domingo, 4 de noviembre de 2012

Whiskys de verdad

Por lo general, el populacho español no tiene ni pajolera idea de whiskys. En realidad no tienen ni puta idea de nada, pero básicamente ya que hoy voy a hablar sobre este bendito licor, diré que no saben absolutamente nada sobre el "agua de fuego". La gente se cree que por comprar un nosecuántos años de una marca de mierda que vale veinte pavos ya están bebiendo agua de los dioses o algo así. Y es mierda, y en Escocia, cuna del whisky, la gente se ríe de semejantes botarates que beben los deshechos del buen whisky, el auténtico y el de verdad. Y es que así es, las mejores destilerías escocesas destilan y fabrican su buen whisky para ellos y los deshechos, lo que tirarían al mar en el mejor de los casos, finalmente deciden embotellarlo mezclado con productos químicos para exportarlo a países como España donde la gente se destroza el hígado con semejante matarratas... y todos tan contentos.

Pero no, no pienso dedicar este post a explicar nada sobre el proceso de elaboración del whisky y la mierda que la gente se casca en España. Al fin y al cabo siempre saldrá el típico becerro con lo de "pues está bueno y es barato". Más barata es la mierda que cagas todos los días y para tu patético paladar seguro que también está buena, pedazo de anormal. Eso, que no voy a aleccionar a nadie hoy, simplemente quiero reflexionar un poco sobre los caldos que a mí más me gustan por una u otra razón y recomendarlos a todos mis lectores, en caso de que tengáis ocasión de conseguir estas botellas, claro, que no es nada fácil en España y en caso de encontrarlas los precios son de auténtico atraco. Como todo en España, básicamente. Casi os saldría mejor pillar un avión e ir a comprarlas a Escocia, sinceramente.

Mi preferido de los preferidos es Oban, whisky que toma el nombre de la población donde se fabrica, una pequeña villa marítima en la costa oeste escocesa. Sabor suave, agradable al paladar, de fácil ingestión y que nunca provoca resaca por mucho que bebas. La relación entre calidad y precio también es fantástica, ya que es raro que te cueste más de cuarenta libras. Desgraciadamente en el país de los botarates he llegado a ver esta botella hasta por 150 euros, pero eso es otro tema, como decía anteriormente, el tema de los gilipollas y los sinvergüenzas, diría yo. Tener una botella de Oban en casa es como una pieza de mobiliario más, es necesario e imprescindible. De vez en cuando, el día que te apetece, te abres la botellita y te das un pequeño homenaje en forma de cata, el cuerpo lo agradece, de verdad.

Benromach es uno de esos grandes desconocidos. Un whisky prácticamente imposible de encontrar en España e incluso no disponible en toda Escocia. Ubica su destileria en la pequeña localidad de Forres, al norte de Escocia, junto a la carretera A96 que transcurre paralela a la costa del Mar del Norte. Casi es una empresa familiar, con tan sólo dos operarios trabajando al mismo tiempo en todo el proceso de destilación. Pero qué whisky, por el amor de Dios. De sabor fuerte y alta graduación, especialmente recomendable es el ahumado. De entre los whiskys ahumados posiblemente el mejor que jamás he probado y tampoco excesivamente caro, no se va más allá de las cincuenta libras.

Y ya que hablamos de whiskys ahumados, hay que mencionar Laphroaig, un clásico a lo largo y ancho de Escocia, referencia de los ahumados, y prácticamente desconocido en España. Su destilería está ubicada en la isla de Islay, al oeste de Escocia y cerca de Irlanda del Norte. Más suave que Benromach y más asequible al bolsillo, unas treinta y cinco libras. Y ya que estamos por esta zona, recomendar otro de mis favoritos, el Isle Of Jura, whisky fabricado en la cercana isla de Jura y que hará las delicias de los que se decanten por los sabores fuertes y para machotes.

Otros dos whiskys que me gustaría mencionar antes de acabar son quizá un poco más conocidos en España. Me refiero a Glenfiddich, fabricado al igual que Benromach en el norte de Escocia, cerca de Elgin y que por la razón que sea es relativamente fácil de encontrar fuera de Escocia. Es un whisky suave y posiblemente el más barato de todos los que he comentado hoy. Y finalmente, Talisker, caldo de la isla de Skye (tierra de los MacLeod), de fuerte sabor e imponente presencia. Fácil de encontrar en España como whisky de importación aunque te sablan casi cien euros cuando en Escocia no pasa de las cuarenta libras.

Y eso es todo por hoy, amigos. Sinceramente, a medida que he ido redactando este post me ha ido bajando como un extraño escalofrío por la garganta como pidiendo una cata urgente de todos estos licores. Así que no voy a perder mucho más tiempo, me voy a acercar a mi armario preferido y voy a prepararme dos o tres medidas de alguno de estos viejos amigos. Oh, luego me tengo que ir a trabajar, fantástico, así me iré calentito puesto que para esta noche están dando un pronóstico de tres bajo cero. En fin, brindemos, amigos, slainte mhath!

jueves, 1 de noviembre de 2012

Niñatos de papá cuarentones

Hoy llega al blog la reciente historia de una niñata de papá, una pijohippyprogreta de mierda, una orgullosa votante del PSOE zetaparil, una feminazi integral y una vaga alcohólica y drogadicta compulsiva de casi 45 años de edad. La pájara en cuestión no ha trabajado en su vida (revisen la edad, por favor) y ha vivido del cuento de "yo soy estudiante" sin terminar ni una sola carrera universitaria porque era demasiado esfuerzo para sus sufridas y etilizadas neuronas (y mira que estudiar en España...). Para su gran alegría (y no va de coña porque la tipa brindaba por ello), recientemente falleció uno de sus progenitores (divorciados) y le tocó la lotería que llevaba esperando durante más de media vida, heredar. O sea, recoger una muy buena cantidad de dinero sin haber dado un palo al agua en su vida, más que tirarse por las barras de los bares, las camas de diversas índoles de gentuzas, los porros y el empolvamiento de nariz.

