lunes, 26 de junio de 2023

Mauricio 9. Triste despedida

No falla. Cada vez que tengo por delante un viaje, y en este caso de lo mas exigente ya que voy a pasar casi veinte horas entre aviones y aeropuertos, paso una noche terrible. Imposible dormir mas de una hora del tiron y a las cuatro ya con los ojos abiertos y sin posibilidad de conciliar el sueño nunca mas. En fin, nada que hacer, asi es mi cuerpo y asi me maltrata precisamente cuando mas descanso necesito. Eso si, por lo menos el estomago sigue en su sitio y no me juega ninguna mala pasada cagatoria. Al final, cansado de dar vueltas y de mirar al techo, decido ponerme en pie a eso de las ocho y dirigirme directo a la piscina, donde hoy me voy a pegar una buena sesion de casi una hora haciendo largos, chapoteando y relajando cuerpo y mente lo mas posible.

Hoy la mucama no aparece a limpiar. Supongo que porque a eso de las tres dejo la villa y entonces vendra alguien a prepararla para el proximo huesped. Ya me gustaria quedarme aqui eternamente, pero todos sabemos como funciona este asunto de las villas vacacionales. Aunque esta me ha gustado tanto que ya casi la siento como mi propio hogar. Tras la piscina me meto en la ducha, donde me tiro otra media hora, y a continuacion paso a la sesion de desayuno con todos los restos que me quedan en el refrigerador. Como veis, me lo estoy tomando todo con mucha calma, y es que no tengo absolutamente nada que hacer mas que preparar mi despedida. Empaco mi equipaje en apenas diez minutos, porque tampoco tengo mucho que recoger, y entonces me doy cuenta de que estamos a media mañana y ya no tengo absolutamente nada mas que hacer.

Pues vamonos de cervezas, joder. Que vete a saber cuando podre echarme otra fantastica Phoenix al cuerpo. Me doy un paseo de unos veinte minutos carretera arriba y abajo buscando algun local donde refrescar el gaznate a la sombra, hasta que finalmente encuentro una pizzeria regentada por un chaval nepali. Y digo bien, chaval, porque este aun ni ha cumplido los veinte. Y lo de su nacion de procedencia lo averiguo facilmente, ya que el menda es bien dicharachero y me cuenta toda su vida. Al final me hago tres chelas. Estoy entretenido con las historias del nepali y necesito que vayan pasando las horas. Pero tampoco me voy a encantar, ya que de aqui a un rato vienen a buscarme para llevarme al aeropuerto. Asi que es hora de volver a la villa y despedirme de mi fantastico alojamiento.

El Señor Anard aparece a eso de las dos y media y me lleva a su oficina, situada junto a la villa, para que realice los ultimos pagos. Y es que aun no habia pagado por el vehiculo alquilado los pasados dias, que confianza. Nos despedimos hasta una proxima ocasion (yo le aseguro que el año proximo, porque lo he pasado en grande) y mientras espero a mi chofer me siento unos minutos a relajarme observando el Oceano Indico por ultima vez. Puntualmente, a las tres de la tarde, el mismo personaje que me trajo hasta aqui viene para que realicemos el trayecto de vuelta al aeropuerto. Justo antes de subir al microbus, el Señor Lacroix, siempre ataviado con su impoluto uniforme y su gorra perenne, aparece para darme la mas cordial despedida: "hasta pronto, Señor, veinticuatro horas a su servicio, Señor". Me dan ganas de llevarmelo de vuelta a Glasgow, de verdad. Que amabilidad.

Trayecto de una hora hasta el aeropuerto. Ya sabeis, cruzando toda la isla por el interior de norte a sur. Y por supuesto nos cae encima otra tormenta tropical. Para despedirme de Mauricio, supongo. Una hamburguesa de pollo me sirve de comida mientras espero para embarcar en el vuelo hacia Estambul, como ya sabeis escala en el camino de vuelta a casa. Y por supuesto me casco dos cervezas mas para regar el alimento solido. Ya en pleno vuelo, y en el momento en que me traen la cena, se me antoja un vino frances que tiene muy buena pinta. De esta manera, me casco el caldo enologico mientras por la ventanilla veo como estamos sobrevolando las islas Seychelles. En breve dejaremos de volar sobre el Indico y lo haremos sobre Africa. Asi que tomemos este brindis como una despedida a tan hermoso oceano.

Aeropuerto de Estambul. Si, el que parecia directamente sacado de una pelicula post-nuclear. Y siempre me toca en mitad de la noche, para que la sensacion de desasosiego sea aun mayor. Esta vez me cago en las putas indicaciones de los pasillos, que son escasas y muy poco claras. De esta forma, para llegar de un vuelo a otro, me toca caminar una hora. Sin exagerar ni un solo segundo. Una puta hora de reloj vagando por corredores completamente vacios, donde no hay ni sillas para sentarse. De verdad que me cago en el turco hijo de puta que diseño semejante aeropuerto. Para mas inri, me toca atravesar un control de seguridad donde los alelados encargados me piden el pasaporte hasta cuatro veces, y hasta cuatro veces les digo que esta en la jodida bolsa que estan mirando a traves del scanner. O tienen un ingles muy deficiente o directamente son gilipollas. Y me da que es lo segundo.

Finalmente, y ya amaneciendo, consigo embarcar en mi vuelo final de retorno. Recordad que sali del aeropuerto de Dublin y alla es a donde voy. Me reconfortaria sentarme a charlar con algun irlandes sobre las propiedades de la Guinness o algun otro tema alcoholico similar, pero por alguna extraña razon en este avion solo hay negros. Incluso en un momento dado me planteo si es que me he equivocado y he pillado un vuelo a Mozambique por error. Pero no, pone Dublin por todas partes. Pues vete a saber. Estoy tan desquiciado que ya no se que hacer, asi que intento agarrar un poco de sueño porque anoche no dormi una mierda y ya es el dia siguiente, y durante el anterior vuelo tampoco pegue ojo, pero no hay manera. Llegare a Irlanda a las diez de la mañana y me planteo echarme una chela al gaznate, pero estoy tan cansado que ya no tengo ni sed. Y esperate que ahora el estomago me esta diciendo que, en cuanto aterrice, voy a sufrir la diarrea mas violenta que he sufrido en mi puta vida. Joder, como voy a echar de menos Mauricio.

miércoles, 21 de junio de 2023

Mauricio 8. Excursion a la costa este

Menuda nochecita he pasado. Y no, no ha tenido nada que ver con cagaleras, resacon o cualquier otra eventualidad derivada del exceso etilico de ayer. El cuerpo me esta aguantando bastante bien en ese sentido. Pero lo de los mosquitos cada dia es peor, hasta el punto de convertirse en una autentica hijoputada. Completamente devorado por estos despiadados insectos, los picores en las extremidades ya son absolutamente inaguantables. No he podido pegar ojo, cada hora me tenia que meter en la ducha y rociarme en agua fria para encontrar algo de alivio. Un autentico infierno. Miro hacia abajo y no encuentro mis piernas, sino una continua sucesion de picotazos rojos a cada cual mas doloroso e inflamado. Casi que ahora mismo preferiria la resaca, por lo menos iria tan hecho polvo que no sentiria absolutamente nada.

Y entre todos estos picores inaguantables, pues resulta que ya son las ocho de la mañana. Asi que vamos a empezar a menear el culo. Mientras espero a que aparezca la limpiadora, que va a resultar volver a ser la de los dias anteriores, me casco mi desayuno, a base de restos de la barbacoa de anoche y unos cuantos huevos fritos. Me pongo a leer las clasicas noticias internacionales absurdas y me quedo embobado viendo una serie de videos de un tarado que esta haciendo la ruta mas larga en tren del planeta, esto es desde el sur de Portugal hasta Singapur. Lo cierto es que si a uno le gusta el tema de los viajes y la geografia, engancha bastante, porque al menda le pasan cosas de lo mas peculiares. Y vaya si estoy atrapado con los trenecitos del colega, hasta el punto de que cuando miro el reloj ya son las once de la matinal. Y lo peor de todo es que aun no llevo ni una sola cerveza en el cuerpo.

Pero hoy la chuza puede esperar. Porque tengo el automovil en la puerta y me apetece ir a visitar un par de cosas a las que ya les puse una cruz hace unos cuantos dias. Voy a cruzarme la isla por la parte norte hasta llegar a la otra costa, la que encara al este, para llegar hasta unas cuantas localizaciones ubicadas por aquella zona. Dicho y hecho, me subo al Suzuki que el Señor Anard me proporciono en la jornada de ayer y comienzo una conduccion que, como ya sabemos, por estos lares siempre depara algun tipo de sorpresa macabra. No en vano, en una de estas, me cruzo con uno de esos autobuses que circulan en plan suicida, el cual lleva un interesante lema pintarrajeado en uno de sus costados: "espera lo inesperado". Buen resumen de lo que supone el manejar un vehiculo por esta nacion.

Durante el interesante trayecto atravieso varios pueblos curiosos en la parte interior de la isla, donde obviamente no se ve ni un solo rostro palido (aqui no saben ni lo que es un turista). Especialmente me llama la atencion Riviere Du Rempart, de un cierto tamaño y donde se ve bastante ambientillo, incluyendo un par de baretos para gente local que me quedo con las ganas de probar. Los susodichos locales tienen delito, eso si, ya que apenas si son unas casetas medio derruidas con, como mucho, dos mesas desvencijadas y tres o cuatro sillas alrededor de ellas. Pero ya se sabe que en estos tugurios suele ser en los que mejor se bebe y tambien donde surgen las anecdotas mas extrañas y surrealistas. En cualquier caso, ya que todavia voy al volante, me contengo, aunque tengo que decir que la sed ya hace un buen rato que me esta acuciando bastante.

