Todo esto puede sonar a cachondeo, pero el asunto es que las feminazis siguen con su cruzada paranoica y eso sí que os puedo decir que no hace ni puta gracia. El último y escandaloso caso es de esos que sólo pueden ocurrir en una nación llena de pirados peligrosos donde se han perdido absolutamente los papeles. Resulta que una zorraesposa denuncia a su marido tetraplégico por malos tratos. Suponemos que cogería la silla de ruedas con la boca y comenzaría a arrearle a la tipa con ella. Vamos, lo que no entiendo es cómo el señor no se ha metido en un circo a trabajar de equilibrista maxilar. La triste realidad es que esta furcia pingonera, como no quería convivir con un tío en silla de ruedas que no le daba caña, pues se buscó un amante y de paso encontró la mejor forma de arrebatarle al minusválido todo lo que éste tenía, sin pudor ni vergüenza, que para eso es mujer y está en España. Y para postre una jueza perturbada que decide concederle a la señora la vivienda para que folle más cómodamente con su querido y enviar a un tío que no puede valerse por sí mismo ni para sonarse los mocos a la más absoluta indigencia de la puta calle. Lo mejor fue la altivez de su señoría cuando por activa y por pasiva el letrado defensor le advertía de la incapacidad manifiesta del falsamente denunciado, "oiga, no es mi problema".
Una más, quizá cada vez más aberrantes, quizá no, ya no lo sé, lo cierto es que a medida que vemos burradas de este calibre que acontecen a nuestro alrededor a diario, ya nos deja de sorprender todo. Vivimos en un país vergonzoso y vergonzante. A lo largo y ancho del planeta ya nos toman por apestados, por idiotas, por capullos integrales que mantenemos en la poltrona a un desgobierno de desgraciados que ejecutan su poder inquisidor siempre en beneficio de parásitos, miserables, escorias humanas y basura integral. Y lo peor de todo es que aún tenemos que aguantar a unos cuantos millones de hijos de puta que apoyan toda esta locura, que quieren vivir así, que disfrutan jodiendo la vida de gentes inocentes para su propio regocijo y que se parten el culo y se ríen con ello. Y en manos de esta bazofia están nuestros destinos. Ya no sé si pegarme un tiro, tirarme por el balcón o meterme whisky en el cuerpo hasta reventar. Esto da asco y ahora sí que ya es demasiado tarde para arreglarlo. Por mí como si queréis seguir votando al PSOE hasta el día del Juicio Final. Ya me la suda, HIJOS DE PUTA.