martes, 23 de junio de 2015

Erwin

Estos ultimos dias han sido de bastante trabajo. Normalmente los fines de semana son moviditos, pero este ultimo se ha llevado la palma. Y el lunes parecia que seguia siendo fin de semana, faena a mansalva. Pero tampoco os voy a aburrir con algo que ni os va ni os viene, aunque al fin y al cabo nada de lo que escribo ni le va ni le viene a nadie, puede que ni siquiera a mi. La cuestion es que, sea por el exceso de trabajo, o por una de esas extrañas conexiones que nuestro cerebro tiene en ocasiones sin razon aparente, me he acordado de un tipo que hasta hace unos meses trabajaba conmigo, Erwin, y creo que os voy a hablar un poco de el y sus hazañas.

Erwin es polaco, pero un polaco bastante peculiar, como pronto vais a ver. Aunque a decir verdad, todos los subditos de Polonia que conozco son, cuanto menos, peculiares. Con cuarenta años ya bien cumplidos, lo cierto es que el menda sigue teniendo una planta envidiable, y un porte fantastico, reforzado con su obsesiva idea de ir siempre como un pincel. Aparentemente es un tipo normal, eso mismo pense yo los primeros dias que comparti con el en mi puesto de trabajo, aunque a medida que pasaban las semanas, supongo que porque el tipo iba cogiendo confianza, cada vez empezaba a soltarme burradas mas gordas y a faltarse mas y mas con todo el que tenia alrededor.

Esta es su principal aficion, yo creo, faltarse con la gente. Empezando por los compañeros de trabajo, nosequien es un alcoholico, el otro es un putero, la otra es una zorra perezosa, esta gorda parece un puto elefante... y asi hasta completar los mas de cincuenta individuos en plantilla. Vamos, que tenia recaditos para todos, supongo que para mi tambien, aunque no era mucho de decir las cosas a la cara. Pero mas preocupante era la forma en que la tomaba con los clientes, aunque por suerte para la empresa el no estaba de cara al publico. Putos vagabundos de mierda, eso era lo mas suave que les soltaba. Lo preocupante del caso es que cuando se enfadaba ante el exceso de trabajo, su cara se tornaba completamente colorada y su tono de voz se elevaba hasta el punto de que los clientes, en una estancia diferente a la que el se encontraba, podian perfectamente oir todo este tipo de lindezas. Si, en efecto, se le llamo la atencion en mas de una ocasion a consecuencias de estos actos. Entonces cambiaba de idioma y comenzaba a insultar en polaco. Sonaba igual de cabreado, pero al menos no se le entendia.

Su ideologia, no solo politica sino social, y casi utilizada como un estilo de vida. Si, bueno, sobre esto se podrian escribir paginas y paginas. El tipo estaba totalmente obsesionado con la disciplina, hasta el punto de comentar, y no de broma, que con algunos de los miembros de la empresa habria que usar un latigo para que rindieran mas. Aunque a el la disciplina le tocaba bastante los cojones cuando se referia a su persona. Si, se trataba de un trabajador limpio, aseado y ordenado, pero que siempre intentaba buscar la trampa para poder cobrar el doble trabajando la mitad. Entrando en materia, y ahora en breve vereis por que lo digo, su idea de vida se puede resumir en una de sus frases preferidas, "necesitamos un nuevo Hitler".

La limpieza etnica, si, bastante relacionada con esta ultima frase que os acabo de comentar, bueno, pues es otro de los puntales de su caracter. Muy a gusto, y esto lo comenta abiertamente con cualquiera con el que se cruce, exterminaria del planeta a negros, pakistanies, chinos y demas razas que no coincidan con la suya. Preguntado sobre los sudakas, el tipo dijo no tener opinion porque no conoce a ninguno, pero que si son unos vagos, caraduras y criminales, tambien deberian de ser exterminados, y a ser posible sufriendo mucho dolor. Por suerte Erwin vive en un pais libre con libertad de expresion de verdad. No como otros que se llenan la boca con democracias y libertades y si una persona hace un minimo comentario de esta indole directamente es fusilada.

Su familia, bueno, esto tambien daria mucho para hablar. El esta muy orgulloso de su familia, sobre todo de la raiz alemana por parte de su madre, y en particular de su abuelo materno. La razon nos la explica con otra de sus macabras sentencias, "mi abuelo fue un oficial nazi durante la Segunda Guerra Mundial y yo estoy muy orgulloso de ello". No voy a comentar mucho mas al respecto, solo una pequeña reflexion. Para los que consideran que los nazis eran monstruos, criminales y todas las lindezas que se les quieran aplicar, esta es una demostracion de que tambien eran personas, tenian familias y muchas de ellas siguen existiendo entre nosotros. Me viene a la cabeza otro ejemplo que ya he comentado en mas de una ocasion, Anni-Frid, cantante del grupo musical Abba, hija de una oficial nazi destinado en Noruega en la Segunda Guerra Mundial. Asi es la vida, y no creo que nadie este en el derecho de decir que unos son mejores o peores que otros. Curiosamente, y de forma habitual, el que intenta juzgar de esa manera siempre suele pertenecer al grupo de los peores, por asi calificarlos.

Erwin, para finalizar, dejo la empresa hace ya unos cinco o seis meses. Aparentemente, o al menos eso me comento la ultima vez que hable con el, se esta realizando dentro de su modus vivendi. Sus nuevos compañeros de faena andan tiesos como palos y cumplen la disciplina a rajatabla. Parece ser que gana casi el doble que antes y trabaja la mitad. Hasta tiene un puesto con cierto mando y responsabilidad. Quiza la proxima vez que le vea vaya subido a un tanque y este planeando la invasion de Rusia, quien sabe. Todo un personaje nuestro querido polaco, Erwin.

lunes, 15 de junio de 2015

Cuatro dias en Islandia 4. Paseando por Reykjavik

Me levanto consciente de que hoy va a ser el dia de las despedidas. Ultima jornada en esta maravillosa tierra, aunque no por mucho tiempo, ya que seguro que volveremos, el viajecillo nos ha dejado muy buen sabor de boca y ganas de mas. Saliendo de mi habitacion por ultima vez me encuentro, siempre al pie del cañon, a Bina. La pobre mujer hoy tiene unas ojeras terribles y parece cansada. Me cuenta que unos italianos llegaron a las 3am buscando habitacion y no tuvieron otra ocurrencia que llamar al timbre initerrumpidamente hasta que Bina tuvo, por narices, que abrir y alojarles. Los tipicos salvajes mediterraneos sin consideracion por nada ni por nadie. Para mas inri, hoy es el bautizo del nieto de la señora, asi que no va a tener tiempo ni de una siestecilla.

Amablemente, Bina me comenta que puedo dejar mi maleta (que es mas bien una bolsa cutre) en el alojamiento hasta que vaya al aeropuerto. La llevare en el maletero del coche, sin problemas, ademas hoy es domingo y puedo aparcar en el centro de Reykjavik si me sale de los cojones, fantastico. Pues ya tengo plan para la mañana, ya que mi vuelo es a las ocho de la tarde, pasear sin rumbo por la capital islandesa. Finalmente me despido de Bina, que dice que me va a echar mucho de menos. La verdad es que yo tambien, es un cachondeo de mujer. Es evidente donde me voy a alojar la proxima vez que aterrice por estos parajes.