Finalmente, tras aproximadamente una hora de manejo de vehiculo, llego a mi primer destino del dia. Se trata de Belle Mare, playa catalogada entre las diez mas hermosas de todo el planeta y que es destino obligado si uno viene a Mauricio. Hombre, yo no soy muy de playas, la verdad, pero tengo que reconocer que la arena casi blanca y las aguas color turquesa son un autentico espectaculo visual. Ademas, y a pesar de ser un lugar tan afamado, reina una increible paz y tranquilidad. Y eso que de vez en cuando uno si que se encuentra con los tipicos grupillos de diez o quince turistas disfrutando de sus tumbonas y sombrillas sobre las impolutas arenas de la playa. Pero vamos, ni por asomo esto esta masificado. Supongo que, al fin y al cabo, Mauricio esta tan a tomar por culo de todo que ni siquiera a estas localizaciones especialmente recomendadas llegan demasiados seres humanos.

Tengo hambre y sed. Ya esta bien de conducir y hacer de turista embobado. Hora de la primera chela del dia. Un poco mas al sur de Belle Mare, y sin llevar un rumbo claramente establecido, a la salida de una pequeña localidad llamada Palmar, me encuentro una especie de restaurant de carretera con una zona exterior que ofrece unas sombrillas enormes que proporcionan una sombra fantastica. Pues ahi si que voy a disfrutar de mi cervecita sin los jodidos ardores del sol. Y de algo mas tambien, que cojones. Me meto un entrante de mariscos variados y despues un espectacular plato tipico mauriciano consistente en una especie de guisado de pulpo con especias que esta lo siguiente a de pelotas. A ver quien sigue conduciendo ahora con semejante empacho, pero bueno, habra que hacer de tripas corazon, que la tarde avanza y aun quedan un par de cosas por ver.

En una pequeña isla conectada a traves de un puente se encuentra el templo hinduista de Sagar Shiv Mandir. Creo que era George Harrison el que decia que los templos en islas tienen una energia especial. Sin duda el lugar es realmente hermoso, no solo el templo en si, sino tambien los paisajes marinos que lo rodean. Otra visita que merece la pena. Y un poco mas al norte, atravesando un frondosisimo parque natural, llegamos a otra playa de esas que figuran entre las de mas belleza de todo el planeta, Bras D'Eau. Esta es menos conocida y no tan espectacular en cuanto a tamaño que Belle Mare, pero las cristalinas aguas color turquesa siguen estando ahi y, en cierto modo, tiene un atractivo algo mas salvaje, al mezclarse con el paisaje selvatico del parque natural. Ademas, no hay ni un solo turista, bañista o ser humano. No se si es porque poco a poco va cayendo la tarde o porque se avecina una nueva tormenta tropical y yo ni me he enterado. En cualquier caso, no me apetece conducir por las carreteras de Mauricio en plena oscuridad y ya queda poco para que se ponga el sol, asi que casi que sera mejor que comencemos a recogernos en direccion a la villa, que tenemos aproximadamente una hora hasta llegar alli.

Despues de superar otra ruta interior con pueblos macabros y cruzarme con conductores que manejan como si estuvieran poseidos por un demonio, llego justo a tiempo de presenciar una nueva y alucinante puesta de sol sobre el Oceano Indico. Me abro mi tercera cervecita del dia (si, durante la comida me hice dos) y disfruto del espectaculo junto a, nuevamente, diferentes personajes que se congregan en la playa para deleitar un poco la vista ante el fenomeno. Hoy no hay rayo verde, pero chelas amarillas (que es el color de la Phoenix) si que caen unas cuantas. Al fin y al cabo ya no tengo que conducir mas, asi que comencemos una nueva maraton etilica hasta caer. Para cenar aprovecho los ultimos restos de la barbacoa de ayer, y muy pronto el cansancio se apodera de mi. Y es que realmente conducir por Mauricio agota. Que puta tension constante. Me voy a dormir a las diez y mientras voy cerrando los ojos me doy cuenta de que mañana sera mi ultima jornada en el pais, puesto que tengo mi vuelo al final del dia. Que corto se me ha hecho, cojones.

martes, 20 de junio de 2023

Mauricio 7. El Dia D

Amanece un nuevo dia sobre Mauricio, en esta ocasion con claros y nubes, aunque ya sabemos que el tema del clima es bastante impredecible por estos lares, asi que simplemente dejemos transcurrir las horas y a ver cuantas tormentas tropicales nos caen en la jornada de hoy. Nuevamente abro los ojos con la claridad diurna, pero esta vez me hago un poco el remolon y las sabanas se me quedan pegadas durante una media hora. En cualquier caso, a las siete decido que ya esta bien de hacer el vago en posicion horizontal y comienzo a desarrollar las habituales actividades de estas matinales horas. O sea, me tiro a la piscina, me hago unos largos y despues salgo y me desayuno una cerveza. Ducha relajante, leer noticias absurdas y, tras unos minutos de asueto, intento de plantearme que hacer en un dia en que en principio no tengo nada previsto.

A las nueve, puntual como siempre, aparece la mucama para su sesion de limpieza diaria. Pero hoy hay sorpresa, y es que viene una nueva jovencita que me comenta que su compañera esta indispuesta. Pues lo cierto es que he ganado con el cambio. La miro de arriba abajo sin ningun tipo de compasion, analizando sus curvas con el mas completo de los descaros. La chica esta realmente de muy buen ver, pero mucho mas que la otra. De piel un poco mas oscura, quiza, pero con un cuerpazo que quita el hipo. Y ademas esta nos ha salido mas simpatica y dicharachera. Me obsequia con varias sonrisas mientras babeo durante unos cuantos minutos sin quitarle ojo ni por un momento, y entonces alguien me despierta de mi omnubilacion llamando mi nombre a mi espalda.

El Señor Anard (al que en un descuido llamo directamente Señor Anal) me hace un par de reverencias y me muestra las llaves de un vehiculo colgado de su dedo indice. ¿Y esto? Ah, si, que recuerdo que habia convenido el alquiler de un automovil para uno de los dias durante mi estancia, para asi poder ir a visitar un par de cosas al otro lado de la isla. Pero me parece que la fecha solicitada era mañana. Ademas, yo a este tio no le he entregado todavia ningun documento ni he pagado nada. El Señor Anard rapidamente se apresura a explicarme que la compañia de alquiler cobra lo mismo por un dia que por dos, asi que el mismo me ha hecho la gestion esta misma mañana y me ha traido el vehiculo hasta la villa para que empiece a disfrutar de el en cuanto me apetezca. Y de los papeles y el dinero no hace falta que me preocupe. Todo esta solucionado. Bueno, tio, si tu lo dices. Eso si, ni siquiera sabes si tengo permiso de conducir, porque ni me lo has pedido. Claro que me da que eso importa bien poco por estos lares.

Pues lo cierto es que hoy no me apetece manejar ningun automovil. Ya me estaba haciendo en la mente la idea de tumbarme a la bartola todo el dia a beber como un cosaco. Pero mira, ya que estamos... pues me voy al supermercado grande en coche. Asi no me tengo que dar la caminata de veinte minutos, volver cargado y encima arriesgarme a que me pille otra puta tormenta tropical por el camino. Y aunque el Suzuki que me toca en gracia no es demasiado espacioso, lo cierto es que si que tiene un buen maletero que puedo cargar de cervezas hasta los topes. Pues no se hable mas. Encendamos el motor y comencemos la aventura.

Con una fantastica letra om (muy religioso el asunto) coronando el salpicadero, inicio la conduccion y empiezo un disfrute sinigual. Este es uno de esos paises donde las reglas de circulacion estan para que todos los conductores se las pasen por el forro. Adelantamientos por un lado, por el otro, en raya continua, en curvas sin visibilidad, limites de velocidad inexistentes, cuatro personas en una motocicleta, autobuses kamikazes que surgen de la nada... Y dentro de la chaladura ya directamente me situo detras de un camion rigido con caja descubierta, en la cual van cuatro chavales jugando al futbol, mientras el conductor continua con su marcha como si nada pasara. Ya hay que tener precision para no perder la pelota en semejante terreno de juego. En fin, cosas de Mauricio.

Al final, en vista de lo divertido que es esto de conducir sin reglas, he tomado varias carreteruchas al azar y me he perdido un poco por varias poblaciones aledañas para echar un ojo a los modos de vida mas alejados de la zona turistica. Triolet es la localidad mas importante que atravieso (unos veinte mil habitantes), bastante desvencijada y deprimida, eso si. Despues de una hora, considero que ya he perdido bastante el tiempo y la sed comienza a acuciarme de forma tremendamente abrasiva. Necesito cerveza, cojones, que el dia va transcurriendo y solo llevo una en el cuerpo. Finalmente llego al supermercado y cargo el maletero de metralla hasta los topes. Asi no tengo que volver mañana. O quien sabe, quiza me lo pimple todo hoy, que cuando la sed aprieta...

Cuando llego de vuelta a la villa me doy cuenta de que son casi las dos de la tarde. Al parecer, al final lo de la conduccion sin rumbo se me fue algo mas largo de lo previsto. Y tengo un hambre criminal, porque aun no llevo nada solido en el cuerpo (y liquido solo una cerveza). Asi que rapidamente me preparo una sencilla pasta con atun y, mas rapidamente aun, comienzo a dar cuenta de las chelas recien adquiridas sin solucion de continuidad. Comienza la maraton etilica. Es evidente que hoy no voy a pillar el automovil mas, aunque tampoco creo que, si me decidiera a hacerlo, fuera el unico borrachin al volante. Viendo lo que se respetan aqui las normas de circulacion...

