miércoles, 29 de junio de 2016

Una semana en Finlandia 5. Helsinki

Con una buena resaca se inicia el dia en Kitee, es lo que pasa cuando uno mezcla demasiados brebajes etilicos la noche anterior. Despues de despedirnos efusivamente de Natalia, y sin perder ni un apice de tiempo, es hora de salir de este entramado de aldeas junto a la frontera rusa y enfilar carretera en direccion suroeste, hacia la gran capital del pais, Helsinki. Aunque con poco mas de medio millon de habitantes y un centro historico no demasiado extenso, no se si eso de "gran capital" se puede aplicar. Bueno, dejemoslo en la capital.

Intentando no atropellar a un grupo de macizas vacas que se planta en mitad de nuestro camino, quiza para despedirnos de la zona, conseguimos finalmente coger la carretera numero 6 en direccion a Helsinki. Por el camino iremos dejando atras poblaciones como Lappeenranta, sede de otro aeropuerto internacional, o Taavetti, donde paramos a poner gasolina junto a un interesante bar con comidas caseras para currantes, o finalmente Elimaki, donde ya se nos ha abierto el apetito de tal manera que no nos importa meternos en la pizzeria de un moro a que nos ponga una aberrante pizza denominada "Finlandia". Supongo que el nombrecito sera porque lleva toda la comida que uno pueda encontrar en Finlandia dentro de la misma puta pizza. Que barbaridad, a ver quien cojones conduce ahora.

Antes de ir a nuestro alojamiento de hoy nos damos un garbeo por las transitadas afueras de la capital. Los poligonos, fabricas y demas, ya se sabe, trafico, movimiento. Pero es que resulta que hay una tienda de uniformes militares de toda indole que uno no puede dejar de visitar si pasa por esta zona. Por supuesto la tienda tiene bar, para alegrarle a uno la estancia. Si bien los uniformes vintage que voy buscando no estan expuestos al publico, lo cual me decepciona un poco. Si, esta claro, yo vengo aqui a ver que material nazi tienen. Este es uno de los pocos paises de Europa donde no se andan con tapujos con esas cosas. Desgraciadamente uno de los dependientes me dice que este tipo de materiales los tienen en el almacen y solo los venden via internet. Aun asi, las mascaras anti-gas y los kits de supervivencia, entre otros varios ropajes curiosos, hacen las delicias de los diversos clientes (bastante macabros por cierto) que se mueven por entre los pasillos del lugar.

Helsinki, la eterna capital, aqui estamos. Con un trafico endiablado, avenidas demasiado estrechas para tanto puto coche. Aparte de que llegamos en hora punta de salir de currar y esas cosas. Y para mas guasa nuestro hotel-apartamento se encuentra casi al final de esta especie de peninsula que forma el nucleo urbano. Vamos, que tenemos que atravesar la ciudad de cabo a rabo. Finalmente llegamos junto a la imponente catedral ortodoxa, uno de los simbolos de la ciudad. Justo detras, en una especie de isla comunicada por puentes al resto de la urbe, Katajanokka, se encuentra nuestro complejo hotelero. Hoy nos toca un apartamento muy aseado y espacioso, que tiene hasta sauna propia dentro del cuarto de baño. Pero la verdad es que esto me interesa poco, ya estoy en Helsinki, acabo de dejar el coche y es hora de mamar como un cosaco.

Hace un puto sol y calor de justicia, la lluvia que nos salpico en los dos dias que fuimos bordeando la frontera rusa ha desaparecido por completo. Vamos, que me aso, lo mismo que las jamonas finlandesas que pasean por la calle, que con esta solana no hacen mas que despojarse de mas y mas ropa y realmente le ponen a uno muy nervioso. Tampoco me voy a parar mucho en describir las tipicas mierdas para turistas, decir simplemente que paseo por el puerto y su mercado, la imprescindible plaza del Senado, y enfilo hacia Kamppi. Si, lo habeis adivinado, la zona de los pubs y el mamoneo.

Resulta que hay un tranvia turistico que recorre toda la ciudad. Y es gratis. Bueno, relativamente gratis. Mejor que gratis, tal vez. Tu no pagas nada por subir al tranvia pero hay consumicion obligatoria. Habeis leido bien, consumicion en el tranvia. Se trata de un tranvia con barra de bar y todo el alcohol que uno pueda desear. La verdad es que soy mas de patear, pero por una vez igual me subo al puto tranvia. Eso si, mientras espero a que pase me voy a meter en un abrevadero a ir calentando motores. Bueno, lo tipico, mama que te mama al final pierdo el tranvia de los cojones. Repito la operacion una parada mas adelante. De nuevo me entretengo haciendome una mientras pasa el cacharro y... lo vuelvo a perder. Pues esta claro, a la mierda el tranvia, me meto en otro garito y sigo mamando.

Finlandia es el pais del heavy metal por definicion, todos los pubs van de ese rollo, mucha musica violenta en directo, lo cual incita a chumar mas todavia. Empieza a ser tarde, voy pedo y creo que ya es hora de meter algo solido en el estomago. Despues de calibrar varias opciones, acabo con lo que ya me imaginaba que iba a pasar aunque queria evitarlo. El restaurante de comida tipica finlandesa mas caro y famoso de todo Helsinki, el Lappi, ahi voy. Al no tener mesa reservada y entrar como un andrajoso alcoholico, la primera impresion de los camareros no parece la mas positiva, y se resisten a darme mesa. Despues de vacilar un poco y ver como empiezo a menear la cartera llena de euros, viendo que soy una sola persona y que en cualquier momento puedo empezar a cagarme en alguien, se deciden a darme una mesa. Y no creo que se vayan a arrepentir.

Voy a pedir lo mas caro, que cojones. Por supuesto sidra de pera en grandes cantidades. Para abrir boca (o ponerme mas ciego aun), empezamos con la "lagrima de reno", esto es un aguardiente tipico lapon que debe de tener un 60 o 70% de alcohol y que se sirve a -30 grados con un arandano congelado dentro del vaso. A continuacion pasamos a la degustacion de entrantes, que entre otras cosas incluye diversos tipos de caviar, salmon, arenque y un mas que cojonudo carpaccio de reno. El plato fuerte se compondra de otra bandeja de degustacion, con dos o tres tipos de carne de reno y sin duda mi preferida, la carne de alce poco hecha. A pesar de la insistencia del camarero no tomo postre. Si, tio, fijo que esta muy bueno como dices, pero es que creo que voy a reventar, colega.

Ahora deberia de ser la hora de salir de juerga por ahi, pero entre el madrugon con resaca, que ya me he ido poniendo a tono antes de cenar y la cena propiamente dicha, que se me sale por las orejas, creo que voy a ir tranquilamente paseando hacia el hotel para tumbarme y morir. Eso si, la desdicha hace que tenga que atravesar la zona de Kamppi otra vez, con todos sus pubs y tal cantidad de finlandesas pechugonas por todas partes, que no puedo evitar parar a hacerme un par de sidras mas. Ahora si que voy a estallar de verdad. Finalmente, a rastras, consigo llegar al apartamento. Mira que tenia idea de meterme en la sauna, pero le van a dar por el culo. Cama, roncar y mañana sera otro dia.
 
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