martes, 2 de abril de 2024

Una playa en Albania. Dia 5

Aunque no duermo mas de seis horas, al menos en esta ocasion consigo hacerlo del tiron. Y eso, teniendo en cuenta lo jodido que estoy con esto del sueño, podemos decir que es una buena noticia. Eso si, aun no son las ocho y tengo que salir disparado hacia la taza evacuatoria porque el cuerpo me dice que todo lo de ayer tiene que salir de inmediato. Y ademas a presion. Toma cagalera violenta. Si es que cuando no es una cosa es otra, la cuestion es que no hay una puta mañanita que no me encuentre, literalmente, hecho polvo. Estoy mas que cansado de esta vida que me ha tocado, sobre todo en los postreros años. Viendo como esta el panorama, me quedaria de buen gusto otro dia tirado en el balcon mamando cervecitas, pero ya que hemos venido a un pais en el cual es la primera vez que estoy, digo yo que habra que realizar alguna actividad turistica tambien. Asi que vamos a intentar hacernos el animo, por mucho que nos cueste.

Intento arreglarme el cuerpo medianamente con un cafe y una ducha. Despues ingiero unas fresas y uvas que compre alguno de los dias anteriores en uno de mis diversos paseos por las tiendas locales y, todavia sin estar ni mucho menos en condiciones para hacer demasiado, decido iniciar una pequeña caminata de unos veinte minutos que me va a llevar hasta la terminal de autobuses de Durres. Si, amigos, me voy de excursion. Lo cierto es que desde que llegue al apartamento la primera noche, y teniendo en cuenta que la capital apenas si queda a media hora de conduccion, siempre tuve en mente la idea de acercarme a Tirana a pasar alguna jornada completa y ver las tipicas mierdas habituales que las capitales suelen ofrecer a los turistas. Pues mira, hoy tenia que ser. Porque si lo voy dejando para cuando este en un estado fisico y mental mas o menos potable, al final no ire nunca.

La estacion terminal de Durres es basicamente una explanada con un buen numero de buses, de todos los tamaños y colores, malamente aparcados y dispersos por todo el lugar sin ningun orden aparente. Ni paneles informativos, ni cartelones, ni salas de espera, ni edificios, ni nada que a uno le pueda invitar a pensar que eso es la estacion principal de autobuses de la segunda ciudad del pais. En cualquier caso, encontrar el bus correcto no es nada dificil. Un tipo larguirucho con gafas de culo de vaso situado junto a la puerta de un transporte no para de gritar "Tirana! Tirana!" Asi que supongo que ese sera el autobus correcto. Sin preguntar demasiado, simplemente subo la escalerilla y me introduzco en el oscuro vehiculo, que esta casi completo, y tomo un asiento al azar.

Tan solo diez minutos despues el cacharro arranca e iniciamos viaje. A mitad de camino, el tipo de las lupas pasara asiento por asiento a recaudar el importe del viaje, que obviamente solo se puede abonar en efectivo, y que tiene un precio mas que irrisorio. Las dos ciudades, como ya comente varias veces, estan muy cercanas, y durante el trayecto apenas si se puede ver algo de la habitual zona mas natural que suele haber cuando uno viaja entre poblaciones. Esta carretera entre Durres y Tirana discurre, basicamente, por entre fabricas, naves industriales y casas particulares con aspecto vacacional. En todo el trayecto, la unica naturaleza que vi fue una vaca solitaria en mitad de un mini-campito vallado y tres gallinas correteando por una gasolinera. Al fondo, eso si, algunas montañas aunque no demasiado altas. Y en un santiamen y casi antes de poder darme cuenta, el autocar se detiene y apaga el motor. Ya estamos en Tirana.

Me quejaba de lo cutre de la estacion terminal de Durres pero esta, en la capital, es incluso peor si cabe. Otra polvorienta explanada, esta sin ni siquiera estar asfaltada en muchas de sus zonas. Por no haber, aqui no hay ni casas alrededor. ¿Donde cojones estamos? Activo el localizador de Google Maps y veo que si, que estamos en Tirana, pero la puta estacion (o lo que sea, porque me niego a llamar a esto estacion) esta en las afueras y en mitad de un cruce de autopistas. Vamos, que sales de la explanada y no hay ni acera para caminar. Y para llegar al centro veo que hay que patear como unos cuarenta y cinco minutos. Pues oye, aqui no me voy a quedar. Pillo el arcen de una de las autopistas y venga, a ejercitar las piernas. Eso si, la caminata, con tanto automovil, motocicleta y camion pasando a apenas unos centimetros de mi persona, es de lo mas ruidosa e incomoda, pero bueno, en peores lugares me he visto dando estos extraños paseos. Al menos aqui, por ejemplo, no hay osos polares al acecho.

Pero lo cierto es que hace un calor terrible y durante veinte minutos no encuentro ni un puto refugio donde parar a disfrutar de la sombra y tomar un respiro. Aunque a lo lejos se distiguen algunas nubes de tormenta que parece que se acercan, lo cierto es que ahora mismo la puta bola amarilla intensa se ceba sobre mi cabeza y, lo peor, tengo la lengua por los suelos. Si, la verdad es que tengo mucha sed. Lo que daria ahora por una cervecita bien fria. En cualquier caso, poco a poco van apareciendo mas y mas edificaciones y eso solo puede significar una cosa. Nos estamos acercando al centro y en breve comenzaran a aparecer bares a mansalva. Bueno, tampoco voy a esperar a que aparezcan tantos. De hecho paro en el primer abrevadero que veo, el Soho Bar. El sitio es amplio y, lo mas importante, fresco y oscuro. Que alivio. Un camata jovenzuelo con muy poca conversacion me trae lo solicitado, la primera chela del dia. Aunque para mi desgracia es una Peroni (cerveza italiana que no me mata) porque parece ser que aqui es la unica marca que tienen. En fin, mejor eso que una patada en los cojones.

