sábado, 25 de febrero de 2017

Una semana en Delhi 5. La gran chuza

De nuevo abriendo los ojos en mi cuartucho del hotel en Connaught Place, Delhi. El ultimo dia completo que voy a pasar aqui ya que mañana a ultima hora de la tarde emigro de este pais. Zuali, mi guia, ya me comento que tenia planes especiales para la jornada de hoy, asi que intento reservarme para ellos. Hoy va a ser el unico dia que pruebe el desayuno del hotel, tengo que llamar por telefono a la recepcion, que basicamente esta al otro lado de la puerta, encargarlo y me lo trae el botones. Quieren pretender ser algo moderno y occidental, pero no pueden, ya que escucho mejor al tio que me responde por telefono a traves de la puerta que por el auricular. Me pido algo simple, tan solo un cafe con leche que esta asqueroso, unas tostadas y unos huevos revueltos que parecen y saben a vomito. Todo esto, junto con una botellita de agua (hubiese preferido una buena cerveza para empezar el dia con alegria) me lo trae el susodicho botones, un crio de diez años vestido en plan Sacarino.

Mi estomago cada dia esta peor, supongo que por la acumulacion de excesos, aunque ayer la verdad es que me puse fino, y encima el desayuno de los cojones me ha sentado como una patada en los huevos. Me he tenido que levantar varias veces durante la noche a sentarme en la taza, pero ahora toca una sesion de vaciado mas intensa aun si cabe, de esas con sudores frios y todo. Creo que mas o menos ya estoy en condiciones de andar, uf, salir a la calle, el jaleo, el trafico criminal, los caraolivas que te persiguen... pero el caso es que quiero comprar un par de souvenirs antes de quedar con Zuali, para aprovechar un poco lo que queda de matinal. Y de paso probar la mision que me han comentado que es imposible, pero que el recepcionista de la eterna sonrisa me dice que no sera problema, sacar algo de efectivo de algun cajero. En fin, alla que vamos.

Lo hacen adrede para que los turistas (los pocos o ninguno que hay) acaben comprando en los sitios caros, los unicos donde puedes pagar con tarjeta. Bloquean las tarjetas internacionales en los cajeros. Asi que me acerco a un mercadillo que esta petado de educados personajillos que te quieren vender de todo, pero apenas con un poco de calderilla, ya que es imposible adquirir mas efectivo. Quiero comprar algo de ropa tipica pero apenas me da para una camiseta con motivos religiosos y algunos imanes de nevera, que por cierto no veas lo jodido que es encontrarlos en este pais. Seguramente porque no hay neveras donde ponerlos.

En fin, que me doy un paseo para hacer tiempo, ya que esta menda ya esta de camino al centro, visito un interesante centro comercial situado bajo tierra que da autentica claustrofobia, no solo por la cantidad de personal que pulula por los diferentes pasillos sino tambien por el nauseabundo olor que sale de todas partes. No es a mierda, no, es a mierda podrida mezclada con animales en descomposicion, algo realmente asqueroso, y mira que yo mucho olfato no tengo, pero llega hasta el punto en que me esta costando avanzar sin que me entren arcadas. Las tiendas son simples puestos hechos con telas, maderos o lo que sea que han encontrado los tenderos, con lo cual no hay un puto sitio donde refugiarse de esta jodida peste. Lo peor es que me estoy meando y cagando y no hago mas que ver ante mi indicaciones hacia los lavabos publicos. Pero si los pasillos apestan asi no me quiero ni imaginar a que cojones deben de oler los putos retretes.

Al final consigo salir de esa maldita catacumba maloliente, que mira que era grande y laberintica, ya creia que iba a morir alli, y la verdad es que seria un buen sitio para dejar que mi cadaver se pudriese, ya que nadie se hubiera dado cuenta del olor. Bueno, el caso es que Zuali ya esta por aqui, nos encontramos y me dice que esta con las pilas cargadas y con sed. Esto huele a exceso. Para empezar me lleva a jalar a un sitio bastante pijo pero que no es nada caro. Yo ya no se ni lo que pido, otra salsa india con nombre raro, con trozos de pollo y acompañada por arroz y naan. La cuestion es que el camata me dice que hay una oferta de birras a tres por una, y obviamente le digo que me traiga las tres de golpe. El tio se rie, yo no, le miro, cesa su carcajada y me trae las birras.

Zuali, sabiendo que estoy jodido del estomago, me intenta hacer una ruta mas o menos saludable. Despues de comer visitamos la tienda de dulces mas famosa de la ciudad, y la verdad es que los dulces indios estan de puta madre, aunque las cosas con azucar no son mi pasion. Luego caemos en un extraño local donde solo venden te, pero mucho te, de toda indole y de toda procedencia. Y el sitio esta a parir, se ve que a los indios les va esta mierda de infusion, la cual toman con leche, algo que a mi no me hace mucha gracia, y menos tal y como tengo el estomago. Al final me pido una mezcla de tes de menta, limon, gengibre y alguna mierda mas que no tengo muy claro que es. Y me lo sirven con puta leche. Necesito algo fresco para rebajar toda esta mierda ingerida en las ultimas horas, por ejemplo... una cervecita.

Esta anocheciendo ya y Zuali me pregunta que quiero hacer. Se me ocurren varias cosas, sobre todo teniendo a una hermosa mujer al lado. Pero como soy un tio educado, tiro por la mas obvia, que por otro lado me apetece bastante, todo sea dicho, o sea mamarme unas birras. Le sugiero que vayamos al Hawkers, que en los ultimos dias me ha tratado muy bien y curiosamente ella no conoce. Se van a hacer de oro en el local conmigo a este paso. Es entrar por la puerta y tres camatas a la vez se giran, me sonrien y me saludan de forma mas que efusiva. Hasta me felicitan por mi cumpleaños, que es mañana por cierto. Parece ser que ayer estuvimos charlando mas de lo que me acuerdo. En fin, que hasta tienen una mesa preparada para mi y todo, pues habra que aprovecharla porque el sitio esta abarrotado de gente y en breve no habra ni un solo sitio mas.

