No, la verdad es que no escribo mucho últimamente. Y creo que cada vez voy a escribir menos en esta bitácora, lo siento por mis seguidores incondicionales, por los casuales o esporádicos e incluso por mis detractores, que ya no podrán llamarme tan a menudo ultraderechista, asesino, facha y las veinte mil chorradas de siempre. Si es que no hay nada peor que vivir del cuento y no tener más preocupaciones que lo que uno u otro escribe o deja de escribir por internet. Nazisociatismo en estado puro, cara dura absoluta y vagos compulsivos. Pero a lo que iba, que ciertamente ya no me apetece escribir. Ya no vivo en España, el desgobierno dictatorial e intolerante de Zetamierdoso el magnífico me expulsó de mi propio país y tuve que emigrar, exiliarme de forma forzosa. Casi que mejor para mí. Ahora vivo mucho más feliz, cierto que tuve que renunciar a toda mi vida anterior y a todo mi pasado, años de vivencias, esfuerzo y sacrificio. Pero de nada sirve llorar porque unos hijos de puta te han destrozado la vida simplemente por puro capricho. Lo único que serviría es la venganza y ahora mismo estoy demasiado tranquilo como para liarme con eso. Así que o lo dejamos para otro día o esperamos a que se cumple ese famoso refrán de "a todo cerdo le llega su San Martín". Aunque a estos malnacidos incluso aplicándoles la guillotina aún nos quedaríamos cortos, pero bueno.Estas pasadas navidades, otro emigrante español por estas tierras, igual que yo, decidió volver a España a pasar unos días con su denostada familia. Mala decisión. Cuando volvió, las únicas palabras que salían de su boca eran "España da asco". Sinceramente no creo que España dé más asco ahora que cuando nos tuvimos que marchar, en plena época zetamierdosa. Lo único que pasa es que cuando uno está en mitad del meollo y de una situación absolutamente aberrante, casi hasta acaba por aceptar que esa locura es la normalidad. Como no puede ver más allá, se hace a lo que hay, considera que no hay alternativa. Evidentemente, una vez uno sale de la mentira y la manipulación, cuando se da cuenta de que más allá de la frontera hay países, gentes, situaciones, trabajos normales, no fuera de serie, simplemente normales, es cuando lo que ha dejado atrás se convierte es algo que produce asco. Y si encima, como digo, el arte de la manipulación de un desgobierno inútil y a la vez autoritario, es superior a la media, pues el lavado de cerebro del ciudadano de a pie es absolutamente total. Con todo esto, un auténtico asco existencial se convierte en la más absoluta de las normalidades.
Pero dejemos las reflexiones filosofales, que no son lo mío y que, además, a quien está completamente cegado por la imbecilidad más absoluta, tampoco le van a convencer. España no reacciona, sigue siendo un país de deshechos humanos. El trabajo de eliminación de personalidad y lavado integral de cerebro realizado por el ejecutivo nazi durante los últimos casi ocho años ha sido prácticamente perfecto. Los votantes nazisociatas se han convertido en gilipollas balbuceantes que bailan al son de las palabras "facha", "machista" y "racista". Y les da igual vivir bajo un puente o morirse de hambre, ellos siguen con su cantinela idiota. ¿El nuevo ejecutivo? Miren, yo ya no sé qué pensar. Demasiadas similitudes y continuidad con el anterior. ¿Se reafirma Mariano en su sobrenombre, "el tibio", o es que realmente hay algún pacto escondido con la gentuza precedente? Aunque me importa un pito ya lo que pase en mi ex-país, voy a dar un cierto tiempo de gracia a este nuevo equipo de gobierno. A ver por dónde van los tiros, que de momento me gustan bien poco. Pero al fin y al cabo, vuelvo a lo que empecé comentando al principio del post, es que creo que hasta paso de escribir sobre España. Yo ya doy ese país por perdido, así que creo que a partir de ahora escribiré posts sobre el proceso de reproducción de las ratas o la posibilidad de que una tortuga sea carnívora. Seguro que me resultan más interesantes que la irremediable situación de España.
