domingo, 25 de septiembre de 2022

Una semana en Rumania 5. Un hambre insaciable

A decir verdad no he dormido nada bien. Cada ciertos minutos me despertaba con la paranoia de que daba una vuelta no debida en el colchon y acababa cayendome cinco pisos. Es lo que tiene esto de dormir en el balcon. Y no ayudaba en absoluto el hecho de abrir los ojos de vez en cuando y ver, lo primero, el jodido abismo frente a mi. Porque a quien cojones se le ocurre hacer toda la puta barandilla de cristal. Muy transparente, muy bonito y todo lo que tu quieras, pero nada ideal para pegarse una buena cabezada tumbado en el balcon. Y esperate, que cuando parece que, ya por puro agotamiento, finalmente agarro un par de buenas horas de sueño, ahi aparecen los putos pajaros chillones. Cientos de miles de putos pajaritos invisibles que no paran de canturrear, berrear y producir un asqueroso y penetrante sonido agudo con el cual no hay forma de pegar ojo. Ya me lo veia venir, ya. Menuda puta nochecita.

Pero ya se sabe, a grandes males, grandes remedios. Menos quejarnos y mas comenzar la actividad diaria. Una buena ducha que nos despeje, un intenso vaciado de cuerpo (o dos, o los que sean necesarios) y ponernos algo de ropa limpia para bajar al restaurant del resort a cargar las baterias lo mas posible. El desayuno buffet libre nos espera. Y tengo que decir que hoy, aun sin demasiada hambre, es el dia que mas me excedo. No se si por mi afan cavernicola de intentar probarlo todo, porque realmente el cuerpo sabe que va a necesitar energia o simplemente porque soy un puto cerdo. Y me da que esta ultima opcion es la correcta, porque hoy no voy a parar de menear el bigote ni un minuto. Sera que la brisa marina me abre el apetito.

Obviamente, despues del copioso desayuno me siento extremadamente lleno. Considero que el mejor remedio para esta hinchazon es darme un buen paseo, asi que voy a calcar la actividad que realice en la jornada anterior. Supongo que lo recordareis, paseo por la playa. El problema es que no todos los dias son iguales y, ni mi cuerpo responde de la misma manera, ni las condiciones climatologicas son exactamente las mismas. Vamos, que empiezo a sentir una cierta resaca de todo el mamoneo que me meti ayer y, para mas inri, hoy hace un calor de mil demonios. A pesar de mi sempiterno gorrito de turista, que me protege medianamente del impacto directo de la maldita bola amarilla, comienzo a sudar como un autentico puerco. Y llega un momento en que no puedo mas. Entre la calentura y el sudor, que supongo que conlleva la correspondiente deshidratacion y falta de fuerzas, no puedo caminar mas. Por suerte no he llegado muy lejos, estoy en la zona de la playa privada de mi alojamiento. Asi que rapidamente busco una hamaca, junto dos sombrillas (porque una no me da suficiente sombra) y me tumbo a apenas diez metros del agua intentando recobrar el aliento durante unos minutos.

Largos minutos que no se yo si no se convertiran en horas. Porque me siento agotado y ardiendo. Pero lo cierto es que poco a poco, gracias a la brisa marina y la conveniente sombra que me proporcionan los parasoles, me voy recuperando. Lo unico malo son los niños y las viejas. No es que ni unos ni otros molesten demasiado, ya que los infantes rumanos parecen bastante mas educados que en otras naciones y simplemente se dedican a sus juegos tontos con la arena sin ni siquiera alzar la voz, y las viejas, pues eso, a su rollo de pasear lentamente, cual zombies arrastrando los pies en direccion al ataud. Pero cojones, si uno se tumba en la playa es para ver a las tipicas jovencitas o maduritas de buen ver mostrando carne medio camuflada por sus irrisorios bikinis (que siempre son varias tallas menos de lo que les corresponderia). Pues no, joder, me he debido de venir a la unica playa de todo el planeta donde no hay ni una de estas hembras. Solo viejas con colgajos y niños medio alelados.

