miércoles, 7 de diciembre de 2022

Escapada a Palermo 2. Superando la resaca

La de anoche fue buena. O al menos intuyo que lo fue, porque cuando las cosas se nos van de las manos de semejante manera, lo complicado es recordar con claridad cualquier eventualidad acontecida. Pero el caso es que abro los ojos con muchisima dificultad y me encuentro absolutamente destrozado, medio desparramado entre el sofa y el suelo. Consigo alcanzar mi celular para comprobar que hora es y veo que ya pasan algunos minutos del mediodia. Supongo que ayer la parranda se acabaria en un horario ya realmente avanzado. Es una de esas lagunas que aparecen por mi mente, cuando realmente finalizo la cosa. Por otro lado, con el asunto de no haber dormido la noche anterior a consecuencia del temprano vuelo, pues estaba claro que mi cuerpo necesitaba del reparador sueño. O no tan reparador, porque lo cierto es que ahora mismo me siento como una mierda. Pero bueno, son los tipicos daños colaterales que toda buena resaca acarrea. Venga, a ver si poco a poco me puedo incorporar y centrarme en donde estamos y en lo que tenemos que hacer a lo largo de la jornada de hoy.

Que poca prevision, de verdad. Ayer tanta jarana y locura etilico-festiva, pero se me olvido lo mas importante. Sobre todo cuando uno tiene una neverita de puta madre en el alojamiento en el que se encuentra hospedado. Las provisiones. No tengo ni una misera cervecita con la que comenzar la rehidratacion y el periodo de recuperacion. Me cago en todo. No me queda mas remedio que poner la mejor cara posible (muy complicado en mi estado) y, dando tumbos y con una dificultad mas que plausible para mantener la verticalidad, salir a las calles de Palermo a encontrar un supermercado en donde poder avituallarme. Y lo cierto es que esta actividad, que resultaria muy nimia y sencilla en cualquier otro lugar del planeta, aqui se puede muy facilmente tornar en pesadilla.

Ayer, durante mi primera y sedienta incursion por la calles de la urbe, localice un supermercado Lidl, ademas a apenas cinco minutos de mi alojamiento. Pero fue el unico que vi. Y, es mas, haciendo un rapido repaso a Google Maps, me doy cuenta de que no hay ningun otro en kilometros a la redonda, y no me extrañaria que fuera el unico en toda la ciudad. Algo habia leido ya al respecto. Aqui en Palermo lo habitual es el pequeño comercio local. Badulaques, mini-carnicerias, pescaderias, ultramarinos... e incluso los mercados callejeros, que son muy numerosos y en los que uno puede tambien comer y beber in-situ. Hay una teoria que reza que esto tiene que ver con los tentaculos que la mafia extiende por toda la ciudad. Y tiene su logica. Para esta organizacion es mucho mas facil controlar a estos tenderos independientes (a los que por supuesto cobra su tributo por "proteccion") que a grandes corporaciones. Cada cual puede tener su opinion al respecto, pero lo cierto es que yo, en el estado en que me encuentro tras mi dificultoso despertar, paso olimpicamente de ir rebotando de tienducha en tienducha. Quiero pillarlo todo de forma rapida y efectiva, volver al apartamento y relajarme con mamoneo y algo solido. No estoy ahora como para que me ande tocando los cojones la mafia.

De todas formas lo del Lidl es una jodida aventura. Es un lunes a la una de la tarde y esta a rebosar. Por lo visto la gente de esta puta isla no trabaja. Y todo es caotico. Señoras a gritos unas con otras desde un pasillo a otro, adolescentes correteando por entre palets donde la comida se agolpa sin ningun orden aparente, estanterias vacias, bolsas de legumbres y arroz reventadas por el suelo... Ni siquiera puedo encontrar un carro para portar mis viandas, asi que directamente voy a la caja y pillo una bolsa de las que se supone son para llevarte lo adquirido a casa. Es la unica manera de ir metiendo las cervezas, botellas de vino y demas enseres solidos que voy encontrando como buenamente puedo, porque no me apetece ir cargando con todo en las manos. Y esa es otra, encontrar lo que busco es toda una hazaña, porque aqui ni hay secciones ni nada. Todo agolpado y dejado de mala manera por el supermercado y que cada cual se busque la vida.

Al llegar a la caja a pagar me encuentro una cola del demonio, como no podria ser de otra manera. No me importa esperar, pero el asunto se complica cuando empiezo a recibir empujones. O a alguien no le gusta mi cara o es lo habitual por estos lares. Pero al tercer empujon (ademas cada uno me viene por un flanco) ya se me hinchan los cojones y me doy la vuelta para responder. Normalmente soy un tio paciente y tranquilo pero cuando voy de resaca lo ultimo que quiero es que alguien me toque las pelotas. Asi que me encaro con un tipo treintañero con cara de lelo, que se ve que es el que me ha dado el ultimo empujon. "¿Tienes algun problema, jodido chupapollas de mierda?", le suelto con extremada virulencia mientras le miro con autentico desprecio. Intuyo que, al decirselo en ingles, no me ha entendido ni papa, pero mi careto desencajado ha debido de surtir efecto, ya que el menda agacha la cabeza, se da media vuelta y desaparece por un pasillo. Y lo mejor de todo es que ya nadie mas me empuja. Parece ser que asi es como funcionan las cosas aqui en Palermo. Ahora ya lo se.

