martes, 13 de diciembre de 2022

Escapada a Palermo 4. Mafia, catedral y mejillones

Creo que vamos mejorando. Hoy, al despertar, la resaca no es tan dura. Aun asi, el hecho de no estar al cien por cien es siempre una buena excusa para retomar la buena costumbre del desayuno etilico en el balconcito. Aun tengo un par de chelas de las que compre anoche a ultima hora en la tienda del moreno cachondo, asi que vamos a dar cuenta de ellas junto con un paquete de salami que tambien me agencie en el mismo badulaque. Eso si, al abrir una de las chelas (con nombre aleman y color negro bastante tetrico), me doy cuenta de que huele que apesta a alcohol. Una pequeña inspeccion a la lata me revela que contiene un 8% de volumen alcoholico, asi que me da que voy a empezar el dia con alegria. Desde luego no le vamos a hacer ascos, eso seguro.

Mientras me pongo contento al ritmo de los escandalosos sicilianos que pasean por la calle, comienzo a planear las actividades a realizar en esta la que va a ser mi ultima jornada completa por estas tierras. Mañana mi vuelo es a primera hora de la tarde, pero entre que no pienso madrugar y que llegar hasta el aeropuerto me llevara un tiempo, descarto por completo el realizar ninguna actividad turistica. Asi que vamos a centrarnos en el colofon de hoy. De momento, aunque a buenas horas ya, parece que el clima comienza a cambiar. El famoso ciclon aun da sus ultimos coletazos, y el fuerte viento asi lo demuestra, pero a ratos ya comenzamos a ver algun que otro rayo de sol y la lluvia parece que hoy no hara acto de presencia. Eso si, para las gentes de por aqui sigue haciendo un frio polar, porque te los ves pasar con todo tipo de ropajes invernales, ataviados como si fueran de exploracion al mismisimo corazon de la Antartida.

Tras acabarme la chela alemana de alta graduacion, decido mover mi culo del balcon. A ver si hoy aprovecho un poco mas el dia y no me quedo aqui hasta las dos de la tarde. La primera actividad, ya decidida, sera la que no pude realizar ayer debido a los restrictivos (y gandules) horarios sicilianos. El Museo de la Mafia sigue siendo mi obsesion y, hoy si, por fin lo encuentro abierto. Es un pequeño edificio y tampoco va a ofrecer lo que uno se imagina en un museo en toda regla. Vamos, que no hay coches reventados, mi ametralladoras, ni fragmentos de bombas, ni ninguna otra chaladura macabra de esa indole. Pero a traves de numerosas fotografias y textos, te cuenta, de forma cronologica, toda la historia de la mafia siciliana. Desde sus arcaicos origenes y como surgio, a su primer desarrollo y extension, primero por la isla y despues practicamente por todo el planeta. Digamos que, lugar donde habia un siciliano emigrado, lugar donde la mafia se instalaba para ofrecer su "proteccion".

Nos encontramos en la Via Vittorio Emanuele. Casualmente, si seguimos por esta misma calle, tan solo unos metros mas alla, vamos a dar con la espectacular Catedral de Palermo. En mitad de una gran plaza y flanqueada por unos bellos jardines, la construccion nos anuncia un lugar que, sin duda, parece que merece la pena visitar. A la entrada, un cartelon nos habla de las diversas estancias, incluyendo unos sotanos y catacumbas que despiertan ampliamente mi interes. Una vez dentro, nuestro gozo en un pozo. Un ensordecedor ruido y la presencia de unos antiesteticos andamios por todas partes, nos anuncian que por lo visto el lugar esta en obras. De hecho, ante nuestros ojos transitan mas trabajadores que fieles o turistas. Taladradoras, martillazos, alaridos de los curreles... menuda sinfonia religiosa. Y eso que a la entrada del templo se ruega que por favor se mantenga el silencio. Obviamente el acceso a los niveles inferiores y a muchas de las pequeñas capillas esta cortado. Asi que no podemos mas que ver parte de la nave central y a duras penas. Desde luego en este viajecito no nos esta saliendo nada bien, al menos desde el punto de vista turistico, porque por lo menos chelas si que hay por todas partes. Y ahora que hablo del mamoneo...

Pues eso, que va siendo hora de tomarse alguna. Inspeccionando el mapa de la ciudad veo que por las callejuelas de detras de catedral es por donde discurre toda la ciudad vieja de Palermo. Ahi es donde suelen estar los mejores tugurios. Y ahora que ya mi chip del idioma italiano lleva activo un par de dias, no creo que sea problema meternos en un sitio cuanto mas cutre mejor. Asi pues, despues de unos quince minutos callejeando y tomando curiosas instantaneas de la zona mas vetusta y cochambrosa de toda la urbe (aunque en realidad toda la ciudad da bastante pena), decido sentarme en la unica mesa de una especie de bar-charcuteria llamado "La Majolica". Totalmente al azar y en mitad de un callejon maloliente y asqueroso. Pero que me da buenas vibraciones cuando simplemente pido mi querida birra grande y me sacan una Moretti de 660ml. Asi si, colegas. Vamos a refrescar el gaznate.

Al final, durante este pequeño descanso del guerrero, van a caer dos de estas chelas y unos nuggets de pollo para picar y de paso meter algo solido al estomago. Con la tonteria estamos ya a media tarde y mas vale que vaya planeando lo que hacer esta noche o me veo anclado al balcon poniendome fino hasta que despegue el avion de vuelta a casa. Lo primero va a ser la inexcusable compra de souvenirs, algo que, con la cantidad de tiendas para turistas que hay en esta ciudad, no va a ser dificil en absoluto. Como no soy un tio dificil, resuelvo dicha eventualidad en apenas diez minutos mientras voy de camino de vuelta al alojamiento. La tentacion de salir al balconcito y hacerme una chela es enorme, pero se que si lo hago, ya me quedo ahi de por vida. En lugar de eso, decido cambiarme de ropa (por matar el tiempo, basicamente) y salir a tomarme algun refrigerio por alguno de los baretos cutres cerca del hospedaje.

Al final de la misma calle veo una terracita cubierta que me da muy buenas vibraciones, sobre todo porque justo en el momento en que ha oscurecido, ha comenzado a llover otra vez. El puto ciclon no acaba de irse, que le vamos a hacer. Resulta ser un restaurante africano, concretamente los morenos de aqui son de Gambia, otra nacion de habla inglesa. Asi que mismo cachondeo que ayer con los nigerianos, todos muy contentos de hablar en ingles y demas, pero yo tengo sed y lo que me interesa es meterme un buen jarrillo entre pecho y espalda. Una Birra Messina (la mas emblematica de las cervezas sicilianas, sin duda) grande. Y ahi esta, mi medida preferida otra vez. Los gambianos me preguntan si voy a cenar en su local y me entregan un menu. Lo cierto es que las especialidades africanas que voy leyendo suenan realmente bien, pero a mi ahora se me ha encendido una luz en el cerebro con uno de mis tipicos putos caprichos. Quiero mejillones.

Si, ya sabeis el asunto que tengo yo con los mejillones, creo que ya lo comente mas de una vez. Lugar al que voy, quiero probar los mejillones de la zona. Esto, obviamente, no funciona si uno va a paises como Suiza, Chequia o Mongolia. Si no hay mar, no hay mejillones, logico. Pero, coño, estamos en Sicilia, que es una puta isla, asi que quiero mis putos mejillones. Y estos pobres africanos, que me estan tratando de pelotas, todo hay que decirlo, pues no tienen mejillones en su menu. Pero no pasa nada, a grandes males, grandes remedios. Despues de hacerme otra chela en el gambiano, para ya pillar velocidad de crucero, decido salir a inspeccionar la zona de restaurants de al lado de la Estacion Central de Palermo. El primer dia, de pasada, ya me di cuenta de que habia varios vetustos restaurants por los callejones aledaños a la estacion, lo que pasa es que con el horario de apertura tan raro que lleva esta gente, no se cuando los puedo pillar abiertos.

Son las ocho de la tarde de un miercoles, asi que intuyo que, o abren ya, o no abren nunca. Porque digo yo que aqui la gente cenara en algun momento. Inspecciono un par de locales al azar, leyendo el menu que figura en la puerta, pero no encuentro el manjar que ando buscando, los famosos "cozze" (asi se dice mejillones en italiano). Incluso paso por la puerta de una pescaderia que parece estar cerrando donde, a lo lejos, veo unas enormes redes de estos fantasticos moluscos que me hacen babear como un loco. Tentado estoy a pillar un par de kilos y hacermelos en el apartamento, pero entonces, y justo en el siguiente comercio que encuentro nada mas pasar la pescaderia, me topo con "Al Vecchio Ristoro Dil Corso", un pequeño restaurant que si, tiene varias especialidades de mejillones y que, ademas, ofrece un aspecto de lo mas sordido, lo cual me atrae aun mas. Ahi vamos, otro de mafiosos.

Un viejo encorbado con las manos enormes me da una bienvenida no demasiado efusiva y me lleva hasta una mesa en un rincon. El sitio podemos describirlo como el antonimo perfecto de ostentoso, aunque el salon es medianamente amplio y ofrece cinco o seis mesas. Eso si, no hay ni va a haber ningun otro cliente en toda la noche. Ya os podeis imaginar lo que pido, como entrante una buena racion de mejillones, y para seguir los spaghetti con almejas y mejillones. Puta sobredosis. La comida esta excelente pero lo del vino es... Abramos capitulo aparte para el vino. El viejo me ofrece una jarra de litro con el vino de la casa por cinco pavos. O bien una botella de un vino siciliano que no conoce ni su madre por diez. Por si acaso me pido el de la botella (al menos lleva etiqueta), que me comenta algo de que es de una bodega particular de un amigo que vive en el sur de la isla. Bueno, no es soberbio, es lo siguiente. He comprado vinos por el doble de precio en tienda que no le llegan ni a la suela de los zapatos a esta puta maravilla. En fin, que la cena de esta noche es el colofon perfecto a la estancia en Palermo, a pesar de todas las aventuras y desventuras mafiosas y climatologicas que hemos sufrido a lo largo de todos estos dias.

De vuelta hacia el apartamento, ya contentillo con el vino y con la barriga saciada y satisfecha, aun paro en un par de pastelerias para comprar varios dulces tipicos sicilianos (al menos eso reza en el escaparate) para llevarmelos en plan souvenir. En uno de los locales me preguntan si soy de Turin, debe de ser que entre el chip italiano y el vino que me he cascado, ya hablo italo-alpino perfectamente. Finalmente llego a la puerta de mi alojamiento y alli, pared con pared, me encuentro con un oscuro rostro que, a traves de una persiana medio cerrada, me observa, reconoce y sonrie. El nigeriano del badulaque, buscando chachara, supongo. Me cuelo en su tienducha, lo mismo que ayer, y mantengo una animada y simpatica conversacion durante varios minutos hasta que, teniendo la neverita de las cervezas tan cerca, no puedo contenerme y le digo que voy a pillar dos o tres para terminar la noche. Fantastico. Pero tiro a pagar y... la maquina de leer tarjetas se ha estropeado, amigo, asi que solo efectivo. Pues es que me piro mañana por la mañana y no me queda efectivo, moreno. No hay problema. El negro me regala las cervezas. Tal cual suena. Miro y remiro la tienda para ver que no hay camara oculta ni otro negro tomandome una foto para luego extorsionarme. No, nada de eso. Ahora soy el mejor amigo del nigeriano y hasta me regala las chelas. Que buen final para esta escapada a Palermo, balconcito, chelas gratis y hasta caer. Y ademas, ya tengo excusa para volver. Algun dia tendre que pagarle las cervezas al colega.

jueves, 8 de diciembre de 2022

Escapada a Palermo 3. Visitando la ciudad

Otra vez de resaca. Y mira que anoche medianamente me controle. Pero claro, la botella de vino para rematar la jornada, mas las cervecitas constantes a lo largo de todo el dia, sumado al exceso de la primera noche... Pues el resultado es mas que evidente. Aunque tambien tengo que decir que no estoy tan jodido como cuando desperte ayer. Abro los ojos a media ma­ñana y, a pesar de los quejidos y dolores constantes, aun consigo llegar a pegarme una buena ducha y efectuar varias descargas en la taza de residuos. Esto tambien era de esperar, el estomago me habia funcionado medianamente bien durante los primeros dos dias de excesos, pero hoy ya me esta diciendo basta. Aun asi, seguimos mirando el lado positivo, especialmente comparando la situacion con la de hace 24 horas. Y es que hoy si que tengo cervecitas en la nevera para comenzar a animarme desde primera hora. Y el balcon me esta esperando. Pues vamos alla.