La resaca no es ni mucho menos lo que yo me esperaba. Supongo que la pierna de cordero de anoche amortiguo bastante el efecto de las sidras. Es bastante temprano aun y apenas si hay turistas, tampoco autoctonos, por las calles de la ciudad. Aparco mi coche en una calle centrica que Bina me ha indicado como centro neuralgico para darme un buen paseo por gran parte de la urbe y alla voy, a dar un poco de ejercicio a las piernas. Como Reykjavik no es una ciudad monumental, no tengo nada que ver en particular, tan solo pasear por donde me rote, perderme por unas calles y otras, llegar hasta el extremo oeste de la capital, que finaliza en un puntiagudo cabo que se introduce en el Atlantico y donde empieza un pequeño municipio (que bien podria seguir siendo Reykjavik) llamado Seltjarnarnes, que practicamente podemos decir que se cae al oceano.

Me pierdo una y otra vez, fotografio casas, calles, tiendas y cualquier cosa que se me cruza por delante y por detras. En una de estas, casi sin querer, mis pasos me introducen en un gigantesco espigon al noroeste de la ciudad que es una especie de poligono de industrias pesqueras. Desde aqui hay buenas vistas, no muy lejos veo el Concert Hall, de una arquitectura moderna bastante surrealista, mezcla entre un monolito sin sentido aparente y una nave de Star Wars. Van pasando las horas y entra la gazuza, en el mismo puerto hay varios restaurantes, habra que elegir a dedo porque el menu es bastante parecido en todos. Me quedo con el que tiene la puerta abierta, casi que invitandome a entrar, el Hofnin.

La camarera, bastante gruesa, todo sea dicho, mantiene la simpatia habitual de las islandesas. Me comenta que la especialidad de la casa son los mejillones, asi que habra que ir a por una racion. Je, la racion es un kilo, mejor que me ponga media. Aun asi, es un plato bastante cumplidito, hasta el punto de que me cuesta acabarlo, y ojo, que con la comida en el estomago la resaca provocada por las sidras de anoche parece que quiere hacer acto de aparicion. Repentinamente me siento lleno y soporifero, y ahora viene el plato principal, un arroz cubierto con marisco y pescado y con una bechamel gratinada por encima. Servido ademas en la propia sarten, es una racion criminal. Vamos, que no me veo capaz de acabarla. Necesito una cerveza, pero ni asi, me empiezan los sudores frios y los temblores. Vale, lo que sea, pero al final, aunque me ha costado mas de media hora, he acabado con el puto plato. Y que me echen otro.

Pago y me largo de inmediato, necesito un paseo, que me baje toda la cantidad de alimento recien ingerido. Me doy una ultima vuelta por las calles de Reykjavik hasta que encuentro el lugar donde deje aparcado el coche. Deben de ser las tres o las cuatro, voy a ir poniendo rumbo al aeropuerto, que queda a algo menos de una hora, pero seguro que antes ire haciendo alguna que otra paradita. Asi es, me salgo de la autovia dos o tres veces buscando algun idilico pueblo pesquero, pero con la cercania a Reykjavik y al aeropuerto de Keflavik, lo unico que encuentro son urbanizaciones pijas, una tras otra. Aqui no hay mucho que rascar, voy a buscar una gasolinera, llenar el coche de combustible y devolverlo ya definitivamente en el aeropuerto.

La ultima anecdota macabra se produce con mi tarjeta de debito. Por alguna razon ha dejado de funcionar de repente (bloqueada por el puto banco tal vez) y, ya con el coche lleno de caldo, no puedo pagar. Con una confianza abrumadora, la empleada en cuestion me dice que vaya a intentar sacar dinero a un cajero que hay en el pueblo de al lado. Ah bien, como si me voy sin pagar. En fin, que finalmente obtengo el dinero de un cajero y saldo mi deuda. Devuelvo el coche en el aeropuerto, en el mostrador de la empresa de alquiler de vehiculos hay una negra yankee que dice ser ex-jugadora de baloncesto. Vamos, que las cosas raras que uno no se encuentre en Islandia, no las encuentra ya en ningun sitio.

Y se acabo, unas cuantas horas de burda espera en un aeropuerto vacio, ya que mi vuelo es el proximo y por en medio hay un buen rato sin movimiento de ningun tipo. Veo pasar chinos, chinos y chinos. Coño, es que en mi avion solo van a ir limones, y eso que no voy a Shanghai. Que mal rollo, estan por todas partes. Necesito una cerveza, si, pero la puta tarjeta no funciona. Aj, que sed. Bueno, adios Islandia, supongo que volveremos a vernos las caras en breve. Aqui se cierran cuatro dias cojonudos e inolvidables.

sábado, 13 de junio de 2015

Cuatro dias en Islandia 3. Stykkisholmur

Me levanto habiendo descansado bastante mas que el primer dia. Cuestion de agotamiento. Creo que ya me la sudaba bastante esto de que fuera de dia en todo momento. Hoy no tengo una ruta establecida en mente pero algo habra que pensar. Despues de las tipicas necesidades fisiologicas matutinas y una buena ducha, me encuentro, como no, con Bina en el hall. Siempre presta a una buena conversacion, unos cuantos consejos y preguntas sobre como fue la chuza de la noche anterior. Le comento que hoy simplemente quiero conducir hacia el norte sin rumbo fijo, ver hasta donde llego y cuando acabe hasta las pelotas darme media vuelta y volver a Reykjavik. Me dice que si voy en esa direccion no coja el tunel de Akranes, como hace todo el mundo. Se trata de un tunel bajo el oceano para evitarse toda la bahia de Hvalfjordur, que como su nombre indica, mas bien es un fiordo. Bina me insiste en que coja la carretera que bordea el fiordo, que lleva mas de una hora, a diferencia de los cinco minutos del tunel. Basicamente porque ella nacio en esa zona y me asegura que los paisajes son una pasada. Habra que hacerle caso.

Despues de las tipicas conversaciones de cachondeo sin demasiada profundidad, finalmente emplazo a mi anfitriona hasta las siete o las ocho, cuando yo este de vuelta en Reykjavik para mi habitual sesion cervecera nocturna. Antes de emprender la marcha, me aprovisiono de una buena botella de agua para el viaje (tema resaca, como siempre), que compro en la famosa tienda 24 horas. Aun no estoy despejado del todo, ya que la primera calle me la hago completamente por la izquierda al estilo britanico, hasta que al llegar al cruce me doy cuenta de que los coches van al reves. Joder, que peligro al volante. En fin, voy a centrarme que el paseillo de hoy va a ser largo y, por supuesto, espectacular.

El dia ha salido nublado pero nada frio, asi que hoy voy a ver algo diferente al cansino sol de las primeras jornadas. Para abrir boca cojo la carretera 1, que es la que recorre todo el pais dando la vuelta a la isla. Voy en direccion norte hasta que llego al desvio hacia la ruta macabra que Bina me ha recomendado. Y la verdad es que el Hvalfjordur de los cojones tiene unas vistas y paisajes espectaculares. Eso si, no hay signo alguno de humanidad. No se donde cojones naceria esta mujer pero aqui no hay poblados, ni casas, ni granjas, ni coches, ni nada de nada. Hasta el punto de que me estoy meando y paro en mitad de la carretera, en un lugar desde el que contemplo todo el fiordo, y alli vacio la vejiga mientras me asombro con el paisaje. Es tambien una sensacion bastante extraña el saber que eres el unico ser humano en muchos kilometros a la redonda.

