jueves, 8 de diciembre de 2022

Escapada a Palermo 3. Visitando la ciudad

Otra vez de resaca. Y mira que anoche medianamente me controle. Pero claro, la botella de vino para rematar la jornada, mas las cervecitas constantes a lo largo de todo el dia, sumado al exceso de la primera noche... Pues el resultado es mas que evidente. Aunque tambien tengo que decir que no estoy tan jodido como cuando desperte ayer. Abro los ojos a media ma­ñana y, a pesar de los quejidos y dolores constantes, aun consigo llegar a pegarme una buena ducha y efectuar varias descargas en la taza de residuos. Esto tambien era de esperar, el estomago me habia funcionado medianamente bien durante los primeros dos dias de excesos, pero hoy ya me esta diciendo basta. Aun asi, seguimos mirando el lado positivo, especialmente comparando la situacion con la de hace 24 horas. Y es que hoy si que tengo cervecitas en la nevera para comenzar a animarme desde primera hora. Y el balcon me esta esperando. Pues vamos alla.

Pero no todo podia ser tan perfecto. Abro la nevera con una tremenda sonrisa y la intencion de empezar a calentar motores y me encuentro con la mas desagradable de las sorpresas posibles. No hay ni una sola chela. Maldita sea mi estampa. Pues va a resultar que ayer, intentando deshacerme de la resaca tremebunda que sufria, me acabe todas mis porciones de jugo de cebada mientras me recreaba en el balconcito. Espera, que a grandes males, grandes remedios. Y es que justo al lado del refrigerador vacio, sobre una mesa, me encuentro una botella de vino siciliano. Ah, si, la que tuve tentacion de abrir anoche y al final, en un excesivo alarde de responsabilidad, no lo hice. Pues ahi tenemos la primera moraleja del dia, al que se controla la noche anterior, siempre se le ofrece una recompensa a la mañana siguiente. Venga, vamos al balcon a dar cuenta del vinito.

Corte Aurelio, denominacion de origen Terre Siciliane. Esta de muerte el cabron, sobre todo a estas tempranas horas y acompañado por los ultimos restos de salami y prosciutto que no me pude terminar ayer. Hay que decir que en Sicilia, por lo visto, hay varias denominaciones de origen para vinos. Ayer en el supermercado vi cuatro o cinco diferentes y, por lo que estoy leyendo en google mientras doy cuenta de este, hay muchisimas mas. Desde luego estamos en tierra de caldos enologicos. Y con la tonteria del show del balcon ya se me han hecho las dos de la tarde. Siempre la misma historia, la matinal completamente perdida. Pues ya esta bien de tonterias, vamonos a ver cosas por la ciudad ya mismo. Hoy continuan los cielos oscuros y la lluvia y el viento parece que han arreciado con respecto a ayer. Pero me importa una mierda, necesito pasear.

Una de esas cruces marcadas en el mapa cuando uno viene a Palermo es el Museo de la Mafia. Visita imprescindible, al menos para mi. Y ya que hoy me ha entrado de repente el espiritu del turista curioso, pues vamos a empezar nuestro caminar cultural por ahi mismo. Tampoco pilla muy lejos, ya sabeis, el caminito habitual, Via Roma para arriba. En apenas diez minutos llego al lugar y me encuentro un enorme porton cerrado y un cartel que reza "el museo cierra los martes". Y ya os podeis imaginar que dia es hoy. No hay manera, joder, uno quiere ser responsable y dar rienda suelta a su lado mas intelectual y acaba empujado a lo de siempre. Y es que a apenas veinte metros del museo hay un pub. Bueno, en realidad toda la puta calle, que es bastante turistica, esta llena de pubs. Y claro, la carne es debil y... venga, coño, menos quejas y vamos a hacernos una cerveza. Pero solo una, que me conozco.