Zuali se esta partiendo la caja de ver la cantidad de 'amigos' que he hecho en mis ratos libres, y rapidamente pide una jarra de esas de litro y medio de Bira. Me encanta esta mujer, tampoco le gusta perder el tiempo. Y asi vamos a pasar las proximas tres o cuatro horas, jarra tras jarra, hasta llegar a cinco o seis, con una conversacion de lo mas distendida, recordando el pasado, cuando nos conocimos, lo que hemos hecho desde entonces y hablando de extravagantes planes de futuro que, de una forma u otra, nos son bastante comunes a los dos. Hacen falta pocas cosas para hacerme feliz, una hermosa mujer, una buena charla... bueno, que cojones, lo unico que hace falta es la jarra de cerveza, llamemos a las cosas por su nombre.

Pronto sera medianoche y Zuali tiene que coger su ultimo tren, aunque su estado etilico es tal que ha perdido el concepto del tiempo y quiere seguir mamando. La acompaño hasta la boca del metro para asegurarmente de que no se mete en otro bar antes de irse a casa, pero antes me obliga a parar en un puesto callejero a hacerme una especie de empanadilla que dice que no me puedo ir sin probar. Siguiendo sus indicaciones me meto esa extraña bola de comida entera en la boca y empiezo a masticar. 'Cosa jabonosa', asi es como le describo este macabro tentempie indio, que basicamente es como una empanadilla de toda la vida pero rellena de algun tipo de alimento que tiene la textura y el sabor de una puta pastilla de jabon. Por lo menos tendre un aliento de puta madre, eso si. Muy cariñosamente (cosas del alcohol) despido a Zuali y la emplazo para comer mañana, aunque no se por que me huele que la resaca que va a tener va a ser de las que hacen historia.

En mi ultimo paseo nocturno por las calles de Delhi, lo que son unas pocas manzanas hasta llegar al hotel, reflexiono sobre todo lo acontecido en los ultimos dias. El trafico a estas horas es bastante menor que de costumbre y casi hasta puedo cruzar sin miedo a que me atropellen. Aunque voy tropezando con practicamente todo, y es que ahora mismo me estan subiendo todas las putas jarras de cerveza que me he cascado en el Hawkers. Creo que es el dia que voy en peores condiciones, desde que he dejado a Zuali me ha empezado a subir el pedo de una forma tremebunda y los ultimos diez escalones de acceso al hotel me cuestan como dos minutos, rebotando de pared a pared y agarrandome a una barandilla imaginaria. El recepcionista de la eterna sonrisa me dice algo pero yo voy tan flipado que ni me paro. Busco la cama y fallezco.

martes, 21 de febrero de 2017

Una semana en Delhi 4. Taj Mahal

Si uno visita India, imprescindible es ver el Taj Mahal, el mas hermoso y perfecto monumento construido por amor en toda la historia de la humanidad. Obviare la informacion al respecto, el que no conozca nada sobre el lugar, que vaya a wikipedia y se entere, muy recomendable. La cuestion es que son las 6am y un coche privado nos esta esperando a mi guia Zuali y a mi para llevarnos hasta Agra, donde se encuentra la mencionada maravilla. Son tres horas y media de conduccion para llegar hasta alla, y otras tantas para volver, obviamente, asi que cuanto antes mejor. Con nuestro propio chofer, que estara todo el dia esperando por nosotros y llevandonos a donde quiera que le digamos. todo por el modico precio de 50 pavos, peajes, gasolina e impuestos varios incluidos. Quiza os parezca barato pero para este pais es una barbaridad de precio que solo los putos ricachones nos podemos permitir. Me encanta India.

Emprendemos la marcha, yo bastante fresco porque me fui a dormir mas o menos pronto y no muy doblado, pero el careto de la pobre Zuali lo dice todo, apenas ha dormido una hora y parece un zombi, y es que se ve que a ella tambien le va el pimploneo, especialmente en solitario en casa. Ayer se estuvo poniendo fina hasta cerca de las 4am, y me da que todavia va algo piripi por la cantidad de conversacion que me da y lo feliz y sonriente que parece. Y eso que el amanecer es asqueroso, con una neblina que no se acaba de disipar y una temperatura que, a mi me gusta bastante, pero para estos indios es como ir al Polo Norte. Debemos de estar a 12 o 13 grados centigrados.

La autopista desde Delhi hasta Agra es de lo mas placida. Cuatro carriles, ni un puto coche, y una tranquilidad que mataria a un muerto. Hemos salido de la marabunta de Delhi y aqui practicamente no hay nada, apenas algunas lejanas granjas, y esa niebla que no se acaba de ir, ocultando el sol y dejando entrever desolados paisajes de matorrales, bastante verdes, todo sea dicho. Esto no es como la amarilla Castilla, ni mucho menos. La conduccion de los indios, aunque sea por una autopista de pago, sigue siendo la misma pirula macabra de siempre. De vez en cuando nos vemos pasar una moto que viene de frente por nuestro mismo carril, o nos topamos con un tipo en carreta cruzando como si nada, o adelantamos a un tranquilo aldeano en bicicleta. Lo de siempre, no hay ley.