Echando un ojo al navegador veo que bastante mas al norte hay una localidad que, por alguna curiosa razon que mi perturbada mente acaba de sacar a la luz, he decidido va a ser el destino final de mi paseo de hoy. Stykkisholmur, este va a ser el lugar, lo introduzco en el navegador y veo que me quedan casi tres horas de paseo. Vamos para alla, a ver que cojones nos encontramos, aventura pura y dura. Entre paradas para hacer fotos, hablar con los pajaros y extasiarme con el paisaje, finalizo mi andadura por el Hvalfjordur de Bina y llego a la localidad de Borgarnes, de cierto tamaño, con gasolineras, restaurantes, fabricas y demas indicios de actividad humana. Aun me queda un trecho hasta mi macabro destino y por carreteras que cada vez se van a ir haciendo mas curiosas y solitarias.

Sobre la calidad de la red vial no hay queja en absoluto. Teniendo en cuenta que no hay ni un puto coche que circule por ella, me parece excesivamente buena, la verdad. Incluso me da por hacer un poco de rally y ver que velocidad punta alcanza el coche. Ya me queda poco para Stykkisholmur, aunque la ultima sorpresa del trayecto van a ser las montañas que tengo delante. Hasta el momento todo relieve medianamente serio que he afrontado ha sido bordeado por una fantastica carretera. Los ingenieros de caminos son muy listos. Pero me da que en esta ocasion no voy a tener esa suerte. Acabo de pasar un cartel que me indica que el puerto del montaña esta abierto y las condiciones del mismo. Esto significa que voy a tener que subir hasta lo mas alto, con dos cojones. El desolado paisaje tipico islandes de lava y musgo comienza a dar paso a nieve por todas partes. Por suerte hoy la temperatura es buena y no han habido precipitaciones en los ultimos dias, asi que sin mayor novedad comienzo mi descenso en picado hacia la villa marinera que va a resultar el punto mas al norte que voy a visitar a lo largo de estos cuatro dias.

Stykkisholmur tendra apenas mil habitantes. Casas de madera agrupadas en torno a la calle o carretera principal que acaba en el puerto y algun que otro callejon. La verdad es que el sitio es bonito y acogedor, aunque teniendo en cuenta que la unica forma de llegar es atravesando el puerto de montaña, intuyo que en invierno han de estar bastante aislados, salvo la conexion maritima, obviamente. Llego hasta el final del camino, el puerto, y para ser mas concretos el acceso al ferry, que teniendo en cuenta la posicion geografica de la ciudad, debe de llevar a Groenlandia o algun sitio similar. Pero hoy no me toca ir tan lejos. Voy a aparcar por esta zona y me acercare al restaurante mas cercano, que la gazuza empieza a apretar y aqui tiene pinta de que voy a comer bien y barato.

Una caseta de madera sin nombre resulta ser un restaurante cojonudo, con la tipica camarera islandesa increiblemente amable y risueña, me encantan estas mujeres y lo felices que parecen. Hoy me toca ponerme las botas, fuera de la tipica zona turistica y del atraco de Reykjavik, voy a arrasar con el menu. Por fin consigo probar el mas tipico plato islandes, el tiburon podrido, a pesar de las recomendaciones de las camareras, que me dicen que esta asqueroso. A mi me parece cojonudo, y mas teniendo en cuenta que se sirve con un chupo de aguardiente. Para continuar y rematar la faena, langosta y vieiras, todo ello acompañado por una mas que fantastica ensalada de algas y por supuesto cerveza local, muy local, Stedji, solo disponible en esta zona concreta de Islandia.

Me he puesto hasta el culo y he pagado la tercera parte de lo que me costo ayer la cena en Reykjavik. Dicen que una barriga llena le hace a uno feliz, y en este caso asi es. No puedo pedir mas, asi que me recreo un poco con un ultimo paseo por esta adorable villa marinera, pensando para mis adentros que si, que estoy casi al lado del Polo Norte, pero finalmente es hora de volver, asi que me subo al coche y enchufo en el navegador la casa de Bina en Reykjavik, aunque mucha falta no haria, ya que simplemente tengo que desandar el camino andado hasta aqui. Cuatro horas de conduccion. Bueno, me lo tomare con calma, ire parando a hacer fotitos y disfrutando nuevamente de los paisajes y parajes islandeses. Eso si, con lluvia, ya que por fin, despues de tanta jornada soleada, me pilla una buena tormenta de vuelta a Reykjavik. Pero todo tiene su parte positiva, las nubes, la niebla y la oscuridad hacen que las vistas sean mucho mas tetricas ahora. Una nueva forma de ver el mismo paisaje.

Ya de vuelta en Reykjavik me encuentro a Bina donde siempre, en el hall, siempre al acecho. Me interroga sobre mi paseo de hoy y al decirle hasta donde he llegado me dice que estoy como una cafetera, demasiada conduccion para una sola jornada. Bueno, me gusta conducir y es lo bueno de viajar solo, que uno puede hacer lo que le salga de los cojones sin preocuparse de si sus compañeros de viaje se cansan o se cagan en tus muertos. Pero bueno, gilipuerteces aparte, empieza a ser hora de salir a investigar la ciudad y ponerse un poco o un mucho doblado. Paso de volver al centro, despues de mi experiencia de hoy en Stykkisholmur, creo que eso de ir a donde van los turistas y la multitud (aunque aqui en Islandia nunca llega a ser multitud) no va conmigo. Le echo un ojo al navegador y veo que a unos diez o quince minutos andando hacia el sur hay un pub llamado Classic Rock Sports Bar. El nombre mola, asi que voy a acercarme a ver que se cuece.

Atravieso un par de anchas avenidas donde no hay ni coches, y eso que no es tan tarde, son las ocho o por ahi. Llego a un poligono lleno de fabricas, el pub esta detras de las fabricas, bueno, mas vale que este abierto, y aunque lo este, poca marcha voy a tener hoy, porque alrededor no hay absolutamente nada. Quiza me equivoque, me da que si. Classic Rock Sports Bar, ahi esta, placa de Abbey Road en la puerta y poster de The Beatles, esto se pone bien. Entro, esta sonando Springsteen, vamos bien. No hay ni un solo cliente, solo una bonita camarera pelirroja a la que pregunto si el sitio esta abierto. Me dice que si pero que hoy no espera mucha juerga ya que es un sitio para los trabajadores que salen de las fabricas y para los dias de futbol. Hoy es sabado, fabricas cerradas y encima no hay futbol. Pero mira, la camarera es, como no podia ser de otra manera en Islandia, muy simpatica. Asi que me empiezo a enchufar mis primeras cervezas mientras converso con ella.

