martes, 13 de diciembre de 2022

Escapada a Palermo 4. Mafia, catedral y mejillones

Creo que vamos mejorando. Hoy, al despertar, la resaca no es tan dura. Aun asi, el hecho de no estar al cien por cien es siempre una buena excusa para retomar la buena costumbre del desayuno etilico en el balconcito. Aun tengo un par de chelas de las que compre anoche a ultima hora en la tienda del moreno cachondo, asi que vamos a dar cuenta de ellas junto con un paquete de salami que tambien me agencie en el mismo badulaque. Eso si, al abrir una de las chelas (con nombre aleman y color negro bastante tetrico), me doy cuenta de que huele que apesta a alcohol. Una pequeña inspeccion a la lata me revela que contiene un 8% de volumen alcoholico, asi que me da que voy a empezar el dia con alegria. Desde luego no le vamos a hacer ascos, eso seguro.

Mientras me pongo contento al ritmo de los escandalosos sicilianos que pasean por la calle, comienzo a planear las actividades a realizar en esta la que va a ser mi ultima jornada completa por estas tierras. Mañana mi vuelo es a primera hora de la tarde, pero entre que no pienso madrugar y que llegar hasta el aeropuerto me llevara un tiempo, descarto por completo el realizar ninguna actividad turistica. Asi que vamos a centrarnos en el colofon de hoy. De momento, aunque a buenas horas ya, parece que el clima comienza a cambiar. El famoso ciclon aun da sus ultimos coletazos, y el fuerte viento asi lo demuestra, pero a ratos ya comenzamos a ver algun que otro rayo de sol y la lluvia parece que hoy no hara acto de presencia. Eso si, para las gentes de por aqui sigue haciendo un frio polar, porque te los ves pasar con todo tipo de ropajes invernales, ataviados como si fueran de exploracion al mismisimo corazon de la Antartida.

Tras acabarme la chela alemana de alta graduacion, decido mover mi culo del balcon. A ver si hoy aprovecho un poco mas el dia y no me quedo aqui hasta las dos de la tarde. La primera actividad, ya decidida, sera la que no pude realizar ayer debido a los restrictivos (y gandules) horarios sicilianos. El Museo de la Mafia sigue siendo mi obsesion y, hoy si, por fin lo encuentro abierto. Es un pequeño edificio y tampoco va a ofrecer lo que uno se imagina en un museo en toda regla. Vamos, que no hay coches reventados, mi ametralladoras, ni fragmentos de bombas, ni ninguna otra chaladura macabra de esa indole. Pero a traves de numerosas fotografias y textos, te cuenta, de forma cronologica, toda la historia de la mafia siciliana. Desde sus arcaicos origenes y como surgio, a su primer desarrollo y extension, primero por la isla y despues practicamente por todo el planeta. Digamos que, lugar donde habia un siciliano emigrado, lugar donde la mafia se instalaba para ofrecer su "proteccion".

Nos encontramos en la Via Vittorio Emanuele. Casualmente, si seguimos por esta misma calle, tan solo unos metros mas alla, vamos a dar con la espectacular Catedral de Palermo. En mitad de una gran plaza y flanqueada por unos bellos jardines, la construccion nos anuncia un lugar que, sin duda, parece que merece la pena visitar. A la entrada, un cartelon nos habla de las diversas estancias, incluyendo unos sotanos y catacumbas que despiertan ampliamente mi interes. Una vez dentro, nuestro gozo en un pozo. Un ensordecedor ruido y la presencia de unos antiesteticos andamios por todas partes, nos anuncian que por lo visto el lugar esta en obras. De hecho, ante nuestros ojos transitan mas trabajadores que fieles o turistas. Taladradoras, martillazos, alaridos de los curreles... menuda sinfonia religiosa. Y eso que a la entrada del templo se ruega que por favor se mantenga el silencio. Obviamente el acceso a los niveles inferiores y a muchas de las pequeñas capillas esta cortado. Asi que no podemos mas que ver parte de la nave central y a duras penas. Desde luego en este viajecito no nos esta saliendo nada bien, al menos desde el punto de vista turistico, porque por lo menos chelas si que hay por todas partes. Y ahora que hablo del mamoneo...