Son casi las diez y ya estamos en Agra, enfilando la calle, camino o lo que sea que nos va a dejar en el "parking" (grupo de coches amontonados en una explanada de tierra) junto al Taj Mahal. Siendo que Agra no es ni mucho menos un pueblo, no hay la masificacion de Delhi ni de lejos. Observo una vida mas placida y tranquila para los habitantes del lugar, que no pueden evitar mirar extrañados al individuo que va sentado en este coche, o sea yo, un hombre blanco, algo que muchos de ellos rara vez han podido contemplar. Despues de sortear un par de vacas, que ya se sabe son el animal sagrado del pais, que estaban tranquilamente durmiendo en mitad de la calzada, finalmente nuestro chofer nos deja lo mas cerca que puede del recinto del Taj Mahal, ya que por ley no se puede circular en un radio de un kilometro del monumento. Vamos, en el susodicho parking macabro.

Los diez minutos de paseo hasta la entrada son un suplicio. Todo dios me intenta vender absolutamente todo lo que puede. El unico que me cae bien es un tal Johnny, quiza por el nombrecito que se ha puesto, o quiza porque no me da mucho la murga y simplemente me dice que le busque despues de la visita al lugar para comprarle souvenirs. Es un indio mas occidentalizado, no tan plasta como sus conciudadanos, y hasta habla un ingles bastante aceptable. Bueno, por fin, ya estamos dentro del recinto, paseamos por la explanada de entrada y tras atravesar un inmensa puerta roja, ahi vemos, al fondo, flanqueado por sus imponentes y perfectos jardines, esa obra maestra de la arquitectura universal, el Taj Mahal.

Tengo que decir que hay muy pocas cosas que me impresionan en este mundo, y menos aun si son construidas por el hombre, pero lo del puto Taj Mahal me deja con la boca abierta. Es mucho mas incluso de lo que esperaba. No voy a entrar en detalles pero creo que nuestro paseo por los jardines, alrededores e interior del edificio se debio de extender durante dos o tres horas. Zuali, que a pesar de ser india es la segunda vez que viene al lugar, esta absolutamente embobada con la perfeccion de como el marmol blanco ha sido vaciado y pulido para conseguir unos relieves decorativos absolutamente inauditos en cuanto a dibujo y simetria. Y yo... bueno, a mi me gusta absolutamente todo, aunque he de reconocer que las vistas desde el monumento al rio Yamuna me ponen especialmente cachondo. Que belleza, por Dios, y eso que aun no voy borracho.

Y ahora que lo menciono... con este solecito que tenemos y el paseillo por los jardines, me esta entrando una sed cervecera... Disfrutamos de nuestras ultimas vistas y obligadas fotos del lugar y decidimos salir buscando un sitio para menear el bigote (hay bastantes) y refrescarnos el gaznate. Pero antes, oh vaya, nuestro amigo Johnny nos caza, y yo que casi me habia olvidado de el. Pero bueno, tampoco me sabe mal, como me tengo que llevar algun souvenir de aqui, le regateo los precios, como es costumbre en el pais, y me llevo cuatro o cinco cosillas para rememorar mi visita al lugar. Y apenas cien metros mas alla, una especie de restaurante cutre (con cuatro mesas) que simplemente llama nuestra atencion por el letrero de la entrada, "tenemos cerveza fria". Mirada complice entre Zuali y yo, que tenemos aficiones etilicas similares, y para dentro.

Por el comportamiento de los camatas, me doy cuenta rapidamente de que he entrado en un local de musulmanes, pero aqui en India, como son una autentica minoria, son realmente liberales, asi que pronto nos sacan un par de cervezas de 650ml (buena medida), con el tipico cachondeo del moro que dice que para la mujer la de 4% de alcohol y para mi la de 8%, que para eso soy un hombre. Moros. Para comer Zuali se pide un rollito vegetal indio (parecido al chino pero de tamaño descomunal) y yo me decido a probar un curry de pollo, en la tierra por excelencia del curry. Y bien bueno que esta, tengo que admitirlo. Como anecdota, recomendaros que nunca jamas entreis al servicio en un local de moros, por mucho que os esteis meando. Supongo que habeis visto la pelicula Trainspotting. Ahi lo dejo.

Nuestro chofer, coche incluido, esta donde tiene que estar, en el cutreparking, esperandonos. Le comentamos que nos lleve a ver la otra atraccion de la ciudad, el Fuerte Rojo de Agra, que es inmenso y espectacular, por cierto, pero veo el cansancio de Zuali y me hago cargo de que si entramos a verlo llegaremos realmente tarde de vuelta a Delhi, asi que simplemente visitamos el exterior, que ya de por si es bastante increible. Y decidimos volvernos hacia la capital. A esta hora habra mas trafico, sobre todo de entrada a Delhi, asi que vamos a llegar practicamente cuando se ponga el sol. La pobre Zuali acaba durmiendose en el camino de vuelta, y yo voy dando cabezadas, aunque no me quiero perder nada del paisaje que va surgiendo a mi alrededor.

Una vez en Delhi, Zuali decide emigrar a dormir la mona, la resaca o lo que sea que lleva encima, prometiendome que mañana va a estar con las pilas cargadas y que tiene planes para que pasemos un gran dia. Yo, por si acaso, le pregunto donde esta la tienda de licores mas cercana, que aun son las seis de la tarde y necesito mi racion habitual de chuza. Visito la susodicha tienda y me compro cervezas locales varias y una botella de vino tinto indio. Pero decido meter toda esta metralla en la maleta y llevarmela de vuelta a casa. Ahora toca visitar de nuevo el Hawkers, un pub que ayer me dejo muy buenas sensaciones, y ponerme totalmente del reves.

