lunes, 23 de enero de 2017

Fauna deportiva bajo cero

Me levanto a una hora decente y se me ocurre, como vengo haciendo en las ultimas semanas, salir correr un poco, unos cuarenta minutos, no mas, no vaya a ser que queme mas alcohol del que me puedo beber. Lo cierto es que viviendo al lado del rio, sobre todo en esta parte del este de la ciudad, es una gozada. Me bajo por un sendero hasta la vera del cauce fluvial y alli sigo un caminito que en una direccion lleva hasta el mismisimo centro de la ciudad y mas alla, y en la otra direccion, quien sabe, la verdad es que nunca he llegado tan lejos como para averiguarlo. En fin, pongamonos en marcha.

Uno se piensa que a estas horas y por este tipo de caminitos, que parecen casi exclusivamente habilitados para la practica de alguno de estos deportes populares, en su mayoria nos vamos a encontrar con deportistas madrugadores y algun que otro vecino despistado paseando al perro, pero lo cierto es que de todo hay por estos parajes. Y frio, porque aunque la ciudad es moderadamente templada en invierno, hoy a estas primeras horas del dia nos encontramos con dos grados bajo cero. Sinceramente es la mejor temperatura para correr, al menos en lo que a mi respecta. Quiza tenga algo que ver con mi alcoholismo cronico. Asi no voy todo el rato sudando alcohol como un poseso.

Decido coger el camino junto al rio en direccion este, remontando el cauce, hare veinte minutos y luego dare media vuelta y me volvere. Nunca falla, aunque el lugar esta bastante poco transitado por lo general, siempre te encuentras con algun tarado perdido. Para abrir boca un ciclista chafando huevos que me adelanta sin demasiados problemas, aunque a poca mas velocidad que yo, y eso que voy a pie. De equipo no va mal, buena bici, abrigado, pero insisto, es que el menda iria mas rapido si se bajara de su montura. Por otro lado, y ahora que lo veo, me da a mi la impresion de que soy el unico que tiene cojones a ir en pantalon corto a esta temperatura.

A los siguiente ya me los he cruzado un par de veces, una pareja de viejos y una rubia de unos treinta que intuyo es la hija, todos ellos paseando a dos perros. Nada del otro mundo. A continuacion me pasan dos corredores que van tan follados que parece que anden persiguiendo su comida del dia de hoy. Tampoco seria algo raro, lo cierto es que por este caminito, con la cantidad de maleza que hay, en ocasiones veo cruzar conejos, ardillas, zorros... en fin, mientras no me salga un puto tigre, nada que reprochar. A todo esto sigo siendo el unico menda en pantalon corto, y lo peor es que estoy empezando a sudar.

Doy media vuelta y empieza mi festival. Al otro lado del rio, ya me he fijado en este lugar muchas veces, hay una especie de caseron blanco, que por alguna rara conexion de mi cerebro relaciono con una comuna, una secta o alguna mierda similar. Siempre, sea la hora a la que pase, oigo una especie de musiquilla hipnotica y en ocasiones a un tio como con un megafono dando instrucciones o soltando parrafadas o vete a saber que, dado que a consecuencia de la lejania no acierto a distinguir bien las palabras. El sitio me da bastante mal rollo, pero por suerte hay un rio bastante caudaloso de por medio. Y en estos mismos momentos una barcaza de regatistas con cuatro mendas a bordo surca sus aguas a toda velocidad. Deben de estar preparandose para la Oxford contra Cambridge, vaya usted a saber.

Otro corredor, abrigado como si estuviera en el puto Polo Norte, se me cruza. Otro que va chafando huevos, aunque me da que este lo que no puede es ni moverse de tanta puta ropa. Y a lo lejos viene mi heroe... distingo una silueta, delgaducha, viene corriendo, seguro, pero con el cuerpo de medio lado. Esperate que no lleva camiseta... y va en vaqueros... y con zapatos. Menudo esperpento. Se me cruza y ni me ve, va con la mirada perdida. Y yo que creia que lo mio con el pantalon corto era de machote. Joder, a este le doy el titulo de deportista del mes. Y el que viene a continuacion otro que tal, este ya ni corre, anda tres pasos y se para, se tambalea, cojones que se me cae encima, me dice algo balbuceando, paso de el. O era un yonkarra o un tio al que el pedo de anoche aun le dura y no acaba de encontrar el camino de vuelta a casa. Pues que siga paseando, que siga, que el rio cauce arriba es muy largo.

