martes, 13 de diciembre de 2022

Escapada a Palermo 4. Mafia, catedral y mejillones

Creo que vamos mejorando. Hoy, al despertar, la resaca no es tan dura. Aun asi, el hecho de no estar al cien por cien es siempre una buena excusa para retomar la buena costumbre del desayuno etilico en el balconcito. Aun tengo un par de chelas de las que compre anoche a ultima hora en la tienda del moreno cachondo, asi que vamos a dar cuenta de ellas junto con un paquete de salami que tambien me agencie en el mismo badulaque. Eso si, al abrir una de las chelas (con nombre aleman y color negro bastante tetrico), me doy cuenta de que huele que apesta a alcohol. Una pequeña inspeccion a la lata me revela que contiene un 8% de volumen alcoholico, asi que me da que voy a empezar el dia con alegria. Desde luego no le vamos a hacer ascos, eso seguro.

Mientras me pongo contento al ritmo de los escandalosos sicilianos que pasean por la calle, comienzo a planear las actividades a realizar en esta la que va a ser mi ultima jornada completa por estas tierras. Mañana mi vuelo es a primera hora de la tarde, pero entre que no pienso madrugar y que llegar hasta el aeropuerto me llevara un tiempo, descarto por completo el realizar ninguna actividad turistica. Asi que vamos a centrarnos en el colofon de hoy. De momento, aunque a buenas horas ya, parece que el clima comienza a cambiar. El famoso ciclon aun da sus ultimos coletazos, y el fuerte viento asi lo demuestra, pero a ratos ya comenzamos a ver algun que otro rayo de sol y la lluvia parece que hoy no hara acto de presencia. Eso si, para las gentes de por aqui sigue haciendo un frio polar, porque te los ves pasar con todo tipo de ropajes invernales, ataviados como si fueran de exploracion al mismisimo corazon de la Antartida.

Tras acabarme la chela alemana de alta graduacion, decido mover mi culo del balcon. A ver si hoy aprovecho un poco mas el dia y no me quedo aqui hasta las dos de la tarde. La primera actividad, ya decidida, sera la que no pude realizar ayer debido a los restrictivos (y gandules) horarios sicilianos. El Museo de la Mafia sigue siendo mi obsesion y, hoy si, por fin lo encuentro abierto. Es un pequeño edificio y tampoco va a ofrecer lo que uno se imagina en un museo en toda regla. Vamos, que no hay coches reventados, mi ametralladoras, ni fragmentos de bombas, ni ninguna otra chaladura macabra de esa indole. Pero a traves de numerosas fotografias y textos, te cuenta, de forma cronologica, toda la historia de la mafia siciliana. Desde sus arcaicos origenes y como surgio, a su primer desarrollo y extension, primero por la isla y despues practicamente por todo el planeta. Digamos que, lugar donde habia un siciliano emigrado, lugar donde la mafia se instalaba para ofrecer su "proteccion".

Nos encontramos en la Via Vittorio Emanuele. Casualmente, si seguimos por esta misma calle, tan solo unos metros mas alla, vamos a dar con la espectacular Catedral de Palermo. En mitad de una gran plaza y flanqueada por unos bellos jardines, la construccion nos anuncia un lugar que, sin duda, parece que merece la pena visitar. A la entrada, un cartelon nos habla de las diversas estancias, incluyendo unos sotanos y catacumbas que despiertan ampliamente mi interes. Una vez dentro, nuestro gozo en un pozo. Un ensordecedor ruido y la presencia de unos antiesteticos andamios por todas partes, nos anuncian que por lo visto el lugar esta en obras. De hecho, ante nuestros ojos transitan mas trabajadores que fieles o turistas. Taladradoras, martillazos, alaridos de los curreles... menuda sinfonia religiosa. Y eso que a la entrada del templo se ruega que por favor se mantenga el silencio. Obviamente el acceso a los niveles inferiores y a muchas de las pequeñas capillas esta cortado. Asi que no podemos mas que ver parte de la nave central y a duras penas. Desde luego en este viajecito no nos esta saliendo nada bien, al menos desde el punto de vista turistico, porque por lo menos chelas si que hay por todas partes. Y ahora que hablo del mamoneo...

Pues eso, que va siendo hora de tomarse alguna. Inspeccionando el mapa de la ciudad veo que por las callejuelas de detras de catedral es por donde discurre toda la ciudad vieja de Palermo. Ahi es donde suelen estar los mejores tugurios. Y ahora que ya mi chip del idioma italiano lleva activo un par de dias, no creo que sea problema meternos en un sitio cuanto mas cutre mejor. Asi pues, despues de unos quince minutos callejeando y tomando curiosas instantaneas de la zona mas vetusta y cochambrosa de toda la urbe (aunque en realidad toda la ciudad da bastante pena), decido sentarme en la unica mesa de una especie de bar-charcuteria llamado "La Majolica". Totalmente al azar y en mitad de un callejon maloliente y asqueroso. Pero que me da buenas vibraciones cuando simplemente pido mi querida birra grande y me sacan una Moretti de 660ml. Asi si, colegas. Vamos a refrescar el gaznate.

Al final, durante este pequeño descanso del guerrero, van a caer dos de estas chelas y unos nuggets de pollo para picar y de paso meter algo solido al estomago. Con la tonteria estamos ya a media tarde y mas vale que vaya planeando lo que hacer esta noche o me veo anclado al balcon poniendome fino hasta que despegue el avion de vuelta a casa. Lo primero va a ser la inexcusable compra de souvenirs, algo que, con la cantidad de tiendas para turistas que hay en esta ciudad, no va a ser dificil en absoluto. Como no soy un tio dificil, resuelvo dicha eventualidad en apenas diez minutos mientras voy de camino de vuelta al alojamiento. La tentacion de salir al balconcito y hacerme una chela es enorme, pero se que si lo hago, ya me quedo ahi de por vida. En lugar de eso, decido cambiarme de ropa (por matar el tiempo, basicamente) y salir a tomarme algun refrigerio por alguno de los baretos cutres cerca del hospedaje.

