jueves, 16 de septiembre de 2021

Experiencia abrasadora en Skegness. Dia 4

Me despierto con una resaca de las buenas. De esas que intentas incorporte y todo te da vueltas. Y no acabo de bruces en el suelo porque ya tengo experiencia en estas lides y decido levantarme muy poco a poco y buscando puntos de apoyo en todo momento. Me encuentro bastante afectado pero no hay lugar para excusas puesto que tengo que recoger y salir de aqui en breve. Si, amigos, se acabo nuestra estancia en esta interesante localidad de Skegness que nos ha acogido durante las tres ultimas jornadas. Ahora toca embalar el equipaje y hacer el correspondiente check-out, que teniendo en cuenta lo despreocupado (por parte de los anfitriones) que fue el check-in, intuyo que va a ser simplemente largarse y dejar las llaves colgando en la puerta. Pero antes de hacer nada, ya se sabe lo que pasa a estas horas, caminito a la taza y a sufrir. Y hoy va a ser peor que nunca. Mejor no lo describo con demasiado detalle, simplemente dire que hasta cuatro veces de forma ininterrumpida y con dolores extremos.

Antes de dejar la poblacion, y ya con todos los bartulos en el automovil, me decido a dar un postrero paseo por la calle de las tiendas de Skegness en busca de algun interesante souvenir que llevarme de recuerdo. Entre el clima y la resaca, la pequeña caminata se convierte en un martirio. Bajo un sol que hoy es mas abrasador que en ninguno de los dias anteriores, y mira que eso ya era dificil, voy arrastrando los pies por entre una muchedumbre que no se que cojones pinta paseando tranquilamente un miercoles a media mañana. Y yo que pensaba que el unico tarado de vacaciones era yo. En fin, que al final me compro un iman de nevera con el nombre de la villa y a tomar por culo. Tampoco hay mucho mas que me pueda interesar y como siga dando vueltas bajo la puta bola amarilla voy a acabar por derretirme.

El camino de vuelta a Glasgow son seis horas. Y me doy perfecta cuenta de que en las condiciones que estoy, ese tipo de conduccion no va a ser posible. Asi que, todavia intentando salir de las carreteras de mierda de las zonas aledañas a Skegness, me decido a hacer una parada para planificar lo que ya empece a tener en mente ayer a medida que las pintas de cerveza iban cayendo por mi gaznate abajo. Parare a dormir en algun lugar interesante que sea medianamente mitad de camino. Como llevo la cabeza como un bombo, no me apetece meterme en el fregado de una ciudad, y es que Newcastle o Carlisle no serian malas opciones, pero no, mejor que no. Ademas me conozco, y se que como tenga muchos pubs alrededor (que es lo que pasa en las ciudades), me puedo pervertir muy facilmente.

Con el coche aparcado frente a la unica tienda de comestibles que he encontrado en millas a la redonda y sentado en un banco justo delante de un pasto donde varios caballos me miran de forma extraña debido a que soy el unico ser humano a la vista, consigo, a traves de mi celular, reservar una habitacion en un extraño motel en un pueblucho perdido cerca de Durham. Aunque para pueblucho este donde estoy ahora mismo. Y es que levantando la cabeza del movil, por fin me hago cargo del panorama que me rodea (aparte de los putos caballos que no dejan de mirarme fijamente en plan psicopata). Cuatro casas y la susodicha tienda cutre de comestibles. El lugar se llama Great Lingo, lo cual me hace preguntarme como sera Small Lingo, si es que existe. En fin, que aprovecho que tengo la tienda delante para comprarme algunos snacks para ir picando mientras conduzco y reemprendo la marcha. Y ya se lo que estareis pensando. Que no he comprado cervezas esta vez. Bueno, no voy a ir tajandome al volante. Todavia soy un tio medianamente responsable. Solo medianamente.

A eso de las tres de la tarde llego a Brandon Village, que es el lugar en que he reservado mi alojamiento. La zona es realmente rural, muchas granjas y caminos que se pierden por entre praderas, y el motel, de estos tipicos de carretera de los que aparcas en la puerta de tu habitacion, parece muy coqueto, aseado y con todos los servicios. Sobre todo bar, que es lo que mas me interesa, al cual puedo acceder via puerta trasera directamente desde el parking. Eso si, alguna mierda rara debia de tener el pueblo en cuestion. Y es que absolutamente en ninguno de los sitios donde compro algo o realizo alguna transaccion, puedo pagar con tarjeta. Solo efectivo. A ver si es que el puto sitio vive en una burbuja en el tiempo o algo asi y me he trasladado a los años cincuenta.