Ya me he cansado. Ademas, que cojones, que he sudado mas de la cuenta y hay que reponer liquidos. Vamos a por la primera cervecita del dia. Por no complicarme la vida, porque todavia ando algo bajo de energia, me cuelo en el mismo local en que ayer comence la sesion y me hice la mejillonada. Me pido un par de chelas y, magicamente, me recupero por completo. Me siento al cien por cien. Menudo subidon. Incluso, de repente, me surge un hambre atroz. Y, a pesar de encontrarme junto al mar, se me despierta un incomprensible capricho de carne. Sera la que no pude ver de las jovencitas en la playa, que aun la tengo en el subconsciente. En realidad quiero cerdo. Pues toma filete espectacular de cerdo que me pido, acompañado por una montaña de pure y varias salsas. Y por supuesto mas chelas. Menudo festival me estoy pegando como quien no quiere la cosa. Y por supuesto la cosa acaba como tiene que acabar, lleno otra vez.

Pues sera cuestion de darme otro paseo. Vaya dia llevo, comer, bajar la comida, comer, bajar la comida... En esta ocasion, ya hasta las pelotas de playa y brisa marina, pillo las calles aledañas al hotel y me doy varias vueltas sin direccion. Aunque por un azar del destino, o quiza porque el subconsciente siempre me llama, acabo frente a las puertas de las tiendas donde ayer compre el mamoneo para subirmelo a la habitacion. Y mira, lo cierto es que ando bajo de reservas, asi que no estaria de mas reponer. Ni corto ni perezoso hago un buen aprovisionamiento de cervezas variadas y me dirijo de nuevo al resort para ponerlas a refrescar de cara a lo que queda de dia. La anecdota se da cuando, sin darme demasiada cuenta, pago las viandas recien adquiridas con dinero en efectivo y me quedo sin una misera moneda en el bolsillo. No es que sea algo que me deba de preocupar, ya que en cualquier lugar puedo utilizar la tarjeta, pero yo soy muy clasico y siempre me gusta llevar algo de papel moneda para poder usar en uno u otro lugar.

De esta forma, decido comenzar una mision que no deberia de resultar muy dificil. Me refiero a encontrar un cajero automatico para extraer algo de divisa. Google Maps, ahi te indica donde estan los ATM mas cercanos. Y efectivamente encuentro un par a menos de cinco minutos de paseo. Pero la cosa no va a resultar tan sencilla. El primero, directamente, no existe, y su localizacion esta en mitad de una zona donde no hay nada salvo arboles. Siguiendo indicaciones para el segundo, me cuelo en una propiedad privada, por lo visto de alguien bastante pudiente porque el sitio es enorme. Cajero no hay, pero un tipo de seguridad que mide tres por tres si. En un clarisimo rumano que basicamente entiendo por los malos modos y la cara de asesino que me pone, el segurata en cuestion me dice que me largue que esto en una zona privada. Vale, tio, yo soy un turista borracho y paso de malos rollos. Pero el caso es que sigo sin encontrar un puto cajero.

Google Maps me indica que hay otros dos cajeros a mas de tres millas de donde me encuentro. Hasta las pelotas de pasear estoy. Vuelvo al resort, me subo al automovil, que pensaba no tocar en todos estos dias, y me dirijo a los malditos cajeros. Vale, tras manejar mi vehiculo unos pocos minutos, por fin encuentro el primero. Meto mi tarjeta y... mensaje en pantalla: no hay efectivo disponible. Me cago en la puta, esto es una jodida broma de mal gusto. Coche otra vez y al siguiente cajero que me indica Google Maps. En mitad de una avenida. Dejo el auto mal aparcado, porque ya llevo un calenton de cojones con los putos cajeritos y salto sobre el puto ATM. Bien, relajemonos, este funciona y me da unos cuantos billetes. Ha sido toda una puta odisea, si, pero al final hemos conseguido el objetivo. Hora de volver al hotel y seguir mamando.