Entre litros de alcohol, relajacion y piscina, continuan pasando las horas. Un par de inoportunas nubes opacan una puesta de sol que se prometia nuevamente muy espectacular. Pero a estas alturas ya me la empieza a sudar completamente. Mira que habia pillado chelas, pero el caso es que tras unas horas de autentica locura mamatoria, ya practicamente se me han acabado. Asi que me casco una botella de vino que no se muy bien por que tambien habia pillado. Y despues me paso al ron, que tambien aparece desde no se sabe donde. Y ya en plena oscuridad (deben de ser como las siete), asi, por las buenas, me quedo en dique seco. ¿Como es posible? Pero si habia pillado municion para abastecer a un regimiento durante una semana...

Que si, que al final tenia que pasar. En un estado mental bastante lamentable, me subo al vehiculo y manejo hasta el supermercado nuevamente, con dos cojones. Y si me para alguien y me echa en cara que voy conduciendo borracho, pues le digo "si, porque necesito mas cervezas, ¿pasa algo?" Aunque eso, afortunadamente, nunca llega a suceder. Aqui a nadie le importa una mierda en que estado manejes tu vehiculo, ni siquiera si vas por el carril adecuado o si tienes o no tienes licencia. Asi que llego al supermercado, hago las compras pertinentes y vuelvo sin mayor novedad. Pero esta vez no solo traigo chelas, sino que ademas, en mitad de mi confusion etilica, tambien me he procurado viveres solidos para cocinarme una buena barbacoa nocturna. Varios tipos de salchichas, tronchos de marrano, cordero... En fin, todo un puto festival.

Ya en el porche de la villa, la barbacoa se enciende y la carnaza comienza a ser cocinada y devorada sin ningun tipo de compasion. Al mismo tiempo, las cervezas continuan cayendo por mi gaznate, una tras otra tras otra tras otra... Y logicamente, entre tanto exceso chumeistico, al final pierdo la memoria, la conciencia y todo lo que uno pueda perder hasta caer completamente exhausto de tanto placer alcoholico. En algun momento debi de tomar la horizontal y despedirme de una jornada mas en este maravilloso pais que es Mauricio. Y, sin ninguna duda, este fue el Dia D.

jueves, 15 de junio de 2023

Mauricio 6. Port Louis y el rayo verde

Volvemos a la sana costumbre de levantarnos con el sol. Seis y media y ya tengo los ojos abiertos. Aunque tampoco es que haya sido intencionado. En realidad, el puto ruido del ventilador dando vueltas como un loco en el techo es lo que me ha despertado. Pero no quedaba otra, y es que el calor es jodidamente asfixiante incluso de noche. De hecho, me levanto de la cama sudando como un autentico cerdo, asi que decido que la primera actividad del dia va a ser lanzarme de cabeza a la piscina y hacerme unos cuantos largos. Y tras el ejercicio acuatico resulta que me entra gazuza. Y por supuesto sed. Asi que continuo con el desayuno, que se va a componer de unos cuantos langostinos que me sobraron de la barbacoa nocturna de ayer, por supuesto aderezados con la primera cervecita del dia, para lubricar un poco el cuerpo.

Lo siguiente va a ser salir a dar un paseo por unos senderos bastante extraños que encuentro junto a la playa, de estos que se pierden por entre la maleza y acaban en un frondoso bosque. Todo tiene su explicacion. Y es que intento huir del sol, que hoy vuelve a lucir en lo mas alto de forma mas que malefica, buscando cobijo entre los tupidos arboles. Mas o menos resulta, hasta que los caminitos me devuelven a la arena y vuelvo a sufrir. Mejor busco refugio en el porche de mi villa. Ademas, ya es hora de que la mucama venga a limpiar y asi me recreo la vista un rato mientras la chica menea sus caderas. Pierdo unos cuantos minutos mas leyendo las noticias absurdas de la semana y en una de estas nuestro querido chofer Rishi me envia un mensaje.

La mala noticia del dia es que su mujer se ha puesto enferma y no puede venir para llevarme en una nueva aventura. Sin embargo, muy servicial el, ya ha contactado con su primo Amet, el cual realizara la funcion de guia para la jornada de hoy en su lugar. El plan que tengo en mente es acercarme a la capital de la nacion, Port Louis, que apenas si queda a una hora en automovil de mi alojamiento. Y hasta alli nos acercamos, llegando hasta el puerto de la localidad, que por lo que parece es el centro neuralgico, especialmente para los turistas, ya que los hay por todas partes. Pero el tal Amet no le llega ni a la suela de los zapatos al amigo Rishi. Poca conversacion, no demasiado buen conductor y encima mas caro que su primo. Una vez alcanzado mi objetivo decido pagarle por sus servicios, indicandole que ya me buscare yo la vida para volver hasta la villa. Supongo que capta la indirecta de que no me apetece volver a verle mas.

Y ya estamos en la gran ciudad. Bueno, si a una capital de cien mil habitantes se le puede aplicar el apelativo de "grande". Supongo que todo depende de con que se compare. Ademas, Port Louis ofrece una sensacion de encajonamiento bastante facil de explicar, y sobre todo de ver si uno esta fisicamente en el lugar. Y es que toda la urbe esta rodeada por una cadena montañosa. Se ve que esta gente no aprendio a construir en las laderas y cuando comienza la inclinacion se acaban las casas. Asi que mires para donde mires, te encuentras con las verdes montañas indicando el final de la ciudad, y ya os puedo asegurar que no quedan muy lejos. Salvo en direccion oeste, logicamente, que es donde se encuentra el mar. Pero vamos, que tampoco hay escapatoria.

Comencemos nuestro paseo por la capital. Para abrir boca, deambulo durante unos minutos por el puerto, dandome cuenta de que los sitios que hay por aqui para tomar refrigerios con vistas al mar, son el tipico timo para turistas, con precios mas que inflados. Asi que rapidamente decido perderme por unas calles algo mas cutres, y es de esta manera que llego al mercado, una de las principales atracciones de la ciudad, segun todas las guias y folletos. Un enorme edificio lleno de puestecitos de fruta y verdura, eso es el mercado, lo esperado, nada del otro mundo. Pero a parir de gente, hasta el punto de que apenas si puedes caminar (los estrechos pasillos tampoco ayudan), y que ademas huele que apesta. Me da que de un dia para otro no limpian y muchas de las viandas acaban por los suelos directamente pudriendose con el tiempo. En fin, que apenas si duro tres minutos en el mercado de los cojones.

Continuo mi caminar por calles cutres donde el trafico es bastante agobiante y la gente se desparrama por las estrechas aceras sin oficio ni beneficio. Un viejo sentado en una silla da de comer a las palomas sin darse cuenta de que esta cortando el paso a todo el transito de peatones. Pero se la suda, que vida mas tranquila. Mas alla, tres negros se estiran sobre los adoquines mientras disfrutan de unas cervezas. Otro tipo descamisado esta sentado en el suelo en la puerta de lo que supongo es su comercio, una mini-tienducha de articulos electronicos desvencijados. Asi es la vida en Port Louis. Me parece una mezcla entre Africa e India, recordandome en muchos casos a las calles mas deprimidas de Delhi, aunque salvando las logicas diferencias de multitud entre una urbe de 32 millones de personas y una de tan solo cien mil.

Cuando ya me empiezan a apretar tanto la gazuza como la sed, llego a la zona de Chinatown, por supuesto delimitada por los tipicos arcos orientales en mitad de la calle. Y tampoco es que tenga que adivinar donde estoy, vamos, es que lo que antes eran rostros oscuros, ahora se han convertido en amarillos. Pero totalmente. Se ve que los unos no van a la zona de los otros y los otros ni se atreven a pisar la zona de los unos. Pero mira, a mi toda esta segregacion me la pela por completo. Tengo hambre y veo un lujoso restaurant chino abierto ante mi. Entro y me doy cuenta de que hay como cincuenta mesas y soy el unico cliente. Me atiborro a comida oriental, incluyendo tres Tsingtao, una de las cervezas chinas por excelencia, y ya me encuentro mucho mejor. Supongo que es hora de continuar con mi paseo por la ciudad.

Pero lo cierto es que la capital es tan pequeña que ya no me queda mucho por recorrer. Visito un par de templos que me encuentro de paso y acabo justo delante de la catedral, que es de las pocas representaciones cristianas que hay en todo el pais, y que es fea y cutre de cojones. Camino un par de calles mas y me encuentro a un viejo reventadisimo que le esta sacando brillo a su taxi. Cierro una rapida transaccion y consigo que me lleve de vuelta a mi alojamiento, aunque el viaje en si va a ser una jodida aventura. El tipo no tiene ni idea de donde esta mi destino, pero no me lo dice en ningun momento. Asi que empieza a pillar carreteras a voleo y tengo que ir corrigiendole constantemente para que rectifique. Casi que me saldria mejor que me dejaras manejar el vehiculo a mi, colega. Pero bueno, el caso es que al final llegamos. Y como el tio conducia como un loco, tampoco nos ha llevado demasiado tiempo.