Vamos a lo grande, directamente me pido una jarra de cerveza de litro y medio. El camata indio, que se acuerda de mi de ayer, me pregunta si estoy seguro, que soy una sola persona y eso es mucho liquido. Rapidamente le cierro la boca, "soy escoces, saca la puta jarra", quiza me he pasado un poco con los modales, sobre todo con lo educadamente que me ha tratado el indio, pero pronto nos hacemos buenos colegas entre risas y conversacion (estan muy interesados en los single malt escoceses), y cuando pido la segunda jarra ya no hay mas preguntas tontas. Para cenar pruebo una recomendacion de Zuali, el pollo en salsa de mantequilla, que no esta mal, pero me parece demasiado suave. Creo que me tiro unas cinco horas mamando y mamando y mamando en el Hawkers. Para que moverme, estoy a gusto y aqui ya todos los camatas son colegas. Para llegar de vuelta al hotel tengo que atravesar tres o cuatro calles, el tipico deporte de riesgo, especialmente yendo doblado como voy. Finalmente lo consigo, me tumbo a dormir y me doy cuenta de lo jodido que tengo el estomago. Creo que va a ser una noche demasiado larga...

lunes, 20 de febrero de 2017

Una semana en Delhi 3. El paseo

Demasiada comida, o bebida, o vete a saber que. El caso es que mi estomago empieza a estar afectado, como casi siempre que me voy de vacaciones, asi que toca sesion intensiva de sentado en la taza y vaciado, para abrir el dia. Tengo desayuno incluido en el hotel pero no puedo, simplemente lo dejo pasar y me centro en sanear el cuerpo lo mas posible. Y es que intuyo que hoy me espera otra sesion muy dura, incluso mas dura que ayer. Mi guia ha hecho crack, a las primeras de cambio. Resaca horrible, imposibilidad de moverse... en fin, que ya desde ayer tenia yo en mente que hoy iba a ser mi jornada de paseo en solitario, me gusta andar, y la cantidad de kilometros que hago y el ritmo al que voy no es facilmente soportable por nadie mas que no sea yo, asi que mejor ir solo. Cuerpo en condiciones, cojones en su sitio... a la calle. Con lo que ello conlleva, suicidio seguro ante el trafico criminal y caraolivas pesados intentando venderme de todo.

Intento caminar lo mas rapido posible, en primer lugar porque quiero ver varias cosas, tambien porque las distancias aqui son abismales, y sobre todo porque a esta velocidad los vendedores y ofrecedores desesperados apenas van a tener tiempo de entrarme con su tipico "señor, le ofrezco tal cosa, señor". Aun asi, uno de estos mendas, bastante joven y atletico, puede seguir mi ritmo y durante diez minutos me hace una entrevista en toda regla, a pesar de que yo no aflojo el paso ni un apice. Primero me toma por una estrella occidental del rock, despues por un turista perdido (ver escena de Rambo III con el afgano), y finalmente, cuando le digo todo lo que tengo en mente visitar, me ofrece un taxi. "Todo eso es imposible, señor, es andar mucho, señor"... calla, cojones, que yo se muy bien lo que me hago.

La cuestion es que desde Connaught he pillado una larga avenida hacia abajo, en direccion al Parlamento, primera pseudo-parada del dia. Y digo esto porque en teoria hay una oficina a la entrada donde se supone que te pueden tramitar un pase de visitante y puedes entrar a ver el sitio. Si ya tengo poco interes, se me quita totalmente ante la cola de indios en el mismo lugar intentando sacar pases para tramitar asuntos personales. El guarda de la entrada, fusil en mano, me mira raro. Primero le digo que quiero el pase, y luego me piro sin mediar palabra y sin pase, fijo que piensa que voy a poner una bomba. Por lo visto la ciudad esta en estado de alerta terrorista, que me da que es permanente. Hay militares armados hasta los dientes por todas partes, e incluso he visto pasar ya a algun que otro civil con un fusil de asalto colgado del hombro. Esto promete.

Desde el Parlamento pillo otra larga y muy larga y muy larga avenida que me lleva hasta la Puerta de la India, una especie de arco de triunfo rodeado de nada. Zona turistica, se supone, y es cierto que hay bastante gente haciendo fotos y muchos personajillos que te intentan vender de todo, pero son todos oscuros. Vamos, que el unico puto hombre blanco que hay en kilometros a la redonda soy yo. Ya intuia yo ayer que a lo largo de estos dias iba a dar bastante el cante. En fin, que hago unas cuantas fotos y sigo con mi paseo que ya anda cerca de las dos horas... y lo que queda. Y es que ha llegado el momento de caminar un rato sin direccion aparente, perderme por varias calles macabras, ojear a los tipicos personajes de la Delhi profunda, a donde no llega ningun turista (y a la otra Delhi tampoco), y poco despues enfilar mi proximo destino pateistico del dia.

El rio Yamuna, quiero verlo. Las cenizas de George Harrison fueron esparcidas por entre el Yamuna y el Ganges, y como el segundo me queda un poco lejos, al menos veremos el que tenemos mas cerca. De camino por otra avenida larguisima, que en este caso es una continuacion de una autopista que entra en Delhi por el este, cruzo por lugares bastante curiosos, como la calle de los notarios, donde muchos de los que ejercen esta profesion en la ciudad tienen ubicadas sus casetas en plan mercadillo. Tambien veo bastantes personajes que viven y duermen en la calle. No es que sean pordioseros, pero les sale barato, el clima aqui se lo permite, y apenas tienen dos o tres posesiones que les sirven para ejercer algun trabajo cutre y ganar lo suficiente para poder jalar algo (una bicicleta y una manta, en muchos casos). Pasando cruces y avenidas por entre el trafico, en plan suicida (estilo indio), me topo tambien con representaciones de deidades por todas partes, en solitarios edificios, pintadas en paredes, e incluso figuras de Ganesh, Brahma, Vishnu o Krishna en mitad de la calle, para que todo el que pase por alli y quiera, pueda adorarlas.

