sábado, 6 de abril de 2024

Una playa en Albania. Dia 7

Son las ocho, he dormido durante unas cuantas horas pero el cuerpo me pide mas. Demasiado sueño de retraso. Pero es imposible. Clac-clac-clac y alaridos constantes. Los hijos de puta del domino. Que en todas estas jornadas que llevo alojado en el apartamento no han parado ni un solo dia. Confirmado, estos malnacidos no tienen casa. Intento retozarme entre las sabanas, me tapo los oidos, intento ignorar el escandalo... todo en vano. Al final acabo como siempre, mirando al techo, con el cuerpo completamente dolorido y sin posibilidad de dormir todas las horas que necesito. A muy duras penas me acerco hasta la ducha e intento que el agua repare mi cuerpo, lo cual a estas alturas es una absoluta quimera. Nada, que nos toca pasar al plan alternativo, el de siempre, el que ya se que funciona. Medicina liquida.

Salgo al balcon precisamente en el momento en que los miserables del domino terminan su pachanga y recogen su tinglado. Pues ahora me toca a mi. Once de la mañana y sonora apertura de la primera chela del dia. La tormenta de arena de la jornada anterior ya es mas que historia y hoy tenemos un sol y un calor abrasador. No queda otra que hidratarse bien. Asi que me tiro realizando mi actividad preferida hasta las dos de la tarde. Y me acontece lo que en todas las sesiones etilicas anteriores. Tanto me emociono y tanto pillo la directa que al final me quedo sin metralla. Pero ya sabemos como funciona esto, a grandes males, grandes remedios. Vamonos para la tienda y de paso nos damos un garbeo por la playa.

Es tal la calina que estamos sufriendo hoy que en un momento dado incluso necesito meterme a pasear por el agua y asi refrescar un poco mis sufridos pies. Y de esta manera continuo durante media hora. Ya no se ni hasta donde he ido caminando, debo de estar ya cerca de Grecia, esta puta playa es interminable. Cuando me doy cuenta de que en la distancia ya ni veo la zona de mi alojamiento, decido que ya esta bien de esta mariconada de pasear por la orilla remojando los pinreles. Mejor me remojo por dentro. Y mira que casualidad que siempre que esta idea viene a mi cabeza aparece ante mi un precioso abrevadero con sus puertas abiertas e invitandome a tomar un refrigerio. Pues vamos alla, que no se diga que hemos venido aqui a perder el tiempo.

Despues de una maravillosa cerveza que me sabe a gloria, recuerdo que toda esta historia de salir a pasear por la playa no era mas que una excusa para comprar mas municion de cara a lo que resta de dia. Pues sera hora de ir a buscar una tienda y hacer acopio de provisiones, digo yo. Tal y como salgo del abrevadero, un par de oscuras nubes aparecen en el cielo y la temperatura baja drasticamente. Pues mira, mejor, asi el paseo de vuelta se me hara mucho mas facil y podre caminar mas rapido sin tener que sudar como un puto cerdo. Teniendo en cuenta que hoy es el ultimo dia que voy a pasar completo en el apartamento, ya que mañana apenas va a ser despertar y salir hacia el aeropuerto para regresar a casa, tan solo me pillo unas cuantas chelas, la primera de las cuales abro sin ninguna compasion mientras salgo al balcon nuevamente a proseguir mi interesante sesion alcoholica.

Pero mira, sera por el paseito o porque ya llevo demasiado liquido en el cuerpo sin nada solido, pero la cuestion es que ahora me ha entrado gazuza, y de la buena. Como esta es mi ultima jornada en Durres, decido retomar el truco que utilice el otro dia en Tirana y buscar la lista de mejores restaurants de la ciudad, a ver que me encuentro por aqui cerca. Y asi me hago una ultima cena en condiciones. A tan solo dos cuadras del apartamento tengo el Cosmo, en la posicion numero cinco de mejores restaurants de la urbe. Pues venga, voy a ponerme unos pantalones decentes (llevo todo el dia en shorts) y salgamos para alla a ver que viandas puede ofrecer esta gente a mi sufrido paladar.

Para empezar me pido las croquetas caseras de cangrejo y como plato principal el espectacular pulpo a la plancha, que es de lo mejor que he probado en mucho tiempo. Por supuesto lo riego todo con un litro de Korca, cerveza de la tierra, para no bajar ni un apice la intensidad etilica. A pesar de ser un restaurant bastante pijo, con camareros trajeados, velitas, flores y todas esas gilipolleces, lo cierto es que el precio, nuevamente, me resulta bastante irrisorio. Y bueno, con esto ya he comido para todo el dia y la noche, asi que ahora va siendo hora de plantearme mi proximo paso, aunque la verdad es que me encuentro bastante lleno, la noche ya ha caido y no estoy para demasiadas aventuras. Pues que cojones, vamos a nuestra rutina habitual.

Me paso por ultima vez por el badulaque, y es que en la compra anterior no habia hecho acopio de vino. Y que seria de una noche en mi apartamento de la playa de Durres sin mi habitual botellita de vino y, por supuesto, el canal de video-clips ochenteros en la television. Llego de vuelta al alojamiento un poco antes de las ocho y me preparo para acometer mi ultima velada en Albania. Entre lo mal que duermo, la cantidad de mamoneo que he ingerido hoy y el paseito por la playa, lo cierto es que me encuentro ciertamente cansado. Me pongo horizontal sobre el sofa y en esta ocasion no voy a llegar ni a la medianoche. Eso si, del vino no dejo ni una gota, con dos cojones.

 
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