Pero no todo podia ser tan perfecto. Abro la nevera con una tremenda sonrisa y la intencion de empezar a calentar motores y me encuentro con la mas desagradable de las sorpresas posibles. No hay ni una sola chela. Maldita sea mi estampa. Pues va a resultar que ayer, intentando deshacerme de la resaca tremebunda que sufria, me acabe todas mis porciones de jugo de cebada mientras me recreaba en el balconcito. Espera, que a grandes males, grandes remedios. Y es que justo al lado del refrigerador vacio, sobre una mesa, me encuentro una botella de vino siciliano. Ah, si, la que tuve tentacion de abrir anoche y al final, en un excesivo alarde de responsabilidad, no lo hice. Pues ahi tenemos la primera moraleja del dia, al que se controla la noche anterior, siempre se le ofrece una recompensa a la mañana siguiente. Venga, vamos al balcon a dar cuenta del vinito.

Corte Aurelio, denominacion de origen Terre Siciliane. Esta de muerte el cabron, sobre todo a estas tempranas horas y acompañado por los ultimos restos de salami y prosciutto que no me pude terminar ayer. Hay que decir que en Sicilia, por lo visto, hay varias denominaciones de origen para vinos. Ayer en el supermercado vi cuatro o cinco diferentes y, por lo que estoy leyendo en google mientras doy cuenta de este, hay muchisimas mas. Desde luego estamos en tierra de caldos enologicos. Y con la tonteria del show del balcon ya se me han hecho las dos de la tarde. Siempre la misma historia, la matinal completamente perdida. Pues ya esta bien de tonterias, vamonos a ver cosas por la ciudad ya mismo. Hoy continuan los cielos oscuros y la lluvia y el viento parece que han arreciado con respecto a ayer. Pero me importa una mierda, necesito pasear.

Una de esas cruces marcadas en el mapa cuando uno viene a Palermo es el Museo de la Mafia. Visita imprescindible, al menos para mi. Y ya que hoy me ha entrado de repente el espiritu del turista curioso, pues vamos a empezar nuestro caminar cultural por ahi mismo. Tampoco pilla muy lejos, ya sabeis, el caminito habitual, Via Roma para arriba. En apenas diez minutos llego al lugar y me encuentro un enorme porton cerrado y un cartel que reza "el museo cierra los martes". Y ya os podeis imaginar que dia es hoy. No hay manera, joder, uno quiere ser responsable y dar rienda suelta a su lado mas intelectual y acaba empujado a lo de siempre. Y es que a apenas veinte metros del museo hay un pub. Bueno, en realidad toda la puta calle, que es bastante turistica, esta llena de pubs. Y claro, la carne es debil y... venga, coño, menos quejas y vamos a hacernos una cerveza. Pero solo una, que me conozco.

Echando un ojo al mapa de la zona, me encuentro que a muy pocos metros de donde estoy tengo la Fontana Pretoria y la plaza de Quattro Canti, que por lo que leo son dos de las grandes atracciones de la ciudad. Hasta alli que voy, tomo las fotografias de rigor y me entra un cierto repelus al ver a tanto turista atontado mirando hacia arriba, hacia un lado, señalando, comentando... Esta claro que yo no soy un turista al uso porque todo este paripe me da autentica angustia. Y ademas me esta entrando sed de nuevo y ahora, ademas, tambien gazuza. Pues voy a salir de esta zona llena de agilipollados turistas, que ya me han clavado mas de lo deseable por la anterior cervecita, y me vuelvo a Via Roma, donde un tio antes me ha dado un folleto de un restaurant cercano mientras intentaba explicarme el menu a grito pelado. Vamos alla.

Localizo el sitio a duras penas puesto que esta en un callejon bastante estrecho y maloliente, y ademas tiene todas las luces completamente apagadas. Sin embargo, un tio con un delantal de carnicero que hay plantado en la puerta me dice que si, que el local esta abierto y que puedo entrar a comer. El menda pasa delante de mi y me lleva hasta un comedor cutre del cual enciende las luces, porque alli no hay ni dios y esta todo a oscuras. Y digo bien, cutre, porque el comedor que tengo en el apartamento es mas grande que esto. Tan solo hay tres mesas pequeñas, cada una en un rincon, y alguna no tiene ni sillas para sentarse. Por suerte el carnicero loco pronto desaparece y es reemplazado por una jovencita de veintipocos que ademas habla algo de ingles. Eso esta muy bien, pero yo creo que ya he caido en la cuenta de que aqui, cuando hablas en italiano, no solo te tratan mejor sino que tambien te cobran menos. Y no se si es porque desde que me desayune el Corte Aurelio en el balcon ya voy contento, o porque lo de que me toquen el bolsillo mas de la cuenta me jode mucho, pero el caso es que mi famoso chip para hablar italiano vuelve a activarse y asi se va a quedar ya hasta que abandone Sicilia.

Finalmente, y para redondear el macabro cuadro mafioso, aparece en escena la cocinera del garito, a la que muy adecuadamente todos se refieren como "la mamma". Y no creo que sean familia numerosa. Cosas de sicilianos. Pero la cuestion es que la comida no esta nada mal y me sacia bastante. Me hago un plato combinado de mariscos y calamares con una ensalada para acompañar. Y caen tres cervezas de las grandes, se ve que habia sed. Ademas aqui tienen una cerveza de trigo local, por lo visto producida por una fabrica de esas independientes (controladas por la mafia, supongo), llamada Donnadicoppe, que esta realmente de pelotas. Asi de fino me pongo. Hasta el punto de que cuando salgo del cutrecomedor me tropiezo con una de las patas de la mesa y casi acabo de bruces en el suelo. Pero bueno, al final consigo controlar la vertical. Experiencia que tiene uno.

Lleno y bastante afectado por la chela de trigo, decido que lo mejor que puedo hacer es darme otro intenso paseo por las diferentes callejuelas de la ciudad. Es de esta manera como acabo en una zona donde me encuentro con varios de los famosos "palazzos" sicilianos, que basicamente son viviendas palacescas, en su mayoria del Siglo XVII y XVIII, que han llegado hasta nuestros dias con la belleza caracteristica de aquella epoca y todavia perteneciendo y siendo habitadas por las mismas familias que las construyeron. Aunque no todas. Concretamente uno de estos palacios, de extremada belleza y tamaño, sirve a dia de hoy como Galeria de Arte Moderno. Yo no soy mucho de ver este tipo de exposiciones, pero como me apetece realmente ver todo el palacio por dentro y aun necesito ejercitar algo mas mis piernas, pues me decido a embobarme viendo esculturas y cuadros durante mas de una hora.

Vuelvo a tener sed. Ya sabia yo que en cuanto me bajara la comida esto iba a pasar. Lo cierto es que al salir del palacio ya ha oscurecido y deben de ser casi las seis. Opto por volverme para el apartamento y, quiza, enchufarme un par de chelitas en el balcon mientras calculo cual va a ser la estrategia a acometer esta noche. Ya llegando a la misma puerta del alojamiento, caigo en la cuenta de que no me queda mas municion alcoholica que un culito del vino de esta mañana. Y la verdad es que estoy cansado como para volver ahora a patear hasta el Lidl, que seguro que esta a parir y acabo a empujones, como ayer. Pero, curiosamente, justo pared con pared con la puerta del edificio donde me hospedo, veo una persiana de un comercio medio bajada. Tiene pinta de badulaque de este que venden de todo, incluidas chelas. Asi que me aventuro a ver si esta abierto y alli me encuentro un autentico festival.

En apenas diez metros cuadrados hay una jovial reunion de tipos africanos fumando, charlando a gritos, escuchando musica y montandose la gran farra. Efectivamente parece una tienda, porque tiene estanterias y neveras, e incluso una negra me da la mas cordial bienvenida desde detras de un mini-mostrador, preguntandome que puede hacer por mi. Le diria que unirme a la fiesta, pero por lo pronto me voy a conformar con pillarme unas cuantas cervezas para mamarmelas en el apartamento. La tipa me dice que me sirva yo mismo de la nevera, donde por cierto hay bastante variedad, mientras me pregunta de donde soy, que no parezco del barrio. Cuando le digo que soy escoces, la pajara casi se me lanza encima a abrazarme. Parece ser que esta gente son nigerianos y les encanta que haya turistas que hablen en ingles por la ciudad, para sentirse un poco mas como en casa. Fantastico, pues ya tengo a donde venir a por mas chelas, me encanta que me traten tan bien. Y a todo esto, pregunto a que hora cierra la tienducha por si necesito mas metralla y me suelta que me puedo pasar cuando me rote, que estan aqui veinticuatro horas, y que si veo que la persiana esta bajada, de unos toquecitos y me abren. Vaya chollo.

Subo al apartamento, me salgo al balcon y me abro la primera cerveza. Entonces, y de repente, comienza un tremendo chaparron que me hace volver para adentro. Me siento en la cocina y preparo un par de huevos y un filete de carne de caballo que me sobro ayer. Ya tengo cena. La tormenta continua incesante en el exterior, asi que decido que esta noche tampoco voy a salir de parranda. Me quedo aqui con mis chelitas. Lo que no se si tendre bastantes. Pues espera, antes de que se haga mas tarde, me vuelvo a la negra, que aunque ya se que esta toda la noche, tampoco me apetece molestar a altas horas. En esta ocasion la persiana esta todavia mas baja que antes pero todavia, si me agacho, puedo entrar. Ahora el que esta detras del mostrador es un negro enorme, que departe con otros dos de sus compatriotas, sentados estos directamente sobre el piso en una esquina de la tienducha.

El moreno resulta ser el marido de la negra de antes. Y me confirma todo lo que su mujer me habia contado hace un rato. Otro tio simpatico. Le digo que su esposa antes me ha tratado muy bien y que ya me he convertido en cliente habitual de la tienda gracias a ella. Y el menda me suelta que si me gusta la mujer me la vende tambien y me hace buen precio. No se muy bien que cara pongo ante semejante oferta, pero el tipo de pronto empieza a reirse a carcajada limpia indicandome que no es mas que una broma. Menudo cachondo el negro de los cojones. Pero oye, que buena gente, porque me llevo seis o siete cervezas y solo me cobra cuatro. Asi da gusto. Me quedo unos minutos mas hablando con estos simpaticos nigerianos hasta que finalmente decido subirme a hacerme un par de postreras cervezas y pisar la oreja, que ya va siendo hora. Esperemos que mañana pueda ya levantarme sin resaca de una puta vez.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Escapada a Palermo 2. Superando la resaca

La de anoche fue buena. O al menos intuyo que lo fue, porque cuando las cosas se nos van de las manos de semejante manera, lo complicado es recordar con claridad cualquier eventualidad acontecida. Pero el caso es que abro los ojos con muchisima dificultad y me encuentro absolutamente destrozado, medio desparramado entre el sofa y el suelo. Consigo alcanzar mi celular para comprobar que hora es y veo que ya pasan algunos minutos del mediodia. Supongo que ayer la parranda se acabaria en un horario ya realmente avanzado. Es una de esas lagunas que aparecen por mi mente, cuando realmente finalizo la cosa. Por otro lado, con el asunto de no haber dormido la noche anterior a consecuencia del temprano vuelo, pues estaba claro que mi cuerpo necesitaba del reparador sueño. O no tan reparador, porque lo cierto es que ahora mismo me siento como una mierda. Pero bueno, son los tipicos daños colaterales que toda buena resaca acarrea. Venga, a ver si poco a poco me puedo incorporar y centrarme en donde estamos y en lo que tenemos que hacer a lo largo de la jornada de hoy.

Que poca prevision, de verdad. Ayer tanta jarana y locura etilico-festiva, pero se me olvido lo mas importante. Sobre todo cuando uno tiene una neverita de puta madre en el alojamiento en el que se encuentra hospedado. Las provisiones. No tengo ni una misera cervecita con la que comenzar la rehidratacion y el periodo de recuperacion. Me cago en todo. No me queda mas remedio que poner la mejor cara posible (muy complicado en mi estado) y, dando tumbos y con una dificultad mas que plausible para mantener la verticalidad, salir a las calles de Palermo a encontrar un supermercado en donde poder avituallarme. Y lo cierto es que esta actividad, que resultaria muy nimia y sencilla en cualquier otro lugar del planeta, aqui se puede muy facilmente tornar en pesadilla.

Ayer, durante mi primera y sedienta incursion por la calles de la urbe, localice un supermercado Lidl, ademas a apenas cinco minutos de mi alojamiento. Pero fue el unico que vi. Y, es mas, haciendo un rapido repaso a Google Maps, me doy cuenta de que no hay ningun otro en kilometros a la redonda, y no me extrañaria que fuera el unico en toda la ciudad. Algo habia leido ya al respecto. Aqui en Palermo lo habitual es el pequeño comercio local. Badulaques, mini-carnicerias, pescaderias, ultramarinos... e incluso los mercados callejeros, que son muy numerosos y en los que uno puede tambien comer y beber in-situ. Hay una teoria que reza que esto tiene que ver con los tentaculos que la mafia extiende por toda la ciudad. Y tiene su logica. Para esta organizacion es mucho mas facil controlar a estos tenderos independientes (a los que por supuesto cobra su tributo por "proteccion") que a grandes corporaciones. Cada cual puede tener su opinion al respecto, pero lo cierto es que yo, en el estado en que me encuentro tras mi dificultoso despertar, paso olimpicamente de ir rebotando de tienducha en tienducha. Quiero pillarlo todo de forma rapida y efectiva, volver al apartamento y relajarme con mamoneo y algo solido. No estoy ahora como para que me ande tocando los cojones la mafia.