Pues eso, que va siendo hora de tomarse alguna. Inspeccionando el mapa de la ciudad veo que por las callejuelas de detras de catedral es por donde discurre toda la ciudad vieja de Palermo. Ahi es donde suelen estar los mejores tugurios. Y ahora que ya mi chip del idioma italiano lleva activo un par de dias, no creo que sea problema meternos en un sitio cuanto mas cutre mejor. Asi pues, despues de unos quince minutos callejeando y tomando curiosas instantaneas de la zona mas vetusta y cochambrosa de toda la urbe (aunque en realidad toda la ciudad da bastante pena), decido sentarme en la unica mesa de una especie de bar-charcuteria llamado "La Majolica". Totalmente al azar y en mitad de un callejon maloliente y asqueroso. Pero que me da buenas vibraciones cuando simplemente pido mi querida birra grande y me sacan una Moretti de 660ml. Asi si, colegas. Vamos a refrescar el gaznate.

Al final, durante este pequeño descanso del guerrero, van a caer dos de estas chelas y unos nuggets de pollo para picar y de paso meter algo solido al estomago. Con la tonteria estamos ya a media tarde y mas vale que vaya planeando lo que hacer esta noche o me veo anclado al balcon poniendome fino hasta que despegue el avion de vuelta a casa. Lo primero va a ser la inexcusable compra de souvenirs, algo que, con la cantidad de tiendas para turistas que hay en esta ciudad, no va a ser dificil en absoluto. Como no soy un tio dificil, resuelvo dicha eventualidad en apenas diez minutos mientras voy de camino de vuelta al alojamiento. La tentacion de salir al balconcito y hacerme una chela es enorme, pero se que si lo hago, ya me quedo ahi de por vida. En lugar de eso, decido cambiarme de ropa (por matar el tiempo, basicamente) y salir a tomarme algun refrigerio por alguno de los baretos cutres cerca del hospedaje.

Al final de la misma calle veo una terracita cubierta que me da muy buenas vibraciones, sobre todo porque justo en el momento en que ha oscurecido, ha comenzado a llover otra vez. El puto ciclon no acaba de irse, que le vamos a hacer. Resulta ser un restaurante africano, concretamente los morenos de aqui son de Gambia, otra nacion de habla inglesa. Asi que mismo cachondeo que ayer con los nigerianos, todos muy contentos de hablar en ingles y demas, pero yo tengo sed y lo que me interesa es meterme un buen jarrillo entre pecho y espalda. Una Birra Messina (la mas emblematica de las cervezas sicilianas, sin duda) grande. Y ahi esta, mi medida preferida otra vez. Los gambianos me preguntan si voy a cenar en su local y me entregan un menu. Lo cierto es que las especialidades africanas que voy leyendo suenan realmente bien, pero a mi ahora se me ha encendido una luz en el cerebro con uno de mis tipicos putos caprichos. Quiero mejillones.

Si, ya sabeis el asunto que tengo yo con los mejillones, creo que ya lo comente mas de una vez. Lugar al que voy, quiero probar los mejillones de la zona. Esto, obviamente, no funciona si uno va a paises como Suiza, Chequia o Mongolia. Si no hay mar, no hay mejillones, logico. Pero, coño, estamos en Sicilia, que es una puta isla, asi que quiero mis putos mejillones. Y estos pobres africanos, que me estan tratando de pelotas, todo hay que decirlo, pues no tienen mejillones en su menu. Pero no pasa nada, a grandes males, grandes remedios. Despues de hacerme otra chela en el gambiano, para ya pillar velocidad de crucero, decido salir a inspeccionar la zona de restaurants de al lado de la Estacion Central de Palermo. El primer dia, de pasada, ya me di cuenta de que habia varios vetustos restaurants por los callejones aledaños a la estacion, lo que pasa es que con el horario de apertura tan raro que lleva esta gente, no se cuando los puedo pillar abiertos.