Pero sin duda lo mejor de la localidad son sus habitantes. Pueblerinos medio tarados que se bajan del tractor y se cuelan directos al bar, tipos de estos calvos, sin cuello y con pocos dientes, con la mirada perdida y que se maman cuatro pintas de golpe. En definitiva, rednecks perturbados a los que no les gustan en absoluto los forasteros. Como el calor abrasador sigue siendo la constante, y eso que ya estamos bastante mas al norte (aunque aun no hemos cruzado la frontera con Escocia y seguimos en la jodida Inglaterra), decido pedirme una pinta y salirme a unas mesas de estas de merendero que hay en una de las esquinas del parking. Y alli, por supuesto, estan los tractores, los pueblerinos y toda su coleccion de chelas ya medio vacias. De buenas a primeras, las miradas que me echan cuando me siento en una mesa junto a las que ellos ocupan, son de asco, furia e incluso amenaza. Pero esto cambia rapidamente cuando, acuciado por la sed que me produce no haber bebido nada en todo el dia, me bajo esta primera pinta de un solo trago y sin respirar. De fondo me escucho un "joder... tio", y a continuacion una asquerosa risotada de alguien que suelta un "si que te ha gustado la Carling, colega". Pues eso... que ya somos amigos.

Departiendo con mis nuevas y macabras amistades, que curiosamente no se alteran lo mas minimo al darse cuenta por mi acento de que soy escoces (debe de ser que estamos tan al norte de Inglaterra que estos nos tienen algo mas de aprecio que sus compatriotas de mas al sur), me entero de que hay un kebab a unos diez minutos de paseo y de que, ademas, es el unico sitio por aqui cerca donde encontrar algo para menear el bigote. Y lo cierto es que salvo los snacks que me comi de camino no he pegado bocado en todo el dia. Pues alla que vamos. El paseo por una calle bastante rural se me hace ameno, y es que el sol ya esta cayendo y ahora sopla una brisilla que, por fin, refresca un poco el ambiente. Y lo mejor es que me voy a llevar doble premio, puesto que junto al susodicho kebab hay tambien una jackie shop (asi llamamos en Glasgow a las tiendas donde venden mamoneo). Asi que cargo con ocho cervezas. Para cuando cierren el bar, supongo. Por supuesto me toca pagarlo todo en efectivo, ya sabemos que aqui, en Brandon Village, seguimos en los años cincuenta.

Mientras me jalo el kebab en la terracita, acompañado por varias Carling Premier de las que pille en la tienda, me doy cuenta de que en un momento dado todos los paletos tractoristas han desaparecido y me he quedado solo en mitad de la oscuridad, que ahora ya es plena. Acabo con mis viandas y, buscando algo de humanidad, me cuelo en el bar. Y entonces me doy cuenta de por que todos estos tarados han buscado refugio en la cantina. Otra vez la puta seleccion de Inglaterra jugando un partido. Joder, ¿no jugaron hace tres dias tambien? Vaya tela. En fin, intentando pasar del evento, me siento en una mesa un tanto aislada y me pido una chela. Supongo que aqui acabare la noche ya, cerveza tras cerveza, hasta caer completamente doblado.

Pero mientras me bebo mi consumicion, no puedo dejar de fijarme en una pantalla de television que tengo justo delante. Inglaterra vs Polonia, ultimo minuto del partido. Y de pronto... gooooool de Polonia. Y lo grito tal cual. Yo solo en mi mesa, en plena Inglaterra y rodeado de todos los rednecks perturbados. Aparto la vista de la television y miro hacia el resto del bar. Todo el personal se ha girado instantaneamente hacia mi y permanecen observandome fijamente con el gesto mas que torcido. Nadie dice nada. Pero continuan sin quitarme ojo. Me casco la media pinta que me queda en el vaso de un trago, agacho la cabeza y salgo por la puerta trasera en direccion a mi habitacion. Aprieto el paso, girandome un par de veces para asegurarme de que nadie me sigue. Cierro la puerta, doy dos vueltas a la llave y apago la luz. Y asi me quedo un par de horas hasta que me aseguro de que nadie viene a reclamarme nada. A oscuras, sentado en una silla mirando hacia la puerta y, por supuesto, bajandome una tras otra todas las chelas que he comprado en la tienda. ¿Conseguire mañana finalmente llegar a Escocia sano y salvo?

 
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