De todas formas lo del Lidl es una jodida aventura. Es un lunes a la una de la tarde y esta a rebosar. Por lo visto la gente de esta puta isla no trabaja. Y todo es caotico. Señoras a gritos unas con otras desde un pasillo a otro, adolescentes correteando por entre palets donde la comida se agolpa sin ningun orden aparente, estanterias vacias, bolsas de legumbres y arroz reventadas por el suelo... Ni siquiera puedo encontrar un carro para portar mis viandas, asi que directamente voy a la caja y pillo una bolsa de las que se supone son para llevarte lo adquirido a casa. Es la unica manera de ir metiendo las cervezas, botellas de vino y demas enseres solidos que voy encontrando como buenamente puedo, porque no me apetece ir cargando con todo en las manos. Y esa es otra, encontrar lo que busco es toda una hazaña, porque aqui ni hay secciones ni nada. Todo agolpado y dejado de mala manera por el supermercado y que cada cual se busque la vida.

Al llegar a la caja a pagar me encuentro una cola del demonio, como no podria ser de otra manera. No me importa esperar, pero el asunto se complica cuando empiezo a recibir empujones. O a alguien no le gusta mi cara o es lo habitual por estos lares. Pero al tercer empujon (ademas cada uno me viene por un flanco) ya se me hinchan los cojones y me doy la vuelta para responder. Normalmente soy un tio paciente y tranquilo pero cuando voy de resaca lo ultimo que quiero es que alguien me toque las pelotas. Asi que me encaro con un tipo treintañero con cara de lelo, que se ve que es el que me ha dado el ultimo empujon. "¿Tienes algun problema, jodido chupapollas de mierda?", le suelto con extremada virulencia mientras le miro con autentico desprecio. Intuyo que, al decirselo en ingles, no me ha entendido ni papa, pero mi careto desencajado ha debido de surtir efecto, ya que el menda agacha la cabeza, se da media vuelta y desaparece por un pasillo. Y lo mejor de todo es que ya nadie mas me empuja. Parece ser que asi es como funcionan las cosas aqui en Palermo. Ahora ya lo se.

Aun no os he hablado de mi alojamiento. Si, vale, es un apartamento muy vetusto. Pero es que es enorme. Tiene cuatro dormitorios, mas dos salas de estar, espectacular cocina y baño completo. Todas las comodidades y mas. Y lo mejor para estas situaciones resacosas es que todas y cada una de las habitaciones exteriores tienen su propio balcon. Al final me quedo con el de uno de los dormitorios principales, que no solo da a una de las calles con mas transito de gente y cosas interesantes para ver, sino que ademas ya tiene su silla y mesita preparadas para recibir al alcoholico que se va a abrir una cerveza y sentarse a ver el paisaje durante un buen rato. Ahora si, la resaca comienza a disiparse y por fin recupero energias. Un poco de salami y prosciutto ayudan en lo solido, mientras que diferentes marcas de chelas italianas hacen lo propio con lo liquido. Joder, que a gusto estoy, me quedaria en el balconcito todo el dia.

En lo climatico seguimos con la famosa tormenta ciclonica de los cojones sobre la isla. Aunque hoy la lluvia aparece a ratos y el viento no es tan fuerte como el de ayer. Esto quiere decir que, desde mi posicion en el balcon, de vez en cuando me cae algo de agua, pero nada que no pueda soportar. Eso si, el espectaculo de sicilianos corriendo por la calle y huyendo del H2O como si fuera acido, es desde luego de pelicula comica. Con razon me lo estoy pasando tan bien en el balcon, hasta el punto de que se me hacen las cuatro y pico y todavia no he hecho nada productivo en todo el dia. Bueno, recuperarme de la gran goma, que ya es. Pero creo que ya va siendo hora de salir a la calle a darme otro de mis paseos urbanos, de los cuales siempre disfruto. Eso si, hoy intentare controlar la sed etilica, que dos Dias D seguidos me parece que ya son demasiado para mi sufrido y anciano cuerpo. Que quereis... nos hacemos viejos.

De esta manera, tomo la Via Roma para arriba hasta llegar a un callejon lateral por el que transite ayer y que me llamo ligeramente la atencion. Es una especie de travesia peatonal cubierta por toldos, que discurre paralela a la susodicha via principal, y que tiene pubs a ambos lados de la calle, sin interrupcion. Ya sabeis que esta gente no suele abrir hasta tarde, pero veo que alguno ya esta sirviendo refrigerios asi que me decido a sentarme en una mesa y pedir la ya famosa "birra grande". 660ml, no hay queja esta vez. En mitad de este extasis chelistico, una inquietante escena sobresalta mi paz interior. Un chaval aparece por el callejon con una ruidosisima motocicleta, se para justo delante de la puerta del bar donde yo me encuentro (estoy en una mesa en la calle en la misma entrada, asi que se detiene justo a mi lado) y de pronto comienza a lanzar improperios hacia alguien que esta dentro del garito. Uno de los camareros sale corriendo y se planta delante de el y comienza tambien a pegar alaridos. Y asi se tiran dos minutos. Yo ya me veo que el de la moto va a sacar una ametralladora y me va a pillar por en medio. Al final el motorista, que en ningun momento ha apagado el escandaloso motor, decide marcharse mientras continua gritando calle abajo. Pues igual ahora si que va a por la pistola y vuelve en unos minutos a hacer la masacre mafiosa. Mejor me acabo la birra de un trago, pago y cambio de escenario. Dicho y hecho. Por si acaso.

Ya ha caido la noche y decido aventurarme por alguna zona nueva por la cual no pasara ayer en mi paseo. Salgo del bullicio de Via Roma y me meto por varios callejones oscuros, pero de estos donde no hay ni farolas. Ni personas tampoco. Es como atravesar una ciudad fantasma durante varios minutos. Y de pronto salgo de esta macabra zona muerta y aparezco en otra via principal llena de tabernas y tiendas. Y veo un sitio con mesas de madera que me da buenas vibraciones. Me siento y me tomo otras dos cervezas y una bandeja variada de fiambres para picar. Y me voy a pedir otra... No, espera, mejor no me la pido. Que me conozco y ya estoy empezando a pillar velocidad de crucero otra vez. Control. Por una noche voy a ser bueno y me voy a ir caminando tranquilamente hacia el apartamento. Hoy evitaremos los excesos. Claro que, a medida que mis pasos se van acercando a Via Torino (que es donde se ubica mi alojamiento, todo sea dicho), una extraña y malevola sonrisa se va dibujando en mi rostro. Hace unas horas, en el Lidl, me pille unas botellitas de vino siciliano que... Pues si, acabemos la noche con alegria.

Ya es hora de cenar, asi que abriremos uno de los sicilianos para que me vaya acompañando mientras preparo la ultima comida del dia. Tambien del Lidl me traje una carne de caballo y una salsa de tomate que van a ser el complemento perfecto para los penne rigate que comienzo a preparar. Que le vamos a hacer, estamos en Italia, hay que comer pasta todos los dias. Lo cierto es que el plato esta de lo mas exquisito, debo admitir mi debilidad por la carne de caballo, y ademas en este caso esta fresca y deliciosa. Logicamente me acabo la botella de vino y tengo la tentacion de abrirme la segunda. Pero la verdad es que despues de la pasta tengo la barriga hasta el techo y el caldo enologico ha comenzado a afectarme hasta el punto de que empiezo a ir un poco mareado. Ya lo dije antes, hoy me voy a controlar. Intento hacer una ultima excursion al balcon para despejarme viendo pasar gente entre la oscuridad pero de pronto empieza a caer una lluvia terrible. Debe de ser una señal divina. No bebas mas, vete a dormir. Amen. Me tumbo en el sofa (otra vez el sofa, parece que tenga iman) y en menos de cinco minutos ya estoy roncando. Mañana ya sera otro dia y espero que sin resaca.

domingo, 4 de diciembre de 2022

Escapada a Palermo 1. Obertura sublime

Un avion aterrizando a media mañana y la melodia principal de la pelicula "El Padrino" resonando en mi cabeza de forma continuada e irrefrenable. Yo creo que esta situacion solo se puede producir cuando uno, despues de un viaje de algo mas de tres horas atravesando los cielos de media Europa, finalmente arriba sano y salvo a esa maravillosa isla localizada en el sur de Italia llamada Sicilia. Efectivamente, aqui estamos, en la cuna de algunos de los mejores caldos vinicolas que se producen en todo el planeta, donde dicen que la pasta no sabe como en ningun otro lugar del orbe y donde, y de ahi esta taladrante musiquita que no deja de sonar en mis oidos, se dice que se origino ese curioso movimiento (si asi lo podemos denominar) llamado "la mafia".

Ya tendremos ocasion a lo largo de los cuatro dias que vamos a pasar en la ciudad de Palermo de dedicarnos a quehaceres mafiosos pero, de momento, lo primero es iniciar todos los tramites para acomodarnos y poder disfrutar lo mas posible de nuestra estancia. Del aeropuerto a la ciudad propiamente dicha hay un buen trecho, que decidimos recorrer en el tren que nos lleva directamente (en realidad con unas cuantas paradas) desde el subterraneo del campo aereo hasta la Estacion Central, que para nuestra suerte apenas queda a dos minutos de paseo del amplio y vetusto apartamento que hemos reservado por un muy modico precio en el curioso barrio de Kalsa.

Pero antes de continuar la narracion, es necesario reseñar la extraña prevision meteorologica que nos va a acompañar a lo largo de nuestra estancia. Si bien en estas fechas de finales de noviembre, segun tenemos entendido, lo habitual son cielos despejados y una temperatura de entorno a 25 grados centigrados, lo que nos vamos a encontrar difiere bastante de estos datos estadisticos. Tenemos un ciclon sobre Sicilia. Y curiosamente llega hoy (parece que lo hayamos traido en el avion como un pasajero mas) y no se va a marchar hasta el mismo dia en que nosotros tambien partamos. Desde luego tenemos una suerte loca. Con esta coyuntura, parece ser que se ha dado alguna alerta de algun color por parte de las autoridades y muchos de los servicios de transporte estan cancelados e incluso se recomienda a la gente no salir de las casas.

Vamos a ver, que no me dejen ir a ver el resto de la isla porque no tengo forma de trasladarme, pase, pero que no me dejen salir a jalar y mamar, eso si que no lo tolero. Asi que me pasare las advertencias por el forro. Aunque pronto me dare cuenta de que toda esta tonteria no tiene ninguna base razonable mas que la flojera de unos habitantes que estan acostumbrados a ir medio desnudos por la calle, solecito, cachondeo y que no aguantan ni cuatro gotas. Porque en Glasgow, en pleno verano, hay bastante mas frio, viento y lluvia del que ahora mismo hay aqui. Es mas, agradezco el clima, porque yo a 15 grados, que es lo que tenemos ahora mismo, me siento como pez en el agua, y con mas de 20 ya empiezo con los sudores, las quemazones y a pasarlo realmente mal. Asi que vamos a disfrutar de este "frio" siciliano lo mas que podamos, que seguro que la proxima vez que vengamos aqui, el clima nos va a joder a base de bien.

Salgo de la estacion de tren con un hambre criminal y no me da tiempo ni de llegar al alojamiento. Es lo que tiene haberme levantado a las 3am y no haber probado bocado aun. Ya son las dos de la tarde y lo cierto es que en las ultimas dos horas he tenido extrañas visiones de platos de pasta pasando por delante de mis narices mientras yo babeaba como un cerdo. Vamos a solucionarlo. Primer lugar al azar, me pido unos penne al pesto, cuya racion, a pesar de que el camarero me indica que es poco para una persona, es realmente brutal. Y para acompañar, la primera cervecita del dia, que ya iba siendo hora. Eso si, el tamaño del plato muy grande y todo lo que quieras, pero la cerveza... Putos flojeras sicilianos, me la he bebido de un trago. Traeme otra. No mira, mejor me traes dos de golpe. Esto ya esta mejor. Y ahora a ver si damos cuenta de la pasta... aunque la verdad es que no me la puedo acabar. Demasiada comida para una sola sentada.

