miércoles, 31 de agosto de 2011

La tranquilidad del emigrante

"Increíble", es la palabra más usada cuando relato a cualquiera de mis nuevos conciudadanos la situación de España, las chaladuras mentales del desgobierno zetapariano, el cómo el populacho se ha ido degenerando a sí mismo y a su país con un pasotismo y borreguismo propio de auténticos zombies que en lo único que piensan es en comer cerebros, o en este caso en el próximo Madrid vs Barcelona o a quién se tira Belén Esteban. No sólo les parece increíble, sino que con la mayor de las razones, comentan que en cualquier otro lugar del mundo, incluido éste donde me encuentro ahora, por mucho menos que eso ya hubieran quemado, tiroteado y lanzado al fondo del mar con piedras en el cuello a semejante desgobierno. Pues bien amigos, en España no sólo no ocurre eso sino que encima sigue habiendo millones y millones de esperpentos humanos que les siguen apoyando y prestando su voto. Lamentable.

Si cada vez escribo menos y con menos frecuencia en el blog, de lo que os habréis dado cuenta, es porque desde que decidí emigrar, la mejor decisión que he tomado en mi vida, ya no me afecta lo más mínimo lo que los descerebrados con mierda en las neuronas del puto PSOE hagan con España. Es más, como si la quieren echar por el retrete y tirar de la cadena. A veces incluso me alegro de que cada vez haya más chaladuras y más hijoputismo psoísta, seguramente pensaréis que soy una mala persona y que en este proceso de conversión a la maldad y la sinvergüencería mi siguiente paso será votar al PSOE, pero al fin y al cabo es lo que los españolitos se han buscado, poniendo en la poltrona por dos veces a esta pandilla de hijos de puta y todavía habiendo quien los defiende a capa y espada. Pues oigan, ahora se aguantan. Y es más, que no me dé por votarle al PSOE desde la distancia, aunque sólo sea por joder, si quieren fiesta que la tengan hasta el final, a ver si finalmente hay piedras en el cuello hasta el fondo del océano o si la idiotizada masa españolita continúa dejándose encular sin piedad, que me da que sí.

Y qué más queréis que os diga, que he emigrado, que ya no estoy en España, que después de más de tres años siendo insultado y vejado laboralmente, no habiendo trabajo para mí por ser hombre, blanco y heterosexual, ahora tengo un buen trabajo, bien pagado en una buena empresa y hasta con posibilidad de tener más trabajos en las horas que me quedan libres porque en este país sobra el empleo, no como en otro que yo me sé. Que después de recibir agresiones políticas, encarcelamientos sólo por mi forma de pensar y estar más controlado y restringido que un judío en la Alemania nazi, ahora puedo caminar por la calle tranquilo y libre, sin presiones y sin restricciones, sin imposiciones ni chaladuras feminazis, anti-cristianas o anti-raza blanca. Qué tranquilo estoy, por Dios. Lo peor es que los imbéciles de los españoles, con el cerebro ya lavado hasta la extenuación y con sus niveles intelectuales y neuronales por los suelos, todavía se deben de seguir pensando que lo que acontece en su país es normal y que, como dice algún otro malnacido psoísta, como en España no se vive en ningún sitio. Efectivamente, tan mal no se vive en ninguna parte, es que ni en Zimbabwe, coño.
 
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