Como ando un poco alterado despues de esta ultima aventura, decido tumbarme en una hamaca junto a la piscina (a la sombra por supuesto) y pedirme una de las chelas cutres que venden en el bar. Que ya sabeis que no va a ser solo una. Y despues me hago un par de cocktails. Y supongo que ya estoy mas relajado, o cuanto menos borracho. El caso es que hoy obvio la opcion de pegarme un chapuzon, quiza porque ya voy mas doblado de lo que deberia, aunque esto normalmente me exhacerba mas todavia la idea de darme un baño, pero no se, hay algo que me dice que mejor me quede tranquilito. Debe de ser una de esas luces ocasionales que de vez en cuando se encienden en la mente de un borracho y te dicen "como te tires al agua te ahogas, colega". Vale, pues dejemoslo estar, si eso.

Lo que no dejamos estar es el subir a la habitacion y hacerme un par de chelas de las que habia puesto a enfriar. Balconcito, unos pocos pistachos y... joder, que tengo hambre otra vez. Lo de hoy no tiene nombre, parece que no haya comido en meses. Hasta incluso se me retuercen las tripas y no puedo aguantar mas. Pues venga, otro paseito por el barrio y a ver que encuentro. Hoy, sin pensarlo demasiado porque a cada paso que doy mi hambre se multiplica por mil, acabo en una especie de comedor de la epoca comunista (visite un sitio similar en mi viaje a Chequia), donde vas con tu bandeja seleccionando los platos que quieres con el dedo y te los ponen. Al final eliges la bebida (cerveza en mi caso, por supuesto) y pagas. Te sientas y a comer. Y eso hago, dar cuenta de los pescaditos y un troncho de pechuga de pollo mutante, que es casi mas grande que mi cabeza.

La noche ya ha caido y yo ya deberia de estar saciado de una puta vez, y lo cierto es que me encuentro tan lleno que casi me cuesta hasta terminar la cerveza. Lentamente, arrastro mis pies hacia fuera del comedor comunista y salgo de nuevo a la calle con intencion de regresar de nuevo al resort y subir a mi habitacion a descansar. Pero la necesidad de bajar este nuevo banquete que me atiborra hasta el esofago, hace que me pegue otra nueva caminata, dando varios rodeos, hasta completar una media hora larga de paseo. Me encuentro mucho mejor, ciertamente. Y ahora ya estoy de vuelta en el hotel y me siento nuevamente activo. Pues vamonos al bar, joder, a hacernos cervezas o cocktails o lo que me entre en gana, que el dia todavia no ha terminado.

Una noche mas, el espectaculo de las dos rumanas ligeras de ropa cantando de forma horripilante ameniza a los huespedes que se toman su ultimo refrigerio junto a la piscina. Mientras me preparan un extraño combinado con vodka, ron, cointreau y alguna cosa mas, me quedo mirando el show y una de las cantantes se percata de que les estoy prestando atencion (debo de ser el unico). La tia, ni corta ni perezosa, para de cantar y comienza a relamerse los labios de forma libidinosa mientras me mira fijamente. Y acto seguido se baja la cremallera de su top para que sus protuberancias femeninas casi se le salgan apuntando en direccion al bar, donde yo me encuentro. Conclusion: estas dos son putas. Si, mucho show y tal, pero en cuanto pueden intentan engatusar a algun turista inocente para sacarle unos cuantos billetes.

En otras circunstancias, que quereis que os diga, seguramente yo, que soy debil, habria sucumbido. Pero lo cierto es que me acaban de traer el cocktail y tengo mucha sed. Y si, esta mañana queria ver carne, pero ahora mismo, despues de todo lo que he comido, pues como que estoy bastante saturado. Ademas tia, que es que cantas fatal, y solamente eso ya me tira para atras bastante. Que no me lias, golfa, que yo me acabo mi combinado, me subo a la habitacion, me hago tres o cuatro chelitas mas y a dormir la mona. Y mira tu por donde hoy si que funciona el aire acondicionado. O quiza es que voy tan morado que he sido yo mismo quien por fin ha averiguado como ponerlo en marcha. En fin, que caigo redondo y borracho como una cuba en el catre. Mañana por fin toda abandonar el resort y marchar hacia la capital, pero esa ya sera otra historia. Ahora toca roncar como un bendito.

 
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