viernes, 1 de enero de 2016

Experiencias madeirenses 5. Curral das Freiras

Me despierto en lo que va a ser mi ultimo dia en la isla. Hoy, con eso de que a media tarde tengo que volver para casa, he cambiado un poco mi rutina matutina. Vamos, que me levanto a las once, me gusta realizar los viajes descansado, y como tengo que dejar ya el alojamiento, directamente paso del desayuno, que todos estos dias me ha servido para combatir la resaca y coger fuerzas para el resto del dia. Aunque a decir verdad hoy no hay resaca, una sensacion fresca y extraña para lo que venian siendo los ultimos dias.

Ya maleta en mano y dentro del coche, me encuentro con que en breve va a ser mediodia y no se muy bien que hacer ni a donde ir para pasar de la mejor manera estas horas muertas que me quedan hasta tener que atravesar todo el asqueroso tramite que siempre supone acudir a un aeropuerto. Analizo el mapa de la isla, no me queda mucho por ver, la verdad, aunque encuentro una carretera que se mete monte adentro como yendo a ninguna parte, pero que acaba en un pueblo solitario. Se llama Curral das Freiras. Analizo la ruta e intuyo que se trata de una interesante y peligrosa carretera de montaña, lo que me gusta. Ademas para salir de Funchal en esa direccion tengo que atravesar la barriada de Santo Antonio, la zona de donde es originario Cristiano Ronaldo y donde paso su infancia con su familia. Pues mira, le echaremos un ojo al lugar, hale, coche y para arriba.

Se supone que Santo Antonio es un barrio modesto pero a mi me resulta como uno mas de los muchos de Funchal, eso si, con una constante subida monte arriba que asi le dejo las piernas de potentes al bueno de Cristiano. Una vez se acaba la civilizacion comienza, como yo ya pensaba, una carretera de lo mas sinuosa y peligrosa, que se estrecha y estrecha y estrecha y al final apenas si cabe un solo coche, tremendo. Tanto he subido que al final he llegado a la Eira do Serrado, un mirador con unas vistas brutales situado ya a mas de mil metros de altitud. Y desde aqui veo, perdido y solitario en el valle, alla abajo donde apenas ni me llega la vista, el pueblo en cuestion de Curral das Freiras. Pues a ver si encuentro la carretera que lleva hasta alli y lo visito.

Segun el mapa es otra durisima carretera de montaña, pero yo me encuentro con un tunel y una carretera recta de puta madre. Lo que hace la ingenieria, y la suerte, porque al parecer esto es una construccion mas que reciente, ni sale en el mapa ni en el navegador, que hace ya un buen rato que se volvio completamente loco. De esta curiosa manera llego finalmente a Curral das Freiras, casualmente es la hora de comer, y quiza no tan casualmente me encuentro con varios restaurantes en mi camino. Siempre huelo la comida y el chumeo, no lo puedo evitar.

Pues habra que despedirse con una Coral, o dos. Pero como voy conduciendo y no quiero ponerme muy doblado, habra que comer bien. Una buena racion de pulpo como entrante (casi el pulpo entero, que barbaridad) y para despues una espetada de salchichas, que no es mas que un palo con mogollon de salchichas ensartadas, nada del otro mundo, pero que apetece, llena y alimenta de lo lindo. Hasta me permito el lujo de hacerme un postre casero que esta de pelotas. Por lo visto lo mas tipico de este pueblo son las castañas, y todos los postres llevan castañas. Mira que no me hare tambien un licorcito de castañas...

Son las tres. He acabado de comer, me despido de un camarero que me ha tratado de puta madre y de una camarera que esta de muy buen ver. Gente simpatica la de este pueblo. Me doy una vuelta por la villa, que son dos calles y empiezo a pensar que quiza sea hora de deshacer el camino y enfilar el coche en direccion al aeropuerto. Hoy ha salido otro dia caluroso, 25 grados en las montañas, para hacerselo mirar. Digo esto porque de vuelta a casa me voy a encontrar con una maravillosa sorpresa. Dos grados bajo cero y un clima de perros. Pero esa es otra historia. Ahora lo que toca es despedirse de Madeira tras estos curiosos dias turisticos y emplazarnos para una proxima visita, que algun dia caera. Hasta otra.
 
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