El papeo en el chino fue tan intenso que todavia me encuentro lleno, asi que decido dar el mismo paseo que esta mañana, por entre los senderos playeros que llevan al bosque, para ver si hago sitio de cara a las chelas nocturnas. Y a todo esto, creo que no me quedan chelas en la nevera. Joder, y el sol ya esta cayendo. Carrera a la tienda de emergencia habitual, donde se parten el culo cuando me ven entrar todo sudoroso y con extremada prisa. "Tranquilo, señor, que no vamos a cerrar hasta que usted venga, que ya sabemos que viene todos los dias, señor". Pues es todo un detalle. De todas formas no te enrolles tanto con tus guasas y cobrame las chelas, que tengo sed. Y ahora que ya tengo gasolina, de vuelta a la villa hasta caer.

Me abro la primera y me lanzo a la piscina para hacer tiempo de cara al que va a ser el espectaculo de la puesta de sol. Hoy si, sin una sola nube en el cielo y sin tormenta tropical a la vista, me da que el show puede ser antologico. No solo lo pienso yo, sino que una multitud se agolpa en la playa esperando tambien por el evento. ¿Alguna vez habeis oido o leido algo sobre el "rayo verde"? Este fenomeno se produce justo en el ultimo segundo de una puesta de sol sobre el oceano, cuando el astro rey finalmente se oculta y produce un extraño reflejo entre el cielo y el agua, provocando un breve flash de luz de color verde. Tan solo se da en ciertos dias y con unas condiciones atmosfericas muy concretas. De hecho, existen los llamados "cazadores del rayo verde", personajes que se tiran gran parte de su vida buscando los lugares y condiciones adecuadas para observar el fenomeno, puesto que es extremadamente raro. Pues aqui lo tengo, sin comerlo ni beberlo, y es que con la puesta de sol de hoy, veo por primera vez en mi vida el rayo verde, que levanta un estruendoso "oooooh" de asombro entre la muchedumbre congregada. Que belleza.

Claro que bellas tambien son las cervezas que tengo en el refrigerador y que, una vez que ya ha oscurecido, comienzan a caer por mi gaznate sin solucion de continuidad. Para que no se diga que soy un alcoholico sin remedio, me procuro tambien algo solido, y es que aun quedan algunos restos de langostinos, junto con varios tarros de aceitunas francesas que no recuerdo muy bien cuando compre. Una cena rapida y eficaz. Tampoco es que tenga mucha mas hambre. Pero lo que es sed... En fin, que me da que mañana voy a tener que volver a comprar metralla, porque al final dejo la nevera temblando con una solitaria cercevita que, por supuesto, me servira de desayuno para cuando despierte. Pero esa ya sera otra historia. Ahora son casi las once de la noche y ya es momento de tomar la horizontal. Que dura es la vida en Mauricio.

martes, 13 de junio de 2023

Mauricio 5. De excursion con Rishi

Se acabo lo de levantarse con la salida del astro rey. Me da la sensacion de que ayer me excedi ligeramente con el chumeo y mi cuerpo estaba bastante abatido. No puedo abrir los ojos hasta las ocho, pero lo cierto es que me encuentro en perfectas condiciones. Nada de resaca y estomago sanisimo. Y esto ultimo no deja de resultar mas que extraño en mi persona. ¿Sera que la comida y la bebida de Mauricio hacen su funcion como medicina natural? ¿O quiza es que en Occidente nos envenenan con tanto jodido quimico y tanta mierda prefabricada? Me da que en esto ultimo hay bastante de verdad. Claro que no todo puede ser tan positivo en lo que a mi cuerpo se refiere. Con el puto calor abrasivo de ayer no he podido evitar quemarme. Como me sucede siempre que viajo a un lugar con mas rayos de sol de los que mi piel puede soportar. Y luego esta el asunto de los mosquitos. He sido completamente devorado y mis piernas, con mas de cincuenta picotazos (me canso de contarlos cuando llego a ese numero), asi lo reflejan con un terrible picor y enrojecimiento.

Mientras bajo las escaleras desde el dormitorio directo a la piscina para refrescarme, veo que ademas la casa hoy esta infestada de hormigas. Las hay por todas partes, hasta el punto de que tengo que andarme con cuidado de no pisarlas o que se me caigan en la cabeza desde el techo. Menudo panorama. En fin, unos largos en la piscina me haran olvidarme de tanto insecto. Y despues, en vista de lo bien que se encuentra mi sistema digestivo, pues toca desayunar en condiciones. Tres huevos fritos y la panceta francesa que compre hace un par de dias me serviran. Esto sienta de maravilla. Y hablando de comida, ¿que hace ese tio paseando por la playa?

Un curioso personaje llama mi atencion. Se trata de un lugareño que camina lentamente por entre la arena cargado con varias redes llenas de marisco colgando de una de sus manos y varios peces enormes de la otra. Rapidamente me acerco a ver que se cuece y el tio, por un mas que modico precio, me ofrece todo tipo de mercancia marina. Ostras, langostinos, calamar, langosta, pescado... Veo que la mayoria de los bichos todavia se mueven, e incluso uno de los peces pega un salto de su mano y se queda retorciendose en la arena. Joder, esto no puede ser mas fresco. Venga, pasame un kilo de langostinos y uno de esos peces enormes. El tio me insiste en que es un "ruby snapper", que por lo que investigo mas tarde es una especie tipica del Indico y del Pacifico que no he probado en mi vida. Pero tiene una pinta cojonuda. El menda me insiste en que mañana tambien va a tener pulpo y varios bichos mas que ni se lo que son. Vale, vale, me lo pensare, pero de momento ya tengo cena para esta noche. Con una navaja cutre que el personaje se saca del bolsillo, me filetea el pez en apenas treinta segundos (con una sola mano porque no suelta las redes del marisco, que habilidad) y finalmente cerramos la transaccion.

Con una cierta alegria tras adquirir tan maravillosas viandas, vuelvo a mi porche y me abro la primera cervecita del dia. El calor comienza a apretar y me da que hoy va a ser mas intenso incluso que en la jornada de ayer. Asi que descarto mi siguiente actividad cotidiana, que suele ser salir a dar un paseo por los alrededores, y decido buscar algun plan alternativo, que de paso sea algo un tanto diferente a lo que he hecho los primeros dias. Pues me pillo un taxi, que me han dicho que aqui son muy baratos y serviciales, y me voy a alguna localidad cercana. Dicho y hecho. El Señor Lacroix, instalado en su garita (para protegerse del sol el muy pillin), con su perenne sonrisa siempre presente, me informa de la parada de taxis mas cercana, que esta a un minuto de paseo. O sea, junto a la tienda para adquirir chelas de emergencia. Que tentacion.

Finalmente abordo un automovil que me brinda la mejor sensacion del dia con el aire acondicionado al maximo, y que me ofrece a un sonriente y corpulento mauriciano al volante. Su nombre es Rishi. El tal Rishi es el chofer mas servicial, amigable y eficiente que uno pueda encontrar en todo el planeta. De camino a Grand Baie, localidad turistica en direccion norte que elijo como destino casi al azar, me hace un repaso a toda la historia, geografia, politica, deportes, flora, fauna y cualquier tipo de tematica en relacion a Mauricio. Estar en este taxi es como tener la wikipedia abierta. Una vez en Grand Baie, informo a mi tan servicial conductor que me voy a dar una vuelta por la localidad y a comer y tomar algunos refrigerios. Y me contesta que no le pague ahora. Me da su numero de telefono e insiste en que en cuanto termine le puedo llamar y en cinco minutos pasa a recogerme. Y que si quiero ir a algun lugar mas tarde, el tambien me lleva. Esta a mi disposicion todo el dia. Y luego veremos que tanta servidumbre sera a cambio de un precio mas que economico. Espectacular.

Grand Baie. Barcos, catamaranes, yates... Aqui se mueve el dolar, o la libra, o el euro, o la rupia mauriciana o lo que sea. Pero desde luego es una de las zonas de mas pasta de todo el pais, sin duda. Los precios de los menus, a coste practicamente europeo, asi lo reflejan tambien. Despues de un paseo por la playa y el puerto deportivo, todo extremadamente pulcro y pijo, me meto en un local con ambiente caribeño a tomarme un cacharro. Viejas repipis (en su mayoria francesas) metiendose cocktails de litro de esos con palmeritas y el frutero entero en la jarra, y negros enjoyados con aspecto de chuloputas paseando en busca de alguna presa. Menudo panorama. Pues yo a lo mio, me pido una cerveza en la barra. El simpatico camarero me pregunta que tamaño quiero y yo por supuesto le respondo que grande. "¿Jirafa?", me pregunta. ¿Me estas insultando o algo? Ah, no, que "jirafa" es un tamaño. Y el tio me muestra una muy apetecible jarra de tres litros. "Aqui tenemos 33cl, 66cl, litro y jirafa, ¿que quiere el señor?" Pues hombre, el rollo safari me atrae bastante, pero teniendo en cuenta que es la segunda del dia y todavia no he llegado ni al almuerzo, me conformare con la de litro. De momento. Y me casco una Gister, marca local que todavia no habia probado y que me resulta absolutamente cojonuda.

Ya con el gaznate bien fresquito, decido alejarme un poco de lo que es el paseo junto a la playa buscando algun sitio mas economico donde poder jalar algo. Y vaya si lo encuentro. En una bocacalle (tampoco tuve que perderme demasiado) aparece un local cutre con cuatro mesas y donde no veo ni un solo blanco entre la clientela. AK Gourmet, asi se llama. Fijo que aqui se mueve el cotarro. Nada mas entrar por la puerta, absolutamente todo el mundo se gira hacia mi. Soy el unico rostro palido. En cualquier caso, un camarero al que no le gusta hablar demasiado rapidamente me ofrece una mesa y me advierte de que aqui solo admiten pago en efectivo. Se debe de pensar que soy un pastoso de un yate o algo asi. Pero este tipo de eventualidad no hace mas que confirmarme que he entrado al lugar adecuado. Mariscada que te crio, tres cervezas (aqui no tienen jirafas, que lastima) y precio irrisorio. Y despues de este festival a ver como puedo caminar. Ah, no, espera, que tengo a Rishi.