Echando un ojo al mapa de la zona, me encuentro que a muy pocos metros de donde estoy tengo la Fontana Pretoria y la plaza de Quattro Canti, que por lo que leo son dos de las grandes atracciones de la ciudad. Hasta alli que voy, tomo las fotografias de rigor y me entra un cierto repelus al ver a tanto turista atontado mirando hacia arriba, hacia un lado, señalando, comentando... Esta claro que yo no soy un turista al uso porque todo este paripe me da autentica angustia. Y ademas me esta entrando sed de nuevo y ahora, ademas, tambien gazuza. Pues voy a salir de esta zona llena de agilipollados turistas, que ya me han clavado mas de lo deseable por la anterior cervecita, y me vuelvo a Via Roma, donde un tio antes me ha dado un folleto de un restaurant cercano mientras intentaba explicarme el menu a grito pelado. Vamos alla.

Localizo el sitio a duras penas puesto que esta en un callejon bastante estrecho y maloliente, y ademas tiene todas las luces completamente apagadas. Sin embargo, un tio con un delantal de carnicero que hay plantado en la puerta me dice que si, que el local esta abierto y que puedo entrar a comer. El menda pasa delante de mi y me lleva hasta un comedor cutre del cual enciende las luces, porque alli no hay ni dios y esta todo a oscuras. Y digo bien, cutre, porque el comedor que tengo en el apartamento es mas grande que esto. Tan solo hay tres mesas pequeñas, cada una en un rincon, y alguna no tiene ni sillas para sentarse. Por suerte el carnicero loco pronto desaparece y es reemplazado por una jovencita de veintipocos que ademas habla algo de ingles. Eso esta muy bien, pero yo creo que ya he caido en la cuenta de que aqui, cuando hablas en italiano, no solo te tratan mejor sino que tambien te cobran menos. Y no se si es porque desde que me desayune el Corte Aurelio en el balcon ya voy contento, o porque lo de que me toquen el bolsillo mas de la cuenta me jode mucho, pero el caso es que mi famoso chip para hablar italiano vuelve a activarse y asi se va a quedar ya hasta que abandone Sicilia.

Finalmente, y para redondear el macabro cuadro mafioso, aparece en escena la cocinera del garito, a la que muy adecuadamente todos se refieren como "la mamma". Y no creo que sean familia numerosa. Cosas de sicilianos. Pero la cuestion es que la comida no esta nada mal y me sacia bastante. Me hago un plato combinado de mariscos y calamares con una ensalada para acompañar. Y caen tres cervezas de las grandes, se ve que habia sed. Ademas aqui tienen una cerveza de trigo local, por lo visto producida por una fabrica de esas independientes (controladas por la mafia, supongo), llamada Donnadicoppe, que esta realmente de pelotas. Asi de fino me pongo. Hasta el punto de que cuando salgo del cutrecomedor me tropiezo con una de las patas de la mesa y casi acabo de bruces en el suelo. Pero bueno, al final consigo controlar la vertical. Experiencia que tiene uno.

Lleno y bastante afectado por la chela de trigo, decido que lo mejor que puedo hacer es darme otro intenso paseo por las diferentes callejuelas de la ciudad. Es de esta manera como acabo en una zona donde me encuentro con varios de los famosos "palazzos" sicilianos, que basicamente son viviendas palacescas, en su mayoria del Siglo XVII y XVIII, que han llegado hasta nuestros dias con la belleza caracteristica de aquella epoca y todavia perteneciendo y siendo habitadas por las mismas familias que las construyeron. Aunque no todas. Concretamente uno de estos palacios, de extremada belleza y tamaño, sirve a dia de hoy como Galeria de Arte Moderno. Yo no soy mucho de ver este tipo de exposiciones, pero como me apetece realmente ver todo el palacio por dentro y aun necesito ejercitar algo mas mis piernas, pues me decido a embobarme viendo esculturas y cuadros durante mas de una hora.

