretera, logicamente. "¿Van de verde y blanco?", pregunto yo. "Y yo voy de negrooooo, aaaaah", responde nuestro entrañable anfitrion, que continua con su verborrea a alaridos sin que nadie ya le pregunte nada mas. "Yo siempre que me voy de juerga le digo a mi mujer a donde voy, eso si, cuando voy a los sitios de lucecitas de colores no se lo digo, aaaaaah"...
Finalmente el joven me indica que es mejor que nos bebamos estas rapidito y nos vayamos cuanto antes, porque tal y como se esta exhacerbando este tio, todo sea que acabemos bastante mal, ya que es capaz de seguir poniendonos rondas gratis y luego llevarnos por ahi de lucecitas de colores. Vale, va, salgamos del Hostal Las Ventas de los horrores y subamos al coche. Pero el caso es que ya fuera en el parking, y junto a la carretera donde pasan constantemente ruidosos automoviles, seguimos oyendo los berridos del puto chalado de las gafas. El joven se echa las manos a la cabeza porque, bien pensado, esta ha sido la primera parada de todo el viaje y, si ya hemos empezado con semejante tarado, ¿que sera lo proximo? ¿Estara todo el mundo igual de perturbado por estos lares? Pues bueno, ya os anticipo que el resto de gente con la que vamos a tratar hoy tampoco va a ser demasiado normal.
Llegamos a Chiprana. Tipico pueblecito que esta en varias alturas porque esta construido en la ladera de una pequeña colina. Bastante bonito y tipico, pero desierto. No vemos un alma por las dos o tres calles que recorremos hasta llegar al alojamiento. Y de pronto aparece la propietaria del apartamento. Señora de unos sesenta años de aspecto mas o menos normal pero con la cara larga de tristeza hasta el suelo. Joder, ni que viniera de un entierro. "Hola, acabo de salir de un entierro", nos espeta con voz grave y de duelo. ¿Se le ha muerto el marido o que? Porque vaya cara... "Todo el pueblo esta en la iglesia, en el entierro". Ya, vale, vale, que es todo muy triste, pero denos ya las putas llaves que tenemos ahi una caja de chelas y queremos empezar la fiesta. Y anime esa cara, señora. O mejor aun, vayase al Hostal Las Ventas y vera la fiestita que tiene alli montada el camata.
En fin, que ya estamos alojados. Pero una caja de cervezas para los dos para toda la noche... no lo veo claro. Mira, seguro que la tienda del pueblo aun esta abierta que no son ni las ocho. Vamos a aprovisionar antes de que sea tarde y luego si eso ya investigamos porque seguro que tambien hay algun bar. Dicho y hecho. Salimos pueblo abajo a todo correr a por nuestras viandas y, curiosamente, ahora si, nos cruzamos con todos los putos habitantes del lugar, que estan saliendo en tropel de la iglesia. En una de estas, se me ocurre que podriamos entrar a ver el ataud y presentar nuestros respetos al fiambre, pero la cara de sed etilica del joven hace que ni siquiera se lo plantee. El tipo va absolutamente desesperado en su caza de mas latas de cerveza, que por supuesto complementamos con algo de carne y fiambre para ir picando mientras nos chuzamos. No todo va a ser liquido.
Con todas las provisiones ya a buen recaudo, es hora de salir a investigar el tema de los bares. Pronto nos damos cuenta de que solo hay dos. Uno junto a la piscina y polideportivo municipal, muy habilmente llamado "Las Piscinas" y luego un supuesto restaurante llamado "Mirador", nombre que viene dado, supongo, porque justo al lado hay un mirador con una muy bonita vista al rio Ebro. Y digo lo de supuesto restaurante porque no vemos que alli se sirva ningun tipo de comida ni que haya carta ni nada por el estilo. Pero bueno, en la puerta pone restaurante. Quiza mañana intentemos comer algo y a ver que nos dicen. Y a todo esto, que la noche ya cae sobre la villa y nosotros nos hacemos un par de rondas en cada uno de los susodichos abrevaderos. Que no decaiga.
Ya completamente a oscuras, la siguiente actividad va a ser pasear un poco hasta la rotonda de entrada al pueblo, donde hay un extraño monumento que es una carreta y debajo el nombre Chiprana resaltado con lucecitas de colores. Esperate que no fueran estas luces a las que se refiriera el tarado de Las Ventas. Y nosotros pensando mal de el. Pobrecito. Y bueno, que entre la oscuridad y que el pueblo no da mucho mas de si, pues casi que mejor nos retiramos ya y empezamos a dar cuenta de las chelas que hemos comprado, ¿no? Pues ahi que vamos. Carnaza en la sarten, picoteo y a abrir y vaciar una cervecita tras otra. Y mas, y mas, y mas...
En una de estas, y ya bastante cocidos, se me ocurre la idea de buscar el Hostal Las Ventas en Google Maps. A ver si alguien ha dejado alguna review advirtiendo del chalado, que quiza debimos haber leido antes de entrar al lugar. ¿Una? Je, el tio es el puto protagonista de todas las reviews. El camarero de las gafas tal, el camarero de las gafas cual... Eso si, practicamente todas dejan una sola estrella y se quejan de la cantidad de mierda del baño y lo surrealista y cutre del local en si. Vamos, que acertamos de pleno. En fin, por suerte ahora ya estamos bien surtidos de chela para toda la noche y no deberiamos de tener ningun sobresalto mas hasta que mañana por la mañana nos despertemos con una buena resaca. ¿O quiza si?