Al final llego de vuelta al hogar sudoroso, con las primeras gotas de alcohol cayendo por mi frente abajo. Pues creo que sera mejor que haga caer algunos chorros, no gotas, de alcohol del que tengo en la nevera por mi garganta abajo. Primero me doy una reconfortante ducha, a continuacion me asomo a la cocina y, oh si, todavia un par de chelas bien fresquitas. Tendre que ir a comprar algunas mas en breve, pero primero, y sin mas dilacion, me casco la primera y me siento como un puto campeon. Y eso que la carrera de hoy, viendo la cantidad de especimenes que pululan por el mundo, creo que la he perdido. Salud.

sábado, 14 de enero de 2017

Tres dias en Roma 3. Paseo resacoso

Como no podia ser de otra manera despues del exceso etilico de ayer, me levanto en esta mi postrera jornada en Roma con una resaca de infarto. Lo primero que veo al salir de mi habitacion es la cara congelada del recepcionista indio que me dice que esta noche han llegado a hacer seis grados bajo cero. Y la cosa no ha mejorado puesto que muy pronto voy a comprobar que en la calle la temperatura va a resultar gelida a lo largo de todo el dia. Pero lo primero es coger fuerzas e intentar combatir la resaca con mi tipico desayuno virulento en el hotel que, debido precisamente a los excesos etilicos de ayer, hoy no es tan intenso como en las jornadas anteriores. Que tengo el estomago bailando samba, vamos.

No he previsto ningun plan especial para hoy, asi que cojo el mapa y busco algun punto que visitar, algun paseo que dar, algo que ver y hacer. Un tanto lejos del hotel queda la basilica de Santa Maria la Mayor, que he leido es bastante espectacular. Estoy hasta el forro de los huevos de ver iglesias pero por una mas no me voy a morir. Ademas, el paseo con esa temperatura congelada que tenemos hoy me deberia de venir bien para el resacon. Bueno, la verdad es que no, lo paso bastante mal, apenas puedo respirar y parece que lleve dos cadenas con bolas de acero atadas a los tobillos. Poco a poco, sin prisa, con mas de un quejido y medio agonizante, finalmente llego a mi destino.

Tengo sed. Hoy no voy a aguantar sin chuzarme hasta la comida, ya se sabe que la resaca pide alcohol, vamos que tengo el mono. Estoy muy cerca de la estacion de tren de Termini, la cual esta rodeada, como casi todas las estaciones del mundo, de bares. Me meto en un sitio simplemente llamado 'Birreria', donde encuentro a un viejo en los servicios que esta meando en pelota picada. Tampoco es que me interese mucho, porque yo voy a lo mio, que es mear tambien, pero con el frio que hace y la tos tisica que tiene el hombre, yo le recomendaria que se cubriera un poco. En fin, debe de ser una costumbre romana.

Soy un tipo raro, me gustan las estaciones de tren, las veo como monumentos tanto o mas importantes que iglesias, coliseos y demas mierdas habituales. La estacion actual de Termini fue una obra iniciada por el Duce en 1942. Autentica arquitectura de la Segunda Guerra Mundial. No la puedo dejar escapar. Pero lo cierto es que me decepciona, posiblemente porque tras el colapso con la derrota en la guerra, esta ambiciosa obra nunca pudo ser acabada por el ejecutivo fascista. Asi que a lo largo de los tiempos posteriores se han ido agregando elementos y reformando otros muchos. Vamos, que la estacion es una porqueria post-modernista que parece mas un centro comercial que otra cosa. Mejor sigo caminando direccion norte sin rumbo establecido a ver si me encuentro alguna otra pirula interesante. Cojones, casi me estampo contra una farola con esto de ir mirando hacia la decepcionante fachada de la estacion. Bonita farola, con un grabado de un aguila de las Fasces. Ya sabia yo que la mano del Duce por algun lado tenia que aparecer.