Pues resulta que Maria, que asi se llama la menda, es la hija del dueño del local. Recientemente estuvo de visita en mi ciudad y de alli se trajo algunas bufandas y camisetas futboleras incluyendo, por supuesto, la de mi equipo y mi seleccion nacional. Este sitio cada vez me mola mas. Pero tengo hambre y aqui solo se chuma. Ella me dice que pida una pizza o algo y que me la coma alli mismo. Pero me apetece algo mas, asi que finalmente me recomienda un buffet libre que hay al otro lado del poligono. De nuevo, totalmente fuera de zona turistica y en un sitio en el que solo hay islandeses gordos poniendose tibios, por un precio irrisorio me atizo una brutal pierna de cordero y otros cuantos manjares que me dejan demasiado extasiado. Ahora me viene a la mente el tipico comentario de reportaje televisivo sobre este pais, "Islandia es un pais muy caro". Si, claro, para turistas imbeciles que solo van a los cuatro sitios donde os roban, porque no teneis ni imaginacion, ni cojones, ni sentimiento de aventura como para ir dos calles mas alla donde el precio es menos de la mitad.

Como en esta zona no hay mucho mas que rascar, me vuelvo al Classic. Maria se ha ido a atender a su bebe y ahora el camarero es directamente un cliente que por alli pasaba, tal es la confianza que hay en este pais de gente honrada. Me meto una cerveza pero se me sale por las orejas, la cena me ha dejado demasiado lleno. Maria ya esta de vuelta y es hora de preguntarle por algun licor digestivo. Me inclino por el Opal, tipico de estas tierras y que es una especie de licor de regaliz a base de vodka, Lo cierto es que me sienta muy bien, pero no me veo aun para ir a por mas cerveza, asi que me paso a la sidra, que es danesa, porque los islandeses no tienen una autoctona. Somersby, sidra de frutas, esta cojonuda, asi que voy a continuar toda la noche con ella, una tras otra.

El cliente que estaba en la barra se ha ido a las maquinas tragaperras y de apuestas, donde se va a tirar toda la noche. Otros dos mendas han entrado en el local. Pronto entablamos conversacion y amistad, ya se sabe, el alcohol hace amigos. Viktor es un ruso que lleva seis meses trabajando aqui en la construccion, al que se le acabo el contrato la semana pasada y desde entonces lleva borracho a base de vodka. Al parecer mañana coge un avion a Suecia, donde tiene un nuevo contrato de trabajo, pero el tipo se cae varias veces de la silla, no se yo si podra llegar al aeropuerto. Amablemente, en lugar de tirarlo del pub, Maria le sirve varios cafes para que se intente despejar un poco. En este pais no se desprecia a la gente porque vayan algo pasados o monten un show, se les intenta ayudar con comprension y buenas maneras.

El otro personaje es Sigurd, un islandes que trabaja en una factoria de pescado y con el que me tiro hablando horas y horas del modo de vida islandes, trabajo, economia y demas. Cuando le digo que en un momento dado hasta me podria interesar vivir en Islandia, el menda directamente me ofrece trabajo. Es lo que tiene este lugar, mas trabajo que personas, necesitan gente, y por supuesto si son caras nuevas mejor, con lo pequeño que es el pais practicamente todos se conocen. Pues ahora mismo no, pero no descarto en un futuro aceptar la oferta del amigo Sigurd. Tanto a el como a Maria los emplazo para una futura visita a Islandia, ya que mañana ya me marcho pero estoy seguro que volvere. Es bueno dejar amigos y mas si son buena gente. Ya voy bastante doblado e intuyo que estas sidras me van a dejar una considerable resaca mañana. Maria esta cerrando el pub ya que ya es la una, pero fuera sigue siendo de dia, por supuesto. Lentamente y con un considerable pedo, ahora me doy cuenta, enfilo mis pasos hacia mi alojamiento. Hoy no paso ni por la tienda 24 horas, voy cocido asi que me meto en la cama, que mañana sera el ultimo dia por estas tierras.

martes, 9 de junio de 2015

Cuatro dias en Islandia 2. El Circulo Dorado

Despues de estar toda la noche dando cabezadas pero sin acabar de coger un sueño demasiado profundo, a eso de las ocho decido que ya es hora de ir desperezandome poco a poco y empezar la jornada mas turistica de todas las que voy a pasar en este pais. Si uno esta en Reykjavik, es inevitable acercarse a contemplar, ya que no queda muy lejos de la capital, lo que en los mundillos turisticos se conoce como el Circulo Dorado. Tres espectaculares atracciones naturales que hacen las delicias de los boquiabiertos turistas cuando se plantan ante ellas, Thingvellir, Geyser y Gulfoss, las cuales pasaremos a detallar en breve.

Dejo mi habitacion con la tipica sed de agua que toda resaca provoca, aunque mi cuerpo tampoco presenta los tipicos sintomas de cansancio y malestar de un resacon en toda regla. Vamos, que estoy en condiciones de hacerme la ruta del dia. Bina, mi anfitriona, siempre atenta, me pilla por banda en el hall y me pregunta cual es mi plan del dia. Si, el Circulo Dorado, y si me da tiempo alguna que otra cosilla. Ella me dice que me lo tome con calma, que no esta muy lejos, pero que a algun que otro turista con demasiada pachorra le lleva todo el dia e incluso mas. La gente se recrea demasiado. Yo se que ese no es mi caso, asi que me despido de Bina hasta las seis o siete de la tarde, ya que quiero llegar de vuelta a Reykjavik a tiempo de pegarme una buena cena y las consiguientes cervecitas de primera hora de la noche. Es viernes y estoy de vacaciones, es lo que toca.

En la tienda 24 horas me aprovisiono de agua, la resaca, ya se sabe. Aun tengo algo de lo que compre ayer a ultima hora que me va a servir de desayuno en ruta. Sin pensarmelo mas cojo el coche y empiezo a dejar atras Reykjavik para adentrarme en la nada, ya que las regiones de la Islandia interior tienen eso, que no hay nada, pero tal cual, es que ni vegetacion. En apenas quince minutos me encuentro en una carretera en mitad de ninguna parte y los coches han desaparecido por completo. Voy a ir parando a hacer fotos cada dos por tres, y en esas paradas me doy cuenta que lo de los coches va en serio, porque nadie transita esta carretera ni aun estando parado diez minutos. Vamos, que si tengo ganas de mear me la puedo sacar en mitad del trayecto, que nadie me va a ver ni a decir nada, fijo.

Recorriendo paisajes extravagantes, surrealistas e incluso diria yo que lunares, en apenas una hora (con paraditas y todo) ya diviso la espectacular atraccion natural de Thingvellir. Se trata de un valle un tanto peculiar. Provocado por la union de las dos placas tectonicas de Eurasia y America. Es una especie de cañon por el que puedes transitar, con el morbo añadido de que sabes que estas justo en el sitio donde America y Europa se separan. Vamos, que puedes hacer una de Barrio Sesamo, ahora estoy en America, ahora estoy en Europa, al estilo Supercoco.

Posiblemente este es el lugar que mas me apetecia visitar, interesante geologica y geograficamente hablando, dos temas que siempre me han atraido bastante. En los ultimos kilometros antes de llegar a Thingvellir ya empece a ver de nuevo algun que otro coche, y obviamente aqui hay una cierta acumulacion de turistas (chinos en su mayoria), aunque no lo que me esperaba. Si, Islandia es bastante turistica, o al menos eso dicen los islandeses, pero me da que no va a ser ni por asomo Paris, Londres o Roma. Mejor, ya sabeis que la gente me da asco, y cuanta mas acumulacion de personas hay, mas se me revuelven las tripas. Asi que ya os podeis imaginar el extasis que siento conduciendo por estas carreteras desoladas, casi hasta el punto de masturbarme al volante. Y tampoco pasaria mucho si lo hiciera, porque no hay ni dios a la vista.