Mi servicial chofer me recoge en la misma puerta del restaurant apenas cinco minutos despues de marcar su numero de telefono. Y ya que aun estamos a primera hora de la tarde y necesito estirar las piernas un poco para bajar el festival culinario, ¿que tal si me llevas al Jardin Botanico, que creo que no queda muy lejos de aqui? "Si, señor, por supuesto, señor". Aire acondicionado y en apenas veinte minutos nos plantamos en la puerta de una especie de reserva natural gigantesca que ofrece tours guiados por un precio irrisorio. Y aunque a mi me suele gustar perderme e ir a mi bola, menos mal que acepto el guia, porque pronto me voy a dar cuenta de que sin el menda lo mas facil es que no hubiera salido de semejante selva en tres o cuatro años. Vaya con el jodido Botanico.

El guia, a todo esto, es otro personaje bastante peculiar. Mauriciano pequeñajo, ataviado con salacot y botas de agua y que conoce absolutamente todas las especies de plantas, arboles y animales que van apareciendo ante el pequeño grupo de turistas que estamos realizando el tour. Y ademas el pajaro es todo un cachondo mental. Sus alegatos contra la nanotecnologia, los textiles artificiales y demas desarrollos industriales son de lo mas entusiasta. Pero lo mejor es cuando la toma con una joven mama alemana que realiza la visita al lugar empujando el carrito con su bebe. "Deutschland mama! Deutschland mama!", no para de gritar el tarado para llamar la atencion de la jovencita y mostrarle uno u otro arbol mientras no quita ojo de sus mas que sugerentes curvas.

Despues de hora y media de ver nenufares gigantes, galapagos, familias de patos y todo tipo de flora y fauna de lo mas peculiar, me reencuentro con el siempre fiel Rishi, aparcado a la salida del Botanico, esperando para llevarme a mi proximo destino. Esta bien, amigo, pero por hoy se acabo. En apenas media hora va a anochecer y aun tengo una mision muy importante que realizar antes de apalancarme en el alojamiento, y es comprar cervezas, que creo que mis reservas, despues de la intensa sesion de anoche, estan bajo minimos. Rishi me deja en la misma puerta de la tienda y finalmente saldo mi deuda con el, emplazandole para la siguiente jornada, puesto que la excursion me ha dejado muy buen sabor de boca y con semejante chofer y guia, estoy seguro de que mañana mismo me apetecera darme algun otro garbeo para ver mas localizaciones interesante. Pero ahora vamos a lo que vamos. Hora de beber.

En la tienda de emergencia de las chelas ya me conocen y hasta una joven dependienta me lleva directamente a la seccion del mamoneo, incluso portando mi cesta. La lleno con varias latas, pago y me voy casi a la carrera en direccion a mi tan estimado porche. No es solamente que la sed me este acuciando a base de bien, que ciertamente asi es, sino que de pronto el cielo se ha cerrado y comienzan a caer las primeras gotas de lo que en breve se va a convertir en la enesima tormenta tropical. Llego justo a tiempo de evitar otra tremenda tromba de agua sobre mi persona, pero literalmente, porque apenas pasan veinte segundos desde que entro en la villa y comienza un nuevo diluvio universal. Pues que llamen a Noe, porque a mi ya me la suda completamente. Tengo cervezas y la barbacoa, con el marisco y pescado adquirido por la mañana, me esta esperando.

Noche cerrada y hasta tres tormentas tropicales que pasan, con apenas veinte minutos de calma entre una y otra, para amenizar el final del dia. Desde el porche observo el espectaculo (aunque en realidad se ve bien poco) de palmeras y cocos volando, mientras diferentes cortinas de agua caliente se van sucediendo. Sobre la barbacoa, lentamente, el ruby snapper y los langostinos van tomando la textura adecuada para su deleite gastronomico. Las chelas continuan cayendo por mi gaznate sin solucion de continuidad y pronto el cansancio y el sueño comienzan a apoderarse de mi. Finalmente, y todavia con la lluvia presente en el ambiente, decido retirarme a eso de las once y tomar la posicion horizontal. Ha sido un dia de lo mas completo, lleno de actividades y personajes, sin duda.

domingo, 11 de junio de 2023

Mauricio 4. Calor infernal

Continuamos con la costumbre (ya no se si beneficiosa o no) de despertarnos a primera hora para aprovechar al maximo la luz diurna. Son las seis y cuarto y ya ando pululando por la villa. Tambien es cierto que hoy he sido requerido para un evento a esta temprana hora, y es que desde America hay mucho interes por saber cuales son mis andaduras por estas tierras indicas. Asi que sin mas dilacion me pongo en linea para grabar un podcast con nuestro simpre inquieto amigo argentino Gustavo Maher. Debido a la diferencia horaria, el esta llegando a la medianoche en Buenos Aires, mientras yo le obsequio con imagenes de un fantastico amanecer en Mauricio, a medida que nuestra comunicacion avanza. Claro que, y a pesar de que el paisaje tropical puede resultar muy hermoso, lo cierto es que el cielo esta tan nublado que poco atisbo del sol se puede encontrar, y menos a traves de una webcam. Pero ya se sabe, al final la intencion es lo que cuenta.

Con este panorama, ya me temo que se avecina otra de esas violentisimas tormentas tropicales. Pues hoy no me va a pillar paseando. Tranquilamente, y una vez finalizada la comunicacion con Argentina, me tomo un cafe, un jugo de piña, me hago mis habituales largos matinales en la piscina, me tomo una relajante ducha y finalmente me desperezo del todo y me doy cuenta de que mis dotes como hombre del tiempo son absolutamente inexistentes. Ahora el cielo esta completamente azul, no queda una sola nube y la bola amarilla brilla en todo su esplendor. Yo estoy al abrigo del porche de la villa pero es poner un pie fuera y comienza el ardor. Que calor. Esto no hay quien lo aguante, es un puto horno. Ya se que ayer lo pase muy mal con el agua en mi retorno del supermercado, pero prefiero la tormenta tropical a esto, sin ninguna duda.

A pesar de lo poco que mi cuerpo tolera este tipo de climatologia, le pongo narices y me decido a estirar las piernas con un nuevo paseo matutino. Esta vez pillo carretera hacia el sur y me aventuro hacia lo desconocido. Bordeando maravillosas playas tropicales, como siempre (para eso estoy en una puta isla), comienzo a transitar por una especie de bosque que mas bien parece una zona de picnic. Tras veinte minutos, llego a una zona con construcciones muy deprimidas. Aqui ya nada de hoteles ni villas para turistas, es zona de gente local al cien por cien. Gracias a Google Maps encuentro la localizacion de un supermercado y cruza por mi mente la idea de, ya que estoy aqui, pillarme unas cuantas chelitas mas, porque el dia va a ser muy largo y seguro que en breve, con este puto calor simiesco, me va a entrar una sed asesina.

El susodicho supermercado esta medio derruido, en pleno proceso de demolicion, y en lugar de caminar por pasillos rodeado de neveras con cervezas bien fresquitas, lo hago por entre piedras, polvo, ladrillos rotos y cascotes varios. Ya dije que esta zona tenia pinta de deprimida. Pero la suerte siempre acompaña al sediento peregrino y, al girar una esquina, encuentro un oscuro y minusculo badulaque donde venden articulos de primera necesidad. Y ya se sabe cual es una de las principales necesidades del ser humano. Un simpatico y sudoroso (con este calor no me extraña) tendero local me da la bienvenida y me cobra por las seis o siete cervecitas y la botella de vino que me agencio. Y aqui me doy cuenta de que, efectivamente, ya no estoy en zona turistica. Analizando los precios, veo que todo cuesta seis veces menos que en las tiendas visitadas en los dias previos. La putada es el pateo que me he metido para llegar hasta aqui, y mas con semejante calor. Pero joder, cuando a uno le tocan el bolsillo...

De vuelta para la villa, voy rebotando de arbol en arbol para intentar aprovechar la maxima sombra posible. A medida que nos acercamos al mediodia la cosa se esta poniendo realmente insufrible. Incluso veo decenas de perros directamente tumbados sobre la carretera, ignorando por completo el trafico, medio asfixiados intentando pegarse un sueñecito, porque con semejante temperatura estoy seguro de que no quieren ni mover una pata. Ya en el alojamiento, la servicial mucama esta a lo suyo, limpia que te limpia y meneando las caderas. El manager de la residencia, el Señor Anard, me hace una visita relampago para confirmar que todo esta bien y ver si necesito algo. Pero cuando me encuentra chela en mano (la primera del dia) tumbado en mi porche, se da cuenta de que todas mis expectativas y deseos estan siendo cumplidos en grado maximo. Menuda vidorra.

Despues de unos largos minutos de asueto y relax, decido mover mi culo a ver si puedo menear el bigote en algun lugar no demasiado lejano. Ayer pare a hacerme un cafe en un barucho para gente local y me comentaron que tambien servian comida, asi que vamos a investigar el menu. Claro que no hay mucho que investigar. Cuando llego al lugar, que por cierto se llama La Tonnelle, me dicen que solo tienen hamburguesa de pollo, al estilo tipico mauriciano. Extenso menu, vaya que si. Por suerte no soy remilgado, eso si, mientras tengan cerveza. Lo cierto es que el extraño y exotico compendio de pan, tiras de pollo y vegetales varios en salsa esta de pelotas, y las tres Phoenix que me casco ya ni os cuento. Ademas tenemos una especie de show para amenizar el almuerzo. Y es que parece ser que hoy es el dia de la madre en Mauricio y hay una especie de recital de poesia, a modo de concurso, donde cada uno de los participantes lee una oda escrita a su progenitora. Nada que me interese demasiado, pero siempre es mejor recrearse la vista con alguna que otra mauriciana que esta de muy buen ver que estar mirando al techo o a la cerveza que tengo delante de mis narices.