Parando a hacerme alguna que otra cervecita mas, llego hasta la Villa Borghese, que a dia de hoy es un espectacular e inmenso (no os podeis imaginar cuanto) parque de esos que la gente usa para pasear y despejar la mente. Me tiro mas de media hora atravesando la Villa Borghese de los cojones que nunca se acaba, hasta que al final se me acaba la paciencia, me vuelve a entrar sed y tengo que buscar en el mapa la salida mas proxima. Voy a dar casi por casualidad a la monumental Piazza del Popolo, que mira tu por donde esta flanqueada por diversas callejuelas todas ellas llenas de bares y restaurantes. Caros, supongo, la tipica mierda para turistas. Asi que ando durante unos diez minutos mas para intentar salir del meollo y cuando veo un sitio algo mas cutre me meto a hacerme un par de buenas birras y comer, como no, un buen plato de pasta.

El paseo de hoy ha sido largo, y si lo sumamos a la resaca y el intenso frio, hace que yo ahora mismo me encuentre bastante reventado. Pronto anochecera, asi que tras el papeo voy tranquilamente paseando hacia el hotel, que ya no queda muy lejos tras todo el voltio que he pegado. Obviamente aun hago un par de paraditas a cascarme dos cervezas mas. Una vez llego al hotel arreglo todas mis cuentas, que con tantas chuzas y resacas concatenadas aun se me va a olvidar pagar. Ya que al dia siguiente me largo temprano al aeropuerto, decido reservar un taxi y casi despedirme del recepcionista indio, al cual le espeto que en breve voy a visitar su pais de origen. Supongo que el tipo se alegra, aunque su expresion tampoco cambia mucho de la eterna sonrisa que me ha mostrado durante todos estos dias. O quiza era el otro indio, porque los dos recepcionistas son clavados y como siempre voy borracho la verdad es que los confundo. En fin, que me da igual.

El tipo al final me recomienda un sitio para cenar esta noche, un restaurante cercano llamado 'Los Tres Amigos' o algo asi, obviamente en italiano. A mi eso me suena a una pelicula mexicana muy mala de los 80, pero ya que no tengo ningun otro plan, casi que voy a probar. Buen sitio, ambiente muy tranquilo, no excesivamente caro y nuevamente la pasta (no puedo comer otra cosa) esta cojonuda. Por supuesto botella de vino para cenar y licores para cerrar la paraeta. Un ultimo paseo de apenas un par de calles me separa del hotel, asi que recorro mis ultimos pasos por los adoquines de Roma y me despido, hoy sin ir excesivamente doblado, de esta ciudad y este pais tan cargados de historia. A dormir, y tras unas cuantas horitas, avion y vuelta a la realidad.

lunes, 9 de enero de 2017

Tres dias en Roma 2. Del cielo al infierno

Amanece en Roma con un frio de cojones. La temperatura ahi fuera sigue al borde de la congelacion. Yo por suerte he dormido bien y no tengo una resaca demasiado intensa, asi que hoy me puedo chuzar de nuevo. Pero me da que no lo voy a hacer hasta la hora de la comida, como ayer. En primer lugar porque el desayuno del hotel vuelve a ser excesivo, creo que incluso mas que el de la pasada jornada, cada dia como mas a lo cerdo. En segundo lugar porque las primeras visitas del dia no invitan al chumeo sino mas bien al recogimiento y a la oracion. Ya os podeis imaginar, estando en Roma la visita al Vaticano es obligada.

Despues de tres contundentes trabajos en la taza del retrete (esto cada dia va a peor), decido ponerme en camino direccion norte para cruzar el rio Tiber y hacer frente a la primera visita del dia, fugaz pero intensa, el Castillo de San Angelo y los preciosos jardines a su alrededor. O no tan preciosos, porque, bien sea por la temprana hora o por el puto frio que hace, estan desiertos y llenos de residuos en forma de botellas, bolsas de plastico, paquetes de tabaco y demas. Alguien se debio de pegar aqui una buena farra anoche. Aparte de mi mismo, la unica presencia humana en la zona es la de dos hermosas jovenes calabresas (otra vez hermosas y calabresas, como la camata de ayer, habra que visitar la zona en un futuro) que me piden que les haga una foto.