Con el gaznate mas relajado y el buche lleno, decido que ya es hora de hacer el check-in en el apartamento, puesto que el amigo Massimo (propietario del inmueble) ya me ha enviado un par de mensajes diciendo que me esta esperando. El tipo no habla ni papa de ingles, asi que supongo que los mensajitos que me escribio antes los elaboro con traductor google o similar. Pero tampoco hay demasiado problema en la comunicacion, y es que de pronto un chip se me activa en la cabeza y me doy cuenta de que puedo entender y hablar italiano. Y yo que pensaba que solo sabia decir "una birra grande, per favore". Aunque me da que este macabro chip transalpino se me activa y desactiva de forma involuntaria, porque el hijo de puta del camata de antes, por mucho que le recalque lo de la birra grande, no hacia mas que traerme el tamaño ridiculo ese. En fin, veremos lo que deparan las proximas jornadas.

Hora de salir a pasear. La lluvia y el viento no cesan pero eso no me va a detener, y menos todavia cuando me empiece a entrar la tipica sed etilica, que todavia se esta conteniendo pero que a medida que oscurezca se que va a aparecer por algun lado, en plan Dracula. Por recomendacion de un viejo amigo, me dirijo a ver el puerto, que no ofrece absolutamente nada de interes (menuda recomendacion de mierda) y, lo peor de todo, que no tiene cerca ningun pub o lugar para hacer una paradita a tomar un refrigerio. Por suerte camino rapido y aqui todo esta medianamente cerca. Me vuelvo hacia la parte mas centrica, en torno a la Via Roma, que es la calle que cruza todo el centro de norte a sur, y ahi si que me pongo a buscar garitos de forma ya bastante desesperada, y es que mi cuerpo acaba de encender la luz de alerta. Es hora de mamar.

Estos sicilianos hijos de puta son unos vagos. La mayoria de pubs interesantes no abren hasta las seis (que pocas ganas de trabajar y ganar dinero), y tan solo veo bares cutres con cuatro viejos en la puerta gritandose unos a otros como autenticos chalados. Por norma general me gustan estos sitios porque suelen ser los mas genuinos y los que mas te acercan al populacho, pero lo cierto es que la manera en que estos individuos conversan (si a estos alaridos se les puede denominar conversacion) me acojona en grado mayusculo. Es que realmente da la sensacion de que en un momento dado uno de ellos vaya a sacar una pistola y empezar su ajuste de cuentas personal. Y que despues llegue un automovil de esos de los años treinta, se bajen las ventanillas y empiecen a ametrallar todo lo que pillen por la calle. Deja, deja, que paso de vosotros, mafiosos de los cojones. Mira, un pub donde esta sonando rock'n'roll y que esta abriendo sus puertas. Mejor me meto aqui a tomarme una... o varias.

Huelo este tipo de locales. El Drunks resulta que es un sitio especializado en cervezas sicilianas. Si, ya se que lo tipico de estas tierras es el vino, pero oye, que me tomo un par y me saben a gloria. O por la sed que tengo o porque realmente estan cojonudas. Pues me quedo aqui un rato y me hago una y otra y otra y otra... Y al final se me empieza a ir de las manos. Despues de un par de horas de dar cuenta de todas las chelas sicilianas que tienen en el garito, finalmente decido que ya empieza a ser un buen momento para meterme algo mas solido en el cuerpo. La noche ha caido y un buen restaurant con, ahora si, un buen caldo enologico de la zona se hace menester. Me voy al alojamiento y me cambio de ropa porque esta, despues de la cata del Drunks, huele a cerveza que apesta. Y se me ocurre la brillante (o ya veremos que no tanto) idea de enviarle un mensaje a Massimo, mi anfitrion, para preguntarle por un buen restaurant para cenar.

En apenas diez minutos de paseo llego a un oscuro callejon (aunque aqui en Palermo practicamente todos los son) en el cual se ubica Il Pipino Rosso. Vaya nombrecito, colega. Los camatas son una treintañera siciliana con cara de mala hostia y un chaval indio joven amable hasta el extremo. Casi que mejor me atienda el indio, que entre que habla ingles y el jeto de la otra, me parece que la experiencia sera mas agradable. Pero el caso es que no lo es. Los precios son desorbitados y tanto el calamar que me pido de entrante como la pasta picante de despues, son una completa basura. Lo unico bueno, el vino, aunque no excelente, y por un precio tambien que, segun voy a comprobar en los proximos dias, es una autentica estafa. Me da a mi que el Massimo de los cojones esta compinchado con esta gentuza para sacar los cuartos a los turistas. Pues a mi me timan una y no mas. A partir de mañana solo entro a sitios de esos con tios gritando que sacan pistolas. Prefiero que me tiroteen a que me esquilmen.

Estoy cansado porque con el madrugon del viaje no he dormido una mierda, pero la noche es joven y yo necesito desquitarme de la experiencia recien acontecida en el Pepino este de las pelotas. Me vuelvo al Drunks (el pub de antes) y me pido un vodka con lima y limon. Un camata muy raro, vestido en plan heavy, con pelo largo, pero con las uñas pintadas de rosa, me pone tanto vodka en el vaso que no le cabe lo demas. Vale tio, veo que te gusta cargadito. Luego me tomo un cocktail de coco y no se que mas mierdas, que es de color azul y solo sabe a alcohol. Joder la que estoy pillando. Por lo menos el de las uñas rosas habla ingles, es un tio cachondo y de vez en cuando suelta algun que otro chiste. Que yo ya empiezo a no pillar porque lo siguiente es una caipirinha. Casi que me vuelvo al apartamento a ver si pillo la horizontal.

Pero mi subconsciente me traiciona y, en lugar de eso, salgo del Drunks, camino dos pasos y me meto en el siguiente pub. Me pido otra caipirinha y ya no se ni por que. Me soplan el doble que en el Drunks y esta mucho menos cargada de alcohol. Pues facil solucion, para no estar a gusto me vuelvo a ver al de las uñas rosas. El tio me ve entrar de nuevo y se parte el culo, pero me pone otro cacharro que no tengo ni idea de lo que lleva. Lo siguiente que sucede es que alguien me esta dando golpecitos en el brazo. Joder, estoy durmiendo sentado en una banqueta y con la cara pegada en la barra. El jevuta de las uñas me dice que llevo dos horas roncando, que van a cerrar y que deberia de irme. Pero no debe de verme muy cristiano porque el tio me indica que si quiero, antes de irme, puedo pegarme una ducha en un pequeño cubiculo que tienen en el mismo local. Deja, deja, que yo me espabilo enseguida. Ademas, me da a mi que este de las uñas ya se esta pasando de amable y me esta empezando a dar mal rollito. Me voy al apartamento.

Pero el caso es que, aunque son mas alla de las cuatro de la madrugada, yo sigo viendo garitos abiertos y gente tomando cerveza en la calle. Pues no me voy a ir a tumbar asi por las buenas, sobre todo porque creo que aun me cabe alguna otra. Un par de calles antes de llegar al destino de mi reposo final me detengo en un local con mesas de estas corridas donde la gente se entremezcla. Alli, una camarerita filipina de muy buen ver me atiende en un perfecto ingles y yo le contesto en italiano, pidiendo la famosa "birra grande" y algo de comer. La cerveza me sabe a gloria y de la comida ya ni me acuerdo. Bueno, en realidad no recuerdo nada mas. Pero eso si, a la mañana siguiente me despierto medio desparramado en un sofa de mi apartamento. Todo correcto pues. Desde luego, y trasladandonos al fantastico lenguaje operistico italiano, lo de esta primera jornada ha resultado ser, sin ninguna duda, una autentica obertura sublime. Menuda tranca, colegas.

jueves, 29 de septiembre de 2022

Una semana en Rumania 7. Religion y enologia

Abro los ojos y me encuentro con que por fin llego, para mi desgracia, la ultima jornada en esta nacion que nos ha acogido durante la ultima semana. Si, amigos, hoy es nuestra despedida de Rumania. Y bueno, que para empezar la cosa no pinta mal, ya que las buenas noticias es que hoy parece que no tengo resaca. Eso si, el estomago ya es otra historia. Los excesos acumulados empiezan a pasar factura. A mitad de noche me ha tocado abandonar mi reconfortante sueño y salir corriendo a realizar un vaciado de emergencia. Y ahora, a primera hora de la matinal, otra cagalera abrasiva me deja completamente pegado a la taza durante unos largos y sufridos minutos. Nos hacemos viejos y la edad ya no perdona, pero a estas alturas ya nada podemos hacer al respecto. Bueno, si, podriamos dejar de excedernos, pero vamos, eso esta claro que no entra dentro de nuestros planes. Que cojones, para lo que nos queda... disfrutemos.

Pero dejemos de quejarnos tanto y comencemos con la actividad. Hoy disponemos de todo el dia y lo cierto es que me apetece pasear por la urbe y visitar unas cuantas cosillas, al menos aquellas que pillan mas cerca del alojamiento. No me planteo grandes caminatas, como las que hace años tuve ocasion de realizar en Tokyo, Buenos Aires o New York, porque a traves de la ventana puedo observar un cielo completamente azul y una bola amarilla que me da la sensacion que debe de calentar mas de lo deseable. El aire acondicionado del apartamento esta muy bien pero ahi la fuera la cosa debe de estar bastante horneada. Y efectivamente lo esta. Horrible.

En cuanto pongo el pie en la calle me doy cuenta de lo que me espera a lo largo de toda la jornada. El ambiente es, simplemente, torrido. Debemos de estar casi a treinta y cinco grados centigrados, y si yo ya sufro con mas de veinte, os podeis imaginar el mal rollo que le acaba de entrar a mi cuerpo. Aprovechando las sombras que proporcionan los edificios, intento avanzar, aunque muy lentamente porque me estoy, literalmente, asando. Pero lo cierto es que no puedo aguantar semejante temperatura durante mas de cinco minutos. De repente, justo ante mi aparece mi salvacion, ofreciendo sus piadosas puertas abiertas a todo aquel peregrino en busca de cobijo y recogimiento. Si, colegas, habra que dar las gracias al de alla arriba porque ha colocado una iglesia en mitad de mi sufrido camino. Pues ahi que me meto, sin pensarmelo ni un segundo. Ya se sabe lo fresquito que se esta dentro de estos templos. Y efectivamente, una vez penetro en la construccion, la temperatura debe de haber bajado por lo menos quince grados. Que alivio.

Rumania es un pais, basicamente, de religion cristiana ortodoxa, asi que la mayoria de sus iglesias son de esta confesion. Y la verdad es que los templos ortodoxos son especialmente hermosos, tanto en su construccion, como en sus ornamentos y decoraciones. Asi que, aparte de pegarme un descanso en mi sufrido y sofocante caminar, tambien disfruto de echar un vistazo al lugar. Y del servicio. Si, asi es, es domingo, mediodia, y hora indefectible del servicio religioso ortodoxo. Bueno, a ver, yo soy hinduista, asi que no me voy a poner a hacer señales de cruces, ni arrodillarme, ni nada por el estilo, pero mientras sea bien recibido y, lo mas importante, pueda disfrutar del fresco durante unos minutos, no pienso molestar a toda esta gente que esta a su rollo y, ademas, pasa olimpicamente de mi sudorosa presencia.

Este encuentro con el Señor me ha dado una brillantisima idea, la cual voy a desarrollar a lo largo de las proximas horas en mi paseo por todo el casco viejo de la ciudad. Lo que voy a hacer es caminar durante cinco o seis minutos, lo que aguanta mi cuerpo bajo esta horripilante temperatura, y entonces refugiarme en una iglesia. Descanso. Cinco o seis minutos mas y otra iglesia. Y asi sucesivamente. Y no va a ser dificil, porque mira que hay putas iglesias ortodoxas de estas en la zona vieja de Bucarest. Dicho y hecho. O tal vez no. Siempre hay un pequeño borron en toda buena estrategia, y es que tras la segunda o tercera parada, lo que aparece ante mi no es una iglesia ortodoxa, sino una sinagoga judia. Y ahi no es que no haya servicio dominical, es que directamente la puerta esta cerrada con unos candados mas gordos que mis puños. Estos judios siempre tan hospitalarios.

Pero en cualquier caso, y con la estrategia eclesiastica, al final si que me doy una buena caminata por toda la parte mas centrica de la ciudad, y ademas me llevo en el zurron la visita a diez o doce templos y el asistir en primera persona a la celebracion de varios bautizos y bodas. Aunque tambien hay que decir que en un momento dado empiezo a cambiar las iglesias por pubs, especialmente por aquellos que tienen aire acondicionado. Y es que en estos lugares de perdicion, ademas del cuerpo, tambien puedo refrescar el gaznate. Y que cojones, que de tanto andar ya me estaba entrando una sed que no podia mas con la lengua. Asi que, poco a poco, y mientras recorro las mas centricas calles de la capital, voy empezando a agarrar un cierto puntillo que ya no voy a soltar hasta que abandone Rumania.