Al final de la misma calle veo una terracita cubierta que me da muy buenas vibraciones, sobre todo porque justo en el momento en que ha oscurecido, ha comenzado a llover otra vez. El puto ciclon no acaba de irse, que le vamos a hacer. Resulta ser un restaurante africano, concretamente los morenos de aqui son de Gambia, otra nacion de habla inglesa. Asi que mismo cachondeo que ayer con los nigerianos, todos muy contentos de hablar en ingles y demas, pero yo tengo sed y lo que me interesa es meterme un buen jarrillo entre pecho y espalda. Una Birra Messina (la mas emblematica de las cervezas sicilianas, sin duda) grande. Y ahi esta, mi medida preferida otra vez. Los gambianos me preguntan si voy a cenar en su local y me entregan un menu. Lo cierto es que las especialidades africanas que voy leyendo suenan realmente bien, pero a mi ahora se me ha encendido una luz en el cerebro con uno de mis tipicos putos caprichos. Quiero mejillones.

Si, ya sabeis el asunto que tengo yo con los mejillones, creo que ya lo comente mas de una vez. Lugar al que voy, quiero probar los mejillones de la zona. Esto, obviamente, no funciona si uno va a paises como Suiza, Chequia o Mongolia. Si no hay mar, no hay mejillones, logico. Pero, coño, estamos en Sicilia, que es una puta isla, asi que quiero mis putos mejillones. Y estos pobres africanos, que me estan tratando de pelotas, todo hay que decirlo, pues no tienen mejillones en su menu. Pero no pasa nada, a grandes males, grandes remedios. Despues de hacerme otra chela en el gambiano, para ya pillar velocidad de crucero, decido salir a inspeccionar la zona de restaurants de al lado de la Estacion Central de Palermo. El primer dia, de pasada, ya me di cuenta de que habia varios vetustos restaurants por los callejones aledaños a la estacion, lo que pasa es que con el horario de apertura tan raro que lleva esta gente, no se cuando los puedo pillar abiertos.

Son las ocho de la tarde de un miercoles, asi que intuyo que, o abren ya, o no abren nunca. Porque digo yo que aqui la gente cenara en algun momento. Inspecciono un par de locales al azar, leyendo el menu que figura en la puerta, pero no encuentro el manjar que ando buscando, los famosos "cozze" (asi se dice mejillones en italiano). Incluso paso por la puerta de una pescaderia que parece estar cerrando donde, a lo lejos, veo unas enormes redes de estos fantasticos moluscos que me hacen babear como un loco. Tentado estoy a pillar un par de kilos y hacermelos en el apartamento, pero entonces, y justo en el siguiente comercio que encuentro nada mas pasar la pescaderia, me topo con "Al Vecchio Ristoro Dil Corso", un pequeño restaurant que si, tiene varias especialidades de mejillones y que, ademas, ofrece un aspecto de lo mas sordido, lo cual me atrae aun mas. Ahi vamos, otro de mafiosos.

Un viejo encorbado con las manos enormes me da una bienvenida no demasiado efusiva y me lleva hasta una mesa en un rincon. El sitio podemos describirlo como el antonimo perfecto de ostentoso, aunque el salon es medianamente amplio y ofrece cinco o seis mesas. Eso si, no hay ni va a haber ningun otro cliente en toda la noche. Ya os podeis imaginar lo que pido, como entrante una buena racion de mejillones, y para seguir los spaghetti con almejas y mejillones. Puta sobredosis. La comida esta excelente pero lo del vino es... Abramos capitulo aparte para el vino. El viejo me ofrece una jarra de litro con el vino de la casa por cinco pavos. O bien una botella de un vino siciliano que no conoce ni su madre por diez. Por si acaso me pido el de la botella (al menos lleva etiqueta), que me comenta algo de que es de una bodega particular de un amigo que vive en el sur de la isla. Bueno, no es soberbio, es lo siguiente. He comprado vinos por el doble de precio en tienda que no le llegan ni a la suela de los zapatos a esta puta maravilla. En fin, que la cena de esta noche es el colofon perfecto a la estancia en Palermo, a pesar de todas las aventuras y desventuras mafiosas y climatologicas que hemos sufrido a lo largo de todos estos dias.

De vuelta hacia el apartamento, ya contentillo con el vino y con la barriga saciada y satisfecha, aun paro en un par de pastelerias para comprar varios dulces tipicos sicilianos (al menos eso reza en el escaparate) para llevarmelos en plan souvenir. En uno de los locales me preguntan si soy de Turin, debe de ser que entre el chip italiano y el vino que me he cascado, ya hablo italo-alpino perfectamente. Finalmente llego a la puerta de mi alojamiento y alli, pared con pared, me encuentro con un oscuro rostro que, a traves de una persiana medio cerrada, me observa, reconoce y sonrie. El nigeriano del badulaque, buscando chachara, supongo. Me cuelo en su tienducha, lo mismo que ayer, y mantengo una animada y simpatica conversacion durante varios minutos hasta que, teniendo la neverita de las cervezas tan cerca, no puedo contenerme y le digo que voy a pillar dos o tres para terminar la noche. Fantastico. Pero tiro a pagar y... la maquina de leer tarjetas se ha estropeado, amigo, asi que solo efectivo. Pues es que me piro mañana por la mañana y no me queda efectivo, moreno. No hay problema. El negro me regala las cervezas. Tal cual suena. Miro y remiro la tienda para ver que no hay camara oculta ni otro negro tomandome una foto para luego extorsionarme. No, nada de eso. Ahora soy el mejor amigo del nigeriano y hasta me regala las chelas. Que buen final para esta escapada a Palermo, balconcito, chelas gratis y hasta caer. Y ademas, ya tengo excusa para volver. Algun dia tendre que pagarle las cervezas al colega.

