miércoles, 12 de enero de 2011

En el país de los gilipollas

En el país de los gilipollas todavía quedan millones y millones de personas que a día de hoy seguirían votando al PSOE, y eso a pesar de que nos han llevado a la ruina total, hay más de cinco millones de personas sin empleo, dos millones de hogares rozando la indigencia más absoluta y la cosa no sólo es que no se arregle, es que encima va cada vez más a peor. Pero no pasa nada, porque mientras todo esto acontece, para nuestro querido desgobierno la preocupación más grande que hay ahora mismo en España es que una persona le diga a otra "fea". Tal importancia tiene este hecho, que una subministra sin cultura, educación ni ningún tipo de preparación (sólo en el país de los gilipollas una persona así puede llegar a un ministerio) ha decidido que al que vuelva a utilizar ese vocablo referido a cualquier otro individuo le va a caer una sanción de medio millón de euros. Claro que si el susodicho pertenece a todos esos millones de arruinados por designio divino nazisociata que he mencionado antes, me da a mí que va a pagar en cromos del coyote. Aunque bueno, siempre se le puede meter en el talego, total, para él habrá sitio, con tal de sacar a todos los traficantes, violadores y asesinos, ya podemos meter a todos los "pronunciafeos" que queramos entre rejas.

En el país de los gilipollas se crea una ley antitabaco con el único objetivo de joder a las pequeñas y medianas empresas dedicadas a la hostelería y todavía hay subnormales profundos que, sin saber muy bien por qué extraña razón, se sacan ahora de la manga que el que fume es un "facha". ¿Eing? Pues miren ustedes que a lo largo de la historia ha tenido que haber fachas eh, empezando por Pablo Iglesias y acabando por el mismísimo Che Guevara. Vamos, que a ver si los imbéciles profundos que sueltan este tipo de gilipolleces tienen huevos a irse a Cuba y decirle a Fidel Castro que es un facha por fumarse sus habituales puracos. Pero claro, teniendo en cuenta que (joder, otra vez la misma pájara) la subministra indigente intelectual sin, repito, cultura, educación ni preparación, va por ahí alentando a las masas a la denuncia anónima contra todo aquel fumador y establecimiento que se pase la intransigente ley por el forro, pues seguramente debe de ser muy progre y libertario eso de coartar la libertad de la gente y de paso, ya que nos ponemos, arruinar el país un poquito más, que como nos va de puta madre, venga, más ración de patético psoísmo lunático.

El caso es que en el país de los gilipollas, a pesar de todas estas locuras sin sentido que nadie se creería si no fuera porque por desgracia son la triste realidad, y a pesar del paro, de la pobreza, del hambre, del enfrentamiento social al que esta gentuza nos está llevando, de la continua ley del disparate, de un estado cada vez más represor y fascista, de un despropósito absoluto causado por unos inútiles totales, resulta que aún cuando se celebren elecciones habrá tanto hijo de puta, idiota profundo y, como no podía ser de otra manera en el país de los gilipollas, gilipollas, que estos malnacidos que nos están jodiendo y amargando la vida hasta el último límite soportable, acabarán por ganar de nuevo en las urnas. Y si no al tiempo, amigos, ya veréis. Y estos hijos de mala madre, con todas las aberraciones que han cometido y aún tienen que cometer, en cualquier otra nación del mundo mundial no sólo ya no recibirían ni un solo voto, es que ya los habrían fusilado uno tras otro sin ningún tipo de contemplaciones. Pero aquí no, amigos, ya sabéis, en el país de los gilipollas no.
 
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