Ya deben de ser como las cuatro de la tarde y, debido a las molestias estomacales que me asolaron al despertar, lo cierto es que aun no he metido nada solido al cuerpo. Y logicamente la gazuza empieza a apretar. Considero que ya es hora de buscar un lugar para menear el bigote y sentarme tranquilamente, porque empiezo a estar hasta el gorro de pasear. De pronto, atravesando un sordido callejon, paso por delante de un pequeño local muy coqueto y bien arreglado, en cuya puerta leo "Abel's Wine Bar". Si, en ingles. Una vineria, sin ninguna duda. Y no se yo si sera por tanta iglesia que he visitado hoy, pero lo cierto es que lo del vino me esta llamando. Me apetece probar algun caldo rumano, ya que he leido que son de excelente calidad pero apenas si se exportan y es dificil conseguirlos fuera del pais.

Un tipo pequeñajo con gafas de culo de vaso, pero educado hasta el extremo y hablando perfecto ingles, me da la bienvenida. Por lo visto es Abel, el menda que da nombre al bar. Logicamente, comenzamos a hablar sobre caldos enologicos y me da a probar un par de ellos, para abrir boca. En primer lugar me enchufo un vaso de Novak, un vino moldavo absolutamente espectacular. Tras la exitosa cata, a punto estoy de pedirme la botella entera, pero entonces Abel me indica que, por si acaso, pruebe el vino de la semana, que esta siendo el favorito de los clientes ultimamente. Se trata de un Denominacion de Origen Dealu Mare, en el sureste de Rumania, de nombre 1000 de Chipuri. Y no exagero si digo que esta jodida maravilla esta en el top 3 de los mejores vinos que jamas probe en mi vida. Sencillamente brutal.

Al final cae la botella del Chipuri de los cojones. Por supuesto, no me olvido del tema solido y pido a Abel un par de tablas de fiambres y quesos, que vienen acompañadas por diversos frutos secos y aceitunas. Me siento en la mini-terraza que tiene el local, junto a la puerta de entrada, donde entre enredaderas y una muy oportuna techumbre que proporciona sombra, disfruto de una fantastica brisa que se levanta justo en este momento, como para acompañar tan excelso final a mi visita a Rumania. Ciertamente, a lo largo de toda esta semana he visitado diversos lugares y visto muchas cosas, pero creo que no me lo he pasado tan de pelotas en ningun lugar como aqui con las tablas de papeo y el excelentisimo vino de Abel.

Vale, si, todo esto esta muy bien, hasta el punto de que me tiro casi tres horas en la vineria, pero la cuestion es que la jornada aun no ha terminado. Pronto comenzara a anochecer y sera cuestion de finalizar mi estancia, tanto en Bucarest en particular como en Rumania en su conjunto, de la forma que a mi mas me gusta. Esta claro, tienda alcoholica, chelas y al apartamento hasta caer. Con el pedal del vino, mi regreso hacia el alojamiento se hace rebotando en todas y cada una de las esquinas por las que paso. Incluso en la tienducha del mamoneo creo que tropiezo con algunas de las neveras. Pero ya me da igual. Arreglo mi equipaje en menos de cinco minutos, dejando todo listo para la salida, a hora muy temprana, hacia el aeropuerto en la jornada de mañana, y me dispongo a dar cuenta de mis ultimas cuatro cervezas sobre suelo rumano.

Al final no puedo ni acabarme las chelas. Voy tan morado que decido dejar un par de ellas en la nevera como ofrenda para nuestro amigo Ciprian (seguro que el proximo huesped dara cuenta de ellas) y opto por pillar la horizontal cuando aun no son ni las diez de la noche. Eso si, con tanta chuza en el cuerpo, la necesidad de un vaciado intestinal me va a despertar a las dos de la madrugada, y la putada es que ya no voy a volver a pillar el sueño. Pues nada, camino al aeropuerto y viaje de vuelta a casa con un resacon de los buenos. Pero, bueno, que cojones, el colofon ideal a una semana tan de puta madre. Rumania, que gran pais, ciertamente no me importaria volver en el futuro. Aunque bueno, ya se que eso lo digo de todos los lugares que visito. Se ve que siempre me lo paso en grande.

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Una semana en Rumania 6. Llegada a Bucarest

No falla. Jornada en la que tengo que viajar, jornada en la que me levanto echo una puta mierda y con un resacon tremebundo. Debe de ser que el destino siempre quiere que emprenda los viajes con el cuerpo absolutamente reventado y pasandolo horriblemente mal. O bueno, quiza simplemente es que ayer me pase de la raya y hoy me toca pagar el precio. Sea con fuere, el caso es que la goma es de las duras. Y mi estomago, que me habia medianamente respetado todos estos dias pasados, hoy ha dicho basta y me tiene pegado a la taza de descarga, con unas cagaleras absolutamente horripilantes, durante mas de una hora. Si, ya lo se, bebi mucho y, peor todavia, comi mas de la cuenta. Tanta hambre, tanto comer y ahora... tanto vaciar. Ya se sabe, todo lo que sube, baja, y todo lo que entra, sale.

Pero dejemos las lamentaciones para otro momento, que nosotros tenemos que continuar con nuestro viajecito por Rumania y no podemos perder el tiempo. El final de esta maravillosa semana de ocio cada vez esta mas cerca y nuestra obligacion es seguir disfrutando. Hoy toca iniciar una nueva etapa en esta aventura rumana, y es que por fin dejamos nuestro tan estimado resort junto al Mar Negro para tomar direccion hacia la gran capital. Asi es, finalizaremos nuestro periplo por el pais en Bucarest. No es que seamos de los que marcan con una cruz la capital de una nacion cuando la visitamos y sentimos que es imperativo el hospedarnos en ella y recorrer sus calles (en muchos viajes anteriores ni hemos pisado las capitales), pero la cuestion es que nuestro vuelo de vuelta sale de aqui y es mucho mas comodo estar ya, en las ultimas jornadas, cerca del lugar desde el cual vamos a partir. Asi que, venga, no nos enrollemos mucho mas y tomemos carretera hacia Bucarest.

Cumpliendo los tramites clasicos de un check-out hotelero, dejamos nuestro lugar de reposo y recreo durante los ultimos tres dias, decimos adios a Mangalia, y enfilamos el camino que ya hicimos jornadas atras (cuando llegamos hasta aqui), pero esta vez en direccion contraria. Si, la autopista de puta madre que une la costa con la gran capital. Esta vez el paisaje me parece incluso mas monotono y cansino que cuando vine. Extensiones de amarillentos campos que se pierden en el horizonte, sin pueblos, localidades, ni nada mas que no sean mas campos y mas autopista. Pesado de cojones. Y con la resaca, que no hay manera de que se vaya de mi cuerpo, es peor todavia. Tan solo el momento en que cruzamos el Danubio, como cuando hicimos el viaje de ida, rompe ligeramente la monotonia, con algo mas de verdor y unos puentes bastante espectaculares, aunque el rio en si, desde la autopista, apenas si se ve.

Y tras unas horas de manejo de vehiculo por mitad de la nada mas absoluta, pues ya estamos aqui, trafico por todas partes, rumanos conduciendo como locos... o sea, las calles de Bucarest. Nuestro alojamiento se encuentra en una zona bastante centrica pero, como ya nos habian advertido, es bastante facil llegar hasta el lugar a traves de grandes vias y avenidas, y el aparcamiento en plena calle nos resulta tambien muy sencillo. De momento no hay queja. Hemos alquilado un apartamento para dos dias en la zona centro, a apenas cinco minutos a pie de lo que es el casco viejo propiamente dicho. Localizacion ideal, ciertamente. Llegamos al edificio que concuerda con la direccion que tenemos (realmente aparcamos en la misma puerta) y alli nos encontramos con un tipo cuarenton bastante simpatico, de nombre Ciprian, que al parecer es el propietario del inmueble.

Trato excelente. No solo por la gran alegria que me llevo al ver que el tipo habla un perfecto ingles, sino porque la atencion para que no me falte de nada es absolutamente perfecta. El apartamento esta impoluto y tiene mas comodidades de las que tengo en mi propia casa. Por si fuera poco, el amigo Ciprian me dice que ha dejado un par de cervezas en la nevera, por si no quiero esperar a que se enfrien las que voy a comprar en breve y asi poder empezar a mamar ya mismo. Este tio y yo nos entendemos, sin duda. Muy cordialmente me despido de el, aunque en las sucesivas jornadas va a continuar enviandome mensajes cada cuatro o cinco horas para ver si todo va bien y necesito algo mas. Le diria que mas cervezas, pero como eso lo puedo conseguir por mi mismo, tampoco voy a insistir demasiado. Buena gente, este Ciprian.

He hablado de lo comodo y fantastico que es el apartamento en si, pero no del edificio. Esta es otra historia. Se trata de un bloque antiestetico de esos que se construyeron en pleno comunismo para el proletariado. Cientos de pequeños apartamentos divididos con orden casi milimetrico en diferentes bloques, absolutamente todos iguales. Con, por ejemplo, un sistema comunal de basuras que se lanzan desde la altura de tu planta por una canalizacion. El elevador no es cutre, es lo siguiente, aunque por lo menos llega a todos los niveles. El problema es que, de tan vetusto que es, a veces le da por no abrir bien las puertas. Si, un par de veces me quede encerrado, pero ya me dijo el propietario que si eso pasaba solo tenia que marcar el numero de otra planta e intentar salir por alli. En fin, que mejor lo dejamos estar y vamos a lo que interesa, abrirnos la primera chela del dia.

Es salir el tal Ciprian por la puerta y yo ya me he tirado como un loco babeante sobre la nevera. Me abro una Heineken (que es la unica marca que el hombre ha tenido en bien dejarme) y comienzo a disfrutar de la ambrosia de los dioses mientras, casi instantaneamente, siento el alivio que llevaba todo el dia esperando. Parece como si, magicamente, toda la resaca ya hubiera desaparecido con el primer trago, que por cierto ha sido bastante contundente. Bien, ahora mi mente ya se encuentra mas clara y puedo comenzar a elaborar un plan de accion para lo que queda de dia que, todo hay que decirlo, tampoco es mucho, y es que ya estamos a media tarde.

Mi primera idea es comprar mamoneo para la noche, lo de siempre, acabar la jornada en el apartamento a chelazo limpio. No tengo que ir muy lejos, y es que junto a la misma puerta de entrada al bloque de apartamentos hay una tienda tipo ultramarinos con una buena coleccion de brebajes etilicos. Estos comunistas sabian construir las cosas bien, casa, comida y mamoneo todo junto. Sin embargo, decido dejar las compras para mas tarde, puesto que veo que la tienda no cierra hasta las once. De esta manera, puedo ir a recorrer las calles de la ciudad durante unas horas, hacerme unas cuantas por ahi en los pubs y bares que me encuentre, y luego, en funcion de la curcia que lleve encima, comprar mas o menos chelas.

Mientras camino en direccion al casco viejo, haciendo alguna que otra foto de los mas vetustos edificios de la sordida epoca comunista con los que me voy cruzando, indago en Google al respecto de los mejores restaurantes que hay por esta zona. Y es que aun no meti nada al estomago en todo el dia, aunque tampoco tengo mucha hambre, la sobredosis de ayer parece que me alimento para toda una semana. De esta manera, acabo en el Casa Oprea Soare, que es, por lo que leo, uno de los mejores lugares para comer en todo Bucarest, y que tiene unos jardines enormes con cientos de mesas completamente abarrotadas de gente. El puto restaurant es gigantesco y esta a parir, pero por suerte una camarera que habla ingles, aunque es seca y antipatica hasta el extremo, me lleva a una mesa y me sienta. Y en breve otro camarero, este algo mas guallon y chistoso, aunque con un ingles algo mas tosco, viene a tomarme nota. El sitio esta hasta los topes pero al menos han sido rapidos y efectivos. No hay queja.

Y del conejo que me zampo tampoco va a haber queja. Que barbaridad. Y aqui es donde vamos a hablar del tema del tamaño de las cervezas en Bucarest, y es que por lo que voy a ver en los sucesivos dias, parece ser que es la tonica habitual en toda la ciudad. La jarra pequeña, la convencional, la que suele pedir todo el mundo es la de 400 mililitros. Que en realidad es una jarra de medio litro, aunque nunca la llenan hasta arriba. Hasta ahi todo claro. El tamaño medio, segun me dice el camarero guallon, es la jarra de un litro. Si, para mi solo. Curioso que soy yo, y dado que el tio insiste en que ese es el tamaño medio, pues pregunto por el grande. Efectivamente hay un tamaño mas, que es la jarra de cuatro litros. Si, otra vez, para mi solo. Y mi mente se perturba. A mi no se me pueden decir estas cosas. Claro que el camata, muy prudente el, me recomienda la de un litro. Me dice que no es que no crea que me la puedo mamar, porque realmente tengo pinta de autentico experto cervecero. El problema es que con el calor que hace los cuatro litros se me pueden calentar muy rapido y entonces no los voy a disfrutar. Si eso, lo que puedo hacer es pedir cuatro jarras de esas medianas de litro.

