viernes, 6 de agosto de 2010

Entrevista a un afectado

Entrevistador: ¿Entonces usted se puede decir que en 2004 tenía una vida medianamente normal?
Afectado: Se podría decir que era feliz dentro de mis posibilidades, tenía un trabajo estable bien remunerado, casa pagada, coche, una maravillosa mujer que en breve iba a ser mi esposa, un hobby como la musica al que dedicar mi tiempo libre... no creo que se pueda pedir más. No hay que ser avaricioso.
E: ¿Y cómo empezó la debacle?
A: Pues como a tantas otras personas afectadas les sucedió, con la llegada al poder de un lunático intolerante hijo de la gran puta.
E: Habla de Zetaparo...
A: Y sus secuaces.
E: ¿Cuál fue el primer efecto?
A: La intolerancia. Como he comentado antes, mi hobby era la música...
E: ¿Era? ¿Ya no lo es?
A: Ya no me dejan.
E: Explíqueme esa circunstancia.
A: Para dedicarse a ese tipo de actividades en este país, desde la llegada del nazisociatismo progre, hay que pertenecer al sindicato de la ceja, o bien comulgar con las perturbadas ideas del régimen.
E: O sea que por no estar a favor de Zetaimbécil, no les dejaron actuar a ustedes nunca más.
A: Si sólo fuera eso... pero pronto comenzaron las amenazas de muerte, las llamadas a las tantas de la madrugada y el no poder acceder a ciertos locales regentados por estos "pacifistas del progreso" a riesgo de llevarnos palizas o algo peor.
E: ¿Hasta ese punto llegaron simplemente por no comulgar con el régimen?
A: Y más, porque cuando se cansaron de amenazar a los miembros del grupo, comenzaron con sus familias y allegados. Vamos, de una tolerancia ejemplar.
E: ¿De qué año estamos hablando?
A: Aunque ya se veía venir en los meses precedentes, todo esto aconteció a finales de 2005 y a lo largo de todo 2006.
E: ¿Cuál fue la siguiente?
A: Yo me quedé sin poder salir a la calle a disfrutar de mi tiempo libre por miedo a que algún exaltado hijo de zapatilla me diera una paliza por las buenas. Mi vida se había convertido en trabajo-casa-trabajo-casa, aunque eso duró poco porque pronto comenzó la vorágine de desempleo y me quedé sin oficio ni beneficio.
E: ¿A vivir del mísero subsidio?
A: Pues no, porque a pesar de que estos malnacidos se llenen la boca con sus beneficios sociales, resulta que por no sé qué extraña razón, yo me quedé en la puta calle, sin posibilidad de cobrar el paro y sin opción de reclamar a nadie si no quería verme "metido en un lío", como alguien me sugirió.
E: ¿Qué clase de lío?
A: No lo tengo muy claro, pero el caso es que a los pocos meses unos simpáticos policías fueron a mi casa, me detuvieron, me tuvieron 24 horas en el calabozo y aún a día de hoy no sé por qué.
E: Me está usted hablando de un estado policial sin precedentes, ¿no puso una denuncia al respecto?
A: Ésa era la idea inicial, hasta que recibí una llamada de comisaria pidiéndome disculpas por el incidente y "recomendándome" que no emprendiera acciones legales porque sería "malo" para mí.
E: ¿Cómo se sintió usted, vejado tal vez, con impotencia ante semejante insulto hacia su persona?
A: Sinceramente no sentí nada, yo ya sabía qué tipo de hijos de puta nos estaban desgobernando y lo que iban a hacer con todos los que no pensáramos como ellos.
E: ¿Cómo siguió su vida sin trabajo y sin dinero?
A: Comencé a vivir de lo que había ahorrado hasta entonces, por fortuna no me gusta vivir al día, sino siempre tener una reserva por lo que pueda pasar, pero claro, como esto dure mucho más, me voy a tener que colgar de la lámpara.
E: ¿Estamos en 2007 más o menos?
A: Sí, yendo hacia 2008 y esperando que las elecciones arreglaran este desaguisado, pero qué ingenuo pensar que en un país de imbéciles como España las urnas podrían poner las cosas en su sitio.
E: Y volvió a ganar Zetamierdoso.
A: Ahí ya comencé a pensar en emigrar, porque si después de todas las tropelías que este hijo de puta había cometido seguía ganando, estaba claro que ya iba a ser eterno.
E: Ya llevaba usted dos años sin trabajo y sin percibir un duro, ¿qué más le podía pasar?
A: Que la mujer de mis sueños, después de cuatro años de relación, me dejara de un día para otro, desapareciendo completamente sin decir palabra, cambiando número de teléfono, email, y no dejándome ninguna forma de localizarla ni de pedirle ninguna explicación.
E: ¿Pero se enteró usted de por qué reaccionó así, qué le sucedió?
A: Me enteré casi un año después cuando me llegó una denuncia por malos tratos.
E: ¿Usted la maltrataba?
