domingo, 28 de octubre de 2012

El camionero checo

Está lloviendo. Aunque realmente no tiene nada de raro, pero lo digo porque me acabo de sentar a escribir unas líneas delante del ordenador y de repente la ventana se me ha llenado de gotas de lluvia. Y bueno, viviendo en un país normal, relajado y sin votantes nazisociatas ni progretas de por medio, pues diría que hasta tiene su punto de romanticismo el estar escribiendo frente a la ventana mientras contemplas de reojo como sigue lloviendo y lloviendo. Pero no nos vamos a poner maricas, que para eso ya está Zerolín de los bosques, ni vamos a hablar de hijos de puta progretas, que ya lo hago muy a menudo y al final se me acaban por revolver las tripas y finalizo con la comida más reciente en la taza del váter.

Podría, por ejemplo, comentar que ayer volvió de vacaciones mi amigo y compañero Frankenstein. Sí, ayer volvió al trabajo después de dos semanas. Y ya está, porque hoy se ha vuelto a pirar otras dos semanas de vacaciones. Me encantan los derechos vacacionales de este país. Trabajas duro, sí, muy duro, lo que no les gusta nada a los españolitos, dicho sea de paso, pero cuando tienes tus vacaciones, las tienes. Yo también me fui un par de semanas de relax hace más o menos un mes y en breve me largo otras dos semanas. Y suma y sigue. Y algunos de mis ex-compatriotas españolitos idiotizados aún me vienen con lo de "jo, como vives, siempre estás de vacaciones". Qué raro que me digan eso, yo creía que "como no España no se vivía en ningún sitio". En fin, lo de siempre, que de donde no hay...

Pero dejémonos de lluvias, vacaciones y Frankenstein. Hoy quería yo hablaros de otro gran personaje que comparte lugar de trabajo conmigo, el camionero checo. Richard de nombre, de nacionalidad checa como bien indica su sobrenombre y con 48 largos e intensos años a sus espaldas. Su aspecto físico no puede ser más desagradable a simple vista, gordo y molloso como él solo, cabeza completamente afeitada para disimular su absoluta calvicie, los pocos dientes que le quedan en su boca absolutamente podridos y perilla totalmente rubia en plan cantante de trash metal ultraviolento. Muy a juego todo esto con su vestimenta, gorra del grupo Pantera, camisetas de otras bandas musicales de rock muy duro, pantalones vaqueros rotos o en su defecto militares y zapatillas de deporte absolutamente reventadas y llenas de mierda.

El tipo es tan amplio, por decir algo, que apenas si puede moverse en el cubículo que tiene destinado a su puesto de trabajo y cuando en ocasiones se sube a una silla o mesa para limpiar alguna estantería (que lo hace), el pobre mueble se dobla y empieza a crujir como si realmente sufriera sobre sí el peso de todo el Sistema Solar entero. Eso sí, gran entendido en música, Richard es un auténtico forofo de lo que él mismo denomina "violent sound", esto es grupos de heavy ultraviolento (Pantera es lo más suave que escucha) que ponen a uno realmente cardíaco. Pero el menda se pone la música a toda birolla mientras va gritando como un descosido "YESSS! YESSS!", porque obviamente es muy complicado cantar las letras de semejantes canciones.

¿Por qué "el camionero checo"? Bueno, el tipo antes de venir a este país donde hemos coincidido los dos, trabajaba en su nación como camionero. Más que eso, puesto que fue camionero durante más de veinte años recorriendo exclusivamente todos los países del este de Europa, época comunista incluida. Así que quizá sería hasta más apropiado llamarle "el camionero del telón de acero". Evidentemente tiene anécdotas de toda índole de toda esa vida pasada, cada cual más insólita, más curiosa y más macabra. Por ejemplo, un día me comentó que la película "Hostel" está basada en un hecho real acontecido en un país del este de Europa y que ÉL sabe a ciencia cierta y de primera mano que así fue. Tampoco quise indagar más en el asunto por si me encerraba en una habitación y me destripaba para explicármelo, pero que cada cual se imagine lo que quiera.