Parece imposible que por la autopista de puentes y tuneles brutales por la que voy andando (no hay acera, pero eso no es problema, ya sabemos que por aqui puede circular de todo) haya algun acceso a la vera del rio. Pero como soy un tio con suerte, resulta que encuentro ese acceso. Una pista de tierra y piedras que baja hasta el mismisimo cauce. A un lado y otro del camino, sitios de oracion, tipos que han plantado sus tenderetes con las tipicas figuras de sus deidades. Alli rezan como locos antes de bajar hasta el agua y tocarla o darse un baño para purificarse. Todo un ritual. De todos estos puestos el que mas me impone es uno con Brahma y sus esvasticas, un simbolo originario de la mas remota cultura de este pais que, por la estupida incultura del hombre occidental, parece prohibido en Europa.

Es hora de ir volviendo a la zona del hotel, el paseo ya se me esta haciendo mas que largo, aunque ameno, hasta el punto de que la hora de comer hace rato que ha pasado y yo sigo con el estomago vacio y el gaznate reseco. Por una de esas inmensas avenidas de Delhi, paso por la puerta de un colegio a la hora de salida de los infantes. Ya la hemos cagado. Me observan con ojos como platos, como quien nunca ha visto a un tio tan blanco como yo. Corren movil en mano (no os creais, que estos estan a la ultima en tecnologia) a hacerse fotos conmigo. Me toca hacer varios posados con los niños hasta que se me hinchan los cojones y me largo sin mediar palabra. Vamos, en algun pais absolutamente subnormal que yo me se, ya me hubieran tomado por un pedofilo. Menos mal que este lugar es bastante mas normal. Si, amigos, India es mucho mas normal que otros sitios que yo me se. Manda huevos.

Deben de ser las cuatro de la tarde y finalmente llego a Connaught por la parte norte. Estoy tan sediento que me meto en el primer pub que veo, el Hawkers. Despues de la solana y los 25 grados (demasiado para mi) que he padecido durante todo el dia, la oscuridad del lugar me sabe a gloria, y la Kingfisher que me enchufo ya ni te digo. Al final caen tres o cuatro, mas una especie de pollo rebozado y un tempura de langostinos. La comida algo floja pero el liquido elemento me ha sabido a gloria. A punto de caer el sol decido cruzar Connaught en direccion a mi hotel por en medio del Central Park de Delhi, que es el puto centro mas centrico de la ciudad. Me habian comentado que en este parque las parejitas vienen a hacerse de todo, pero para mi decepcion no veo ningun espectaculo pornografico. Si es que la gente exagera de una manera que no veas.

De vuelta al hotel me duele muchisimo la cabeza y me noto una alta temperatura en la frente. Ya estamos, fiebre amarilla o algo asi. Pero cuando me miro al espejo descubro la cruda y triste realidad, mi piel no soporta ni estas temperaturas ni este sol, asi que me he quemado, parezco un puto tomate. Me tumbo en la cama durante dos o tres horas e intento hidratarme a base de agua, que ya es raro en mi. Y creo que tanto H2O me esta sentando mal. Finalmente decido, viendo por la ventana que ya ha anochecido y refrescado un poco, salir a refrigerarme con lo que a mi me mola. Ruta de pubs, ahi vamos.

Me hago un par de locales en plan de tranqui, aunque in crescendo, cervecita a cervecita. En uno de ellos aprovecho y ceno algo, pruebo un par de pescados diferentes, uno de ellos cojonudo y el otro ultrapicante. Dificil discernir que clase de pescado puede ser (seguramente algo de la zona que yo no conozco), ni saber los ingredientes y especias que lleva la salsa. En una de estas, y cuando ya estoy a punto de acelerar y ponerme en velocidad etilica de crucero, mi querida guia Zuali me llama para confirmarme que ha conseguido reservar un coche que mañana nos lleve al Taj Mahal, en lo que va a ser el momento culminante de todo este viaje. La mala noticia es que salimos a las 6am. Se acabo la gran chuza que me esperaba esta noche. Bueno, como el viajecito promete, intento ser bueno y solo me hago un par de rondas mas, para llegar al hotel e irme a dormir antes de medianoche. Aun asi, voy doblado.

jueves, 16 de febrero de 2017

Una semana en Delhi 2. Visitando la ciudad

Buenos dias, India. Pues tampoco he dormido mucho porque al final me acoste tarde de cojones y me costo un poco coger el sueño confortable, pero tras cinco o seis horas de maldormir aqui estamos, listos y dispuestos para ver que cojones dan de si esta ciudad y este pais. La habitacion del hotel es mas cutre aun de lo esperado, una vez despierto y echando un ojo a todos los detalles. El somier es lo mejor, basicamente estoy durmiendo en un puto ataud, una base de maderos bien duros y un colchon de apenas tres dedos de espesor. Eso si, rigido estoy, vamos, como un muerto. El baño es mejor aun, con desconchados debidos a la humedad por todas partes y grietas tan tochas en la pared que por momentos parece que vayan a empezar a salir serpientes encantadas de ellas. Pero bueno, como no soy maricon, tampoco me voy a extender en la descripcion, mejor me pego una ducha taleguera, porque la ducha es peor que la de muchos talegos europeos, y me preparo para empezar mi primer paseo por Delhi.