Mi siguiente parada, segundo punto del Circulo Dorado, esta algo mas adelante siguiendo esta misma carretera. Para llegar hasta alli tengo que atravesar mas paisajes vacios y mas carretera sin coches. Y aqui nos plantamos, en Geyser. Bueno, todo el mundo sabe lo que es un geyser, una columna de agua caliente que brota desde las entrañas de la tierra. Al parecer es este lugar el que da nombre a todos los geyseres a lo largo y ancho del planeta. Si, el lugar esta lleno de esta especie de pozos de agua en ebullicion que de vez en cuando pega un salto, pero tampoco me sorprende tanto como Thingvellir, a pesar del extasis que dos yankees cuarentones estan experimentando justo a mi lado, diciendose el uno al otro que se van a quedar a ver este espectaculo durante todo el dia. Pues que les aproveche.

Cogiendo un pequeño desvio por una carretera algo mas cutre y apenas a diez minutos en direccion noreste, tenemos la tercera atraccion del circulo de marras. Se tratada de las cataratas de Gulfoss, basicamente un salto de agua bastante espectacular producido por un caudaloso rio que discurre por un profundo cañon. Al igual que en las dos atracciones anteriores, presencia de turistas, aunque no en exceso, y de nuevo en un 80% chinos.. Intentando tomar fotos junto a la catarata en cuestion me doy un baño bastante cañero. Es lo que tiene, que obviamente es un lugar bastante humedo. Me gusta mas que Geyser pero menos que Thingvellir, ya me lo temia. Y aqui estamos, apenas la una del mediodia y ya me he visto y visitado de pe a pa el Circulo Dorado. Se ve que soy un turista de rapidas maneras.

Lo cierto es que ha salido un dia de pelotas, soleado a mas no poder, practicamente ni una sola nube en el cielo, y con una temperatura muy aceptable. Tampoco es para ir en manga corta, sobre todo teniendo en cuenta que estamos en la zona interior de la isla, que refresca bastante mas que en la costa. Pero no me puedo quejar en absoluto. Y no se si sera por el buen clima, porque ya llevo unas cuantas horas de tute o porque simplemente soy un cerdo, pero ya tengo hambre. Y aqui se me plantea un problema. A lo largo de todas estas horas que he conducido desde Reykjavik hasta aqui no he visto nada. Ni pueblos, ni casas, ni personas, ni nada de nada. Y no quiero parar a comer una hamburguesa en la cafeteria para turistas de Gulfoss. La pregunta va a ser que cojones como. Esto me huele al ultimo superviviente, Bear Grylls.

Decido coger la carretera en direccion sur, hacia el mar, ya que veo en el mapa que en la costa hay algunas poblaciones. Falta saber de que tamaño y que servicios ofrecen. Pero tengo mas de una hora hasta esos parajes, asi que si veo algo por el camino, que lo dudo, hay que aprovecharlo. Comienza la puta aventura. Veo en mitad de la nada un cartel con un cuchillo y un tenedor que señala un camino de tierra que se pierde en una montaña. Tengo mucha hambre, lo pillo, el navegador se vuelve loco, me pierdo. Tengo que atravesar un puente por el que el coche solo cabe si recojo los retrovisores, ahi voy. Delicada operacion pero paso, si, y de repente la pista de tierra se convierte en una zanja. A lo lejos veo una granja. Aquello no es un restaurante, y no voy a meter el coche por la zanja durante kilometro y pico. A tomar por culo, media vuelta y otra vez a cruzar el puente de los retrovisores, que por cierto empieza a crujir a mi paso. Me han tomado el pelo.

De nuevo en la carretera hacia el sur veo otro cuchillo y tenedor. Acabo en otro camino de tierra atravesando plantaciones surgidas de la nada. Reviento varias tomateras con el coche ya que apenas hay espacio. Llego a un lugar muy raro donde veo a varios tios con tunicas blancas. La madre que me pario que me da que me he metido en una especie de secta ecologista o algo asi. No me importaria si me dieran de comer, pero es que los mendas de las tunicas no me hacen ni puto caso y van desfilando como de una especie de barracon a otro. Doy media vuelta y me vuelvo a la carretera. Yo no me llevo bien con los raritos y todo sea que o me acaben dando por culo o acabe a hostias con ellos o las dos cosas a la vez. Carretera de nuevo, y ya son mas de las dos.

De repente veo el cartel de un pueblo, Reykholt, aunque no hay ni una puta casa, solo un par de rotondas muy guapas y, oh, un restaurante de carretera. Alabado sea Dios que siempre proporciona comida a los sufridos fieles que la buscan. Ahora solo me falta que me sirvan la comida angeles. Y la verdad es que no se va mucho, porque las dos camareras (rubia y morena) estan de muy buen ver. Aqui me quedo. Y que barato y que comida. Me pido el especial del dia, un bocadillo de cordero con patatas que me deja mas que saciado. Como entrante, carpaccio de bacalao, jodidamente delicioso. Y por supuesto una cerveza Gull, de estas tierras, para amenizar todo el cotarro. Acabo la sesion culinaria charlando con la camarera rubia, que me obsequia con varios mapas indicando donde estamos y demas. De nuevo me quedo anonadado con la simpatia de las feminas islandesas. Obviamente me dice que no ven a muchos turistas por aqui. Normal, hija, estais en mitad de ninguna parte. Lo raro es que veais a alguien, turista o no.

Que bien me lo he pasado en el Mika, que asi se llamaba el restaurante. Ya con el estomago lleno, decido dirigirme, porque aun tengo tiempo de sobra antes de ir de vuelta a Reykjavik, bordeando la costa sur hasta llegar a Grindavik, casi el extremo suroeste del pais, y de ahi acercarme a otra tipica atraccion turistica, el Blue Lagoon. Se trata de una laguna de color azul celeste cuyas aguas son calentadas naturalmente por la accion geotermica. Alli la gente se pega sus bañitos calentorros y poco mas. Si, suponemos que sera digno de ver, asi que ya que hay tiempo pues ahi que nos dirigimos.

Esta carretera de la costa sur tiene bonitas vistas al mar, subiendo y bajando pequeñas montañas y con paisajes de lava a uno y otro lado de la carretera de forma constante. Tras dos horas de conduccion y despuies de pasar Grindavik, llego al Blue Lagoon. Que si, que es muy bonito el color de las aguas y demas, pero no me impresiona mucho. Ademas hay que pagar para darse un chapuzon y tampoco tengo un interes especial en dejarme el dinero en eso, prefiero una cerveza, la verdad. Para mas inri, meto la mano en el agua y no me parece que este muy caliente. Esto me huele a camelo para turistas. Total, que ya lo he visto, ya le he hecho fotos, no he visto a ninguna islandesa en bikini, que era otra de las razones para acercarme al lugar, asi que ya puedo irme. Direccion a Reykjavik, que quiero dejar el coche y ya poder beber a gusto unas cuantas birras.