jueves, 8 de diciembre de 2022

Escapada a Palermo 3. Visitando la ciudad

Otra vez de resaca. Y mira que anoche medianamente me controle. Pero claro, la botella de vino para rematar la jornada, mas las cervecitas constantes a lo largo de todo el dia, sumado al exceso de la primera noche... Pues el resultado es mas que evidente. Aunque tambien tengo que decir que no estoy tan jodido como cuando desperte ayer. Abro los ojos a media ma­ñana y, a pesar de los quejidos y dolores constantes, aun consigo llegar a pegarme una buena ducha y efectuar varias descargas en la taza de residuos. Esto tambien era de esperar, el estomago me habia funcionado medianamente bien durante los primeros dos dias de excesos, pero hoy ya me esta diciendo basta. Aun asi, seguimos mirando el lado positivo, especialmente comparando la situacion con la de hace 24 horas. Y es que hoy si que tengo cervecitas en la nevera para comenzar a animarme desde primera hora. Y el balcon me esta esperando. Pues vamos alla.

Pero no todo podia ser tan perfecto. Abro la nevera con una tremenda sonrisa y la intencion de empezar a calentar motores y me encuentro con la mas desagradable de las sorpresas posibles. No hay ni una sola chela. Maldita sea mi estampa. Pues va a resultar que ayer, intentando deshacerme de la resaca tremebunda que sufria, me acabe todas mis porciones de jugo de cebada mientras me recreaba en el balconcito. Espera, que a grandes males, grandes remedios. Y es que justo al lado del refrigerador vacio, sobre una mesa, me encuentro una botella de vino siciliano. Ah, si, la que tuve tentacion de abrir anoche y al final, en un excesivo alarde de responsabilidad, no lo hice. Pues ahi tenemos la primera moraleja del dia, al que se controla la noche anterior, siempre se le ofrece una recompensa a la mañana siguiente. Venga, vamos al balcon a dar cuenta del vinito.

Corte Aurelio, denominacion de origen Terre Siciliane. Esta de muerte el cabron, sobre todo a estas tempranas horas y acompañado por los ultimos restos de salami y prosciutto que no me pude terminar ayer. Hay que decir que en Sicilia, por lo visto, hay varias denominaciones de origen para vinos. Ayer en el supermercado vi cuatro o cinco diferentes y, por lo que estoy leyendo en google mientras doy cuenta de este, hay muchisimas mas. Desde luego estamos en tierra de caldos enologicos. Y con la tonteria del show del balcon ya se me han hecho las dos de la tarde. Siempre la misma historia, la matinal completamente perdida. Pues ya esta bien de tonterias, vamonos a ver cosas por la ciudad ya mismo. Hoy continuan los cielos oscuros y la lluvia y el viento parece que han arreciado con respecto a ayer. Pero me importa una mierda, necesito pasear.

Una de esas cruces marcadas en el mapa cuando uno viene a Palermo es el Museo de la Mafia. Visita imprescindible, al menos para mi. Y ya que hoy me ha entrado de repente el espiritu del turista curioso, pues vamos a empezar nuestro caminar cultural por ahi mismo. Tampoco pilla muy lejos, ya sabeis, el caminito habitual, Via Roma para arriba. En apenas diez minutos llego al lugar y me encuentro un enorme porton cerrado y un cartel que reza "el museo cierra los martes". Y ya os podeis imaginar que dia es hoy. No hay manera, joder, uno quiere ser responsable y dar rienda suelta a su lado mas intelectual y acaba empujado a lo de siempre. Y es que a apenas veinte metros del museo hay un pub. Bueno, en realidad toda la puta calle, que es bastante turistica, esta llena de pubs. Y claro, la carne es debil y... venga, coño, menos quejas y vamos a hacernos una cerveza. Pero solo una, que me conozco.

Echando un ojo al mapa de la zona, me encuentro que a muy pocos metros de donde estoy tengo la Fontana Pretoria y la plaza de Quattro Canti, que por lo que leo son dos de las grandes atracciones de la ciudad. Hasta alli que voy, tomo las fotografias de rigor y me entra un cierto repelus al ver a tanto turista atontado mirando hacia arriba, hacia un lado, señalando, comentando... Esta claro que yo no soy un turista al uso porque todo este paripe me da autentica angustia. Y ademas me esta entrando sed de nuevo y ahora, ademas, tambien gazuza. Pues voy a salir de esta zona llena de agilipollados turistas, que ya me han clavado mas de lo deseable por la anterior cervecita, y me vuelvo a Via Roma, donde un tio antes me ha dado un folleto de un restaurant cercano mientras intentaba explicarme el menu a grito pelado. Vamos alla.

Localizo el sitio a duras penas puesto que esta en un callejon bastante estrecho y maloliente, y ademas tiene todas las luces completamente apagadas. Sin embargo, un tio con un delantal de carnicero que hay plantado en la puerta me dice que si, que el local esta abierto y que puedo entrar a comer. El menda pasa delante de mi y me lleva hasta un comedor cutre del cual enciende las luces, porque alli no hay ni dios y esta todo a oscuras. Y digo bien, cutre, porque el comedor que tengo en el apartamento es mas grande que esto. Tan solo hay tres mesas pequeñas, cada una en un rincon, y alguna no tiene ni sillas para sentarse. Por suerte el carnicero loco pronto desaparece y es reemplazado por una jovencita de veintipocos que ademas habla algo de ingles. Eso esta muy bien, pero yo creo que ya he caido en la cuenta de que aqui, cuando hablas en italiano, no solo te tratan mejor sino que tambien te cobran menos. Y no se si es porque desde que me desayune el Corte Aurelio en el balcon ya voy contento, o porque lo de que me toquen el bolsillo mas de la cuenta me jode mucho, pero el caso es que mi famoso chip para hablar italiano vuelve a activarse y asi se va a quedar ya hasta que abandone Sicilia.

