Hace no muchos días el Real Madrid conseguía ganar la Copa del Rey. Sin ser ni de un equipo ni de otro, la verdad es que me alegré bastante porque por lo menos la ganaba un equipo que se siente español, siendo que se trata de la Copa del Rey de España, pues lo lógico es que el que no quiera ser español no es que simplemente no la gane, es que no debería ni de jugarla. Pero son las incongruencias de estos perturbados cagalanes de mierda. En fin, el caso es que tras la victoria vinieron las celebraciones. No me gustan estas cosas, miles y miles de tipejos borrachos pegando alaridos sólo porque once tíos han metido la pelotita donde tocaba. Eso sí, para manifestarse contra el paro, la pobreza y el lunático desgobierno, es imposible reunir a más de cuatro. Los españoles estamos gilipollas, es lo que hay. Pero bueno, dentro de lo malo, al menos se trató de una celebración donde el único incidente fue que la copa ganada acabó debajo de las ruedas del autobús del equipo campeón. Felicidad a raudales, unos cuantos gritos, champagne y cerveza y todos a casita tan tranquilos.
Este martes pasado el FC Barcelona no ganó nada, sólo una eliminatoria bastante amañada por cierto y con la que a mí se me caería la cara de vergüenza ante semejante estafa arbitral. Pero mira, no soy cagalán, de lo cual me alegro. Pues sin ganar nada, toma celebración que te crió. Barcelona tomada por los perturbados radicales aficionados de este equipo de mierda, que como siempre se dedicaron a destrozar mobiliario urbano, quemar contenedores, romper escaparates, arrancar señales y demás lindezas propias del caballeroso equipo que nos inculcan desde los manipulados medios. Por si la fiesta no tenía todavía bastante color de vandalismo, a última hora estos chiflados hijos de la gran puta aprendices de terroristas asesinos, se dedicaron a lanzar botellas y bengalas encendidas contra el hotel donde estaban refugiados la mayoría de medios de comunicación. ¿La razón? Ninguna, que simplemente son así de guays y progres. Poco faltó para provocar un incendio criminal que hubiera terminado a buen seguro con víctimas, o para romper la cabeza de un botellazo a más de un pobre periodista. Eso es el Barcelona y su afición, ese pedazo de mierda existencial, pero tenemos que callarnos y plegar porque es el equipo del régimen, de este desgobierno de malnacidos jodevidas. Vengonzoso, patético y asqueroso.