Llego al alojamiento y alli Bina me abre la puerta vestida de cabaret. Mis ojos como platos denotan sorpresa y la buena mujer me dice que se va a bailar con las amigas, que si necesito algo mas o si quiero ir con ella. No, no, mejor sigo con mi plan de ir a cenar y mamar algo en el centro, no quiero riesgos innecesarios. A saber donde me mete esta señora. Asi que tras descansar una media horita en la habitacion y poner todas mis ideas y cachibaches en orden, la misma ruta de anoche, largo paseo junto a la bahia, hermosas vistas y sentimiento cojonudo, y al restaurante mas caro de Reykjavik, con dos cojones.

Desafortunadamente se les ha acabado la ballena, que era mi objetivo principal de esta cena. Mala suerte. Asi que me inclino por la sopa de langosta, que esta cojonuda aunque yo no soy muy de sopas. Luego un abadejo con dos salsas que esta tambien bastante bueno aunque no espectacular (sustituto de mi idea original de la ballena). Y para rematar la faena una mousse islandesa, la cual si que me deja saciado, tanto en cuanto a calidad como a cantidad. Por supuesto todo regado con un par de lagers islandesas, que me siguen pareciendo fantasticas. Obviamente en este restaurante de lujo me sacan los dos ojos de la cara, los riñones y un pulmon y medio, sobre todo si lo comparo con la comida de hoy en mitad de ninguna parte. Un dia es un dia. Y ahora a beber.

Vuelvo al Brooklyn, donde estuve ayer, pero hoy no esta la misma camarera. Ya no me interesa el sitio, aunque un par de birras caen. Y ahora me doy cuenta de que estoy jodidamente lleno de la comida y no puedo beber mucho mas. Uf, que suplicio, me voy a hacer una o dos mas, necesito conocer algun que otro garito. Pero no atino, acabo en una cafeteria cutre donde solo tienen una lager para elegir y luego en un sitio muy raro con un camarero medio autista (ni contesta cuando le hablas) y donde apenas me puedo terminar la cerveza de lo lleno que estoy. Hoy no me salido bien la estrategia chumeistica, asi que decido volverme al alojamiento cuando aun no es ni medianoche.

Me pilla la medianoche en mitad de la bahia, en el tipico paseo de vuelta. Veo a unos cuantos fotografos tomando instantaneas del paisaje. Es evidente por que, Las 12am y ahi esta, al fondo, medio recostado sobre el oceano Atlantico, el sol de medianoche. El espectaculo es soberbio. Lentamente me voy retirando de la bahia aunque me gustaria quedarme viendo el show un rato mas. Me empiezo a notar realmente cansado y somnoliento, aun asi todavia me acerco a la tienda 24 horas para pillar provisiones de cara al viaje de mañana que aun no tengo decidido a donde me va a llevar. Hoy si, tal y como llego a la cama caigo redondo. Falta me hacia. Mañana mas.

viernes, 5 de junio de 2015

Cuatro dias en Islandia 1. Primeros pasos

Nueva aventura vikinga, pero esta vez en serio y sin tonterias. El vikingo macabro ha decidido visitar de una puta vez a sus antepasados y colegas de cascos, drakkares y hachazos. Islandia es nuestro destino, obviamente, un viaje que voy a realizar en solitario para mas regocijo y pasion, y porque, basicamente, la gente me da asco, prefiero no tener que depender de nadie y hacer lo que me salga de los cojones las 24 horas del dia. Como se suele decir, mejor solo que mal acompañado.

Despues de ultimar los preparativos del viaje durante la mañana, ya entrada la tarde llego al aeropuerto de Edinburgh para coger el vuelo con destino Reykjavik. Pero mi problema es que siempre soy demasiado previsor, he llegado con dos horas de antelacion al aeropuerto y creo que empiezo a tener sed. Como se que en varios dias no voy a probar mas Tennent's, me voy a enchufar una pinta para que el cuerpo no la eche mucho de menos, o si lo hace, que tenga todavia el recuerdo de tan fantastico sabor bastante reciente.

Del vuelo no hay mucho que contar. No llega a dos horas y media, y como por la ventanilla no se ve nada porque esta nublado, y aunque no lo estuviera solo veriamos Atlantico y Atlantico, pues me casco una Magners (por desgracia no hay Tennent's en el avion), pero tampoco me excedo porque tengo un coche que he alquilado esperandome en el aeropuerto de Keflavik, lo cual quiere decir que tengo que conducir. El limite de alcoholemia en Islandia es 0.5, asi que con un par de cacharros aun estoy en los parametros evitamultas. Claro que, y esto lo voy a comprobar en breve, tampoco es que haya demasiada policia para controlar a los conductores beodos en el pais vikingo. Vamos, que no es un atormentado estado policial como otros que yo me se.

Keflavik, si, el extremo suroeste de Islandia. Alli se encuentra el aeropuerto internacional al que llego. Tengo unos 40 minutos en coche hasta mi alojamiento en Reykjavik y ya empieza a ser algo tarde. No quiero que la dueña del pequeño hostal, una señora muy simpatica con la cual ya contacte via email, se desespere por mi llegada, asi que intento cumplimentar el tramite de recoger el coche y demas lo antes posible y salir pitando hacia la capital. Un pequeño Suzuki blanco, es lo que me ha tocado en gracia, para mas inri automatico (yo no lo solicite asi, pero deben andar cortos de vehiculos) y encima, aunque esto es logico en Islandia, con el volante a la izquierda. 

Acostumbrado como estoy a conducir por el Reino Unido, nada mas entrar en el coche, lo que hago es buscar el puto cinturon en mitad del coche. No, esta al otro lado, junto a la puerta. Tiro a arrancar pisando el embrague, como hago siempre. No encuentro el puto embrague. Joder, es un coche automatico. Vale, metere la directa. Busco el cambio de marchas en la puerta, mierda, esta al otro lado, no estoy en el Reino Unido. Esto va a ser divertido. Despues de veinte putos minutos de caos dentro del coche, creo que estoy en disposicion de arrancarlo y empezar a conducir. Tengo que mentalizarme, pegado a la derecha, nada de conducir por la izquierda. Aun asi me cuesta. Y para colmo, llego a una rotonda. Me cago en la puta, a ver por donde atacan los coches. Freno y piso el embrague para que no se cale el coche. Mierda, que no hay embrague, que el coche no se cala. A tomar por culo, yo sigo conduciendo y que sea lo que Dios quiera.

Mis primeras vistas de Islandia son los paisajes de lava, que es el tipo de terreno que se extiende a lo largo de esta zona de la costa suroeste entre Keflavik y Reykjavik. Estoy alucinando bastante, aparte de por la belleza de todo, por la singularidad y rareza. No creo que haya otro lugar en el planeta tan extraño como esta isla perdida en mitad del Atlantico norte. De cuando en cuando, ya que voy en direccion norte junto al mar, tengo fantasticas vistas al oceano, y en un santiamen ya veo Reykjavik a lo lejos, con sus imponentes montañas nevadas al fondo, la que se dice fue la primera vision que tuvo el primer ser humano (vikingo, obviamente) que piso esta por aquel entonces desolada tierra.