Finalmente, y para redondear el macabro cuadro mafioso, aparece en escena la cocinera del garito, a la que muy adecuadamente todos se refieren como "la mamma". Y no creo que sean familia numerosa. Cosas de sicilianos. Pero la cuestion es que la comida no esta nada mal y me sacia bastante. Me hago un plato combinado de mariscos y calamares con una ensalada para acompañar. Y caen tres cervezas de las grandes, se ve que habia sed. Ademas aqui tienen una cerveza de trigo local, por lo visto producida por una fabrica de esas independientes (controladas por la mafia, supongo), llamada Donnadicoppe, que esta realmente de pelotas. Asi de fino me pongo. Hasta el punto de que cuando salgo del cutrecomedor me tropiezo con una de las patas de la mesa y casi acabo de bruces en el suelo. Pero bueno, al final consigo controlar la vertical. Experiencia que tiene uno.

Lleno y bastante afectado por la chela de trigo, decido que lo mejor que puedo hacer es darme otro intenso paseo por las diferentes callejuelas de la ciudad. Es de esta manera como acabo en una zona donde me encuentro con varios de los famosos "palazzos" sicilianos, que basicamente son viviendas palacescas, en su mayoria del Siglo XVII y XVIII, que han llegado hasta nuestros dias con la belleza caracteristica de aquella epoca y todavia perteneciendo y siendo habitadas por las mismas familias que las construyeron. Aunque no todas. Concretamente uno de estos palacios, de extremada belleza y tamaño, sirve a dia de hoy como Galeria de Arte Moderno. Yo no soy mucho de ver este tipo de exposiciones, pero como me apetece realmente ver todo el palacio por dentro y aun necesito ejercitar algo mas mis piernas, pues me decido a embobarme viendo esculturas y cuadros durante mas de una hora.

Vuelvo a tener sed. Ya sabia yo que en cuanto me bajara la comida esto iba a pasar. Lo cierto es que al salir del palacio ya ha oscurecido y deben de ser casi las seis. Opto por volverme para el apartamento y, quiza, enchufarme un par de chelitas en el balcon mientras calculo cual va a ser la estrategia a acometer esta noche. Ya llegando a la misma puerta del alojamiento, caigo en la cuenta de que no me queda mas municion alcoholica que un culito del vino de esta mañana. Y la verdad es que estoy cansado como para volver ahora a patear hasta el Lidl, que seguro que esta a parir y acabo a empujones, como ayer. Pero, curiosamente, justo pared con pared con la puerta del edificio donde me hospedo, veo una persiana de un comercio medio bajada. Tiene pinta de badulaque de este que venden de todo, incluidas chelas. Asi que me aventuro a ver si esta abierto y alli me encuentro un autentico festival.

En apenas diez metros cuadrados hay una jovial reunion de tipos africanos fumando, charlando a gritos, escuchando musica y montandose la gran farra. Efectivamente parece una tienda, porque tiene estanterias y neveras, e incluso una negra me da la mas cordial bienvenida desde detras de un mini-mostrador, preguntandome que puede hacer por mi. Le diria que unirme a la fiesta, pero por lo pronto me voy a conformar con pillarme unas cuantas cervezas para mamarmelas en el apartamento. La tipa me dice que me sirva yo mismo de la nevera, donde por cierto hay bastante variedad, mientras me pregunta de donde soy, que no parezco del barrio. Cuando le digo que soy escoces, la pajara casi se me lanza encima a abrazarme. Parece ser que esta gente son nigerianos y les encanta que haya turistas que hablen en ingles por la ciudad, para sentirse un poco mas como en casa. Fantastico, pues ya tengo a donde venir a por mas chelas, me encanta que me traten tan bien. Y a todo esto, pregunto a que hora cierra la tienducha por si necesito mas metralla y me suelta que me puedo pasar cuando me rote, que estan aqui veinticuatro horas, y que si veo que la persiana esta bajada, de unos toquecitos y me abren. Vaya chollo.

Subo al apartamento, me salgo al balcon y me abro la primera cerveza. Entonces, y de repente, comienza un tremendo chaparron que me hace volver para adentro. Me siento en la cocina y preparo un par de huevos y un filete de carne de caballo que me sobro ayer. Ya tengo cena. La tormenta continua incesante en el exterior, asi que decido que esta noche tampoco voy a salir de parranda. Me quedo aqui con mis chelitas. Lo que no se si tendre bastantes. Pues espera, antes de que se haga mas tarde, me vuelvo a la negra, que aunque ya se que esta toda la noche, tampoco me apetece molestar a altas horas. En esta ocasion la persiana esta todavia mas baja que antes pero todavia, si me agacho, puedo entrar. Ahora el que esta detras del mostrador es un negro enorme, que departe con otros dos de sus compatriotas, sentados estos directamente sobre el piso en una esquina de la tienducha.

