Y hoy me he puesto a escribir, para decir que estoy vivo, más que nada, pero no pienso hablar ni de Zetamierdas, ni de la actualidad de una nación que cada día se va más al carajo por culpa de sus propios ciudadanos, que al fin y al cabo han sido los que han puesto en la poltrona, y además por dos veces, a los tarados hijos de puta que a día de hoy tenemos en el poder. Así que permítanme, señoras, señores y pajines, que les hable de las pelis que últimamente me estoy viendo antes de irme a la cama a pegar unos buenos ronquidos. La endecalogía (supongo que el vocablo será válido) de Star Trek, por ejemplo. Sí, ya parezco un freaky, viendo esas cosas, pero mira, había visto las primeras pelis sueltas, echaba de menos al señor Spock, y ya que me puse, pues busqué a ver cuántas putas partes tenía la saga. Las seis originales, con Spock, Kirk y compañía, y luego el gran descubrimiento del capitán Picard, protagonista junto a su tripulación de cuatro pelis más (de la 7 a la 10). Ese calvo me encanta, coño, está sumamente perturbado. Luego ya, la undécima parte, recreando la juventud de los Spock y compañía, no me acaba tanto, pero qué cojones, que en breve van a rodar las partes 12 y 13. Más provecho que a la saga de Rocky, qué barbaridad.
Para variar, entre spockada y spockada, me veo una de las cinco partes de Death Wish, cada cual de ellas traducida al español como les ha salido de las narices a los especialistas en la materia. Digamos que se trata de la saga de Yo Soy La Justicia de Charles Bronson, aunque la última parte, por poner un ejemplo, se titula El Rostro De La Muerte, poco que ver con la justicia callejera que lleva a cabo nuestro querido amigo Paul Kersey, personaje protagonista de tan interesantes peliculitas. Éstas son bastante más realistas que Star Trek, sobre todo si las comparamos con la España de hoy en día de la inseguridad ciudadana más absoluta y la delincuencia callejera a todas horas del día. La pena es que no tengamos un justiciero de esta índole rondando nuestras calles. Desde luego mi escena preferida es con la que da comienzo la cuarta peli, con tres tipos intentando violar y asesinar a una señorita en un párking hasta que no se sabe muy bien cómo, de repente aparece el tío Bronson contemplando impasible la delictiva acción. "¿Quién coño eres tú?", le espeta uno de los delincuentes, "la muerte", replica nuestro amigo mientras se lía a balazos con todos ellos. Lo dicho, una pena no tener a alguien así circulando por ciertas ciudades de nuestro país, o casi mejor, paseando por los pasillos de la Moncloa a ver si encuentra algún blanco fácil. Un saludo a todos y hasta pronto.