Caminando de vuelta al alojamiento lo paso realmente mal y es que el calor ya se esta pasando de la raya. Hago un alto en una tienda a comprarme una camisa de palmeras (tipicas por estos lares, como os podeis imaginar) y me la pongo inmediatamente, porque la remera que llevo usando todo el dia esta completamente empapada en sudor. Ya en el porche me abro la botella de ron que compre ayer y me hago cargo de que no he probado nada asi en mi puta vida. Menudo manjar. Se dice del de Mauricio que es el mejor ron del mundo, y no me extraña. A diferencia de otros lugares en que tambien se fabrica esta piratesca bebida, aqui la destilacion se realiza directamente de la caña de azucar, y no a base de un azucar que ya viene procesado y cuyas propiedades naturales distan mucho de ser las mas saludables. Este ron no solo esta realmente exquisito, sino que ademas no me da a dejar ningun tipo de resaca al dia siguiente. Pero tampoco me quiero exceder, no vaya a ser que alguien piense que soy un alcoholico. Asi que volvamos a mis habituales cervecitas. Eso si, sin salir del porche y con los ventiladores a toda virolla, porque estoy que me aso, literalmente.

Cinco y media, hora de la puesta de sol sobre el Oceano Indico, fenomeno que me han comentado que es absolutamente espectacular. Pero mira tu por donde, que todo el dia la bola amarilla dando por culo paseando por un cielo completamente raso y ahora, que ya esta a punto de desaparecer, aparecen un par de nubes sobre el horizonte. Y se van a posicionar justamente de forma que opacan la vision del hermoso ocaso solar. Pues a grandes males, grandes remedios, me abro otra cerveza. Y ahora resulta que me vuelve a entrar gazuza. Bueno, es logico, tampoco he comido demasiado en todo el dia y entre el ron y las chelitas es logico que se me abra el apetito. En mis paseos por los alrededores ya he visto varios lugares de esos para turistas donde sirven cocktails junto al mar y sirven cenas. Una idea que me resulta atractiva, ya que los cocktails tropicales, sobre todo si utilizan la bebida local, deben de estar de puta madre. Asi que me intento decidir a probar suerte en uno de estos abrevaderos.

Pero la noche ya ha caido y el agotamiento, sumado a la sesion de calor que mi cuerpo lleva encima todo el dia, comienza a hacer mella. Para mas inri, mientras me pensaba si iba a lo de los cocktails o no, no he parado de abrirme una cerveza tras otra y lo cierto es que ya llevo un buen castañazo. Al final, encuentro restos de la barbacoa de ayer en mi refrigerador y empiezo a dar cuenta de ellos. Me apalanco de tal manera que ya se me olvida completamente el asunto de salir por ahi a mamar y decido montarme mi propia fiesta. Vuelvo a tirarme al ron, hasta el punto de que me acabo la botella. Y supongo que de ahi me fui a dormir. O cai directamente muerto sobre el suelo del porche. Quien sabe, porque yo no me acuerdo. Lo que es seguro es que la jornada termino de esta manera. Otro sufrido dia mas en Mauricio.

viernes, 9 de junio de 2023

Mauricio 3. La gran tormenta tropical

Tal y como tenia planeado, me despierto a las seis y media para aprovechar la luz solar al maximo. Y ahora veremos si el famoso refran ese de "a quien madruga Dios le ayuda" tiene algo de certeza o no. Por lo pronto me doy cuenta de que mi cuerpo esta en plena forma. No solo he superado la carencia de sueño de las pasadas jornadas a base de un fantastico reposo, sino que ademas mi estomago no ofrece ningun tipo de dolor ni urgencia matutina, cosa mas que rara en mi. Debe de ser que este pais arregla cualquier enfermedad. Me pego una ducha de lo mas placentera, con el agua a temperatura y presion perfectas, y ya estoy en condiciones de salir a ejercer las primeras actividades del dia por los alrededores del alojamiento.

Lo primero y mas importante es avituallarse. Hoy si que me voy a dirigir al supermercado ubicado a unos veinte minutos de paseo siguiendo la carretera en direccion norte. Esta si que es, por lo que me han comentado, una tienda en condiciones, y no simplemente un badulaque de emergencia. Tienen su carniceria, fruteria... y por supuesto la seccion que mas me interesa, la etilica, que es muy amplia y con gran variedad de mamoneo. Vamos alla. Al iniciar mi camino me encuentro con un clima de lo mas agradable (al menos para mi). Esta muy nublado, con lo cual la bola amarilla no me va a quemar hasta la extenuacion. Estamos a 23 grados, que en otras circunstancias serian demasiados para mi cuerpo, pero una brisilla refrescante que sopla de manera constante hace que la temperatura sea mas que soportable. Asi que el paseillo, en todo momento junto a la costa y ofreciendo paradisiacos paisajes playeros, se me hace de lo mas ameno y placentero.

El supermercado es, efectivamente, lo esperado. Hay tantos tipos diferentes de cervezas mauricianas que no se ni por donde empezar. Al final me llevo diez, cada una de un padre y una madre, y aun me dejo algunas mas para cargar otro dia, porque me da que en el camino de vuelta voy a ir un poco saturado de peso. Y es que decido que estaria bien acompañar todo este mamoneo con algo de carnaza de la tierra. La carniceria es de lo mas atractiva, asi que hago una pequeña seleccion a base de hamburguesas, un troncho enorme de cerdo, panceta francesa y unas salchichas mas grandes que la polla de John Holmes en plena ereccion. Entre unas cosas y otras, porque tambien caen varias conservas, salsas y alguna que otra curiosidad, me llevo tres bolsas grandes llenas hasta los topes con comida y bebida. Y ahora a regresar a la villa, veinte minutitos de paseo cargado como una bestia.

La cosa empieza a complicarse y me acuerdo del tio que se invento el refran ese al que me referia antes sobre madrugar y el todopoderoso, y no de muy buenas maneras. Tal y como salgo del supermercado veo una tremenda cortina de agua ante mi. Otra tormenta tropical. Como ya sabemos que son breves y que tal y como vienen se van, decido esperar unos minutos bajo una cornisa. Cinco minutos y la cosa suaviza. Aun caen unas gotitas de agua pero nada que a un alcoholico de Glasgow le pueda impedir iniciar la marcha. Comienzo el caminar carretera abajo y todo va bien... hasta que empieza a ir mal. Otro tormenton tropical, y este ya huele a tornado. Tan solo cinco minutos despues de iniciar la marcha me doy cuenta de que no hay nadie por la calle, ni personas, ni animales, ni vehiculos, ni nada. Solamente yo. Y me da que eso no es buena señal.

Una cortina de agua caliente comienza a caer sobre mi en plan salvaje. Sigo caminando cargado con mis bolsas porque tengo muchos huevos, pero lo siguiente es ver pasar varias palmeras volando junto a mi, y alguna de ellas casi se me lleva por delante. Pero un huracan de mierda no me va a detener. O si. Porque de repente mis bolsas deciden que no tienen tantas pelotas como yo y se desfondan, las tres a la vez. Demasiada agua y demasiado peso. Y ahi que se me cae toda la compra en mitad de la acera y tengo que salir corriendo detras de las latas de cerveza que se van rodando carretera abajo ayudadas por la corriente de una autentica riada. Menudo show. Me tiro veinte minutos persiguiendo comida y bebida hasta que consigo agruparlo todo a cobijo de un pequeño garage que me ofrece un minusculo refugio. ¿Y ahora que?

La tormenta comienza a amainar pero yo estoy a quince minutos del alojamiento con una compra masiva y no tengo ni una sola bolsa. Por mi mente pasan ideas de lo mas extravagante, como enterrar todos los productos en la arena de la playa e irlos llevando de dos en dos, porque no tengo mas manos. Me puedo tirar todo el dia, y todo sea que la tormenta reaparezca, vaya solucion. De pronto un autobus, que es el unico vehiculo que por lo visto se atreve a circular en semejantes condiciones, se para junto a mi y una señora local bastante anciana se baja de el. Me pregunta si necesito ayuda o si busco alguna direccion en particular. Supongo que mi cara debe de reflejar bastante desesperacion a estas alturas. Tras contarle lo que me acaba de acontecer, la buena mujer me ofrece una pequeña bolsa con la que ella se disponia a ir a hacer su compra. Apenas si me caben las cervezas en ella, pero mejor es eso que nada. Gracias, buena mujer, y ahora a ver si trazo un nuevo plan de accion antes de que llegue la proxima tormenta.