El moreno resulta ser el marido de la negra de antes. Y me confirma todo lo que su mujer me habia contado hace un rato. Otro tio simpatico. Le digo que su esposa antes me ha tratado muy bien y que ya me he convertido en cliente habitual de la tienda gracias a ella. Y el menda me suelta que si me gusta la mujer me la vende tambien y me hace buen precio. No se muy bien que cara pongo ante semejante oferta, pero el tipo de pronto empieza a reirse a carcajada limpia indicandome que no es mas que una broma. Menudo cachondo el negro de los cojones. Pero oye, que buena gente, porque me llevo seis o siete cervezas y solo me cobra cuatro. Asi da gusto. Me quedo unos minutos mas hablando con estos simpaticos nigerianos hasta que finalmente decido subirme a hacerme un par de postreras cervezas y pisar la oreja, que ya va siendo hora. Esperemos que mañana pueda ya levantarme sin resaca de una puta vez.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Escapada a Palermo 2. Superando la resaca

La de anoche fue buena. O al menos intuyo que lo fue, porque cuando las cosas se nos van de las manos de semejante manera, lo complicado es recordar con claridad cualquier eventualidad acontecida. Pero el caso es que abro los ojos con muchisima dificultad y me encuentro absolutamente destrozado, medio desparramado entre el sofa y el suelo. Consigo alcanzar mi celular para comprobar que hora es y veo que ya pasan algunos minutos del mediodia. Supongo que ayer la parranda se acabaria en un horario ya realmente avanzado. Es una de esas lagunas que aparecen por mi mente, cuando realmente finalizo la cosa. Por otro lado, con el asunto de no haber dormido la noche anterior a consecuencia del temprano vuelo, pues estaba claro que mi cuerpo necesitaba del reparador sueño. O no tan reparador, porque lo cierto es que ahora mismo me siento como una mierda. Pero bueno, son los tipicos daños colaterales que toda buena resaca acarrea. Venga, a ver si poco a poco me puedo incorporar y centrarme en donde estamos y en lo que tenemos que hacer a lo largo de la jornada de hoy.

Que poca prevision, de verdad. Ayer tanta jarana y locura etilico-festiva, pero se me olvido lo mas importante. Sobre todo cuando uno tiene una neverita de puta madre en el alojamiento en el que se encuentra hospedado. Las provisiones. No tengo ni una misera cervecita con la que comenzar la rehidratacion y el periodo de recuperacion. Me cago en todo. No me queda mas remedio que poner la mejor cara posible (muy complicado en mi estado) y, dando tumbos y con una dificultad mas que plausible para mantener la verticalidad, salir a las calles de Palermo a encontrar un supermercado en donde poder avituallarme. Y lo cierto es que esta actividad, que resultaria muy nimia y sencilla en cualquier otro lugar del planeta, aqui se puede muy facilmente tornar en pesadilla.

Ayer, durante mi primera y sedienta incursion por la calles de la urbe, localice un supermercado Lidl, ademas a apenas cinco minutos de mi alojamiento. Pero fue el unico que vi. Y, es mas, haciendo un rapido repaso a Google Maps, me doy cuenta de que no hay ningun otro en kilometros a la redonda, y no me extrañaria que fuera el unico en toda la ciudad. Algo habia leido ya al respecto. Aqui en Palermo lo habitual es el pequeño comercio local. Badulaques, mini-carnicerias, pescaderias, ultramarinos... e incluso los mercados callejeros, que son muy numerosos y en los que uno puede tambien comer y beber in-situ. Hay una teoria que reza que esto tiene que ver con los tentaculos que la mafia extiende por toda la ciudad. Y tiene su logica. Para esta organizacion es mucho mas facil controlar a estos tenderos independientes (a los que por supuesto cobra su tributo por "proteccion") que a grandes corporaciones. Cada cual puede tener su opinion al respecto, pero lo cierto es que yo, en el estado en que me encuentro tras mi dificultoso despertar, paso olimpicamente de ir rebotando de tienducha en tienducha. Quiero pillarlo todo de forma rapida y efectiva, volver al apartamento y relajarme con mamoneo y algo solido. No estoy ahora como para que me ande tocando los cojones la mafia.

De todas formas lo del Lidl es una jodida aventura. Es un lunes a la una de la tarde y esta a rebosar. Por lo visto la gente de esta puta isla no trabaja. Y todo es caotico. Señoras a gritos unas con otras desde un pasillo a otro, adolescentes correteando por entre palets donde la comida se agolpa sin ningun orden aparente, estanterias vacias, bolsas de legumbres y arroz reventadas por el suelo... Ni siquiera puedo encontrar un carro para portar mis viandas, asi que directamente voy a la caja y pillo una bolsa de las que se supone son para llevarte lo adquirido a casa. Es la unica manera de ir metiendo las cervezas, botellas de vino y demas enseres solidos que voy encontrando como buenamente puedo, porque no me apetece ir cargando con todo en las manos. Y esa es otra, encontrar lo que busco es toda una hazaña, porque aqui ni hay secciones ni nada. Todo agolpado y dejado de mala manera por el supermercado y que cada cual se busque la vida.

Al llegar a la caja a pagar me encuentro una cola del demonio, como no podria ser de otra manera. No me importa esperar, pero el asunto se complica cuando empiezo a recibir empujones. O a alguien no le gusta mi cara o es lo habitual por estos lares. Pero al tercer empujon (ademas cada uno me viene por un flanco) ya se me hinchan los cojones y me doy la vuelta para responder. Normalmente soy un tio paciente y tranquilo pero cuando voy de resaca lo ultimo que quiero es que alguien me toque las pelotas. Asi que me encaro con un tipo treintañero con cara de lelo, que se ve que es el que me ha dado el ultimo empujon. "¿Tienes algun problema, jodido chupapollas de mierda?", le suelto con extremada virulencia mientras le miro con autentico desprecio. Intuyo que, al decirselo en ingles, no me ha entendido ni papa, pero mi careto desencajado ha debido de surtir efecto, ya que el menda agacha la cabeza, se da media vuelta y desaparece por un pasillo. Y lo mejor de todo es que ya nadie mas me empuja. Parece ser que asi es como funcionan las cosas aqui en Palermo. Ahora ya lo se.