Se acabo la tonteria. Via de la Conciliacion direccion oeste, al fondo ya veo mi objetivo, cual peregrino obsesivo. Empiezan a aparecer turistas no se sabe ni de donde. Masificacion humana, me acerco, empiezo a sudar, ah cojones, que ha salido el sol. Y casi sin querer darme cuenta aqui estoy, en mitad de esta plaza en forma de cerradura que representa la llave para el cielo, la Plaza de San Pedro, el VATICANO. Y ya esta, tampoco era para tanto. Fotos por doquier y la angustiosa sensacion de que me voy a tener que poner en la cola que da la vuelta a toda la plaza para poder entrar a la basilica. Una hora de cola y controles de seguridad de metales, me cago en los putos moros. Aunque me da a mi que las maquinas estan desenchufadas, porque ni veo seguratas, ni policias, ni Guardia Suiza, ni nada de nada. Venga, vamos a ver la basilica de una vez, que por cierto es impresionante.

Siempre es interesante visitar un pais nuevo, aunque se trate de la nacion mas diminuta del planeta. Pero ya esta, ya hemos cumplido, ya hemos estado en el cielo. Atravieso la columnata de la plaza y vuelvo a estar en Roma. Empiezo a tener gazuza y sed, como se nota que las fuerzas del mal empiezan a actuar una vez que has dejado tan sacro lugar. Pues vamos a mitigar nuestros instintos mas crudos y basicos en el mejor sitio posible, el infierno. O bueno, ya que estamos en Roma, iremos al Trastevere, que mas o menos viene a ser lo mismo, barrio de perdicion con papeo, alcohol y putas. Ah, y alguna que otra iglesia tambien, por si a uno le apetece rezar en pleno barrio de Satanas.

El Margherita, en la parte norte del Trastevere, es, como su nombre indica, un restaurante especializado en pizzas. Pero no os vayais a creer, nada carero, bastante rustico y tradicional. Es hora de enchufarse un par de pizzas, y eso que son de buen diametro, pero tanto rezar me ha dado hambre, y las birras que me he cascado nada mas entrar al local tambien me han abierto la gazuza, que cojones. La de pulpo esta realmente buena, bastante genuina, pero la de salmon es algo espectacular. Para cerrar el festival, mas cervecitas y un par de licores. De todas formas aun no voy demasiado doblado.

Me recorro todo el Trastevere pero para mi desolacion no hay putas. Obviamente las tres de la tarde no es la mejor hora para encontrarlas. Sin embargo aun hago alguna que otra paradita en diversos baretos de lo mas cutre (y barato), entre ellos uno llamado simplemente 'Cantina', tan miserable y oscuro que no puedo ni ver con claridad la etiqueta de la chela que me estoy cascando. O quiza sea que empiezo a entonarme. De vuelta al hotel tengo un buen paseo, atravesando nuevamente la isla Tiberina y parando a hacer unas fotos en el Palacio de Venecia, concretamente al balcon desde donde Benito Mussolini hacia sus discursos. Si, amigos, el Duce.

Pues al final he llegado al hotel en unas condiciones bastante mejores que las de ayer. Hay que remediarlo. Inmediatamente vuelvo a bajar a la calle y me topo de bruces con un cartel que pone 'Bar'. Simplemente. Me aposento en este local que no tiene nada de especial, salvo que detras de la barra hay dos chinos y la bebida, para estar en pleno centro, no es cara en absoluto. Uno de los chinos habla ingles, asi que mantenemos cierta chachara. Tambien hacen pizzas, pero por desgracia cierra antes de la hora de cenar. Entre una conversacion bastante anodina y echar un ojo a las ultimas noticias del dia en mi movil, me casco tres o cuatro o cinco birras. No lo tengo muy claro, lo unico que se es que son de 660cl. Buena medida.

Salgo del bareto de los chinos, ahora si, realmente doblado. En un callejon junto al Pantheon, por donde voy rebotando casi de pared a pared, me encuentro La Sacristia y El Seminario, uno enfrente de otro. No, no es hora de rezar otra vez, se trata de dos restaurantes de bastante poco lujo, de estos que no tienen ningun tipo de promocion y son solo para la gente local. Vamos, lo que andaba buscando para acabar el dia. Al final me decanto por el Seminario porque veo que las camareras son dos viejas gordas. No es que tenga un gusto enrevesado, pero esta gente te suele tratar mejor que las tipicas barbies. Por desgracia, aunque era de imaginar, no hablan ingles. Asi que meto la nariz en mi plato de pasta y como y bebo vino hasta que me empiezan a doler todos los organos de mi cuerpo.