Vuelvo a tener sed. Ya sabia yo que en cuanto me bajara la comida esto iba a pasar. Lo cierto es que al salir del palacio ya ha oscurecido y deben de ser casi las seis. Opto por volverme para el apartamento y, quiza, enchufarme un par de chelitas en el balcon mientras calculo cual va a ser la estrategia a acometer esta noche. Ya llegando a la misma puerta del alojamiento, caigo en la cuenta de que no me queda mas municion alcoholica que un culito del vino de esta mañana. Y la verdad es que estoy cansado como para volver ahora a patear hasta el Lidl, que seguro que esta a parir y acabo a empujones, como ayer. Pero, curiosamente, justo pared con pared con la puerta del edificio donde me hospedo, veo una persiana de un comercio medio bajada. Tiene pinta de badulaque de este que venden de todo, incluidas chelas. Asi que me aventuro a ver si esta abierto y alli me encuentro un autentico festival.

En apenas diez metros cuadrados hay una jovial reunion de tipos africanos fumando, charlando a gritos, escuchando musica y montandose la gran farra. Efectivamente parece una tienda, porque tiene estanterias y neveras, e incluso una negra me da la mas cordial bienvenida desde detras de un mini-mostrador, preguntandome que puede hacer por mi. Le diria que unirme a la fiesta, pero por lo pronto me voy a conformar con pillarme unas cuantas cervezas para mamarmelas en el apartamento. La tipa me dice que me sirva yo mismo de la nevera, donde por cierto hay bastante variedad, mientras me pregunta de donde soy, que no parezco del barrio. Cuando le digo que soy escoces, la pajara casi se me lanza encima a abrazarme. Parece ser que esta gente son nigerianos y les encanta que haya turistas que hablen en ingles por la ciudad, para sentirse un poco mas como en casa. Fantastico, pues ya tengo a donde venir a por mas chelas, me encanta que me traten tan bien. Y a todo esto, pregunto a que hora cierra la tienducha por si necesito mas metralla y me suelta que me puedo pasar cuando me rote, que estan aqui veinticuatro horas, y que si veo que la persiana esta bajada, de unos toquecitos y me abren. Vaya chollo.

Subo al apartamento, me salgo al balcon y me abro la primera cerveza. Entonces, y de repente, comienza un tremendo chaparron que me hace volver para adentro. Me siento en la cocina y preparo un par de huevos y un filete de carne de caballo que me sobro ayer. Ya tengo cena. La tormenta continua incesante en el exterior, asi que decido que esta noche tampoco voy a salir de parranda. Me quedo aqui con mis chelitas. Lo que no se si tendre bastantes. Pues espera, antes de que se haga mas tarde, me vuelvo a la negra, que aunque ya se que esta toda la noche, tampoco me apetece molestar a altas horas. En esta ocasion la persiana esta todavia mas baja que antes pero todavia, si me agacho, puedo entrar. Ahora el que esta detras del mostrador es un negro enorme, que departe con otros dos de sus compatriotas, sentados estos directamente sobre el piso en una esquina de la tienducha.

El moreno resulta ser el marido de la negra de antes. Y me confirma todo lo que su mujer me habia contado hace un rato. Otro tio simpatico. Le digo que su esposa antes me ha tratado muy bien y que ya me he convertido en cliente habitual de la tienda gracias a ella. Y el menda me suelta que si me gusta la mujer me la vende tambien y me hace buen precio. No se muy bien que cara pongo ante semejante oferta, pero el tipo de pronto empieza a reirse a carcajada limpia indicandome que no es mas que una broma. Menudo cachondo el negro de los cojones. Pero oye, que buena gente, porque me llevo seis o siete cervezas y solo me cobra cuatro. Asi da gusto. Me quedo unos minutos mas hablando con estos simpaticos nigerianos hasta que finalmente decido subirme a hacerme un par de postreras cervezas y pisar la oreja, que ya va siendo hora. Esperemos que mañana pueda ya levantarme sin resaca de una puta vez.

 
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