Aun no os he hablado de mi alojamiento. Si, vale, es un apartamento muy vetusto. Pero es que es enorme. Tiene cuatro dormitorios, mas dos salas de estar, espectacular cocina y baño completo. Todas las comodidades y mas. Y lo mejor para estas situaciones resacosas es que todas y cada una de las habitaciones exteriores tienen su propio balcon. Al final me quedo con el de uno de los dormitorios principales, que no solo da a una de las calles con mas transito de gente y cosas interesantes para ver, sino que ademas ya tiene su silla y mesita preparadas para recibir al alcoholico que se va a abrir una cerveza y sentarse a ver el paisaje durante un buen rato. Ahora si, la resaca comienza a disiparse y por fin recupero energias. Un poco de salami y prosciutto ayudan en lo solido, mientras que diferentes marcas de chelas italianas hacen lo propio con lo liquido. Joder, que a gusto estoy, me quedaria en el balconcito todo el dia.

En lo climatico seguimos con la famosa tormenta ciclonica de los cojones sobre la isla. Aunque hoy la lluvia aparece a ratos y el viento no es tan fuerte como el de ayer. Esto quiere decir que, desde mi posicion en el balcon, de vez en cuando me cae algo de agua, pero nada que no pueda soportar. Eso si, el espectaculo de sicilianos corriendo por la calle y huyendo del H2O como si fuera acido, es desde luego de pelicula comica. Con razon me lo estoy pasando tan bien en el balcon, hasta el punto de que se me hacen las cuatro y pico y todavia no he hecho nada productivo en todo el dia. Bueno, recuperarme de la gran goma, que ya es. Pero creo que ya va siendo hora de salir a la calle a darme otro de mis paseos urbanos, de los cuales siempre disfruto. Eso si, hoy intentare controlar la sed etilica, que dos Dias D seguidos me parece que ya son demasiado para mi sufrido y anciano cuerpo. Que quereis... nos hacemos viejos.

De esta manera, tomo la Via Roma para arriba hasta llegar a un callejon lateral por el que transite ayer y que me llamo ligeramente la atencion. Es una especie de travesia peatonal cubierta por toldos, que discurre paralela a la susodicha via principal, y que tiene pubs a ambos lados de la calle, sin interrupcion. Ya sabeis que esta gente no suele abrir hasta tarde, pero veo que alguno ya esta sirviendo refrigerios asi que me decido a sentarme en una mesa y pedir la ya famosa "birra grande". 660ml, no hay queja esta vez. En mitad de este extasis chelistico, una inquietante escena sobresalta mi paz interior. Un chaval aparece por el callejon con una ruidosisima motocicleta, se para justo delante de la puerta del bar donde yo me encuentro (estoy en una mesa en la calle en la misma entrada, asi que se detiene justo a mi lado) y de pronto comienza a lanzar improperios hacia alguien que esta dentro del garito. Uno de los camareros sale corriendo y se planta delante de el y comienza tambien a pegar alaridos. Y asi se tiran dos minutos. Yo ya me veo que el de la moto va a sacar una ametralladora y me va a pillar por en medio. Al final el motorista, que en ningun momento ha apagado el escandaloso motor, decide marcharse mientras continua gritando calle abajo. Pues igual ahora si que va a por la pistola y vuelve en unos minutos a hacer la masacre mafiosa. Mejor me acabo la birra de un trago, pago y cambio de escenario. Dicho y hecho. Por si acaso.

Ya ha caido la noche y decido aventurarme por alguna zona nueva por la cual no pasara ayer en mi paseo. Salgo del bullicio de Via Roma y me meto por varios callejones oscuros, pero de estos donde no hay ni farolas. Ni personas tampoco. Es como atravesar una ciudad fantasma durante varios minutos. Y de pronto salgo de esta macabra zona muerta y aparezco en otra via principal llena de tabernas y tiendas. Y veo un sitio con mesas de madera que me da buenas vibraciones. Me siento y me tomo otras dos cervezas y una bandeja variada de fiambres para picar. Y me voy a pedir otra... No, espera, mejor no me la pido. Que me conozco y ya estoy empezando a pillar velocidad de crucero otra vez. Control. Por una noche voy a ser bueno y me voy a ir caminando tranquilamente hacia el apartamento. Hoy evitaremos los excesos. Claro que, a medida que mis pasos se van acercando a Via Torino (que es donde se ubica mi alojamiento, todo sea dicho), una extraña y malevola sonrisa se va dibujando en mi rostro. Hace unas horas, en el Lidl, me pille unas botellitas de vino siciliano que... Pues si, acabemos la noche con alegria.

Ya es hora de cenar, asi que abriremos uno de los sicilianos para que me vaya acompañando mientras preparo la ultima comida del dia. Tambien del Lidl me traje una carne de caballo y una salsa de tomate que van a ser el complemento perfecto para los penne rigate que comienzo a preparar. Que le vamos a hacer, estamos en Italia, hay que comer pasta todos los dias. Lo cierto es que el plato esta de lo mas exquisito, debo admitir mi debilidad por la carne de caballo, y ademas en este caso esta fresca y deliciosa. Logicamente me acabo la botella de vino y tengo la tentacion de abrirme la segunda. Pero la verdad es que despues de la pasta tengo la barriga hasta el techo y el caldo enologico ha comenzado a afectarme hasta el punto de que empiezo a ir un poco mareado. Ya lo dije antes, hoy me voy a controlar. Intento hacer una ultima excursion al balcon para despejarme viendo pasar gente entre la oscuridad pero de pronto empieza a caer una lluvia terrible. Debe de ser una señal divina. No bebas mas, vete a dormir. Amen. Me tumbo en el sofa (otra vez el sofa, parece que tenga iman) y en menos de cinco minutos ya estoy roncando. Mañana ya sera otro dia y espero que sin resaca.

domingo, 4 de diciembre de 2022

Escapada a Palermo 1. Obertura sublime

Un avion aterrizando a media mañana y la melodia principal de la pelicula "El Padrino" resonando en mi cabeza de forma continuada e irrefrenable. Yo creo que esta situacion solo se puede producir cuando uno, despues de un viaje de algo mas de tres horas atravesando los cielos de media Europa, finalmente arriba sano y salvo a esa maravillosa isla localizada en el sur de Italia llamada Sicilia. Efectivamente, aqui estamos, en la cuna de algunos de los mejores caldos vinicolas que se producen en todo el planeta, donde dicen que la pasta no sabe como en ningun otro lugar del orbe y donde, y de ahi esta taladrante musiquita que no deja de sonar en mis oidos, se dice que se origino ese curioso movimiento (si asi lo podemos denominar) llamado "la mafia".