La vida de Richard aquí en nuestro nuevo país de acogida no está nada mal del todo. También estuvo una temporadita recorriendo toda esta nación como camionero y ahora tiene un cómodo turno de seis horas diarias por las tardes seis días a la semana. Cómodo para él, porque le encanta salir de trabajar a las once o las doce de la noche y marcharse por ahí de parranda a bajarse unas cuantas cervecitas al local más próximo donde tenga algo de música en directo, a poder ser algún grupito de "violent sound". El tipo vive en un piso propio y tiene otro alojamiento alquilado como picadero para llevarse allí a ancianas locales a las que vete tú a saber cómo persuade teniendo en cuenta su extraño aspecto físico. Vamos, todo un personaje del que seguiremos hablando en futuros posts pero al que me apetecía presentaros hoy para que os vayáis familiarizando con él. Vaya, ha parado de llover, voy a abrirme una cerveza. Salud.

jueves, 25 de octubre de 2012

Idiotizamiento e hijoputez profundos

Es de tontos intentar mantener una conversación medianamente normal y decente con el típico españolito de a pie. Más bien es una misión totalmente imposible. Yo no sé si es que el brainwashed nazisociata ha sido el gran y único éxito de los ochos años de zetamierdismo o es que las neuronas de toda esa gente están realmente jodidas, pero el resultado deriva en una imbecilidad profunda que no me extraña lo más mínimo que provoque la risa burlesca del resto de naciones del mundo mundial. Que intentas decirle a uno de estos personajillos que fuera de España no hay crisis, que existen países no demasiado lejos con más puestos de trabajo que personas para cubrirlos, que el salario dobla o triplica al de España y que el nivel de vida y los precios son la mitad o incluso menos, y no, eso no es verdad, eso es mentira y eso no es así. "¿Me estás llamando mentiroso, puto españolito idiotizado de los cojones", "no, no, yo no te llamo mentiroso, pero eso no es verdad", "¿y por qué no es verdad si te lo digo yo que resido y trabajo precisamente en uno de esos países que te comento?", "pues porque no es verdad". Razones que levantan muertos, señoras y señores.

Pero de donde no hay no se puede sacar, que se suele decir. Es como otra historieta que ya está hasta copando la prensa de otros países a carcajada limpia, porque no puede ser de otra manera cuando se trata de comentar lo que acontece en España. Ahora resulta que hay protestas, muchas protestas, manifestaciones, todo dios a hostia limpia y a quejarse de todo. ¿Y quiénes promueven estas protestas? Pues los que han creado precisamente las situaciones contra las cuales se protesta. ¿Mandeeee, me lo explica usted otra vez que no computo? Esto es España, amigos. Un puñado de gilipollas e hijos de puta profundos le votan al PSOE al grito de "¡fachas no!", fomentando y dando alas a un ejecutivo de inútiles integrales y tarados mentales absolutamente incapaces que acaban por destruir la sociedad y economía del país y las vidas de sus ciudadanos. Y, ¡manda huevos!, ahora se protesta por ello, pero ojo, no contra quienes crearon la situación, sino contra otros que pasaban por allí y se encontraron en mitad del fregado. Esto es como lo de analice el problema, encuentre la solución equivocada y lleve a cabo otra solución más errónea todavía. ¿Imbéciles, idiotas o simplemente hijos de la gran puta? O todo a la vez, uno ya no sabe qué pensar.

Siempre digo lo mismo pero acabo cayendo en la trampa. No voy a hablar más sobre ese país de alelados y malnacidos que resultó ser en el que yo nací y del que se me expulsó por no comulgar con la ideología idiotizada y perturbada de los intolerantes neonazis psoístas de los cojones. Al final hablo sobre ello pero ciertamente espero que a partir del próximo post pueda cumplir mi palabra. Yo vivo ahora de puta madre en otro país europeo, y si no fuera porque problemas de salud familiares me requieren de uvas a peras en la península ibérica, no tendría que volver a un sitio tan lamentable nunca jamás en mi vida. Aquí tengo todo lo que quiero y una vida con oportunidades y felicidad, aunque eso será "mentira" para los más cerriles, borricos y gilipollas de todos los ciudadanos del orbe, los españoles. Seguid así, majos, ya os vaticino yo que mientras sigáis siendo tan estúpidos, vuestro país de mierda no va a tener ninguna solución. Y a mí me la bufa, vamos, como si empieza de una puta vez la guerra esa con la que están amenazando los cagalufos de los cojones. Moríos todos y dejadme en paz de una puta vez, coño.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Dos sudakas en un tren

Un viejo amigo de suma confianza me contaba hace unos pocos días esta historia que le aconteció a principios de este mes mientras viajaba a bordo de la línea ferroviaría que une Valencia con Cartagena. Una anécdota más que demuestra la pérdida de papeles de España y los españoles y la cobardía extrema a la que han sido sometidos los nativos del país a base de tanto lavado de cerebro con la pseudo-corrección política y los maricomplejismos de mierda. Dos sudakas en un tren, para no perdérselo.