Buen consejo. La verdad es que al final solo me pido dos de esas jarras, pero porque tambien quiero probar otras dos chelas que solo sirven en botella, tambien de la tierra y que hasta hoy aun no habia catado. Me gusta la variedad, que le vamos a hacer. Y oye, que bien he comido y bebido en el Casa Oprea Soare. Eso si, el camata guallon tiene razon, incluso ahora que ya esta empezando a anochecer, hace un calor de mil demonios. Pero entre la resaca, la sed que llevaba y la ansiedad por patearme lo mas posible de Bucarest, tampoco habia reparado mucho en ello hasta ahora. Pues nada, a grandes males, grandes remedios. Me voy tranquilamente paseando para el apartamento, que tiene aire acondicionado, y alli termino la noche a chelazo limpio, que la tienducha de al lado sigue abierta y esperandome.

Tendre como unos diez o quince minutos de ameno paseo nocturno. Con esto de que es sabado noche (o quiza por alguna otra razon que yo no se) todo el mundo esta en la calle y hay un ambientillo tremendo. Al pasar junto a los jardines y las fuentes que hay frente al Parlamento, hay un espectaculo de luces y musica que al parecer atrae a miles y miles de turistas. Esta sonando el Danubio Azul y los chorros de las Fuentes de Bucarest (que luego asi me entere que se llamaban, tampoco se complicaron mucho con el nombre), van al ritmo de la musica, junto con un efecto de luminotecnia que parece que salga desde dentro del agua. Muy turistico todo, tipos grabando videos o tomando fotos, parejitas bailando, gente con sus ooohs y aaaahs de asombro... y yo que empiezo a tener unas ganas de mear realmente criminales. Menos mal que al final no me tome la jarra de cuatro litros, que si no habria acabado meando en la misma fuente, eso si, al ritmo de Highway To Hell. Y mira que yo queria hacer unas fotitos tambien pero es que no me aguanto.

Casi corriendo llego a mi alojamiento y paso olimpicamente de la tienda de las cervezas. Subo y descargo, lo primero, y entonces, ya si, considero lo de pillarme alguna chelita para terminar la noche. Por supuesto, utilizando el elevador comunista me quedo encerrado, y entonces pienso en la suerte que he tenido. Si, suerte. Porque me quedo encerrado bajando a comprar cervezas despues de mear. Me llega a pasar cuando estaba con la meada en la punta de la pilila y habria descargado todo en el mismo elevador. Bueno, al final no tenemos que lamentar ningun maloliente incidente de esas caracteristicas. Me hago con cuatro o cinco chelas variadas que, curiosamente, aun no habia probado ni durante la estancia en Transilvania ni junto al Mar Negro y me vuelvo a la quietud del apartamento y el placer del aire acondicionado. Y asi termino esta mi primera noche en Bucarest, fresquito por fuera y por dentro. La nota negativa de estas postreras horas de la jornada es la cata de una cerveza bulgara de nombre Grussberg, que es de las peores mierdas que he probado en mi vida. Pero bueno, seamos positivos, mañana sera otro dia, seguiremos en Bucarest y aun nos quedan muchas chelas buenas por beber. Hasta entonces, buenas noches.

domingo, 25 de septiembre de 2022

Una semana en Rumania 5. Un hambre insaciable

A decir verdad no he dormido nada bien. Cada ciertos minutos me despertaba con la paranoia de que daba una vuelta no debida en el colchon y acababa cayendome cinco pisos. Es lo que tiene esto de dormir en el balcon. Y no ayudaba en absoluto el hecho de abrir los ojos de vez en cuando y ver, lo primero, el jodido abismo frente a mi. Porque a quien cojones se le ocurre hacer toda la puta barandilla de cristal. Muy transparente, muy bonito y todo lo que tu quieras, pero nada ideal para pegarse una buena cabezada tumbado en el balcon. Y esperate, que cuando parece que, ya por puro agotamiento, finalmente agarro un par de buenas horas de sueño, ahi aparecen los putos pajaros chillones. Cientos de miles de putos pajaritos invisibles que no paran de canturrear, berrear y producir un asqueroso y penetrante sonido agudo con el cual no hay forma de pegar ojo. Ya me lo veia venir, ya. Menuda puta nochecita.

Pero ya se sabe, a grandes males, grandes remedios. Menos quejarnos y mas comenzar la actividad diaria. Una buena ducha que nos despeje, un intenso vaciado de cuerpo (o dos, o los que sean necesarios) y ponernos algo de ropa limpia para bajar al restaurant del resort a cargar las baterias lo mas posible. El desayuno buffet libre nos espera. Y tengo que decir que hoy, aun sin demasiada hambre, es el dia que mas me excedo. No se si por mi afan cavernicola de intentar probarlo todo, porque realmente el cuerpo sabe que va a necesitar energia o simplemente porque soy un puto cerdo. Y me da que esta ultima opcion es la correcta, porque hoy no voy a parar de menear el bigote ni un minuto. Sera que la brisa marina me abre el apetito.

Obviamente, despues del copioso desayuno me siento extremadamente lleno. Considero que el mejor remedio para esta hinchazon es darme un buen paseo, asi que voy a calcar la actividad que realice en la jornada anterior. Supongo que lo recordareis, paseo por la playa. El problema es que no todos los dias son iguales y, ni mi cuerpo responde de la misma manera, ni las condiciones climatologicas son exactamente las mismas. Vamos, que empiezo a sentir una cierta resaca de todo el mamoneo que me meti ayer y, para mas inri, hoy hace un calor de mil demonios. A pesar de mi sempiterno gorrito de turista, que me protege medianamente del impacto directo de la maldita bola amarilla, comienzo a sudar como un autentico puerco. Y llega un momento en que no puedo mas. Entre la calentura y el sudor, que supongo que conlleva la correspondiente deshidratacion y falta de fuerzas, no puedo caminar mas. Por suerte no he llegado muy lejos, estoy en la zona de la playa privada de mi alojamiento. Asi que rapidamente busco una hamaca, junto dos sombrillas (porque una no me da suficiente sombra) y me tumbo a apenas diez metros del agua intentando recobrar el aliento durante unos minutos.

Largos minutos que no se yo si no se convertiran en horas. Porque me siento agotado y ardiendo. Pero lo cierto es que poco a poco, gracias a la brisa marina y la conveniente sombra que me proporcionan los parasoles, me voy recuperando. Lo unico malo son los niños y las viejas. No es que ni unos ni otros molesten demasiado, ya que los infantes rumanos parecen bastante mas educados que en otras naciones y simplemente se dedican a sus juegos tontos con la arena sin ni siquiera alzar la voz, y las viejas, pues eso, a su rollo de pasear lentamente, cual zombies arrastrando los pies en direccion al ataud. Pero cojones, si uno se tumba en la playa es para ver a las tipicas jovencitas o maduritas de buen ver mostrando carne medio camuflada por sus irrisorios bikinis (que siempre son varias tallas menos de lo que les corresponderia). Pues no, joder, me he debido de venir a la unica playa de todo el planeta donde no hay ni una de estas hembras. Solo viejas con colgajos y niños medio alelados.

Ya me he cansado. Ademas, que cojones, que he sudado mas de la cuenta y hay que reponer liquidos. Vamos a por la primera cervecita del dia. Por no complicarme la vida, porque todavia ando algo bajo de energia, me cuelo en el mismo local en que ayer comence la sesion y me hice la mejillonada. Me pido un par de chelas y, magicamente, me recupero por completo. Me siento al cien por cien. Menudo subidon. Incluso, de repente, me surge un hambre atroz. Y, a pesar de encontrarme junto al mar, se me despierta un incomprensible capricho de carne. Sera la que no pude ver de las jovencitas en la playa, que aun la tengo en el subconsciente. En realidad quiero cerdo. Pues toma filete espectacular de cerdo que me pido, acompañado por una montaña de pure y varias salsas. Y por supuesto mas chelas. Menudo festival me estoy pegando como quien no quiere la cosa. Y por supuesto la cosa acaba como tiene que acabar, lleno otra vez.

Pues sera cuestion de darme otro paseo. Vaya dia llevo, comer, bajar la comida, comer, bajar la comida... En esta ocasion, ya hasta las pelotas de playa y brisa marina, pillo las calles aledañas al hotel y me doy varias vueltas sin direccion. Aunque por un azar del destino, o quiza porque el subconsciente siempre me llama, acabo frente a las puertas de las tiendas donde ayer compre el mamoneo para subirmelo a la habitacion. Y mira, lo cierto es que ando bajo de reservas, asi que no estaria de mas reponer. Ni corto ni perezoso hago un buen aprovisionamiento de cervezas variadas y me dirijo de nuevo al resort para ponerlas a refrescar de cara a lo que queda de dia. La anecdota se da cuando, sin darme demasiada cuenta, pago las viandas recien adquiridas con dinero en efectivo y me quedo sin una misera moneda en el bolsillo. No es que sea algo que me deba de preocupar, ya que en cualquier lugar puedo utilizar la tarjeta, pero yo soy muy clasico y siempre me gusta llevar algo de papel moneda para poder usar en uno u otro lugar.

De esta forma, decido comenzar una mision que no deberia de resultar muy dificil. Me refiero a encontrar un cajero automatico para extraer algo de divisa. Google Maps, ahi te indica donde estan los ATM mas cercanos. Y efectivamente encuentro un par a menos de cinco minutos de paseo. Pero la cosa no va a resultar tan sencilla. El primero, directamente, no existe, y su localizacion esta en mitad de una zona donde no hay nada salvo arboles. Siguiendo indicaciones para el segundo, me cuelo en una propiedad privada, por lo visto de alguien bastante pudiente porque el sitio es enorme. Cajero no hay, pero un tipo de seguridad que mide tres por tres si. En un clarisimo rumano que basicamente entiendo por los malos modos y la cara de asesino que me pone, el segurata en cuestion me dice que me largue que esto en una zona privada. Vale, tio, yo soy un turista borracho y paso de malos rollos. Pero el caso es que sigo sin encontrar un puto cajero.

Google Maps me indica que hay otros dos cajeros a mas de tres millas de donde me encuentro. Hasta las pelotas de pasear estoy. Vuelvo al resort, me subo al automovil, que pensaba no tocar en todos estos dias, y me dirijo a los malditos cajeros. Vale, tras manejar mi vehiculo unos pocos minutos, por fin encuentro el primero. Meto mi tarjeta y... mensaje en pantalla: no hay efectivo disponible. Me cago en la puta, esto es una jodida broma de mal gusto. Coche otra vez y al siguiente cajero que me indica Google Maps. En mitad de una avenida. Dejo el auto mal aparcado, porque ya llevo un calenton de cojones con los putos cajeritos y salto sobre el puto ATM. Bien, relajemonos, este funciona y me da unos cuantos billetes. Ha sido toda una puta odisea, si, pero al final hemos conseguido el objetivo. Hora de volver al hotel y seguir mamando.

Como ando un poco alterado despues de esta ultima aventura, decido tumbarme en una hamaca junto a la piscina (a la sombra por supuesto) y pedirme una de las chelas cutres que venden en el bar. Que ya sabeis que no va a ser solo una. Y despues me hago un par de cocktails. Y supongo que ya estoy mas relajado, o cuanto menos borracho. El caso es que hoy obvio la opcion de pegarme un chapuzon, quiza porque ya voy mas doblado de lo que deberia, aunque esto normalmente me exhacerba mas todavia la idea de darme un baño, pero no se, hay algo que me dice que mejor me quede tranquilito. Debe de ser una de esas luces ocasionales que de vez en cuando se encienden en la mente de un borracho y te dicen "como te tires al agua te ahogas, colega". Vale, pues dejemoslo estar, si eso.

Lo que no dejamos estar es el subir a la habitacion y hacerme un par de chelas de las que habia puesto a enfriar. Balconcito, unos pocos pistachos y... joder, que tengo hambre otra vez. Lo de hoy no tiene nombre, parece que no haya comido en meses. Hasta incluso se me retuercen las tripas y no puedo aguantar mas. Pues venga, otro paseito por el barrio y a ver que encuentro. Hoy, sin pensarlo demasiado porque a cada paso que doy mi hambre se multiplica por mil, acabo en una especie de comedor de la epoca comunista (visite un sitio similar en mi viaje a Chequia), donde vas con tu bandeja seleccionando los platos que quieres con el dedo y te los ponen. Al final eliges la bebida (cerveza en mi caso, por supuesto) y pagas. Te sientas y a comer. Y eso hago, dar cuenta de los pescaditos y un troncho de pechuga de pollo mutante, que es casi mas grande que mi cabeza.