El puto Seminario me ha reventado, pero aun tengo los santos cojones de acercarme hasta la plaza, donde estan todos los turistas en las terracitas (a uno o dos grados de temperatura por cierto) y cascarme un coctel que no tengo ni puta idea de lo que lleva pero que me acaba de rematar. No voy a contar nada mas porque esto es lo ultimo que recuerdo de la jornada. Supongo que a continuacion llegaria a rastras al hotel y me echaria a dormir. Roma me esta matando.

domingo, 8 de enero de 2017

Tres dias en Roma 1. Paseo cultural

Aqui estamos, amigos, ultima hora de la tarde o primera de la noche, recien aterrizado en Roma, Italia, si, la ciudad de nuestros colegas los romanos. Ciampino, un aeropuerto ridiculo y con instalaciones tercermundistas, lamentable que la primera cerveza que agarro de una nevera para refrescarme a mi llegada a la ciudad este mas caliente que mi culo despues de cagar guindillas. Mala entrada hemos tenido en el pais, mejor agarro un taxi hasta mi hotel y me preparo para meterme una buena cena, chuza y a la cama.

Mi hotel es el Pantheon Inn, un antiguo edificio en la zona del espectacular Pantheon, primer monumento que veo de la ciudad y que me deja bastante extasiado. El susodicho hotel fue en su tiempo vivienda de Garibaldi y a dia de hoy comparte varios pisos de habitaciones con la sede del puto partido socialista italiano. Empezamos mal y vamos a peor. Por lo menos el restaurante que me recomienda el recepcionista indio no esta mal del todo. Es caro, si, pero el papeo es exquisito, por supuesto me tiro a la pasta, algo que no voy a abandonar en los sucesivos dias. Cojones, estamos en Italia. Massimo es el propietario del local, un tipo simpatico que, afortunadamente, habla ingles. Y es que voy a tener un problema de comunicacion en las proximas jornadas. Sobre todo cuando los italianos te dicen que si, que hablan ingles, luego te pones a hablar con ellos y ni te entienden ni te responden. Y bueno, que mi italiano tampoco me permite mucho mas que decir 'una birra grande, per favore'. Aunque para mi casi que es bastante.

Despues de un par de chelas consistentes, o quiza alguna mas, al final me acabo yendo a dormir. Ha sido un dia corto, asi que vamos a centrarnos en la siguiente jornada, donde ya me levanto en perfecta forma y a temprana hora en la capital italiana. El primer plan del dia es desayunar fuerte, incluido en el hotel, con un bonito buffet que me va a permitir coger fuerzas. Mas de uno se sorprende de ver a un tio comiendo como un cerdo sin parar durante mas de media hora, pero bueno, es que voy a pasear. Y es asi que, casi a punto de reventar, y teniendo que realizar una visita previa a la taza, finalmente consigo enfilar mis pasos hacia el rio Tiber, cuya orilla voy a seguir durante un buen rato a lo largo de este interesante paseo por la urbe.

No os lo vais a creer, no me lo creo ni yo, pero no pruebo ni una sola gota de alcohol en cinco horas. Paseo y paseo y paseo, veo cosas, hago fotos... y ni se me pasa por la cabeza enchufarme algo de gasolina. Definitivamente el desayuno ha sido lo bastante virulento como para dejarme saciado. La temperatura es agradable, a primera hora hacia realmente frio, apenas dos o tres grados y con un viento criminal, pero el sol va calentando y al superar los diez o doce grados ya tengo que llevar la chaqueta en la mano e ir en camiseta. Si, soy un tipo bastante caluroso. Y eso que aun no he bebido nada, insisto.

