Para abrir boca, vuelo de dos horas con dos compañeros de asientos que no presagian nada bueno. A mi derecha un tipo que no hace mas que leer cosas en arabe en su celular y que cada equis minutos murmura algo para sus adentros como si fuera una plegaria. Ya me ha tocado el terrorista de turno al lado, si es que tengo una suerte... Aunque el de mi izquierda tampoco se queda corto. Dentro de su apariencia de ejecutivo cincuenton bien trajeado y arreglado, de pronto empieza a ponerse videos en el celular a toda virolla. Una sola tematica: el General Francisco Franco. Pero es que a este hijoputa nadie le ha explicado que existen los auriculares, y encima esta sordo el cabron, porque pone el volumen al maximo y ya todo el avion se ha enterado reiteradamente de la vida y milagros del Caudillo de España por la Gracia de Dios.
Sin control de pasaportes, ya que vuelo dentro del espacio sin fronteras de la Union Europea, ni equipaje que recoger, salgo como una centella del aeropuerto y comienzo a caminar por las afueras de Charleroi, que es la localidad en la que hemos aterrizado. Se dice de esta villa, aunque de forma bastante injustificada como vamos a comprobar en los proximos dias, que es "la ciudad mas fea del mundo". Bueno, este fue un titulo que en el año 2009 una revista neerlandesa le otorgo, posiblemente solo para chinchar a sus vecinos belgas. Cierto es que una vez que la industria minera y del acero, que era la que movia la urbe, cerro en torno al año 2000, muchas factorias quedaron abandonadas dando un aspecto bastante triste y fantasmagorico a la ciudad. Es por esto mismo que decido ir caminando del aeropuerto hasta mi alojamiento, dos horas de paseo, para echar un vistazo por mi mismo a este paisaje post-industrial que dicen que es bastante macabro y se encuentra en esta area de la periferia. Pero ya os adelanto que del dicho al hecho hay un gran trecho.
Es verdad que la zona aledaña al aeropuerto es fea de cojones, pero basicamente porque no hay nada mas que carreteras bastante solitarias. Bueno, a ver, esto es muy comun en torno a casi todos los aeropuertos. Sin embargo, una vez superada esta zona, lo que comienzo a atravesar son areas de casitas unifamiliares dispuestas a lo largo de calles y calles, y algunas tienen aspecto de pertenecer a personas bastante pudientes. De las fabricas abandonadas y el rollito post-nuclear nada de nada. Aunque ya habia leido que en los ultimos dos o tres años se habia trabajado bastante para eliminar todos esos vestigios de epocas pasadas y modernizar y transformar la ciudad. Asi que, vaya, me he pegado el paseito de dos horas para nada. Bueno, he hecho ejercicio, eso si, y tambien me he dado un buen baño, porque la incesante llovizna no ha parado ni un momento desde el momento en que he aterrizado. Y que no vaya a mas, porque durante mi caminata ha ido oscureciendo poco a poco y la temperatura ha bajado de tres a un grado centigrado. A ver si esto va a terminar en nevada criminal.
Finalmente llego a mi coqueto apartamento justo con las ultimas luces de la tarde, aunque con este cielo ultra-nublado es dificil hasta saber que hora es. Alli me recibe la propietaria del inmueble, que esta dando los ultimos toques para que me sienta como en casa. Jane es una nigeriana cuarentona que no esta de mal ver, aunque es mas negra que el tizon. Me hace un mini-tour por el alojamiento, ubicado en la primera planta de un edificio bastante modesto en la Avenida de Bruselas, una de las vias principales de la ciudad, aunque a unos diez minutos de paseo del centro propiamente dicho. Lo cierto es que el pisito tiene de todo, una cama bastante comoda, saloncito con sofa y tele, cocina y baño completisimos. Joder, es que casi hasta mejor que en casa. Me da que me voy a pasar mas horas aqui dentro mamando cervezas que paseando por la ciudad, sobre todo si continua la llovizna de los cojones.
¿Dije cerveza? Venga, Jane, gracias por todo y hasta luego, que tengo cosas que hacer. Que si, que si, que hay que ir de compras ipso-facto, no vaya a ser que estos belgas tengan unos horarios raritos y me cierren la puerta de las tiendas en las narices. Y mira si el alojamiento esta bien ubicado a este efecto, que la ventana del dormitorio da directamente al parking de un supermercado Aldi. Pues ahi que me lanzo a por las obligadas viandas, tanto liquidas como solidas, porque tambien habra que comer algo. Adquiero varios tipos de cervezas belgas, por supuesto, pero tambien algo de papeo variado, langostinos, diferentes salchichas, algo de pescado marinado e incluso un quesito frances que mas tarde hara las delicias de mi paladar. Y es que ya se sabe, si uno quiere buen queso, los gabachos son un valor seguro. Y ya cayo la noche y el reporte meteorologico dice que se avecina nieve, asi que aqui fuera no hay nada mas que hacer. Mejor me subo al apartamento y comienzo el festin.
Y asi voy a finalizar mi primer medio dia en Charleroi. A ver, lo poco que he hecho tampoco ha estado tan mal, el vuelo, el paseo bajo la lluvia, las compras... y ahora a mamar. Aunque tampoco os penseis que me voy a poner completamente del reves. Entre que no dormi mucho la noche anterior y el cansancio de la caminata, simplemente me voy a tirar un par de horas picoteando algo de la comida y paladeando las diferentes chelas. Deben de ser tan solo las nueve de la noche cuando se me empiezan a cerrar los ojos y decido ponerme en posicion horizontal. Aunque aun me dara tiempo a leer algunas noticias en el celular y echar un ojo a la prevision del clima para mañana. Y esto ultimo no me reconforta lo mas minimo. Se viene una brutal tormenta de nieve sobre Charleroi para toda la jornada de mañana. Joder, a lo mejor tenia que haber comprado mas cervezas...