A: Sobra decir que no, pero es la moda, y me explico, aunque se trata de una historia que poco me gusta recordar. Esta chica estaba estudiando en la universidad, caldo de cultivo para todo tipo de enfermos mentales pro-régimen dispuestos a joder la vida de cualquiera simplemente para pasar un buen rato, extraño hobby. Así que básicamente lo que hicieron fue lavarle el cerebro día tras día durante sucesivos años, convenciéndola de que yo era un maltratador y me tenía que denunciar y alejarse de mí intentando conseguir los mayores beneficios posibles porque este desgobierno de lunáticos había impuesto esa moda de las falsas denuncias para beneficiar a las mujeres hijas de puta y sin escrúpulos.
E: Pues de usted poco beneficio podía sacar a estas alturas.
A: Pero el objetivo de estos malnacidos psoístas era joderme la vida en mil pedazos, y como ya no podían hacerlo por ningún otro terreno porque ya estaba hundido en todos, fueron a por el sentimental. Auténticos hijos de puta, oiga.
E: ¿Y cómo acabó el tema?
A: Afortunadamente tengo algunos buenos contactos judiciales y la denuncia se desestimó, pero yo ya quedé marcado de por vida gracias a los beneficios feminazis de un ejecutivo completamente chiflado.
E: Avanzamos por 2008, ¿qué más le podía pasar a usted?
A: Intentos de suicidio, psiquiatra, ruina total...
E: ¿Vendió su casa?
A: Tuve que vender mi coche, y ya iba de cabeza a vivir bajo un puente cuando de pronto cobré una herencia por la defunción de un familiar, algo desde luego no deseado pero que irónicamente me salvó momentáneamente el cuello a mí.
E: Y usted sigue, después de cuatro años, sin trabajo y sin cobrar un duro.
A: Así es, malviviendo con unos míseros ahorros y herencias. Pero a los votantes del PSOE les hace mogollón de gracia ver a gente así.
E: Por lo menos en los dos últimos años no le han llovido más desgracias.
A: Ya me gustaría que así hubiera sido, pero mire, resulta que una antigua alumna mía, convencida por los perturbados servicios sociales dependientes de este desgobierno de hijos de puta, me denunció por abusos sexuales.
E: ¿Y eso es cierto?
A: Obviamente no, pero con el bombardeo mediático que le dan a este tipo de noticias, ahora se ha puesto de moda entre las adolescentes este tipo de denuncias, y como aquí uno siempre es culpable hasta que se demuestra lo contrario, sobre todo si es hombre, blanco, heterosexual y español, pues a ver cómo coño demostramos esto, palabra contra palabra.
E: O sea que usted que siempre ha sido un ciudadano modélico, gracias a la época Zetaparo, ya ha pasado dos veces por prisión.
A: Por no referirme al día que un "tolerante" votante del PSOE me partió la nariz porque no le gustaba lo que yo estaba diciendo sobre su puto caudillo hablando con un amigo en un bar.
E: ¿Y lo denunció usted?
A: Lo mejor de todo es que mientras la policía me pedía los papeles porque por lo visto le di yo un golpe de nariz en el puño a él, el tipo se dio a la fuga.
E: Lo peor es que todo lo que usted me relata se ha dado durante estos años de "talante" zetapariano.
A: Y seguro que no queda aquí, pero es lo que quieren, meternos miedo, jodernos la vida, aunque conmigo ya poco más pueden hacer salvo asesinarme, y a decir verdad, creo que sería lo mejor que me podría pasar, todo un alivio para este infierno.
E: ¿No tiene confianza en que esto acabe?
A: España está absolutamente idiotizada, la opción que me queda es emigrar, afortunadamente domino varios idiomas y como he vivido en el extranjero anteriormente, tengo varios contactos.
E: ¿Y por qué no lo hace?
A: No sé, a lo mejor me detienen en el aeropuerto acusado de traficar con drogas, como en esta locura de país nazisociata ya puede pasar de todo...
E: Pero usted no trafica con drogas.
A: Tampoco le pegaba a mi mujer ni violaba adolescentes.
E: ¿Cuál cree que es el futuro de España?
A: Llegará el momento, a no mucho tardar, en que el país deje de funcionar, que no quede dinero para pagar ni a funcionarios, ni para que los papás sigan dejando vivir de gorra a sus hijitos estudiantes mal acostumbrados, y aún así la gente supongo que seguirá votando al PSOE, porque son imbéciles, así que futuro veo cero, pero bueno, ahí se ahoguen todos en la mierda. A mí no me importaría pegarme un tiro y dejar que los idiotas se coman entre ellos.
E: ¿Sabe qué es lo peor de todo, amigo?
A: No, dígame.
E: Que le tengo que dar la razón...
 
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