Mi andadura cultural me lleva por la vera oriental del Tiber hasta la isla Tiberina, la cual me resulta un enclave muy curioso. A continuacion me dirijo hacia el Foro Romano pasando por la famosa plaza de la Boca de la Verdad. Aunque paso del ritual de meter la manita en la boca, dejo eso a chinos y japoneses, que estan haciendo una cola de cerca de una hora solo para semejante chorrada. Pronto llego al Circo Massimo, donde me imagino algunas escenas de la peli Ben-Hur, la buena, la de Charlton Heston, no la nueva aberracion que han estrenado recientemente. Y finalmente circunvalo el Foro, disfrutando de la vista desde las zonas mas elevadas y acabando, como no puede ser de ninguna otra manera, junto al colosal, y de ahi su nombre, Coliseo.

Se acabo, tengo sed, creo que tiene mucho merito el haber aguantado tanto. Desde hace un par de semanas tengo reservada una mesa para comer en uno de los mejores restaurantes de esta zona, pero aun queda una hora para eso, asi que ahora toca visitar el Shamrock, un pub irlandes que me encuentro por casualidad durante mi caminar y que, obviamente, despierta mas aun mi sufrida sed. Una pinta de una lager italiana y una breve conversacion con la hermosa camarera calabresa (breve porque la chica habla bien poco ingles) hacen que la espera hasta la hora del papeo se me haga mas o menos amena.

El Luzzi es un restaurante de menu para trabajadores locales. Los pocos turistas que lo pisan lo hacen casi por error, porque bien poca promocion tiene, pero las opiniones que uno se puede encontrar por internet lo convierten en uno de los lugares mas tipicos (y baratos) de la zona. Antipasti y pasta, yo sigo a lo mio, con mas cervecitas y acabando con varios licores del pais, limoncelo, amaro y grappa. Salgo del sitio haciendo eses, con la barriga llena y feliz. Pero no me quedan mas cojones que seguir paseando y viendo monumentos, calles, plazas y demas. Turno para echarle unas fotitos al espectacular monumento a Victor Manuel, frente al cual paro a cascarme otra cerveza, por supuesto. Acto seguido cojo la Via del Corso y tras un ratillo mas de caminata llego a la mitica Fontana de Trevi.

Demasiados turistas. No se muy bien como, pero acabo en la calle del Nazareno, lo cual parece que no es muy dificil en Roma, y pronto aparezco frente a la espectacular escalinata de la plaza de Timospain. Yo creo que ya he visto bastante por hoy, aparte que son casi las cinco y ya ha oscurecido, es lo que tiene que sea enero. Pues es bastante pronto para ir tan doblado, porque la verdad es que me empiezo a encontrar en bastantes malas condiciones. Facil solucion, paseito hasta el hotel con parada incluida en una heladeria a cascarme una cerveza, y directo a la cama a tumbarme y que todo me de vueltas durante un rato.

Tras dos o tres horas en las que creo que me he quedado dormido unos minutos, se me empieza a bajar el pedo. Salgo de la habitacion y veo al recepcionista indio (creo que es diferente al de ayer, pero a mi todos los indios me parecen iguales). El tipo se parte el culo y me dice que tengo mejor pinta ahora que cuando entre en la habitacion. Yo la verdad ni me acuerdo de haberlo visto, pero tampoco recuerdo muy bien haber entrado en la habitacion. El caso es que ahora mismo ya no voy tan pedo, asi que voy a intentar remediarlo. Lo primero, subo a la azotea a gozar de las vistas a ninguna parte de la terraza del hotel y del frio criminal que a estas horas esta ya empezando a hacer. De nuevo estaremos a uno o dos grados. Creo que ya es hora de cenar, me voy a la calle.

Vuelvo a la Pigna, donde Massimo me esta esperando con la mas absoluta de las alegrias posibles, la que se va a llevar su bolsillo despues de mi papeo y de pagar, claro. Asi es logico que al menda le encanten los turistas. Mientras ceno (pasta, obviamente) y me pongo tibio a base de un increible vino tinto del Lazio, Massimo me cuenta la historia de su hermano fallecido en el reciente terremoto acontecido en Italia, al hombre casi le empiezan a caer las lagrimillas. No quiero ser insensible, pero vuelvo a ir como una peonza. Me pido un par de limoncelos y tras un breve y ultimo paseo por las calles colindantes, acabo cayendo de bruces en la cama. Quiza sea pronto para dormir, pero entre el pateo y el mamoneo estoy roto. Hasta dentro de unas horas, pues.
 
Clicky Web Analytics