Evidentemente una buena parte de la fortuna recogida le sirvió para continuar con los vicios habituales. También le permitió, sin el más mínimo de los remordimientos, mardar a tomar por el culo a su otro progenitor porque ahora ya no necesitaba más chupar del bote de los papás (revisen edad nuevamente, por favor), bueno, relativamente, digamos que más que del bote de los papás, ahora chupaba de la tumba de los papás, o al menos de uno de ellos. Y al otro que le den por culo, que seguro que es un facha y un represor que no la dejaba drogarse, follar como una descosida y emborracharse hasta perder el conocimiento todos los días. Viva la libertad.

Después de más de un año puliendo fortuna por las buenas, o más bien por el vicio que tanto le gustaba, el efectivo comenzó a temblar, así que parecía que iba llegando la hora de ponerse a trabajar. Bueno, eso haría cualquier persona normal, pero este tipo de personaje no. Ha llegado la hora de montar un negocio, sí, pero un negocio para tener empleados y así poder quedarse en casita o en el bar más cercano sin hacer absolutamente nada más que tocarse las narices, el coño, la botella o el porro. Este tipo de personajes son los que van contra el empresario, el capital y blablabla y en realidad son los más tiranos. Trabajar no, explotar y putear a los demás sí. Pero bueno, a lo que íbamos, al negocio, que mira tú por donde, y a pesar de la muy sustanciosa herencia recibida, suponía un problema de capital, básicamente porque lo heredado ya había sido gastado en drogas, alcohol y todo tipo de caprichos superfluos y estúpidos. En fin, no pasa nada, hipotequemos el piso completamente pagado que el progenitor fallecido nos ha dejado en herencia, que para eso está.

Por supuesto, para una persona que no ha hecho nada más en su vida que emborracharse, drogarse y ser puta de bar, es complicado montarse algún tipo de negocio en el que medianamente pueda tener algún tipo de experiencia a no ser que sea... un bar. Pero como estos progretas tienen delirios de grandeza hasta puntos realmente nauseabundos, pues un bar no es suficiente, cadena de bares, que es mejor. Así nos gastamos absolutamente todo el dinero recibido por la hipoteca de la herencia y, lo que es mejor, tenemos varios bares de nuestra propiedad para seguir con nuestros vicios habituales. ¿Para qué cambiar el modo de vida si ahora tenemos más dinero que nunca y nos lo podemos pulir a lo salvaje? Y por supuesto, para que todo el mundo sepa quién soy yo, voy a poner mi nombre en letras bien grandes a la entrada de cada garito para que se vea quién es la gerente, dueña y propietaria del establecimiento en cuestión. No, no es coña.

Lo patético de todo esto es que los locales fueron miserablemente arrebatados en traspaso a hosteleros de toda la vida que estaban hasta el cuello, intentando buenamente seguir llevando adelante su negocio hasta que el zetaparismo más hijo de puta arruinó el país, a sus clientes y por defecto sus propias vidas. Gentes que han peleado durante más de treinta años por un establecimiento, que han currado como negros a sol y sombra sin concederse una putas vacaciones en décadas, y que ahora ven como esta niñata cuarentona, a la que le apetece jugar a los barecitos, les arrebata su comercio para montarse en él la mejor de las juergas. Aunque bien mirado, casi que lo mejor es que acontezca eso, traspasar el tema por una miseria e irse a casa a jugar con una pistola hasta el día que toque suicidarse.

Tras cuatro o cinco meses de juegos y tonterías, como esta persona jamás ha trabajado de nada y no tiene ni puta idea de hacer nada y mucho menos de llevar ningún tipo de negocio (parece su ídolo Zetaparo), los barecitos de los cojones no funcionan y las deudas asolan a la pájara en cuestión. Cuando alguien le reclama 300 míseros pavos, su gran contestación es "ponte a la cola". No queremos saber la cantidad de gente a la que esta progreta malnacida debe dinero, pero intuimos que ha de ser una importante multitud y con cifras que pueden sobrepasar lo escandaloso. Y repetimos, en apenas unos meses. Sí, volvemos al asunto de los delirios de grandeza, sobre todo cuando uno es un completo inútil que no sabe hacer más que gastar y aprovecharse de los demás.

¿Y ahora qué? La herencia ya se ha ido (aunque seguro que aún le queda algún apartamento o chaletito por ahí), ¿trabajar para levantar el negocio?, por favor eso qué es, si seguro que la pájara aún sigue diciendo que es estudiante, porque empresaria... oh no, vade retro, ¡fachas de mierda! ¿Entonces? ¿Habrá que ir ahora al progenitor que aún queda y que ha sido mandado a la mierda hace breves fechas a pedirle dinerito para no quedarse en la puta y mísera calle? O liarse con algún anciano, ponerle arsénico en la sopa y seguir cobrando herencias. O simplemente seguir siendo una fulana de bar, una borracha y una drogadicta supertopemegaprogreguay, votante y simpatizante del PSOE más zetapariano, y acabar muerta en un portal con una jeringuilla en el brazo. Casi que después de leer el post, todos mis lectores se inclinan por este último final a la historia. No sé, majos, supongo que en breve os comentaré cómo acaba el recital, aunque bien poco nos tiene que importar lo que le acontezca a este tipo de escorias humanas. Buenos días.
 
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