En la recepcion del hotel me encuentro a mister sonrisa, y es que el recepcionista habitual de dia es un indio de cuarenta y pocos, amplio, bien peinado y trajeado, para que no se diga, y con unos modales y sonrisa que sobrepasan el limite de la amabilidad absoluta. Si, señor, por supuesto, señor, gracias, señor... Una educacion extrema en los modales, que pronto voy a ver que es comun a todo el pueblo indio. Gente honesta, honrada, y que se preocupa mas por el que hay al lado que de uno mismo. Ya podrian algunos paises occidentales, concretamente del oeste europeo, y especialmente de la peninsula iberica, aprender de estas gentes. Y no, no me refiero a los portugueses, que tambien son bastante educados, todo sea dicho.

Salgo a la calle y descubro la realidad del trafico de Delhi. Aqui no hay leyes ni normas. Veremos una avenida de cuatro carriles donde circulan a la vez coches modernos, coches antiguos, motos, morocarros, bicicletas, gente andando, vacas, elefantes, camellos... y digo carriles por decir algo, porque cada cual va por donde puede, incluso por la acera. Los semaforos no existen, en los cruces gana el primero que se mete, o ninguno, porque lo mas normal es que entren todos a la vez y al final se acaben petando. Todo esto imaginadlo en vuestra ciudad y multiplicadlo por mil, porque aqui la poblacion es inmensa. Alla a donde miro solo veo cabezas, apenas puedes caminar porque la muchedumbre te tapona. El sonido de las bocinas en ensordecedor y constante. Lo podria explicar una y otra vez pero ya os digo que si no se vive es imposible de imaginar. Va mas alla de la peor de las locuras que podais pensar.

En mitad de todo esto, apenas tengo que caminar dos manzanas para encontrarme con mi contacto. Asi es, conozco a alguien, una vieja amiga que me va a servir de guia durante dos o tres dias, para que mi estancia en Delhi no sea tan salvaje. Como ella misma me dijo antes de llegar aqui, no esta claro si lo que voy a experimentar me va a gustar o no, pero va a ser tan diferente a todo lo visto anteriormente, que mejor tener a alguien que me lo explique. Y tengo a ese alguien, Zuali, la bella Zuali, una joven india procedente de la provincia de Mizoram, en el noreste del pais, que por alguna macabra razon en un momento dado se traslado a vivir a la capital y, extrañamente, ha acabado por adaptarse a esta puta locura de ciudad que es Delhi.

No voy a explicar como y cuando conoci a Zuali, seria muy largo, pero la cuestion es que me alegro mucho de encontrarme con ella despues de casi dos o tres años desde la ultima vez. Y la chica no quiere perder el tiempo, ya que estoy en Delhi, pues a visitar cosas. Para abrir boca algo casi prohibido a turistas, un paseo por la vieja ciudad de Delhi. El motocarro es el taxi por excelencia. Mas manejable y barato que un taxi convencional, sobre todo para estos transitos por la ciudad, y siempre con el cachondeo del regateo con los conductores, especialmente si eres turista. Pero Zuali se las sabe todas. Despues de una autentica aventura suicida de conduccion criminal por media urbe, llegamos a la mezquita mas grande de todo el pais, que se situa justo a la entrada de Old Delhi.

Somos catolicos y se nos nota, asi que tenemos algun que otro problema para entrar al templo. Para mas inri, mi camiseta haciendo apologia de la sidra irlandesa no ayuda mucho a hacerme amigo de los musulmanes. Aun asi, varios moros que no han visto a un hombre blanco en su vida se paran a mi lado para hacerse fotos conmigo. Si, leeis bien, yo soy el turista pero son ellos los que sacan fotos de mi. Y no me parece raro, en la vieja Delhi soy el unico rostro palido. Todos me miran y me preguntan, soy el foco de atencion. Esto es algo bastante comun en la ciudad, apenas hay turismo, practicamente ninguno. Asi que soy el unico payaso que pulula por estos lares. Y encima, como soy un cachondo mental, me meto en los sitios mas tetricos y perdidos. Es asi como Zuali y yo pronto acabamos en un restaurante tipico solo para gente local, que apenas si conoce ella misma, pero intuyo que el papeo va a estar cojonudo. Pollo picante, arroz, pan de naan... en fin, un menu para dos que al final nos sale por dos pavos. Si, los precios aqui estan tirados. Si sabes donde ir, claro, porque en cuanto te muevas a una zona con mas pasta o donde caiga algun turista, se acabo el chollo. Sin ser excesivamente caro, pero no 'tirado', que es la unica definicion que se puede aplicar a una comida para dos por dos pavos. Ah, y no podemos acabarnosla.

Y seguimos nuestra ruta. La tumba de Humanyun es un parque gigantesco con varios edificios, entre ellos la tumba del susodicho, que suelen ser reclamo para algun que otro turista. Bueno, seamos realistas, solo para mi, y porque me han traido aqui. Aunque el sitio es muy bonito, a decir verdad yo me estoy muriendo de sed, hacen 25 grados, que para mi es un puto horno viniendo de donde vengo, y no hago mas que preguntarle a mi guia por las cervezas. Si, pronto, seguro, pero va, cojones, que me deshidrato. Aun visitaremos el Red Fort, que para mi suerte esta cerrado, y un par de tiendas de musica donde expreso mi interes por sitares, tambouras, tablas y demas instrumentos indios. Hasta que entro en una donde un indio melenudo me dice que no venden esas mierdas, que alli solo se dedican a la musica heavy. Bien, ya veo que chevutas hay en todas partes. Hale, joder, a beber.