Ya refrescado, continuo mi caminar hacia el centro entre bloques de viviendas de aspecto comunista (lo esperado en la capital de Albania), hasta llegar al mismo centro, donde ya el paisaje es el tipico de tiendecitas y restaurants. A pesar de que la sed comienza a reaparecer, decido no detenerme, porque me conozco y al final si me lio acabare solamente mamando y no vere ninguna de las cosas que se supone todo turista debe visitar en Tirana. Llego a la plaza central de la ciudad, muy amplia, en la cual se situan casi todas las principales atracciones, la opera, el museo de historia nacional, la mezquita, la torre del reloj... Obviamente tomo fotografias de todo pero tampoco me embobo demasiado. Un poco mas alla, por un callejon, se llega a la catedral ortodoxa, la cual es quiza de lo mas impresionante de la zona y, asi como quien no quiere la cosa, ahora me empieza a entrar gazuza.

Pues ya que estamos en la capital, vamos a consultar en internet los mejores lugares de papeo de todo el pais y a ver si hay alguno por esta zona y lo visitamos. Ya que vamos a jalar, hagamoslo bien. Zgara e Tirones, numero cuatro en la lista y apenas me queda a un paso, ahi vamos. Me pido un par de platos tradicionales que estan cojonudos y por supuesto una chela albanesa de medio litro para regar el tema. El camata es un tio cuarenton bastante simpatico y que habla mas o menos en ingles, supongo que por el tema de que este es un restaurant donde cae algun que otro turista. Ciertamente acabo muy satisfecho, y mas todavia con el precio. Cuando uno busca en estas listas de mejores restaurants siempre se espera algo pijo, carero y estirado. Pero esto es Albania y aqui, por mucho que uno quiera, practicamente no va a encontrar ese tipo de locales, asi que he acertado de pleno. Barriga llena y gaznate regado, ya me encuentro mucho mejor. Sigamos con el paseo turistico.

Una de las principales atracciones de Tirana es la gran piramide blanca. No, ni nos hemos ido de repente a Egipto ni me he vuelto loco. Resulta que durante la epoca comunista, en una localizacion del centro de la capital, se construyo un misterioso edificio en forma de piramide que servia a modo de palacio de congresos o algo asi. El caso es que las paredes exteriores de la susodicha piramide son tremendas escaleras blancas por las que uno puede subir hasta lo mas alto, donde se situan unos cuantos banquitos con los correspondientes miradores desde las alturas. Pues ahi que voy a escalar, y desde luego la vista desde arriba, de casi toda la ciudad, es realmente acojonante. Pero tampoco es que este paripe de mucho mas de si, y yo tampoco he venido aqui a contemplar vistas ni a perder el tiempo sentandome en un banco. Ademas, de aqui a menos de dos horas va a anochecer y tampoco quiero llegar demasiado tarde de vuelta a Durres. Asi que mejor ir moviendo el culo nuevamente hacia la surrealista estacion terminal de autobuses para agarrar el vehiculo de retorno a la segunda ciudad del pais.

Obviamente en esta "estacion terminal", al ser la de la capital, hay mas buses que en la de Durres, Pero tampoco me resulta nada dificil encontrar el vehiculo correcto. Otro tio gritando "Durres! Durres!" junto al autocar. No tiene perdida. Subo y me encuentro que el transporte, en esta ocasion, si que esta a parir pero de verdad. Hasta el punto de que pillo el ultimo asiento disponible. Pero el tema es que sigue subiendo gente. Y no hay asientos. ¿Entonces? Pues se quedan de pie en el pasillo. Pero sigue subiendo gente. Se apretujan. Pero suben mas aun. Al final el chofer abre las puertas y algunos se hacen todo el trayecto medio colgando por fuera. Tremendo. Vamos tan petados que, una vez comenzamos a entrar en Durres, en cada semaforo se bajan dos o tres personas, sin parar el motor ni nada, por las buenas. Supongo que esto les viene mejor para acudir a sus hogares que tener que llegar a la estacion y luego dar el paseo de vuelta. Pues yo tomo nota y hago lo mismo. Cuando veo que el bus para en un semaforo cerca de la zona de la playa, donde yo tengo el alojamiento, doy varios codazos y me abro paso para bajarme por las bravas. Mira que de puta madre, asi me he ahorrado el paseo de veinte minutos desde la estacion al apartamento.

Con este ahorro de tiempo aun ni siquiera se ha puesto el sol, asi que me doy una vuelta por los alrededores del alojamiento, visitando las habituales tiendas para avituallarme de cara a la noche. Ya sabeis, cervecitas y vino. Hoy, ademas, he quedado para grabar un podcast junto con mi querido compañero argentino de andanzas youtuberas, Gustavo Maher. Y por supuesto lo vamos a grabar desde mi lugar preferido y realizando mi actividad preferida. Balconcito y chela, aunque ya haya caido la noche y el escenario se haya tornado un tanto oscuro. Y una vez concluida la sesion online, por supuesto, va a ser hora de proceder a nuestra rutina habitual. Television, videos ochenteros y botella de vino. Aunque hoy, todo hay que decirlo, el cansancio de los pateos por Tirana se apodera de mi cuerpo y, apenas despues de beberme el segundo vaso de caldo enologico, caigo rendido sobre la cama y me despido hasta la jornada siguiente. A dormir, o eso espero.

 
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