Y es que se daba la casualidad de que dos sudakones de pintas más que andrajosas cayeron en asientos continuos en la citada línea ferroviaria durante la susodicha travesía. Ella, paraguaya, vestida y pintada como un loro y con auténticos malos modales, ya cuando subió al vagón enfrentándose con varios pasajeros, ya una vez iniciado el viaje hablando a grito pelado con su mono compañero de asiento. Es así como todo el vagón, incluyendo a mi viejo amigo, se pudo hacer eco de una conversación que me da que incluso retumbaba más allá del citado convoy, desperdigándose por las estaciones por las cuales el tren iba pasando. Él, colombiano, pinta de chimpancé a medio domesticar, gruñendo más que hablando y mirando de forma desafiante a todo aquel que pasaba a menos de dos metros de él. Cuidado que te saco la navaja y, ojito, que como es mi cultura el que irá al talego serás tú.

Pero lo que mi viejo amigo quiso referirme para que yo me hiciera eco de ello en el blog, fue la conversación que durante más de dos horas ambos especímenes mantuvieron, como ya he dicho, a grito pelado, para vergüenza e indignación (o al menos así debería de ser en un país normal) del resto de viajeros del tren. Ella iba ya a casarse por cuarta vez en España. Su primer marido era, todo según ella por supuesto, un maltratador peligroso (qué raro) al que se regodeaba de haber metido en el talego durante varios años y así poder quitarle todas sus pertenencias, que tampoco eran muchas por lo visto. Pobre hombre. El segundo y el tercero eran medio-maltratadores, esto es, que ella le dijo al juez que también la maltrataban (qué casualidad, hombre) pero como la cosa no acabó de quedar muy clara, esta vez no les tocó cárcel, simplemente les desplumó, quedándose ella con la mayoría de las pertenencias de los tontos en cuestión y por supuesto reclamando una sustanciosa pensión. Ah, el último no tenía pasta para pasarle la pensión (cosas del desempleo inducido por Zetamierdoso), así que acabó en el talego también. Y ahora iba a por el cuarto porque, pobrecita ella, se había pulido ya en vivir a cuerpo de rey los pisos, coches y demás enseres que había literalmente robado a sus anteriores esposos. A todo esto, la tipa tenía también dos o tres hijos en su país de los que no se hacía cargo porque para eso estaban sus anteriores mariditos paraguayos. Que vete tú a saber de la historia de éstos. Toda una ficha la señora.

El colombianito tampoco se quedaba corto. Había estado dedicándose a negocios sucios en España, estafando medicamentos a la Seguridad Social, enviando dinero negro de sus trapicheos a su país y demás aberraciones que el tío no se cortaba un duro en proclamar a grito pelado en mitad del tren. Olé sus huevos, aunque a ver quién le dice algo que le saca la navajita o el revólver. Y ahora, y bien alto que lo decía el muy mono, estaba pensando en irse a su país porque por lo visto en el país de mierda que es España (así se refería a la nación que lo había acogido) ya no hay nada más para robar. No queda dinero para estafar ni gente a la que tomar el pelo robándole sus bienes. Y a grito pelado que lo aseguraba y reaseguraba el muy hijo de mala madre en mitad del vagón. ¿Callarse, para qué? Si le dices algo eres un racista, y total, él ya estaba acostumbrado a vivir como un rey mientras los españoles se morían de hambre. ¿Qué problema iba a haber por comentar todos sus timos en voz alta en mitad de otras cincuenta personas?

¿Dijo alguien algo a estos dos infrahumanos que se reían a costa del maricomplejismo del populacho español? ¿Alguien en el tren saltó hasta los cojones de tanta humillación para cuanto menos callar la boca a semejante par de maleducados delincuentes? Ya sabéis la respuesta tratándose de España. NO. La cobardía, el aborregamiento, el idiotizamiento y la gilipollez más profunda se han adueñado de los débiles y putrefactos cerebros de los españolitos de a pie. Me insultan, me callo y hasta me fustigo a mí mismo. Y espérate que igual levantas la voz y son el resto de tus compatriotas los que te silencian. Hasta este punto de idiotez absoluta se ha llegado en España a base de adoctrinamiento y brainwashed teledirigido desde desgobiernos cobardes y enfermizos como el del hijo de puta de Rodríguez Zetaparo o el bobo integral maricomplejín de Mariano Rajoy. Pues visto lo visto, que nadie se extrañe de nada, así le va a España y así le seguirá yendo por los siglos de los siglos. Amén.
 
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