Ya tendremos ocasion a lo largo de los cuatro dias que vamos a pasar en la ciudad de Palermo de dedicarnos a quehaceres mafiosos pero, de momento, lo primero es iniciar todos los tramites para acomodarnos y poder disfrutar lo mas posible de nuestra estancia. Del aeropuerto a la ciudad propiamente dicha hay un buen trecho, que decidimos recorrer en el tren que nos lleva directamente (en realidad con unas cuantas paradas) desde el subterraneo del campo aereo hasta la Estacion Central, que para nuestra suerte apenas queda a dos minutos de paseo del amplio y vetusto apartamento que hemos reservado por un muy modico precio en el curioso barrio de Kalsa.

Pero antes de continuar la narracion, es necesario reseñar la extraña prevision meteorologica que nos va a acompañar a lo largo de nuestra estancia. Si bien en estas fechas de finales de noviembre, segun tenemos entendido, lo habitual son cielos despejados y una temperatura de entorno a 25 grados centigrados, lo que nos vamos a encontrar difiere bastante de estos datos estadisticos. Tenemos un ciclon sobre Sicilia. Y curiosamente llega hoy (parece que lo hayamos traido en el avion como un pasajero mas) y no se va a marchar hasta el mismo dia en que nosotros tambien partamos. Desde luego tenemos una suerte loca. Con esta coyuntura, parece ser que se ha dado alguna alerta de algun color por parte de las autoridades y muchos de los servicios de transporte estan cancelados e incluso se recomienda a la gente no salir de las casas.

Vamos a ver, que no me dejen ir a ver el resto de la isla porque no tengo forma de trasladarme, pase, pero que no me dejen salir a jalar y mamar, eso si que no lo tolero. Asi que me pasare las advertencias por el forro. Aunque pronto me dare cuenta de que toda esta tonteria no tiene ninguna base razonable mas que la flojera de unos habitantes que estan acostumbrados a ir medio desnudos por la calle, solecito, cachondeo y que no aguantan ni cuatro gotas. Porque en Glasgow, en pleno verano, hay bastante mas frio, viento y lluvia del que ahora mismo hay aqui. Es mas, agradezco el clima, porque yo a 15 grados, que es lo que tenemos ahora mismo, me siento como pez en el agua, y con mas de 20 ya empiezo con los sudores, las quemazones y a pasarlo realmente mal. Asi que vamos a disfrutar de este "frio" siciliano lo mas que podamos, que seguro que la proxima vez que vengamos aqui, el clima nos va a joder a base de bien.

Salgo de la estacion de tren con un hambre criminal y no me da tiempo ni de llegar al alojamiento. Es lo que tiene haberme levantado a las 3am y no haber probado bocado aun. Ya son las dos de la tarde y lo cierto es que en las ultimas dos horas he tenido extrañas visiones de platos de pasta pasando por delante de mis narices mientras yo babeaba como un cerdo. Vamos a solucionarlo. Primer lugar al azar, me pido unos penne al pesto, cuya racion, a pesar de que el camarero me indica que es poco para una persona, es realmente brutal. Y para acompañar, la primera cervecita del dia, que ya iba siendo hora. Eso si, el tamaño del plato muy grande y todo lo que quieras, pero la cerveza... Putos flojeras sicilianos, me la he bebido de un trago. Traeme otra. No mira, mejor me traes dos de golpe. Esto ya esta mejor. Y ahora a ver si damos cuenta de la pasta... aunque la verdad es que no me la puedo acabar. Demasiada comida para una sola sentada.

Con el gaznate mas relajado y el buche lleno, decido que ya es hora de hacer el check-in en el apartamento, puesto que el amigo Massimo (propietario del inmueble) ya me ha enviado un par de mensajes diciendo que me esta esperando. El tipo no habla ni papa de ingles, asi que supongo que los mensajitos que me escribio antes los elaboro con traductor google o similar. Pero tampoco hay demasiado problema en la comunicacion, y es que de pronto un chip se me activa en la cabeza y me doy cuenta de que puedo entender y hablar italiano. Y yo que pensaba que solo sabia decir "una birra grande, per favore". Aunque me da que este macabro chip transalpino se me activa y desactiva de forma involuntaria, porque el hijo de puta del camata de antes, por mucho que le recalque lo de la birra grande, no hacia mas que traerme el tamaño ridiculo ese. En fin, veremos lo que deparan las proximas jornadas.

Hora de salir a pasear. La lluvia y el viento no cesan pero eso no me va a detener, y menos todavia cuando me empiece a entrar la tipica sed etilica, que todavia se esta conteniendo pero que a medida que oscurezca se que va a aparecer por algun lado, en plan Dracula. Por recomendacion de un viejo amigo, me dirijo a ver el puerto, que no ofrece absolutamente nada de interes (menuda recomendacion de mierda) y, lo peor de todo, que no tiene cerca ningun pub o lugar para hacer una paradita a tomar un refrigerio. Por suerte camino rapido y aqui todo esta medianamente cerca. Me vuelvo hacia la parte mas centrica, en torno a la Via Roma, que es la calle que cruza todo el centro de norte a sur, y ahi si que me pongo a buscar garitos de forma ya bastante desesperada, y es que mi cuerpo acaba de encender la luz de alerta. Es hora de mamar.

