lunes, 18 de mayo de 2015

Perdidos en Chequia. Dia 4

Que resaca, por Dios. Honestamente, esta es posiblemente la peor puta resaca que he tenido jamas. Me chuce como un campeon, ciertamente, pero creo que fue la mierda esa del vodka peppermint lo que me revento. Y algun que otro licorcito tipico checo que quiza inconsciente tambien fue gaznate abajo. En cualquier caso esto es horrible, me tambaleo, no consigo alcanzar la vertical al salir de la cama, necesito las cuatro extremidades. Menudo dia jodido nos espera hoy, sobre todo porque es la jornada de la mina. Y no, afortunadamente, la mina no es el nombre de ningun bar.

Mi colega el checo estuvo trabajando en la mina durante mas de veinte años, asi que alli sigue teniendo a todas sus amistades y contactos. Es por esto que nos han preparado un tour especial por los mil y un recovecos de lugar, incluyendo tuneles, galerias y zonas de trabajo. Como podemos, y con el estomago vacio porque en este estado no me podria comer ni una galleta, llegamos hasta la parada del tranvia que nos va a llevar a la zona industrial de Most, que en realidad esta fuera de la ciudad. Asi que con el traqueteo del tranvia comunista, que con la resaca se multiplica con veinte, pronto empezamos a ver paisajes rurales que en breve daran paso a fabricas, chimeneas y demas siniestras construcciones.

El tranvia nos deja a un largo paseo de la mina, se supone que iba a venir un colega del checo a recogernos, pero el tipo se retrasa, asi que empezamos a patear por una pista de mierda (no llega a carretera) llena de cagadas de animales de toda indole. Hace fresco, lo cual ya no se ni si es bueno o malo para el resacon que llevo, aun me tambaleo y empiezo a no sentir las extremidades. Al pasar una curva vemos un coche que viene folladisimo y se para junto a nosotros derrapando como un salvaje. Es el colega del checo, Radek, tipo grande con prominente barriga cervecera, melena rubia al viento, y que nos da la noticia de que recientemente le han ascendido y ahora es el jefe general de toda la explotacion minera. Mejor, asi tenemos acceso total a cualquier punto que queramos de la mina. Un tour para disfrutarlo de verdad, si no fuera por la puta resaca, que cada vez parece que va a peor.

Ya en la explotacion, que sigue teniendo el mismo aspecto comunista de antaño (incluso con hoces y martillos por las paredes), nos dan el equipo de minero completo, y ahi que con la tremebunda resaca, bajamos a mas de doscientos metros de profundidad en un elevador que parece que nos vaya a llevar al mismisimo infierno. Yo me tropiezo con todos los escalones que me encuentro por el camino. El tal Radek ya sospecha que la chuza de ayer fue de las buenas. Lo peor es que el tipo esta deseando acabar la jornada de hoy para llevarnos de baretos y que agarremos otra. Este pais nos va a matar. Recorremos los primeros tuneles, rodeados de carbon por todas partes y al poco rato llegamos a la "oficina".

La susodicha oficina es un recoveco en un tunel donde con varios maderos han simulado una puerta y unas paredes. Unas tablas con caballetes hacen la funcion de escritorio y para sentarse hay un banco donde caben cuatro o cinco personas. Y en las paredes, pues lo tipico, estadisticas, anotaciones, papeles informativos, tias en pelotas, posters de musica heavy... Vamos, una oficina en toda regla. El encargado de la zona nos saluda efusivamente y a una seña de Radek nos saca una botella de ron y un extraño cafe para esnifar. Yo alucino. Todo esto deberia de estar prohibido en un entorno de trabajo tan peligroso, y de hecho parece que lo esta, pero importa una mierda, hay que trabajar con alegria. Radek, el encargado y mi colega se sirven sus correspondientes dosis. Yo amablemente rechazo la mia, no porque sea un marica, sino porque como me meta algo en el cuerpo, sea lo que sea, creo que algo por dentro me va a estallar.

Ha sido una buena decision. El largo paseo por los tuneles refrigerados me esta despejando a ratos. Aunque en otros momentos empiezo a desprender un sudor frio que me esta matando. Nos tiramos varias horas recorriendo tuneles, viendo maquinas y conociendo a extraños mineros. Desde luego la jornada de hoy esta resultando curiosa. En fin, que al final, y mira que se me ha hecho largo, volvemos a enfilar la salida, de nuevo a traves del macabro elevador. Me alegro de ver la luz del sol, pero la resaca sigue ahi dando por culo. Radek, que acaba ya su jornada laboral, nos dice que vayamos con el al pueblo de al lado, que hay un bareto con musica en directo y putas. La idea es atractiva pero me da que si vamos, directamente falleceremos, asi que mi colega cordialmente declina la invitacion.

Finalmente un trabajador de la mina nos lleva de vuelta a Most. Es la decision mas acertada, tener un final de dia tranquilo. Aunque no del todo, ya que el tipo insiste en que paremos con el a tomar algo. Bueno, quiza un par de cervezas es lo que mejor le pueda ir a mi resaca, ya que aun no me he metido nada en el cuerpo en todo el dia. Nos hacemos tres o cuatro rondas y, aunque mi colega el checo esta muy dispuesto a seguir, le comento que seria mejor retornar al alojamiento. Me hace caso, incluso pensamos en acercarnos a un supermercado a comprar algo de comer para no tener que salir por la noche, porque ya sabemos que nos liamos muy facilmente.

Ha sido un buen plan. Pan, mantequilla, salami, pate y varias mierdas checas que hacen las delicias de mi sufrido paladar. Lo mejor son los encurtidos alemanes, estos pepinillos con tamaño de zurullo, que estan cojonudos y cuyo caldito, segun el checo, es el mejor remedio que hay contra la resaca. La verdad es que todo esto me esta sentando de maravilla. Hasta tal punto que hoy puedo perdonar las cervezas nocturnas. Nos vamos a la cama a descansar esperando que mañana el resacon se haya curado del todo y podamos seguir disfrutando del tan interesante y sufrido viaje por estas tierras del centro de Europa.
 
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