La noche ya ha caido y yo ya deberia de estar saciado de una puta vez, y lo cierto es que me encuentro tan lleno que casi me cuesta hasta terminar la cerveza. Lentamente, arrastro mis pies hacia fuera del comedor comunista y salgo de nuevo a la calle con intencion de regresar de nuevo al resort y subir a mi habitacion a descansar. Pero la necesidad de bajar este nuevo banquete que me atiborra hasta el esofago, hace que me pegue otra nueva caminata, dando varios rodeos, hasta completar una media hora larga de paseo. Me encuentro mucho mejor, ciertamente. Y ahora ya estoy de vuelta en el hotel y me siento nuevamente activo. Pues vamonos al bar, joder, a hacernos cervezas o cocktails o lo que me entre en gana, que el dia todavia no ha terminado.

Una noche mas, el espectaculo de las dos rumanas ligeras de ropa cantando de forma horripilante ameniza a los huespedes que se toman su ultimo refrigerio junto a la piscina. Mientras me preparan un extraño combinado con vodka, ron, cointreau y alguna cosa mas, me quedo mirando el show y una de las cantantes se percata de que les estoy prestando atencion (debo de ser el unico). La tia, ni corta ni perezosa, para de cantar y comienza a relamerse los labios de forma libidinosa mientras me mira fijamente. Y acto seguido se baja la cremallera de su top para que sus protuberancias femeninas casi se le salgan apuntando en direccion al bar, donde yo me encuentro. Conclusion: estas dos son putas. Si, mucho show y tal, pero en cuanto pueden intentan engatusar a algun turista inocente para sacarle unos cuantos billetes.

En otras circunstancias, que quereis que os diga, seguramente yo, que soy debil, habria sucumbido. Pero lo cierto es que me acaban de traer el cocktail y tengo mucha sed. Y si, esta mañana queria ver carne, pero ahora mismo, despues de todo lo que he comido, pues como que estoy bastante saturado. Ademas tia, que es que cantas fatal, y solamente eso ya me tira para atras bastante. Que no me lias, golfa, que yo me acabo mi combinado, me subo a la habitacion, me hago tres o cuatro chelitas mas y a dormir la mona. Y mira tu por donde hoy si que funciona el aire acondicionado. O quiza es que voy tan morado que he sido yo mismo quien por fin ha averiguado como ponerlo en marcha. En fin, que caigo redondo y borracho como una cuba en el catre. Mañana por fin toda abandonar el resort y marchar hacia la capital, pero esa ya sera otra historia. Ahora toca roncar como un bendito.

viernes, 16 de septiembre de 2022

Una semana en Rumania 4. Playa y piscina

No se que cojones ha pasado pero el caso es que a mitad de noche el puto aire acondicionado ha dejado de funcionar. Entre tinieblas, y sudando como un cerdo, me he levantado varias veces a apretar botones del cacharro pero no ha habido manera. Asi que con tantos sudores no me ha sido nada facil pegar ojo. Y luego, cuando parecia que podia enganchar un par de horas seguidas de sueño, ha comenzado el jodido recital de los pajaros. Aqui no hay perros locos ladrando sin parar como en Transilvania y las gaviotas, si las hay, son bastante silenciosas. Pero los putos pajaritos son un puto infierno. Deben de ser como trescientos mil de esos cabrones piando sin parar desde el momento en que se ha comenzado a atisbar la primera claridad del dia. Al final, otra nochecita en vela.

Lo unico positivo es que, como ayer no me pase mucho con la chuza, no tengo resaca a consecuencia del alcohol. Aunque el dolor de tarro por no dormir es bastante considerable. Y los pajaros de los cojones, que no paran con su puto piar escandaloso, no ayudan lo mas minimo. En fin, bajemos a desayunar, que en este resort lo tenemos incluido y quiza con un par de pozales de cafe la cabeza se me pueda despejar un poco. Aunque mucha hambre tampoco tengo, y es que la mariscada de anoche aun me anda repitiendo por el estomago, el esofago y el gaznate. Mira, casi que voy a vaciar primero y a ver si haciendo hueco me entra algo mejor el alimento. Total, ya que es gratis hay que aprovechar.

Pues el buffet del desayuno esta muy bien y muy completo. Para todos los gustos. Los manjares de mi habitual desayuno escoces estan mas o menos bien imitados con bacon, huevos, salchichas y unas alubias caseras que estan de pelotas. Como siempre, hecho de menos el haggis y el black pudding, pero asi de mal nos tratan a los escoceses fuera de nuestra tierra, nunca podemos disfrutar de nuestros productos autoctonos. Por supuesto, para los mas flojos, tambien hay varios tipos de fiambres y quesos, ensalada, cereales, yogur e incluso un arroz dulce que parece que quiera asemejar a nuestro tradicional rice pudding. Y cafe y jugo hasta la saciedad. Y lo cierto es que el liquido es ahora mismo lo que mejor me sienta. Un poco de hidratacion fruticola y un par de cubos de cafe, que esta fuerte de cojones, hasta el punto de que yo, que no soy muy amante del dulce, tengo que echar tres azucares para hacerlo medianamente bebible.

Restablecido a medias, decido salir a dar un paseo matinal por la playa, a ver si la brisa marina termina de despejarme y de paso me da algo de sed, porque la verdad es que ahora mismo no me apetece en absoluto una cerveza y eso no es nada normal en mi. Si que debo de estar estropeado. Saliendo del hotel, cruzando la calle y atravesando un par de dunas, me doy de bruces con la arena y el Mar Negro, que por mucho que diga el nombre es tan azul como todos los demas mares que he visto hasta ahora en mi vida, y ya os puedo asegurar que son unos cuantos. Se supone que esta zona de playa es privada para los residentes del hotel, y asi lo indica en un cartelon a la entrada, pero lo cierto es que aqui nadie te pide nada ni hay ningun tipo de control y, como no esta delimitada, por aqui pasa absolutamente todo el mundo. Tampoco me importa lo mas minimo, yo solo vengo a pasear, paso completamente de tumbarme al sol o meterme en el agua. Dejo eso para los turistas mas juguetones.

Como quien no quiere la cosa, comienzo a caminar por la arena en direccion norte siguiendo indefectiblemente toda la linea de costa. Creo que ya hice algo parecido cuando estuve en Lituania y al cabo de unos cuantos kilometros casi llegue hasta Letonia. Esta vez el pais fronterizo al norte, Ucrania, me pilla algo mas lejos. Pero tu dame unas cuantas horas y veras... O quiza no tantas horas, porque en un momento dado, en lugar de las banderas de Rumania que cada ciertos metros ondean sobre mastiles clavados en la arena de la playa, de pronto me encuentro una bandera de Ucrania. Y a continuacion otra. Joder, si que he caminado. Y el asunto se complica cuando de repente me veo venir de frente a un tipo en bañador que es clavado a Vladimir Putin. Me cago en la puta que de tanto caminar me he salido de Rumania, he pasado Ucrania y ya estoy en Rusia. Joder, casi que me doy media vuelta y enfilo direccion sur, no vaya a ser que el ruso me meta un misil por el culo. Aunque quiza me invite a una botella de vodka, quien sabe.

Ya de vuelta en Rumania (al menos en mi imaginacion), me planteo ponerme a caminar ahora en direccion sur. Pero aqui si que la puedo liar de verdad, porque la frontera con Bulgaria apenas queda a cinco millas y lo siguiente es Turquia, y despues Oriente Medio, y despues... Mejor lo dejamos. Ademas, empiezo a ver tipos gordos cincuentones apostados en barras de bar en mitad de la arena metiendose sus primeras y muy refrescantes chelas del dia gaznate abajo. Y logicamente me dan envidia. Asi que voy a buscar un abrevadero y empezar yo tambien con mi propio recital. Un enorme pub de playa, de estos que tienen varias barras y terrazas, me da la bienvenida mas cordial y, al ritmo de mi habitual "o bere, va rog", me casco las dos primeras de la jornada. Y que bien que me sientan. A todo esto, ya es mas de mediodia. Joder, si que ha sido largo el paseo.

No me quiero encantar porque aun tengo una faena pendiente desde ayer. Asi que me despido del camarero como buenamente puedo (cada dia aprendo cosas nuevas en rumano y ya me voy defendiendo) y acto seguido voy en busca de las tiendas de avituallamiento alcoholico que anoche encontre cerradas a cal y canto. Por suerte aquello no fue mas que un cierre horario, porque hoy los comercios estan abiertos. Y tienen buena variedad los muy cabrones. Asi que me pillo unas cuantas chelas variadas, que ademas estan fresquitas porque las tienen en refrigeradores, y regreso a la habitacion del hotel para guardar mi tan preciado manjar, ya que tambien alli tengo una nevera. Ya tendre ocasion de pegarle al vicio mas adelante, que el dia es muy largo. Ahora lo que toca es menear el bigote, que ya hay gazuza.

Como el pub de las chelas de antes me gusto bastante, decido ir a comer algo al mismo sitio. Y de paso continuar con unas cuantas cervecitas mas. Me pillo un platazo de mejillones del Mar Negro (casi un kilo) y me tiro un buen rato disfrutando de este exceso culinario. A todo esto, yo debo de tener algo con los putos mejillones porque pais al que voy, pais donde los pruebo. Y normalmente intento catarlos en cada uno de los mares u oceanos del planeta que me pillan cerca en ese momento. Os puede parecer una gilipollez, pero estos bichos son totalmente diferentes dependiendo de las aguas en donde residan. Asi, hay una enorme diferencia entre los del Atlantico norte, Atlantico sur, Mar Mediterraneo, Mar Negro, Indico, Pacifico, Oceano Glacial... e incluso en una misma masa acuosa, dependiendo de las corrientes que los bañen, tambien son completamente distintos. Bueno, y a vosotros que os importa esto de los mejillones. Sigamos con las chelas.

Lo cierto es que ahora ya llevo un puntillo bastante bueno, por supuesto acrecentado por este asqueroso sol simiesco que no para de brillar en lo mas alto del cielo y por una temperatura que, si no fuera por las cervezas bien frias, seria absolutamente insoportable. Por suerte hoy me ocupe de salir bien protegido por mi sempiterno sombrerito de turista que desde hace unos años me ha salvado de muchas quemazones y otros tantos dolores de cabeza. Los tres pavos mejores invertidos de mi vida, sin duda. Bueno, y a todo esto, yo creo que a estas alturas ya estoy en condiciones de darme un pequeño chapuzon en la piscina del resort. Es lo que tiene el ir medianamente tajado, que en seguida me dan ganas de lanzarme al agua y hacerme unos largos intentando emular a Mark Spitz. Hasta que me lesiono o me ahogo o me pasa alguna otra chaladura.

Por suerte, en esta ocasion salgo indemne de la sesion de natacion. Que con semejante solana y sin la proteccion del sombrerito intento que sea lo mas breve posible. Hora de tumbarme en una hamaca, a la sombra, por supuesto, y pedirme un par de chelas en el bar de la piscina. Mierda, habia olvidado que aqui solo tienen una marca y esta asquerosa. Bueno, cumplimentare el tramite lo mas rapidamente posible. Mientras lo hago, calculo cuidadosamente los que van a ser mis movimientos para lo que resta de dia, y es que poco a poco las horas han ido pasando y en breve se va a poner el sol y, al final, resulta que no he hecho nada demasiado productivo en lo que llevamos hasta ahora de jornada. Pues que siga asi, porque aqui no hay mucho mas que hacer.

El desayuno y los mejillones ya me han saciado para todo lo que queda de dia, asi que el tema de alimento solido queda ya zanjado por hoy. Paso de la cena. Ademas, ya he pillado velocidad de crucero con las chelas y ahora no voy a parar. Pues sera hora de terminar el dia como quise hacer ayer y no pude, tranquilamente en el balconcito de mi habitacion, con vistas al mar, y disfrutando de las chelas que, hoy si, tengo esperandome en mi neverita privada. Dicho y hecho. Me apalanco en una comoda silla, situando mis piernas sobre la barandilla del balcon, me abro la primera y comienza el recital. Y mira tu que no queria nada solido, pero tras la tercera me empieza a entrar una cierta ansiedad en las mandibulas. Pero tranquilos, todo esta previsto. Yo ya sabia que necesitaria algo de picar para acompañar las cervecitas y, cuando estuve en la tienda del mamoneo, tuve la precaucion de adquirir un par de bolsas de pistachos. Ahora si que estoy en la gloria.

Aunque, aun estando en el paraiso, a veces tu alcoholica mente te juega malas pasadas. Tengo todavia unas cuantas cervezas para terminar la noche totalmente morado, sin embargo ahora se me esta antojando un cocktail. Manda cojones. Uno siempre quiere lo que no tiene, aunque sea el tio mas millonario del planeta. Por fortuna, este tampoco es un capricho tan dificil de saciar. Me bajo nuevamente al bar de la piscina, donde las mismas tipas cutres de anoche estan otra vez entreteniendo al personal con sus horripilantes voces y los mismos tostones de canciones. Me pido una piña colada. Y luego me pido otra. Y luego me pido el cocktail especial de la casa. Joder, y yo que solo queria uno. Al final me casco cinco cocktails y subo de nuevo a la habitacion dando tumbos y rebotando de una pared a otra. Bueno, lo positivo es que con esta chuza voy a dormir de puta madre y me va a dar igual la temperatura, los pajaritos o la pajolera madre que pario al Conde Dracula, del cual ya parece que me he olvidado completamente desde que estoy en la costa del Mar Negro.