Estos sicilianos hijos de puta son unos vagos. La mayoria de pubs interesantes no abren hasta las seis (que pocas ganas de trabajar y ganar dinero), y tan solo veo bares cutres con cuatro viejos en la puerta gritandose unos a otros como autenticos chalados. Por norma general me gustan estos sitios porque suelen ser los mas genuinos y los que mas te acercan al populacho, pero lo cierto es que la manera en que estos individuos conversan (si a estos alaridos se les puede denominar conversacion) me acojona en grado mayusculo. Es que realmente da la sensacion de que en un momento dado uno de ellos vaya a sacar una pistola y empezar su ajuste de cuentas personal. Y que despues llegue un automovil de esos de los años treinta, se bajen las ventanillas y empiecen a ametrallar todo lo que pillen por la calle. Deja, deja, que paso de vosotros, mafiosos de los cojones. Mira, un pub donde esta sonando rock'n'roll y que esta abriendo sus puertas. Mejor me meto aqui a tomarme una... o varias.

Huelo este tipo de locales. El Drunks resulta que es un sitio especializado en cervezas sicilianas. Si, ya se que lo tipico de estas tierras es el vino, pero oye, que me tomo un par y me saben a gloria. O por la sed que tengo o porque realmente estan cojonudas. Pues me quedo aqui un rato y me hago una y otra y otra y otra... Y al final se me empieza a ir de las manos. Despues de un par de horas de dar cuenta de todas las chelas sicilianas que tienen en el garito, finalmente decido que ya empieza a ser un buen momento para meterme algo mas solido en el cuerpo. La noche ha caido y un buen restaurant con, ahora si, un buen caldo enologico de la zona se hace menester. Me voy al alojamiento y me cambio de ropa porque esta, despues de la cata del Drunks, huele a cerveza que apesta. Y se me ocurre la brillante (o ya veremos que no tanto) idea de enviarle un mensaje a Massimo, mi anfitrion, para preguntarle por un buen restaurant para cenar.

En apenas diez minutos de paseo llego a un oscuro callejon (aunque aqui en Palermo practicamente todos los son) en el cual se ubica Il Pipino Rosso. Vaya nombrecito, colega. Los camatas son una treintañera siciliana con cara de mala hostia y un chaval indio joven amable hasta el extremo. Casi que mejor me atienda el indio, que entre que habla ingles y el jeto de la otra, me parece que la experiencia sera mas agradable. Pero el caso es que no lo es. Los precios son desorbitados y tanto el calamar que me pido de entrante como la pasta picante de despues, son una completa basura. Lo unico bueno, el vino, aunque no excelente, y por un precio tambien que, segun voy a comprobar en los proximos dias, es una autentica estafa. Me da a mi que el Massimo de los cojones esta compinchado con esta gentuza para sacar los cuartos a los turistas. Pues a mi me timan una y no mas. A partir de mañana solo entro a sitios de esos con tios gritando que sacan pistolas. Prefiero que me tiroteen a que me esquilmen.

Estoy cansado porque con el madrugon del viaje no he dormido una mierda, pero la noche es joven y yo necesito desquitarme de la experiencia recien acontecida en el Pepino este de las pelotas. Me vuelvo al Drunks (el pub de antes) y me pido un vodka con lima y limon. Un camata muy raro, vestido en plan heavy, con pelo largo, pero con las uñas pintadas de rosa, me pone tanto vodka en el vaso que no le cabe lo demas. Vale tio, veo que te gusta cargadito. Luego me tomo un cocktail de coco y no se que mas mierdas, que es de color azul y solo sabe a alcohol. Joder la que estoy pillando. Por lo menos el de las uñas rosas habla ingles, es un tio cachondo y de vez en cuando suelta algun que otro chiste. Que yo ya empiezo a no pillar porque lo siguiente es una caipirinha. Casi que me vuelvo al apartamento a ver si pillo la horizontal.

Pero mi subconsciente me traiciona y, en lugar de eso, salgo del Drunks, camino dos pasos y me meto en el siguiente pub. Me pido otra caipirinha y ya no se ni por que. Me soplan el doble que en el Drunks y esta mucho menos cargada de alcohol. Pues facil solucion, para no estar a gusto me vuelvo a ver al de las uñas rosas. El tio me ve entrar de nuevo y se parte el culo, pero me pone otro cacharro que no tengo ni idea de lo que lleva. Lo siguiente que sucede es que alguien me esta dando golpecitos en el brazo. Joder, estoy durmiendo sentado en una banqueta y con la cara pegada en la barra. El jevuta de las uñas me dice que llevo dos horas roncando, que van a cerrar y que deberia de irme. Pero no debe de verme muy cristiano porque el tio me indica que si quiero, antes de irme, puedo pegarme una ducha en un pequeño cubiculo que tienen en el mismo local. Deja, deja, que yo me espabilo enseguida. Ademas, me da a mi que este de las uñas ya se esta pasando de amable y me esta empezando a dar mal rollito. Me voy al apartamento.

Pero el caso es que, aunque son mas alla de las cuatro de la madrugada, yo sigo viendo garitos abiertos y gente tomando cerveza en la calle. Pues no me voy a ir a tumbar asi por las buenas, sobre todo porque creo que aun me cabe alguna otra. Un par de calles antes de llegar al destino de mi reposo final me detengo en un local con mesas de estas corridas donde la gente se entremezcla. Alli, una camarerita filipina de muy buen ver me atiende en un perfecto ingles y yo le contesto en italiano, pidiendo la famosa "birra grande" y algo de comer. La cerveza me sabe a gloria y de la comida ya ni me acuerdo. Bueno, en realidad no recuerdo nada mas. Pero eso si, a la mañana siguiente me despierto medio desparramado en un sofa de mi apartamento. Todo correcto pues. Desde luego, y trasladandonos al fantastico lenguaje operistico italiano, lo de esta primera jornada ha resultado ser, sin ninguna duda, una autentica obertura sublime. Menuda tranca, colegas.

 
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