Cervezas en la bolsa y el resto de la comida rodeando mi cintura, ajustandolo todo al pantalon, como si acabara de robarlo y ocultarlo al salir de alguna tienda. Un par mas de articulos sujetos de mala manera con las manos y a caminar. Avanzo de muy mala manera, pero mejor es esto que nada. A tan solo dos minutos de mi alojamiento vuelve a cogerse la tormenta, intento correr pero voy tan cargado que no puedo. Para mas inri, la bolsa de la señora comienza a resquebrajarse. Un minuto para llegar. A lo lejos veo al Señor Lacreaux que ya me esta abriendo la cancela. La lluvia se intensifica. Vamos, que llego. Lacreaux se echa las manos a la cabeza viendo de donde y como vengo, sobre todo con las condiciones climaticas que me han caido encima. Intenta ayudarme pero paso de largo porque solo quiero llegar a la cocina a depositar las viandas. Y tal y como llego junto a la piscina, bolsa destrozada nuevamente y todas las cervezas en el suelo. Lo acepto. Estoy justo delante del porche de mi villa. Y casi que me voy a abrir la primera, con o sin tormenta, para olvidar semejante odisea. Que locura.

Mientras me relajo dandome un bañito en la piscina, por supuesto chela en mano, me doy cuenta de que alguien pulula por dentro de mi villa. Me acerco a curiosear y me encuentro con una joven muchacha criolla que esta limpiando todas las habitaciones, baños, cocina y demas como una autentica posesa. "Soy la limpiadora, señor", me espeta ante mi cara de asombro. "Todos los dias de nueve a doce, señor." ¿En serio? Vaya chollo. Pues limpia, limpia, que yo sigo a lo mio. Chela en mano me tumbo en el porche y me dedico a ver como la chiquita mueve sus caderas y de vez en cuando se me gira y me sonrie. Si ya lo decia yo, esto es el paraiso. Bueno, si no fuera por la jodida tormenta tropical de antes... Pero ya se sabe, no se puede tener todo.

Hora de la barbacoa. Como la lluvia continua, aunque por suerte ya no en modo tormenta tropical, sino mas leve, decido hacerla sin ni siquiera salir del porche. Menuda sobredosis de carne, colegas. Y de paso pruebo las sidras de Mauricio, para acompañar, que por cierto estan cojonudas, porque realmente saben a fruta, y no a quimicos, como muchas de las que ultimamente caen en mis manos. Estoy lleno hasta los topes. Necesito un paseo. Afortunadamente la lluvia finalmente paro y ahora comienza a asomar un sol mas calido de lo deseable. Con mi inseparable sombrerito de turista protegiendome de la bola amarilla, comienzo a caminar por la playa en direccion norte y asi me voy a pasar la siguiente media hora. Hasta que me doy cuenta de que estoy a tomar por culo y me empieza a entrar nuevamente la sed etilica, asi que sera cuestion de ir dando media vuelta.

Volviendo por la misma carretera en que esta mañana he sufrido el percance tormentero, me detengo en un pequeño bar local (nada de turistas) y me hago un cafe mauriciano que esta espectacular. Especialmente por el azucar puro, obtenido de la caña que los mismos propietarios cultivan en la parte de atras del barucho. Increible. Continuando el paseo de vuelta, paro en otra pequeña tienda y me compro una botella de ron con coco que no tiene ni etiqueta, y es que la tendera me dice que lo fabrican ellos mismos. No debe de estar malo. Aun realizo un alto mas en un restaurant junto a la playa (este si que es un sitio solo para turistas) donde reservo una mesa para las ocho. Y es que son las cuatro y aun me encuentro demasiado lleno tras la barbacoa. Pero bueno, tengo cuatro horas para ponerme tibio mamando y eso seguro que me abre el hambre.

Dicho y hecho. Llego finalmente de vuelta al alojamiento y me tiro cuatro horas entre la piscina y el porche, mamando cervezas y disfrutando de una puesta de sol bastante dificil de contemplar porque vuelve a estar realmente nublado. Siete y media, tengo hambre, me voy al restaurant. Para abrir boca me pido un gratinado de marisco que ya me deja bastante saciado, pero despues aun tengo los pinchos de atun, calamar y langostinos, que son un autentico manjar. Eso si, hay una pareja tocando musica en directo que es absolutamente horripilante. Intentando confundir a mis oidos, me pillo cuatro cervezas Phoenix (la mas popular de Mauricio), pero con tanta comida no acabo de encebollarme. Cansado despues de un dia con tantas peripecias y lleno nuevamente de comida hasta la garganta, abandono el restaurant a eso de las nueve y media y me dirijo directo hacia mi villa. Me siento en el porche y no aguanto ni diez minutos. Se me cierran los ojos. Directo a la cama y mañana ya sera otro dia. Buenas noches.

jueves, 8 de junio de 2023

Mauricio 2. Sobredosis de reverencias

Es casi mediodia y de pronto, entre la monotonia azul que se ve a traves de la ventanilla del avion, veo que nos acercamos a una isla. Y descendemos. Pues no hay duda, ahi esta, por fin estamos llegando a Mauricio. Iba siendo hora. Estoy absolutamente entumecido, no he dormido una mierda y, lo que mas me molesta, hace ya muchas horas que no me bebo una cerveza, porque ni ganas de eso tengo, del puto hastio que llevo con tan largo e incomodo vuelo. Un intenso traqueteo justo antes de tomar tierra nos indica que estamos atravesando un buen banco de nubes. Efectivamente, parece ser que tenemos tormenta sobre la insula. Ya me habian advertido de las tipicas tormentas tropicales que asolan Mauricio de vez en cuando y casi sin previo aviso. Lo positivo es que se dice que tan rapido como vienen, se van. Veremos cuan de molesta es esta, aunque de momento parece que las nubes no descargan lluvia.

El control de pasaportes para la entrada al pais es de los mas laxos y rapidos que he visto jamas. Una sonriente y oronda señora instalada en una cabina me pregunta si tengo todos los documentos. Rapidamente los saco y deposito sobre su pupitre, apenas si los mira, cuña mi pasaporte casi sin fijarse donde pone la estampa (para mi que ha dejado la mitad de la tinta sobre la mesa) y ya soy libre de circular por el pais. Pues vamos al hall de llegadas del aeropuerto, que tengo un chofer contratado que me va a llevar al alojamiento y seguro que ya esta esperando por mi. O no, porque en este pais, y empiezo a descubrirlo ahora mismo, parece ser que se toman las cosas con bastante tranquilidad. Ni rastro del conductor. Llamo por telefono para ver que pasa y me dicen que va a llegar un poco tarde. Esperaremos. Claro que aqui "un poco tarde" es una hora y pico, como inmediatamente compruebo. Aprovecho la espera para cambiar divisa, comerme una especie de pastelito tipico y... no, venga, seamos medianamente responsables y dejemos la primera chela de la jornada para una vez que estemos acomodados, que ya tendremos tiempo de sobra de ponernos del reves.

Resulta que el aeropuerto esta en la zona sureste de la isla y mi alojamiento en la costa noroeste. O sea, que nos tenemos que cruzar todo el pais en diagonal para llegar hasta alli, con dos cojones. Claro que las dimensiones de Mauricio tampoco son nada del otro mundo y el recorrido simplemente nos lleva una hora. Aprovecho este tiempo para conversar con el simpatico y servicial chofer, que ha traido todo un microbus para mi solo. De paso, y mientras cruzamos paisajes con interminables plantaciones de azucar (para eso son el primer productor mundial) y cocoteros por todas partes, se nos cae encima la gran tormenta tropical. Menos mal que vamos dentro del vehiculo porque esto no es lluvia, es como si nos arrojaran pozales de agua uno tras otro sin parar ni por un segundo.

Y finalmente llegamos al alojamiento, una agrupacion de villas para turistas con piscina y playa privadas, entre otros muchos servicios. Y para serviciales los personajes que se van a ocupar de nuestro bienestar y comodidad. El manager del lugar se me presenta, con una enorme sonrisa, haciendo las mil y una reverencias y dandome un tour express por mi villa y lugares comunes aledaños. El Señor Anard me presenta la que va a ser mi morada para toda esta semana, una construccion de dos plantas con cuatro habitaciones, tres baños, dos salas de estar, salon comedor con enorme cocina americana, espacioso porche con sofas, hamacas y barbacoa, y todo absolutamente equipado con los electrodomesticos mas modernos y las mayores comodidades que jamas haya visto en una acomodacion. Espectacular.

El siguiente personaje del dia me es presentado de inmediato. Monsieur Lacreux es un negro delgaducho con perfecta sonrisa de marfil y vestido de guardia de seguridad, con gorra incluida. El tal Lacreux me hace otras cuatrocientas reverencias y me asegura que esta a mi servicio y disposicion las veinticuatro horas del dia para cualquier cosa que necesite. En cierto tono de broma le pregunto si el no duerme, pero su respuesta, ignorando por completo la guasa, no es otra mas que "yo no duermo, señor, estoy para servirle a usted, señor, siempre que lo necesite, señor". Al final me dan ganas de enderezar al pobre hombre y ponerle un palo detras para que deje de hacer reverencias, porque me esta dando dolor en el espinazo de ver tanta inclinacion constante. Para ya, tio. Lo peor es que me va a coger complejo de celebridad con tanto peloteo. En fin, que ya estamos instalados. Vamos a lo que vamos, ¿no? Que yo creo que ya toca.

Ya que el Señor Lacreaux se ha puesto tan pesado con lo de estar a mi disposicion, voy a aprovechar la coyuntura. Oye, tio, ¿aqui donde puedo pillar cervezas? A apenas un minuto de paseo, al otro lado de la carretera que pasa por delante del complejo de villas, tengo una tienda donde venden de todo, souvenirs, ropa, comida, alcohol... Comienza el show. Para empezar, tengo tanta prisa y tanta sed que, ya con el mogollon de cervezas compradas y sobre el mostrador para pagarlas, me doy cuenta de que no he pillado dinero. Vuelta a la villa, partida de caja de Lacreaux cuando se lo explico (con un par de reverencias incluidas), y finalmente regreso a la tienda, saldo la deuda y obtengo la mercancia. Sonrisa en la cara, chelas al refrigerador (que por cierto es inmenso) y una de ellas ya directamente abierta en mi mano para saciar la sed. Joder, que bien que sienta esto cuando uno lo necesita de verdad.