Son las ocho de la tarde de un miercoles, asi que intuyo que, o abren ya, o no abren nunca. Porque digo yo que aqui la gente cenara en algun momento. Inspecciono un par de locales al azar, leyendo el menu que figura en la puerta, pero no encuentro el manjar que ando buscando, los famosos "cozze" (asi se dice mejillones en italiano). Incluso paso por la puerta de una pescaderia que parece estar cerrando donde, a lo lejos, veo unas enormes redes de estos fantasticos moluscos que me hacen babear como un loco. Tentado estoy a pillar un par de kilos y hacermelos en el apartamento, pero entonces, y justo en el siguiente comercio que encuentro nada mas pasar la pescaderia, me topo con "Al Vecchio Ristoro Dil Corso", un pequeño restaurant que si, tiene varias especialidades de mejillones y que, ademas, ofrece un aspecto de lo mas sordido, lo cual me atrae aun mas. Ahi vamos, otro de mafiosos.

Un viejo encorbado con las manos enormes me da una bienvenida no demasiado efusiva y me lleva hasta una mesa en un rincon. El sitio podemos describirlo como el antonimo perfecto de ostentoso, aunque el salon es medianamente amplio y ofrece cinco o seis mesas. Eso si, no hay ni va a haber ningun otro cliente en toda la noche. Ya os podeis imaginar lo que pido, como entrante una buena racion de mejillones, y para seguir los spaghetti con almejas y mejillones. Puta sobredosis. La comida esta excelente pero lo del vino es... Abramos capitulo aparte para el vino. El viejo me ofrece una jarra de litro con el vino de la casa por cinco pavos. O bien una botella de un vino siciliano que no conoce ni su madre por diez. Por si acaso me pido el de la botella (al menos lleva etiqueta), que me comenta algo de que es de una bodega particular de un amigo que vive en el sur de la isla. Bueno, no es soberbio, es lo siguiente. He comprado vinos por el doble de precio en tienda que no le llegan ni a la suela de los zapatos a esta puta maravilla. En fin, que la cena de esta noche es el colofon perfecto a la estancia en Palermo, a pesar de todas las aventuras y desventuras mafiosas y climatologicas que hemos sufrido a lo largo de todos estos dias.

De vuelta hacia el apartamento, ya contentillo con el vino y con la barriga saciada y satisfecha, aun paro en un par de pastelerias para comprar varios dulces tipicos sicilianos (al menos eso reza en el escaparate) para llevarmelos en plan souvenir. En uno de los locales me preguntan si soy de Turin, debe de ser que entre el chip italiano y el vino que me he cascado, ya hablo italo-alpino perfectamente. Finalmente llego a la puerta de mi alojamiento y alli, pared con pared, me encuentro con un oscuro rostro que, a traves de una persiana medio cerrada, me observa, reconoce y sonrie. El nigeriano del badulaque, buscando chachara, supongo. Me cuelo en su tienducha, lo mismo que ayer, y mantengo una animada y simpatica conversacion durante varios minutos hasta que, teniendo la neverita de las cervezas tan cerca, no puedo contenerme y le digo que voy a pillar dos o tres para terminar la noche. Fantastico. Pero tiro a pagar y... la maquina de leer tarjetas se ha estropeado, amigo, asi que solo efectivo. Pues es que me piro mañana por la mañana y no me queda efectivo, moreno. No hay problema. El negro me regala las cervezas. Tal cual suena. Miro y remiro la tienda para ver que no hay camara oculta ni otro negro tomandome una foto para luego extorsionarme. No, nada de eso. Ahora soy el mejor amigo del nigeriano y hasta me regala las chelas. Que buen final para esta escapada a Palermo, balconcito, chelas gratis y hasta caer. Y ademas, ya tengo excusa para volver. Algun dia tendre que pagarle las cervezas al colega.

 
Clicky Web Analytics