Los cojones voy a dormir. Me tumbo y al cabo de diez minutos empiezo a sudar como un poseso. Entre el calor y todo el mamoneo que llevo encima, esto es un puto infierno. El aire acondicionado sigue sin funcionar y me dan ganas de reventar el cacharro a martillazos. De repente una bombilla se enciende en mi alcoholizada mente. Una rapida comprobacion visual me confirma que el balcon tiene exactamente la medida perfecta para albergar un colchon. Adelante pues. Saco el colchon al balcon, lo cual me cuesta un mundo debido a mi estado de embriaguez, y me tumbo a dormir bajo una corriente de aire refrescantemente aliviadora. Pues aqui me quedo, mientras no se rompa la barandilla y me despierte cinco pisos mas abajo en el jardin del hotel, todo ira bien. Uf, espera. Los pajaros a primera hora. Joder, que despertar mas duro me espera.

jueves, 15 de septiembre de 2022

Una semana en Rumania 3. Siete horas al volante

Abro los ojos y me encuentro medio tirado en un sofa. En un hall de la planta superior de mi alojamiento. Ya sabeis, la cabaña de tres pisos en mitad de una montaña de Transilvania. Supongo que durante mi festival etilico de anoche acabe por derrumbarme aqui y ya no me pude mover hasta que volvio a salir el sol. Logicamente en este estado nada me ha inquietado durante la noche. Ni los perros vagabundos locos, ni sedientos y tenebrosos vampiros, ni el mismisimo Dracula pegandose un vuelo nocturno desde su cercano castillo. Aunque tambien hay que decir que como a alguno de estos chupasangres se les ocurriera pegarme un mordisco en el cuello, iban a pillar una cogorza instantanea bastante poco deseable. Es lo que tiene ser un alcoholico, hasta los vampiros te huyen.

Con esta tesitura, logicamente, nada mas intentar incorporarme a la posicion vertical me hago cargo de que absolutamente todo me da vueltas. Menudo resacon. Y encima, despues de haber pasado toda la noche en este incomodo y chirriante sofa, mis articulaciones tampoco es que esten en las mejores condiciones. Pues es una putada, porque hoy me toca una jornada de conduccion bastante agotadora. Despues de dos dias en Transilvania, es hora de abandonar las montañas en direccion a la costa. Y lo peor es que, como este pais es bastante grande, la susodicha queda bastante lejos. Siete horas manejando mi vehiculo para llegar a mi destino final de hoy, el cual me va a acoger durante las proximas tres jornadas. Nos vamos hasta la costa del Mar Negro, y concretamente a una localidad muy cerca de la frontera con Bulgaria (a apenas cinco millas), llamada Mangalia.

Despues de una ducha reparadora (o no tanto, porque a estas alturas ya nada me repara) y un par de vaciados de intestino, empaqueto todas mis pertenencias, desciendo la montaña y comienzo el largo y tortuoso camino hacia el mar. Para despedirme de esta fantastica localidad de Bran, aun paro en el pueblo y me hago uno de esos fantasticos pozales de cafe que preparan por aqui y un jugo natural de naranja. Ambas cosas me sientan como una patada en los cojones y me van a estar repitiendo durante las sucesivas horas. Pero al menos voy despierto. Eso si, lo de meterme algo solido en el cuerpo mejor lo dejo estar. Ya sabeis lo desagradable que es ir al volante con retortijones y constantes ganas de cagar. Ya parare cuando me encuentre algo mejor, si es que eso llega a acontecer en algun momento a lo largo del dia.

Aun no he hablado de la temperatura que me ha acompañado en estos primeros dias. Lo cierto es que en Transilvania, y en particular en plena montaña, que es por donde me he movido, el termometro me ha respetado bastante con unos casi constantes veinte grados que, por asi decirlo, es el limite hasta el que mi nordica persona puede llegar a aguantar. Cuando el mercurio se eleva mas alla de esos guarismos, comienzo a pasarlo realmente mal. Ademas, estas jornadas hemos estado continuamente a base de claros y nubes, incluso con algo de lluvia por momentos. Ideal para mi, porque en el momento que la bola amarilla hace acto de presencia alla arriba, en lo mas alto, mi piel comienza a sonrojarse y quemarse de una forma muy asquerosa. Y bueno, que ya os podeis imaginar que si comento todo esto acerca del clima es porque las cosas, al dejar Transilvania, van a cambiar bastante, y para peor.

Menos mal que el Renault Megane tiene un aire acondicionado que funciona cojonudamente bien, porque deespues de dos horas de conduccion y ya circunvalando la gran capital, Bucarest, el ambiente es, simplemente, torrido. Lo peor es que en un momento dado de este bypass alrededor de la gran urbe hay unas obras o no se que cojones, lo que conlleva un tremendo atasco que me deja practicamente parado durante mas de media hora, rodeado de camiones, polvareda... y unas terribles ganas de mear. Siempre pasan estas cosas cuando menos tienen que acontecer. Asi que no me quedan mas huevos que parar en una gasolinera donde me doy cuenta de que, o hago rapido la faena, o en cinco minutos me derrito. Si, ya sabeis, al mas puro estilo del Conde Dracula cuando le pegan los rayos del sol. Algo me tenia que traer de Transilvania.

A pesar de que el calor es totalmente abrasador, tengo la suerte de encontrar unas mesitas en la parte posterior de la gasolinera que estan a la sombra y en una zona donde corre una cierta brisa, aunque no demasiado refrescante. Como ya llevo mucho rato al volante y merezco un descanso, me compro un sandwich de pollo y una botella de agua para llenar un poco el buche y rehidratarme, esta ultima accion mas que necesaria en estas circunstancias. No, de momento no hay chela, que aun me quedan muchas horas de conduccion por delante y no se lo que me puedo encontrar, aunque pronto de dare cuenta de que lo peor ya ha pasado. En fin, sigamos, que ya hemos superado el mediodia y mi resort playero en Mangalia me esta esperando. Claro, como si me importara mucho la playa... Lo que quiero es llegar cuanto antes para, de una puta vez, degustar una buena cerveza, que la lengua se me esta cayendo al suelo de sed.

Despues del infierno de rodear Bucarest, por fin tomo direccion este hacia la costa del Mar Negro. Hora de relajarse, puesto que durante las proximas dos horas largas voy a utilizar la unica y espectacular autopista de todo el pais. Y es que para unir la capital con la segunda ciudad mas importante, Constanza, ubicada en la costa, tenemos esta fantastica via, una de las mejor construidas y mas comodas por las que he tenido el placer de manejar un vehiculo. Y ademas practicamente no hay trafico. El unico pero son los inexistentes paisajes de los que uno puede disfrutar. Todo este recorrido es una llanura infinita y completamente desolada, en la cual no se atisba ni un misero pueblo o ciudad. Tan solo campos y campos y campos (o quiza es siempre el mismo puto campo) de trigo, de los cuales no se ve el final por mucho que uno alargue el cuello y quiera ver mas alla. Tan solo, en un momento dado, el paisaje se torna algo mas verde y un imponente puente que cruzamos nos avisa de que estamos atravesando el rio Danubio. Y luego, mas campos y campos y campos de trigo. Hasta el fin del mundo.

Una vez finalizada la autopista, la tension y el stress vuelven a aparecer al cincunvalar Constanza. Estos rumanos conducen como putos locos, especialmente en las grandes capitales. Intento apretar los dientes y sobrellevar la presion porque ya me queda muy poco, menos de una hora, para llegar a mi destino. Y una vez alli meterme el tan preciado manjar de cebada gaznate abajo. Venga, que ya casi estamos. Los ultimos minutos de conduccion, dejando ya la carretera que une Constanza con la frontera de Bulgaria, los realizo por una muy cuidada zona arbolada que es el preludio del lugar megaturistico en que me voy a hospedar. Todo lo que hay en torno a esta localidad de Mangalia son hoteles y resorts junto a playas, concatenados y sin solucion de continuidad. Se dice que es el destino turistico preferido de los propios rumanos, con lo cual, obviamente, todo lo que voy a encontrar aqui va a ser turismo interior, algo de lo que me voy a dar cuenta en breve y que no me va a ayudar mucho en mi estancia en el lugar.

En la recepcion del complejo hotelero nadie habla otra cosa que no sea rumano. Empezamos bien. Con una rapidez mas propia de una centella que de un ser humano, dejo todos mis bartulos en la habitacion y me planto en la barra del bar que hay junto a la piscina. Y alli, como no podia ser de otra manera, todos los camareros hablan solamente rumano. Vamos a peor. Menos mal que se decir "o bere, va rog" (aunque con los dias voy aprendiendo mas cosas) y gracias a ello consigo, por fin, la sagrada ambrosia de los dioses. Con el puto calor que hace, me casco la primera cerveza de un trago, sin ni siquiera abandonar la barra. Los camareros me miran asustados. Ahora ya ni hablo, simplemente dejo el vaso sobre la barra y con el dedo indico que me lo rellenen de nuevo. Vale, ahora ya estoy mas tranquilito e hidratado y ya puedo moverme hacia una mesita junto a la piscina. Eso si, que este a la sombra, por favor.

Con la historia esta de tener que cruzar medio pais y estar al volante durante tantas horas, lo cierto es que el sol ya se esta poniendo. Lo cual agradezco para no achicharrarme, aunque la temperatura tampoco baja mucho y se queda estancada en unos 25 grados, algo que me resulta realmente horrible. Como no queda mucho de dia, planifico mis proximos movimientos con extrema cautela para no desaprovechar ni un segundo. Como tengo una habitacion con un balconcito con vistas al Mar Negro, quiza la mejor opcion seria buscar una tienda y avituallarme a base de cervecitas para terminar la jornada relajado y tranquilo. Mañana ya podre nadar en la piscina, visitar las playas o lo que haga falta. Pero antes de eso, un crujido de mi estomago me intenta hacer ver que apenas si he comido un sandwich en todo el dia y necesito mas metralla solida para que mi cuerpo siga funcionando. Como no quiero perder el tiempo teniendo que buscar un sitio para menear al bigote junto a la playa, me meto directo al restaurant del resort y echo un ojo a la carta, que obviamente esta en rumano, pero bueno, para eso tenemos Google Translator. Lo primero es pedir una cerveza, por supuesto. Y acto seguido me casco una mariscada brutal para dos personas porque los precios son realmente baratos (es lo que tiene esto de que todo sea turismo interior) y otras dos chelas mas para acompañar. Joder, realmente tenia hambre.

Pero lo cierto es que el marisco tampoco te llena demasiado y con esto de que esta saladito porque es un producto del mar, pues da sed. Asi que el plan de salir a comprar cervezas sigue activo. Son casi las nueve de la noche y aun no he explorado nada fuera del hotel, asi que va siendo hora. A unos cinco minutos de paseo encuentro varias tiendas de viveres etilicos pero para mi desgracia no hay ni una sola que este abierta. Esto debe de ser una broma, porque los letreros a la puerta de los comercios dicen que cierran a las diez. No se si es porque estamos fuera de temporada, porque se pasan los horarios por el forro o porque las tiendas estas cerradas definitivamente. Esta ultima opcion no la quiero ni considerar, porque el hecho pasarme tres dias en la playa sin poder echarme una cerveza gaznate abajo me causa autenticas pesadillas. Peor que las que tenia con Dracula en Transilvania.

Resignado, acabo de vuelta en el bar de la piscina del hotel, que supuestamente no cierra hasta la medianoche, aunque yo ya no me fio ni de mi madre. Alli me hago dos cervezas mas mientras, tristemente, veo una especie de entretenimiento nocturno que consiste en dos rumanas vestidas de noche (aunque demasiado ligeras de ropa, sera por el calor) haciendo una especie de karaoke cutre en un escenario, agarrando los microfonos de tal forma que parece que se los vayan a comer como pollas. Entre la minima calidad musical y que en este bar solo tienen una marca de cerveza danesa bastante mala, me estoy empezando a deprimir, y lo cierto es que la calina nocturna tampoco ayuda mucho. Dispuesto a irme a dormir, subo a mi habitacion, donde el aire acondicionado es una bendicion para mi sudoroso cuerpo. Justo antes de meterme en la cama, buscando algo de ropa para cambiarme, meto la mano en uno de mis macutos y, oh sorpresa, encuentro una chela. Supongo que es de las que compre en Bran y se quedo perdida en el fondo de la bolsa y por eso nunca me la pude beber. Si, ya se que solo es una, pero que alegria poder hacermela tranquilito en mi habitacion justo antes de caer en posicion horizontal. Mañana ya sera otro dia.

 
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