Para abrir mas todavia mi sed etilica, me lanzo a la piscina, con un agua extremadamente cristalina que esta a la temperatura perfecta, y me hago cuatro largos. Por suerte la tormenta tropical ya paso, aunque el cielo sigue nublado. Eso si, los casi treinta grados centigrados no se mueven, ni de dia ni de noche. Y es que, como aqui estamos en invierno, resulta que a las cinco y media de la tarde ya ha oscurecido. Pero bueno, que eso no es un problema para mi en absoluto. Tengo la nevera llena de chelas y no he venido aqui a perder el tiempo. Asi que me ubico en un comodo sofa del porche de mi villa, a apenas cinco metros de la piscina por si me entra un calor excesivo, y comienzo a dar cuenta de las latas de jugo de cebada una tras otra sin solucion de continuidad. Esto es vida.

Tambien en la tienda pude adquirir algo de papeo de emergencia. Hay un supermercado mas importante a unos veinte minutos caminando, pero para la primera noche, me conformo con varias latas de conserva y algo de pan. Especialmente disfruto con lo que se describe como "carne picada de gambas picantes", que abren mas todavia mi sed y provocan que mi calor corporal comience a ser algo asfixiante. Por suerte esta gente lo tiene todo pensado. Un par de enormes ventiladores colgando del techo del porche me alivian enormemente. Estoy en la gloria. Me hago unas cuantas chelas mas, aunque procuro dejar varias para la siguiente jornada, y a eso de las nueve y media decido irme, por fin, a descansar. Llevo dos dias sin dormir y mañana quiero levantarme pronto para aprovechar la luz diurna. Un descanso mas que merecido.

martes, 6 de junio de 2023

Mauricio 1. Dos vuelos y un aeropuerto post-nuclear

Todo comenzo hara tres o cuatro años. Alguien me pregunto, conociendo mis aficiones viajeras, si alguna vez habia visitado Mauricio. La casualidad del asunto es que, aunque efectivamente nunca habia viajado hasta el lugar, yo ya llevaba un par de meses leyendo al respecto de esta curiosa nacion insular en mitad del Oceano Indico e informandome sobre sus parajes y costumbres. Claro que a raiz aquella conversacion con el personaje, que obviamente era un mauriciano emigrado, lo que era simplemente curiosidad y un mediano interes, de pronto se convirtio en obsesion. Y apenas unas pocas semanas despues de aquella distendida chachara sobre un paradisiaco lugar en mitad de ninguna parte, que segun muchos expertos alberga algunas de las playas mas hermosas de todo el planeta, realice mi reserva tanto de vuelos como de alojamiento para darme un garbeo por Mauricio.

La mala suerte procuro que apenas un mes despues de realizar esta reserva, y cuando ya lo tenia practicamente todo a punto para despegar en direccion al hemisferio sur, el viaje tuviera que ser cancelado. Por suerte pude recuperar lo invertido y la cosa simplemente quedo en una intentona de lo que pudo ser y no fue. Pero mirad, el caso es que yo soy bastante cabezon con estas cosas, y basta que alguien me diga que algo no se puede hacer, para que yo ponga mas empeño todavia en el cometido y finalmente, contra viento y marea, consiga mi objetivo de la forma que sea. Asi que aqui estoy, tres años despues de mi primer y fallido intento, dispuesto a que, ahora si, la empresa se lleve a buen termino. O sea, que me voy a Mauricio.

Esta mañana me desperte en Swords, localidad que queda ligeramente al norte de Dublin, la capital de la Republica de Irlanda, y muy cerca del aeropuerto internacional, que es donde voy a subirme al primer vuelo de este largo viaje. No lo dije hasta ahora, pero tampoco me parecio necesario, y es que evidentemente Mauricio esta muy lejos. Y me da igual desde donde me esteis leyendo. Esta lejos de todo. Pero volviendo al viaje, lo cierto es que no me desperte demasiado bien. Circunstancias de la vida han hecho que me haya tirado cinco dias de carallada por estos lares, y ya se sabe que cuando uno viene a Irlanda, lo de pasar la noche bebiendo agua es una pretension absolutamente irrealizable. No es que vaya de resaca, pero vamos, que la acumulacion de excesos se nota y mi caminar lento y pesado por los pasillos del aeropuerto no augura nada bueno.

Eso si, antes de abandonar el pais, y teniendo en cuenta que tengo un par de horitas hasta que mi avion despegue, pues voy a sentarme a tomar una ultima Guinness, que ya se sabe que como aqui no sabe en ninguna parte. Mira, pues parece que hasta me ha medio curado el malestar. Bueno, dejemonos de lamentarnos tanto y vamos a subir a la maquina voladora, que por cierto no va a ofrecer ninguna queja, buen cacharro nos toca para empezar el itinerario. Es mi primera vez con Turkish Airlines. Al respecto de esta aerolinea, lei que a dia de hoy son el numero uno en el tema de menu a bordo. Muy buena comida. Aunque tampoco es lo que mas me interesa. El asunto de la barra libre de alcohol ya es otro cuento. Eso si que le da mas puntuacion en mi baremo personal, aunque hay que decir que a dia de hoy son muchas las compañias de largo recorrido que ofrecen este servicio. Por lo demas, los asientos son comodos y espaciosos, tenemos peliculas, juegos, musica, wi-fi... Vamos, que las cuatro horas que dura el trayecto hasta nuestra escala en Estambul se nos pasan volando, nunca mejor dicho.

Con la tonteria de leer noticias, ver algun que otro documental y jugar al ajedrez contra una maquina a la que es demasiado facil ganar, al final he estado tan entretenido que apenas si me he bebido tres cervecitas. Efes, la pilsner turca por excelencia. Sin ser una maravilla, es mas que bebible. Y desde luego mucho mejor que la otra opcion que habia a bordo, ese extraño orin neerlandes llamado Heineken. El caso es que ya estoy en el aeropuerto de Estambul, con dos horas hasta mi proximo vuelo, que efectivamente ya sera el que me lleve hasta Mauricio, y sin demasiadas cosas que hacer hasta entonces. Es medianoche y mi cuerpo me dice que aun le caben un par mas de cacharros etilicos. Pues vamos a buscar un bar y a amenizarnos un poco mas, que ya voy pillando la directa. Mira que suena facil, ¿verdad?, tomar una cervecita en un aeropuerto. Pues eso, en Estambul, no es tan sencillo. Nada sencillo.

Este puto aeropuerto es como una jodida pelicula post-nuclear. Larguisimos pasillos y pasillos y mas pasillos sin absolutamente nada. Por no haber, no hay ni sillas para sentarse, solo el puto pasillo. Media hora andando. Al principio aun veia gente que iba caminando junto a mi (supongo que buscando lo mismo que yo), pero ahora ya estoy mas solo que la una. Los demas, por lo visto, han acabado hasta los cojones de tanto caminar para no encontrar nada. Al final, despues de casi cuarenta y cinco minutos de un pasillo tras otro, encuentro un unico y solitario bar donde hay cinco borrachos pegando alaridos y bebiendo como autenticos desesperados (no me extraña). El nombre es mas que apropiado, Jackie Bar (bar alcoholico, en escoces). Miro el reloj y me doy cuenta de que he perdido tanto tiempo paseando por los putos pasillos que en diez minutos me toca embarcar. Que le den por culo al bar. Me dirijo a la puerta de embarque y por fin veo humanidad. Una larguisima cola que me hace presagiar que el avion va a ir petado hasta la bandera.

Definitivamente se torcio el viajecito. Si el aeropuerto fue una pesadilla post-nuclear, el avion es un puto corral de cerdos. Un Dreamliner, enorme, pero lleno hasta los topes. No hay ni un solo asiento vacio y hasta me da la sensacion de que hay gente sentada en los pasillos o colgada de los portaequipajes. Que locura. Para mas inri, este cacharro debe de tener ya como veinte años de servicio y esta que se cae a pedazos. El wi-fi no funciona, el monitor para ver peliculas no responde cuando pulsas uno u otro boton, no hay espacio para las piernas, el asiento no se reclina, el cargador del telefono va mas lento que el caballo del malo... Y asi tenemos que estar diez horas, hasta el mediodia, que es cuando llegamos a Mauricio. Me cago en Turkish Airlines.

Pienso que mi unica salvacion es la barra libre, asi que me pido una cerveza y me intento tranquilizar. Tres de la madrugada. ¿Otra chela? No hay manera, hay tanta puta gente que las azafatas estan desbordadas. Ya son las cuatro, nadie me atiende. Voy a intentar dormir. ¿En serio? A ver como me lo monto, porque no me caben las piernas, no me puedo doblar, ni acostar, ni nada. No hay manera. Dan las cinco. Miro al techo, me miro a los pies. Pero las luces de cabina estan apagadas y no veo nada. A traves de la ventanilla todo es oscuridad. Ya son las seis. Por fin aparece una azafata y, en mi desesperacion, le pido un cafe en lugar de una cerveza. Las siete. Amanece y debemos de estar sobrevolando Africa, porque alla abajo lo veo todo marron y verde, pero sin formas definidas. Y despues veo agua. Sera el Indico. Se me cae la cabeza y duermo veinte minutos, o eso creo. Las ocho, las nueve, las diez, las... ¿Llegaremos o seguiremos volando hasta la Antartida?
 
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