Gracias al navegador (gran invento) llego sin ningun problema hasta el hostal de Bina, la que va a ser mi anfitriona durante estos proximos dias. Una islandesa propiamente dicha, ya entrada en edad (pasara los sesenta) pero grande y robusta, pelirroja y con rasgos nordicos con cierto toque esquimal. Vamos, un clasico de estas tierras. Y como voy a descubrir en los proximos dias, tambien una autentica cachonda mental. Me alojo sin pagar, ya que Bina solo acepta efectivo, y para mas guasa me dice que ella es seguramente la unica persona de toda Islandia que no acepta tarjetas. Mira que bien, pues tendre que ir a un banco a sacar pasta. Ella me indica donde esta el mas cercano, pero dice que no me apresure, que como voy a estar varios dias ya le pagare cuando me venga bien. Los islandeses son asi, confiados y honestos, por suerte para ella yo no soy gentuza y le pienso pagar. Mas que nada porque ni se molesta en tomar mis datos, ni mi pasaporte, ni mi direccion, ni nada de nada. Islandia.

Una vez aposentado salgo a inspeccionar la ciudad. Son ya las diez, asi que mucho me temo que me he quedado sin cenar ya que todas las cocinas de los garitos habran cerrado ya. Eso si, sigue haciendo un sol de justicia, y lo que queda, porque la sorpresa que me espera es que no va a anochecer. El primer paseo obligado, tambien recomendado por Bina, aunque yo ya lo tenia en mente, es recorrer la bahia. Para eso me he buscado un alojamiento al final de la bahia, para recorrer la media hora larga (casi una hora) que hay hasta el centro de la ciudad disfrutando de las vistas al oceano y la espectacular puesta de sol, que nunca se llega a poner del todo.

Lo de la bahia no se puede contar por escrito, hay que verlo y vivirlo, es un autentico espectaculo. No me importa que el paseo dure mas de una hora porque voy parando a hacer fotos cada dos por tres, esto es una gozada. Pero cojones, empiezo a tener sed y ya no tengo que conducir mas, puesto que he dejado el coche junto al hostal, asi que vamos a coger la primera calle que vea perpendicular a la bahia, que algun abrevadero habra, porque ya no debo de estar muy lejos del centro de la ciudad.

Pues si, bares, unos cuantos ademas, me voy a meter en uno al azar, el Brooklyn, no muy grande y sin apenas clientes. Ademas la camarera es una rubita que esta de bastante buen ver, creo que me voy a quedar aqui un rato. Mi primera pregunta es donde coño estoy, si, en Reykjavik, pero en que zona de la ciudad. La preciosa camarera me dice que estoy en el centro de la ciudad, para ser exactos en la calle de los garitos, por donde toda la gente sale de juerga. Joder, y eso que he pillado la calle al azar, es que lo huelo, colega. Debo de tener un radar etilico o algo asi en la cabeza. Bueno, pues no se hable mas, que la pajara esta me ponga una cerveza del terreno. Y ahi es que mi primera cerveza islandesa es una Viking.

Las lager islandesas estan de puta madre, y hay una gran variedad. A pesar de que hay muchos mas licores por estas tierras, a mi me gustan las lagers y quiero probar unas cuantas. Tienen muchas y a cada cual mejor, la siguiente es una Einstok, una curiosa lager, muy suave al paladar pero con mas de un 5% de alcohol y como con un regustillo a naranja al final. Esta de pelotas, asi que me pido otra igual, no me importa repetir. Aunque me da pena dejar a la camarerita en cuestion, que encima de guapa es muy simpatica, quiero visitar mas locales, pero por supuesto le suelto un "volvere" a lo Terminator que deja muy claro que me ha gustado lo que he experimentado en este lugar.

Estoy cansado del viaje, asi que solo voy a visitar un par mas de locales. Aqui lo que compruebo es que la simpatia de las islandesas no era solo cuestion del primer garito al que entre. Todas las camareras son extremadamente cordiales, sonrisa perenne y explicacion mas que detallada de cualquier cosa que les preguntes sobre las bebidas o la ciudad. Curiosamente los islandeses son bastante mas secos, ya que un par de camareros con los que tambien intento hablar son mucho mas cortantes y apenas se limitan a servirte y cobrarte. Pues lo tengo facil. A partir de ahora a buscar sitios donde solo hayan camareras. Tampoco va a suponer un gran esfuerzo para mi, ni mucho menos.

Apenas pasada la medianoche, con el susodicho cansancio a cuestas y ya unas cuantas rondas encima, dejo el centro y decido volver a mi alojamiento. Por supuesto recorro de nuevo la bahia y aqui es donde algo empieza a no cuadrarme. Ya es mas de medianoche y el sol, alla al fondo acariciando el agua, no se acaba de poner del todo. Ni lo va a hacer, es el sol de medianoche. Y va a ser el sol de la 1, las 2, las 3 y todo el puto dia. No hay oscuridad. Claro, estamos casi en el Polo Norte, es lo que tiene esta tierra en verano. Antes de llegar al hostal recuerdo que la señora me dijo que justo al lado habia un pequeño supermercado 24 horas, y lo cierto es que tengo hambre. Me aprovisiono de todo lo que puedo, incluso de algunas cosas que no se lo que son porque las etiquetas estan en un claro islandes. Tengo hambre, voy algo doblado y no estoy para mariconadas, asi que todo al saco.

Llego por fin a mi habitacion, sera la una y media, sigue siendo de dia, obviamente, por mucho que eche las cortinas no voy a dormir, fijo. Mi cuerpo es asi. Asi que me tumbo en la cama, me como algunos de los manjares previamente comprados, enciendo la radio que no entiendo porque esta en islandes y hago una especie de siesta etilica. Vamos, lo que se llama dormir la mona, porque apenas puedo pegar ojo durante cuatro horas. Pero al menos mi cuerpo descansa y el pedo se me disipa, porque mañana me espera un largo dia de conduccion y visita de lugares turisticos.

miércoles, 3 de junio de 2015

Perdidos en Chequia. Dia 7

Amanece nuestro ultimo dia en Most. Nuestros cuerpos estan bastante recuperados despues de las atronadoras jornadas etilicas acaecidas aun no hace mucho por estos lares, y las cervecitas de los ultimos dias, a un ritmo algo menos excesivo, y mas de recuperacion y mantenimiento, nos han hecho recuperar bastante la cordura y la verticalidad, que ya se sabe que cuando uno va doblado se suele canjear bastante por la horizontalidad, especialmente sobre el suelo mas cercano.

Hoy es dia de despedidas, sobre todo de nuestro alojamiento, que tan bien nos ha acogido durante nuestras horas de reposo, y especialmente de la ciudad. Asi que la primera actividad del dia es un ultimo paseo por la urbe admirando de forma especial las nada atractivas construcciones a nuestro alrededor. Si, ya sabeis, los bloques comunistas, los baretos en forma de caseta y las amplias avenidas. Tranquilamente nos acercamos hasta la estacion a comprar nuestros billetes para mañana a primera hora en direccion a Praga, y de ahi al aeropuerto. Nuestros pasos son lentos, no por la resaca o algo similar, sino porque en realidad nos cuesta bastante marcharnos de este lugar donde tan bien nos lo estamos pasando.

