lunes, 10 de enero de 2011

Etarras feos, Pajín múltame

Entre actuación neonazi del desgobierno y sanciones de medio millón de euros por llamar feo a alguien por designio divinio del travelo Pajín (será que está cansadita ya de que se lo digan a ella, no me extraña), nos aparecen de repente los del Ku Klux Klan con boina y vuelven a casa por Navidad con sus tejemanejes de los altos el fuego mientras ellos siguen pintando dianas en las casas de las personas que no les caen bien. Nunca mais volveremos a negociar con ETA, afirmaban los nazisociatas después del petardito que rompió la primera tregua trampa cargándose a dos sudakas que estaban durmiendo (qué iban a hacer, trabajar seguro que no) en el párking de la T4 del aeropuerto de Barajas. Y el caso es que los etarras asesinos hijos de puta tienen muy clarito que como Zetamierdas no tiene criterio ni cuando va a cagar, le meten otro alto el fuego de estos de chirigota y el muy imbécil tragará y se sentará con ellos a darles el oro y el moro. Sí, ya sé que Rubalcabrón ha dicho que no acepta la tregua y que no piensa negociar con ellos, pero bueno, también dijo en su momento que el GAL no existía, así que yo de este tipejo mucho no me fiaría.

Pero no quiero hablar de si parece bien, mal o regular el alto el fuego o de si los etarras son más o menos malnacidos. Resulta que estaba yo este mediodía viendo una tertulia en VEO7 (bendita TDT que no todo son informativos manipulados ni grandes marranos) y me quedé con las imágenes de los tres encapuchados y emboinados que salían haciendo el paripé de qué buenos que somos que mira, de momento no queremos matar más por algún tiempo. El caso es que me puse a analizar a los tipos en cuestión, imaginándome esas caras que con tanta ansiedad tapaban detrás de las extrañas capuchas que más bien parecían sábanas. Oigan, menudas napias deben de tener los colegas, no porque sean vascos, que parece que es algo que ya de por sí conlleva una poderosa protuberancia olfativa, sino por la forma que cogían las capuchas al pasar por el tabique nasal de cada uno de ellos. Claro que, cuando me quedo mirando atentamente a las aberturas de los ojos, manda huevos, había uno que o llevaba la capucha mal puesta y no veía un carajo o es que directamente tenía un ojo a diferente altura del otro. Por no decir del que tenía los dos ojos prácticamente pegados, que más que un etarra parecía directamente un alienígena.

Vamos, que yo lo que creo es que estos pajarracos no se ponen las capuchas y las boinas para taparse la cara porque saben que son unos asesinos de mierda, al fin y al cabo en su barrio todos saben la clase de escoria asquerosa que son y seguro que los entendidos en el tema ya hasta han puesto el nombre y los apellidos a cada uno de ellos. A mí me parece más bien que son tan jodidamente feos que prefieren no mostrar su rostro en televisión, y seguro que el corte de pelo tampoco les favorece mucho y por eso han optado por las boinas que, de paso, les hacen parecer más paletos e imbéciles todavía de lo que en realidad son, que no es poco. En fin, que el caso es que ya cada día me apetece menos hablar de cuestiones políticas y demás historias que tengan que ver con el desgobierno de mierda que tenemos, porque encima siempre queda por ahí algún auténtico gilipollas integral que aún sale a defender a semejantes hijos de perra jodevidas. Así que si a partir de ahora sólo hablo de lo feos que son los etarras (sí, medio millón de euros de multa) o del cambio de sexo del travelo Pajín, que nadie se sorprenda, no es que esté perdiendo fuerza ni mordiente, es que estoy hasta el mismísimo forro de los cojones, es decir, hasta el escroto. Hale, a mamarla.
 
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