Mi primer contacto con los pubs indios es chocante. Sobre todo despues de pasar todo el dia entre lo mas profundo de la ciudad. No hay termino medio, esto es pijo y estilista a tope. Hasta te piden identificarte antes de entrar, te abren la puerta y te sientan en la mesa como si fueras James Bond. Despues de lo de anoche con las viejas californianas, aun lo soy. Los baretos aqui solo son para gente muy pudiente, aun asi los precios, sin ser tirados, son razonables. 0.80 por una cerveza o 4 pavos por una jarra de litro y medio. Me tiro a las locales, Kingfisher y Bira, dos grandes descubrimientos, sobre todo esta ultima, a pesar de las caguetas que produce.

Tras un par de rondas, mi preciosa guia decide emigrar hacia su apartamento en la zona norte de la ciudad. Tiene que cuidar de sus hermanas... y yo de mi cogorza. Tampoco necesito mucha mas guia para ponerme a tono, la verdad, lo unico es que siempre mola recrearse la vista con hermosas mujeres. Pero si no queda otra... me tomo un pequeño relax en el hotel y me preparo para la cena. El hombre de la eterna sonrisa ahi esta, perenne en la recepcion, asi que le pregunto por el mejor restaurante de toda la ciudad. El United Coffee House, sin duda, a unas tres o cuatro manzanas de donde esta mi hotel. Estamos en Connaught Place, el centro de Delhi, alrededor nuestro esta lo mas pijo, caro y especial de todo el pais. Vamos, que aqui me puedo sentir como un puto rey. Vamos a ello.

Llego al local. Varios indios me hacen la reverencia (sin exagerar), me sientan casi a la fuerza y me cubren de perfumes, servilletas bordadas y diferentes menus. Todo dios me mira. No hay mucha clientela pero son todo indios super trajeados y con pinta de muy pastosos. Yo soy blanco, como la leche, y voy en vaqueros y camiseta. Pero saben lo que hay, el poder del dolar, o mejor dicho, de la libra esterlina. James Bond, ya lo decian las viejas californianas, asi que de entrante me meto un Cinzano con vodka, sin remover y sin agitar, que yo tengo mi estilo propio, cojones. Eso si, acto seguido le digo al camata indio que me empiece a sacar Kingfishers, una tras otra, y que cuando vea mi vaso vacio saque otra, que yo mamo mucho. Sus deseos son ordenes, señor, y asi lo hace.

Para empezar a llenar el buche, bocaditos de paneer, que es un queso tipico indio, con una salsa de espinacas, que barbaridad, de lo mejor que he probado en mi vida... No me voy a parar a describir mucho la comida, solo decir que al final de semejante atracon, me senti bastante enfermo. Luego vino la pierna de cordero entera para mi solo y para finalizar el triple helado casero de pistacho con no se que mas mierdas. Lo dicho, enfermo. Y de paso borracho. Consigo llegar de vuelta al hotel no se ni como, aun tengo los santos cojones de hablar por telefono con Zuali planeando lo que voy a hacer los proximos dias y... bueno, al final me quede dormido, y no se muy bien ni cuando ni como.

lunes, 13 de febrero de 2017

Una semana en Delhi 1. Volando

Quiza sea porque me levanto muy temprano, quiza por el tema de volar, no lo se, pero el caso es que lo de llegar al aeropuerto cagandome encima es un ritual del que no acabo de desprenderme. Y obviamente pasa lo pasa, es hacer la facturacion, pasar el control y, automaticamente, sentarme en la taza a desprenderme de cuanta mas maloliente sustancia marron mejor. Uf, que alivio, ahora si, vamos al grano. La cuestion es que esta vez mi destino final es India, concretamente su capital Delhi, con paradita de tres horas en Abu Dhabi, es lo que tiene volar con Etihad. En total 15 horas de paseo, espero que se haga ameno, seguro que si.

Ya embarcado conozco al que va a ser mi compañero de viaje durante las proximas ocho horas y pico, lo que dura este primer vuelo hasta los Emiratos. Se trata de un indio que, casualmente, tambien hace hoy el mismo recorrido que yo, hasta Delhi. El menda tiene una tienda de comida en un pueblo no muy lejos de mi ciudad. Tan solo hace un rato que ha cerrado el negocio, se ha cascado un par de whiskies en casa y, sin dormir ni siquiera una hora, se ha venido tranquilamente al aeropuerto, donde me imagino que se habra metido algun cacharro mas en el cuerpo para ir calentando. Asi que me dice que le avise cuanto traigan el papeo, que va a intentar echar una cabezadita.

Sobre estos aparatos voladores de Etihad ninguna queja en absoluto, con razon me han comentado que ahora mismo estan entre las dos o tres mejores empresas aereas del mundo. Desayuno y comida bien cumplidos, internet, television en directo, juegos, prensa, peliculas y documentales de toda indole, y lo mejor de todo... barra libre de alcohol. Esto es un peligro, sobre todo para los que hemos conseguido una buena oferta y apenas hemos pagado 300 pavos por los cuatro vuelos, mi caso y el del indio. Lo mas facil es que nos cobremos lo que nos ha costado el viaje a base de mamar.

Al poco de despegar ya nos traen el desayuno, no hace falta que avise al indio, el menda ya tenia un ojo medio abierto. Dice que tiene mucha hambre, pero la razon es otra bien distinta, puesto que con el desayuno ya se pide dos whiskies. Yo no soy mucho de mamar a primera hora, pero ante sus insinuaciones etilicas continuas hacia mi persona, decido hacerme la primera cervecita del dia. Me sienta de pelotas, hasta el punto de que acto seguido me pido la segunda. Y el indio no pierde comba, aprovecha que la azafata anda cerca para pedirle otro whiskito.