Una vez cumplido el tramite billetero, nos damos cuenta de que no estamos muy lejos del famoso pub de Jaroslav. Si, el pensionista que media tres por tres o mas. El siempre esta alli, es su primera casa, ya que la oficial es la segunda. Asi que decidimos pasar a despedirnos de el porque sin duda creo que es el tipo que mas nos ha impresionado de todos los curiosos personajes a los que poco a poco hemos ido conociendo. Llegamos al Sportsbar y efectivamente, alli esta el dueño y señor del lugar, que ya va por su vigesima cerveza y apenas hemos pasado el mediodia. Buen rollo, muchas bromas, un buen puñado de rondas etilicas y hasta algun que otro abrazo. Sin duda hemos congeniado con Jaroslav y esperamos volver a verlo algun dia.

Lo cierto es que nos hacemos bastantes cervezas, hasta el punto de que nos dan unas cuantas horas en el lugar. El dia va pasando y queremos seguir recorriendo las calles (mas bien avenidas) de Most. Y es lo que hacemos, aunque rebotando por algun que otro garito cuando nos entra algo de sed. Tambien es hora de cumplimentar las ultimas compras, que mas que de souvenirs, van a ser de comida y bebida. Que mejor souvenir que ese se puede llevar uno de la Republica Checa. Asi que salimos del supermercado Albert (cadena tipica checa) bien surtidos de todas esas mercancias, y ya pensando en dirigirnos a nuestro alojamiento para ir preparando el viaje de mañana y nuestro reposo.

Oh, no lo podiamos evitar, de camino pilla el Koyot, que raro. Siempre ahi, presente, esperandonos... pues no le defraudemos, coño, vamos a echarnos nuestras ultimas rondas en tan mitico local. Pero tampoco dura mucho la cosa, necesitamos estar fuertes y sin resaca para el ajetreo de mañana. Odio los viajes, y especialmente los que tienen aeropuertos de por medio. Me dan asco los aeropuertos, se me revuelven las tripas cada vez que me acerco a uno y no se por que. Supongo que porque es uno de esos sitios donde te pueden tratar como a un criminal aunque no lo seas, simplemente por la sospecha o por la prevencion. Algo parecido a la España de Zetaparo o de los comunistas.

Finalmente llegamos a nuestro alojamiento. Yo tengo hambre, y como he hecho buen acopio de comida en el Albert, me voy a cascar un cojonudo plato combinado con salami, pate, una ensalada grasienta que sienta de puta madre, pan checo y pepinillos alemanes, de los contundentes. Me quedo bastante saciado y se me quita la idea que tenia en mente de enchufarme una brutal salchichen teutona que tambien he comprado. Me meto en la cama y pienso que mañana, a pesar de madrugar y tener que viajar, aun me dara tiempo a hacerme alguna que otra postrera ronda etilica en Praga o en el aeropuerto. Mas que nada para despedirme de este pais como se merece, con cerveza.

lunes, 1 de junio de 2015

Perdidos en Chequia. Dia 6

El checo tiene razon. Lo suyo es que cuando haces un viaje, al llegar a casa presumas mostrando fotos bonitas a toda la gente que conoces. Nosotros hemos estado mamando sin parar durante cinco dias y aparte de fotos de botellas y bloques comunistas no tenemos mucho mas. Asi que lo de ir hoy a Praga, ciudad imprescindible de visitar si uno esta por los alrededores, es basicamente una excusa para que el personal no piense que somos unos alcoholicos sin remedio. Claro que el pequeño truco es que en Praga tambien hay abrevaderos, muchos y muy buenos.

Despues de hacernos un desayuno cervecero en el Koyot (no lo podemos evitar), tampoco salimos excesivamente temprano de Most, ya que estando de vacaciones es un peñazo madrugar, aparte de que no hace ninguna falta ya que el viaje dura poco mas de una hora. Por otro lado, todavia colean los ultimos estragos de las grandes resacas de las postreras jornadas. Niebla por el camino, el checo me comenta que es un paisaje tipico de las mañanas centroeuropeas. En un visto y no visto llegamos a la gran capital del pais, cogemos el metro, y como por arte de magia nos plantamos ya en el centro monumental e historico de la ciudad, lo que se conoce como Praga 1.

Paseo por los jardines reales, el castillo, la catedral, la basilica de san Jorge, el palacio presidencial... Turistas por todas partes, grandes vistas de la ciudad desde lo mas alto del castillo, si, todo muy bonito y muy tipico pero... hay sed. El checo nos dice que nos van a clavar, que como es zona para turistas, ponen precios europeos. Eso es de ser muy hijo de puta, porque es multiplicar por diez los precios de que hasta ahora hemos estado disfrutando en Most. Pero yo siempre lo digo, si vas a un pais y tienes la posibilidad, buscate un guia autoctono, el sabra donde llevarte. Y vaya si lo sabe. El cabron del checo nos mete en un tugurio aun en el centro de la ciudad, en plena zona turistica, pero que no tiene ni cartel a la entrada. Y alli, si, una señora que no habla otra cosa que no sea checo, nos pone unas espectaculares (sobre todo por la sed que llevamos) Pilsner a un precio irrisorio. A gozar.

Ya saciados en parte, bajamos bordeando el castillo hacia el rio Vltava. Obviamente visitamos el mas que turistico Puente de Carlos. Hoy estamos sacando provecho a la camara de fotos, la verdad. Aun nos queda por ver la ciudad vieja, que tambien tiene lo suyo, incluidos un buen numero de garitos que el checo todavia recuerda de su etapa universitaria, y eso que de ello hace ya mas de treinta años. A ritmo de ver plazas, calles y monumentos, nos vamos haciendo un bar tras otro, una cerveza tras otra. Nos estamos poniendo finos. Pero es lo que tiene esto de chumar cerveza, te haces una, sales del garito y te meas, entras a otro a mear y a hacerte una, vuelves a salir, te meas, otro garito, vacias y llenas, otro... es un circulo vicioso que nunca acaba, o que acaba contigo en el suelo totalmente doblado.

El recorrido etilico-monumental-turistico no ha estado mal. Poquito a poco hemos ido dejando el centro para volver a la zona donde tenemos que coger el autobus de vuelta a Most. Con la tonteria, hemos pasado seis o siete horas pateando (y mamando) por Praga. Nos metemos en un ultimo tugurio mientras esperamos al bus. Aqui me enchufo la merienda-cena (no habiamos comido nada en todo el dia), consistente en una especie de morcon muy grueso con cebolla picada en vinagre por encima. Todo lo que se come en este pais es una bomba, pero te despeja de puta madre. Ya se sabe, a grandes males, grandes remedios.

Ya de vuelta en Most, con la noche recien caida sobre nuestra querida ciudad minera, se nos ocurre que aun tenemos unas cuantas horas por delante para acabar de redondear la sesion cervecera. Pero estamos cansados de tanto pateo y no queremos excedernos. Si, la eleccion mas logica es el Koyot, a un paso de nuestro alojamiento y con los barriles de cerveza siempre listos y dispuestos. Alli aun me entra algo mas de gazuza y justo antes de que cierren la cocina me casco la tipica salchichen alemana, aunque para que me de algo mas de sed, elijo la picante. Asi no hay excusa para no beber. La noche acaba entre risas y cervezas, pero de forma muy tranquila, en el propio Koyot. Mañana sera nuestro ultimo dia aqui, asi que ahora a mear las cervezas y a dormir.
 
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