Aun no os he hablado de mi alojamiento. Si, vale, es un apartamento muy vetusto. Pero es que es enorme. Tiene cuatro dormitorios, mas dos salas de estar, espectacular cocina y baño completo. Todas las comodidades y mas. Y lo mejor para estas situaciones resacosas es que todas y cada una de las habitaciones exteriores tienen su propio balcon. Al final me quedo con el de uno de los dormitorios principales, que no solo da a una de las calles con mas transito de gente y cosas interesantes para ver, sino que ademas ya tiene su silla y mesita preparadas para recibir al alcoholico que se va a abrir una cerveza y sentarse a ver el paisaje durante un buen rato. Ahora si, la resaca comienza a disiparse y por fin recupero energias. Un poco de salami y prosciutto ayudan en lo solido, mientras que diferentes marcas de chelas italianas hacen lo propio con lo liquido. Joder, que a gusto estoy, me quedaria en el balconcito todo el dia.

En lo climatico seguimos con la famosa tormenta ciclonica de los cojones sobre la isla. Aunque hoy la lluvia aparece a ratos y el viento no es tan fuerte como el de ayer. Esto quiere decir que, desde mi posicion en el balcon, de vez en cuando me cae algo de agua, pero nada que no pueda soportar. Eso si, el espectaculo de sicilianos corriendo por la calle y huyendo del H2O como si fuera acido, es desde luego de pelicula comica. Con razon me lo estoy pasando tan bien en el balcon, hasta el punto de que se me hacen las cuatro y pico y todavia no he hecho nada productivo en todo el dia. Bueno, recuperarme de la gran goma, que ya es. Pero creo que ya va siendo hora de salir a la calle a darme otro de mis paseos urbanos, de los cuales siempre disfruto. Eso si, hoy intentare controlar la sed etilica, que dos Dias D seguidos me parece que ya son demasiado para mi sufrido y anciano cuerpo. Que quereis... nos hacemos viejos.

De esta manera, tomo la Via Roma para arriba hasta llegar a un callejon lateral por el que transite ayer y que me llamo ligeramente la atencion. Es una especie de travesia peatonal cubierta por toldos, que discurre paralela a la susodicha via principal, y que tiene pubs a ambos lados de la calle, sin interrupcion. Ya sabeis que esta gente no suele abrir hasta tarde, pero veo que alguno ya esta sirviendo refrigerios asi que me decido a sentarme en una mesa y pedir la ya famosa "birra grande". 660ml, no hay queja esta vez. En mitad de este extasis chelistico, una inquietante escena sobresalta mi paz interior. Un chaval aparece por el callejon con una ruidosisima motocicleta, se para justo delante de la puerta del bar donde yo me encuentro (estoy en una mesa en la calle en la misma entrada, asi que se detiene justo a mi lado) y de pronto comienza a lanzar improperios hacia alguien que esta dentro del garito. Uno de los camareros sale corriendo y se planta delante de el y comienza tambien a pegar alaridos. Y asi se tiran dos minutos. Yo ya me veo que el de la moto va a sacar una ametralladora y me va a pillar por en medio. Al final el motorista, que en ningun momento ha apagado el escandaloso motor, decide marcharse mientras continua gritando calle abajo. Pues igual ahora si que va a por la pistola y vuelve en unos minutos a hacer la masacre mafiosa. Mejor me acabo la birra de un trago, pago y cambio de escenario. Dicho y hecho. Por si acaso.

Ya ha caido la noche y decido aventurarme por alguna zona nueva por la cual no pasara ayer en mi paseo. Salgo del bullicio de Via Roma y me meto por varios callejones oscuros, pero de estos donde no hay ni farolas. Ni personas tampoco. Es como atravesar una ciudad fantasma durante varios minutos. Y de pronto salgo de esta macabra zona muerta y aparezco en otra via principal llena de tabernas y tiendas. Y veo un sitio con mesas de madera que me da buenas vibraciones. Me siento y me tomo otras dos cervezas y una bandeja variada de fiambres para picar. Y me voy a pedir otra... No, espera, mejor no me la pido. Que me conozco y ya estoy empezando a pillar velocidad de crucero otra vez. Control. Por una noche voy a ser bueno y me voy a ir caminando tranquilamente hacia el apartamento. Hoy evitaremos los excesos. Claro que, a medida que mis pasos se van acercando a Via Torino (que es donde se ubica mi alojamiento, todo sea dicho), una extraña y malevola sonrisa se va dibujando en mi rostro. Hace unas horas, en el Lidl, me pille unas botellitas de vino siciliano que... Pues si, acabemos la noche con alegria.

Ya es hora de cenar, asi que abriremos uno de los sicilianos para que me vaya acompañando mientras preparo la ultima comida del dia. Tambien del Lidl me traje una carne de caballo y una salsa de tomate que van a ser el complemento perfecto para los penne rigate que comienzo a preparar. Que le vamos a hacer, estamos en Italia, hay que comer pasta todos los dias. Lo cierto es que el plato esta de lo mas exquisito, debo admitir mi debilidad por la carne de caballo, y ademas en este caso esta fresca y deliciosa. Logicamente me acabo la botella de vino y tengo la tentacion de abrirme la segunda. Pero la verdad es que despues de la pasta tengo la barriga hasta el techo y el caldo enologico ha comenzado a afectarme hasta el punto de que empiezo a ir un poco mareado. Ya lo dije antes, hoy me voy a controlar. Intento hacer una ultima excursion al balcon para despejarme viendo pasar gente entre la oscuridad pero de pronto empieza a caer una lluvia terrible. Debe de ser una señal divina. No bebas mas, vete a dormir. Amen. Me tumbo en el sofa (otra vez el sofa, parece que tenga iman) y en menos de cinco minutos ya estoy roncando. Mañana ya sera otro dia y espero que sin resaca.

 
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