Y asi van pasando las horas, entre birra, partidita a un videojuego de un coche que he encontrado en la maquinita del avion y algun que otro partido de futbol en diferido de la liga alemana. Me levanto a mear porque ya llevo unas cuantas y al salir del lavabo, localizado en la cola del avion, me encuentro cara a cara con el indio, que esta ahi de pie, junto al cuartito de las azafatas, whisky en mano, como no podia ser de otra manera. El tipo me comenta que mientras no den orden de abrochar cinturon, esta es la mejor area para viajar. Hay espacio para estirar las piernas, puedes estar de pie dialogando con otros pasajeros, echar el ojo a los continuos ir y venir de las hermosas azafatas y, lo mas importante, estas al lado del puto bar.

Y ahi es que nos tiramos la segunda mitad del vuelo el indio y yo, constantemente pidiendo una birrita en mi caso y un whisky en el suyo. De vez en cuando algun otro personaje se nos une, pero apenas aguantan una ronda y una breve conversacion. En fin, que tal y como pensaba, el vuelo se me pasa en un santiamen. Y he aqui que ya estamos en Abu Dhabi, donde tenemos que cambiar de terminal pasando un control de metales y simplemente esperar un par de horas por nuestro vuelo a Delhi. El indio ya se ha convertido en amigo inseparable y como va como una autentica peonza (se habra cascado cerca de 15 whiskies), me dice que me va a seguir para no perderse. Todo va bien hasta que paso el control de metales, el indio iba justo detras de mi pero de repente ha desaparecido.

Como soy buena persona decido esperar al menda en la tienda del duty free, je, bonita tienda, sobre todo en un pais musulman. No he visto mas alcohol junto en mi puta vida. Digamos que este aeropuerto de Abu Dhabi, uno de los mas modernos, limpios y cuidados que jamas he visto, todo sea dicho, es un autentico almacen de bebidas de alta graduacion. Nunca he visto tanto mamoneo junto. Y de pronto, por en medio de uno de estos interminables pasillos de botellas, ahi aparece, haciendo eses, el indio, que viene acompañado por un tipo muy raro con turbante al cual me presenta. Parece ser que es su primo, el cual no sabia que tambien venia en el mismo vuelo. Lo curioso es que aun no se han percatado de que estan rodeados por botellas y botellas, hasta que se lo digo, y los tipos se vuelven locos. Hasta el punto de que ya directamente me ignoran y se lanzan en busca del alcohol como autenticos posesos. Posiblemente pierdan el vuelo a Delhi, pero a estas alturas ya me importa una mierda.

Previo paso por el meadero, finalmente tomo mi vuelo que en tres horitas me llevara hasta Delhi. Esta vez me toca al lado una joven madre india con su bebe. La tipa esta realmente bien, asi que empiezo a hacerle la pelota al niño a ver si cae algo, uno nunca sabe. Ya es tarde de cojones y yo sinceramente, aunque no tanto como el indio, tambien voy doblado. Eso si, me casco mi cena en el avion y un par de birras mas, y luego veo otro partido de futbol hasta que practicamente hemos aterrizado en la capital india.

El control de pasaportes y visas en el aeropuerto es un show. Dos horas de colas, por suerte llevo todos mis papeles en regla y ya preparados anticipadamente, aun asi no me libro de preguntas, fotos y huellas dactilares. Entrar a este pais no es nada facil. En la cola hago amistad con dos nuevos macabros personajes. No falla, se me acerca lo mejor de cada casa. Esta vez son dos viejas californianas que no hacen mas que repetirme como les gusta mi acento, que les recuerda a Sean Connery. Joder, pues James Bond follaba mas y pasaba las fronteras con mas facilidad. Aunque lo de follar mejor me lo callo no vaya a ser que les de alguna mala idea a las viejas.

Tramite cumplido en inmigracion. Ahora me toca conseguir el cupo de 4000 rupias que dan a todo turista al llegar al pais. Unos 45 pavos. No puedes conseguir mas, hay una desmonetizacion brutal en el pais y es delito sacar rupias del pais. Con lo cual la unica manera de conseguir algo de metalico para entrar en India es en esta puta cola, bastante larga y cansina, por cierto. De pronto alguien me golpea bruscamente en la espalda. Me doy la vuelta en busca de camorra y ante mi aparecen el indio y su primo, el uno con los ojos rojos y la mirada perdida, y el otro con el turbante de medio lado y sin poder ni balbucear palabra. Estos han seguido con su rutina en el segundo vuelo. Entre una peste a alcohol tremebunda, el indio me dice que no haga cola, que conoce a un familiar suyo que pasa moneda de estrangis a los turistas. Casi que voy a obviar la invitacion y ya me buscare la vida yo solo. Con este tipo puedo acabar muy mal.

Finalmente nos despedimos y espero no encontrar a estos dos en el vuelo de vuelta. Nada mas salir del aeropuerto tengo a mi chofer con un cartel con mi nombre esperandome. Me dice como se llama pero ni me entero, putos nombres indios, asi que subo con el al coche, tenemos una ligera conversacion durante una media hora y pronto llegamos al hotel. Durante el camino noto que el trafico es intenso y que el tipo se salta todos los semaforos y adelanta por el arcen y por encima de la mediana, pero no pregunto. El me dice que tenemos suerte que a estas horas, las 5 de la madrugada, se puede conducir 'normal' porque no hay casi trafico. Me empiezo a santiguar con lo que me espera mañana. Finalmente hago mis tramites en la recepcion de mi cutre-hotel, pero ni siquiera presto atencion a nada de lo cansado que voy. Simplemente reviento un vetusto enchufe para intentar cargar el movil, ya que aqui me han dicho que es lo normal, no hay un estandar y cualquier enchufe internacional vale siempre que puedas coger los cables con corriente y juntarlos al metal. Pues eso que hago. Me caigo en la cama y fallezco.
 
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