lunes, 14 de mayo de 2012

Maleducados

Tenía sed. Así que me bajé al supermercado más cercano a ver si había alguna cervecita en oferta para poder refrescarme el gaznate durante un par de horas mientras me ponía de fondo a Pink Floyd o a George Harrison. Y sin ofertas especiales siempre está la maravillosa caja de pintas, bien de Tennent's, Foster's o Carling, que una vez comprada la metes en la nevera y ya no tienes que preocuparte por tu sed etílica en varios días. A no ser que seas un auténtico alcohólico, que entonces la caja no te dura ni media hora. Pero bueno, para tener un momento de relax, un par de pintas o tres mientras escuchas buena música nunca están de más. O sea que, a lo que iba, que salí a la calle, buena temperatura, sol brillando entre nubes y claros, y un par de manzanas más allá de mi morada, el Tesco. Vamos, que las cervecitas estaban a tiro de piedra y allí que iba yo.

Algún día hablaré de la experiencia Tesco o de la ruta reducida, grandes entretenimientos para todo buen británico con tendencia pordioseril, pero hoy nos quedaremos simplemente con que entré en el supermercado y, aunque sólo iba a por mis cervezas, me entretuve unos minutos en mirar unos y otros artículos, las ofertas de la semana y del mes y las típicas reducciones de media tarde. Es muy reconfortante entrar en un local lleno de personas realizando las más diversas compras y apenas escuchar un solo ruido. Diría que puedes escuchar a las moscas, pero como la higiene es una pieza clave de estos locales, pues realmente no hay ni insectos por entre los humanos. Pero está muy bien, vas a comprar con tu dinero ganado con tu trabajo, puesto que tienes trabajo, es digno y llegas a fin de mes sin problemas ya que los precios están más baratos que en países con sueldos mucho más irrisorios (si es que te dejan tener trabajo), y te puedes relajar en un sitio donde nadie te molesta, simplemente te puedes centrar en el deleite de contemplar un producto tras otro y meter los que te apetezcan en tu cesta o carrito.

Pero no todo podía ser perfecto, no, alguien siempre tiene que joder la marrana. Después de un par de minutos de paseos por uno y otro pasillo, al fondo del supermercado, en la sección de frutas, se comienza a oír un escándalo, un estruendo sin precedentes en un lugar de estas características. Todos los demás clientes se giran para ver qué ocurre, las cabezas sobresalen por entre los pasillos, buscando la causa de semejante alboroto. Voces entrecruzadas, incluso gritos en extraños idiomas que nadie adivina a reconocer ni comprender. Por desgracia, semejante locura dialéctica me resulta familiar, me recuerda viejos y desgraciados tiempos. El lenguaje utilizado por esos alaridos confusos es el español. Fucking hell. No quiero ni acercarme a la zona de donde provienen los berridos, pero el tumulto se acerca a mí. No, por Dios.

Ahí están, aparecen ante mí. Tres o cuatro personas de nacionalidad española, berreándose como cosacos los unos a los otros mientras se supone que intentan realizar una compra. Que si plátanos no, que mejor peras, que si mejor que deje las cebollas, que si ese queso no me gusta, pues te jodes, que si... ¡que os calléis, coño! Afortunadamente mi aspecto no delata que puedo tener algo que ver con esa gentuza, así que ni siquiera me detectan y paso como un lugareño más entre estos inesperados zafios modales. Menos mal, porque ya tengo bastante con la vergüenza ajena que produce la mala educación de estos súbditos de la península ibérica (pobres portugueses, meterles en el mismo saco), como para que encima quieran hablar conmigo o alguna idiotez semejante proveniente de estos payasos de medio pelo. Todo el supermercado viendo el show vociferante de estos completos maleducados. Y no voy a decir ni siquiera que estábamos todos indignados, porque tal es la sorpresa de encontrarse con alguien tan soberanamente lamentable y patético en sus modales, que uno no sabe ni cómo reaccionar.

En fin, que los putos españolitos no lo pueden evitar. Son unos jodidos maleducados. Se ve que no han tenido bastante con destrozar y hundir su país a base de votos a Zetamierdoso el capullo y los progretas de turno y tener los cerebros completamente lavados por la peor televisión a lo largo y ancho del planeta, que ahora vienen a esparcir su mierda por el resto de naciones. No, hijos míos, no. Vosotros quedaos en vuestra puta mierda de país, el cual habéis jodido por vuestra propia idiotez congénita, pero aquí no vengáis a joder. Yo estoy muy tranquilo desde que un desgobierno de hijos de puta me expulsó de España, ahora no me persigáis porque me voy a cabrear muy en serio y comenzarán a rodar cabezas. Y lo digo literalmente, vamos tal y como haría Conan. Así que no me jodáis, putos españoles, no me jodáis...
 
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