martes, 22 de febrero de 2022

Cornualles 5. En la corte del Rey Arturo

Me quedo sin palabras para el sofa magico este de las narices. Otra espectacular sesion de sueño reparador que me hace levantarme como nuevo. Y eso que ayer me da que le pegue al vicio etilico a base de bien. Mira que he dormido horas y aun me levanto con una cierta resaquilla y unas minimas ojeras. Esto en cualquier otro catre de mala muerte me hubiera destrozado por completo, pero en el sofa magico... Lo dicho, no hay palabras. Y mira que llevo aqui ya tres noches y aun no he catado la cama para nada. Ni lo voy a hacer ya, puesto que de aqui a un rato debo dejar definitivamente este alojamiento que tan bien me ha acogido en la preciosa villa costera de Portreath. Pero no abandono Cornualles. No, todavia no. Pasare mi ultima noche en la zona en otra acomodacion un tanto diferente pero que estoy seguro que tambien va a dar mucho juego, al menos como pasaje del terror. Pero ya hablaremos de eso mas adelante, que lo primero es empezar a menear el culo para iniciar las actividades previstas para el dia de hoy.

La matinal y primera hora de la tarde la vamos a dedicar a visitar a nuestro querido amigo el Rey Arturo. Ni estoy desvariando ni me ha sentado mal todo el alcohol que me enchufe en los ultimos dias. No, vereis, resulta que muchos historiadores e investigadores han llegado a la conclusion, a base de juntar datos, atar cabos y relacionar localizaciones, de que el legendario Reino de Camelot se ubicaba por estos lares. Concretamente, parece ser que el epicentro de todas estas leyendas arturicas seria un pequeño pueblecito de la costa norte de Cornualles llamado Tintagel. Y se supone que el hoy por hoy ruinoso castillo de mismo nombre que la localidad se edifico en su dia justo encima de lo que entonces eran las ruinas de la fortaleza del archifamoso Rey Arturo. No voy a entrar a explicaros la leyenda o la historia de este menda, del mago Merlin y de todos sus allegados. Seguro que podeis encontrar informacion online al respecto. Yo solo os dire que hacia alli me encamino a ver que se cuece. Y por supuesto a ver que brebajes nos ofrece la zona.

En teoria, el lugar tan solo queda a una hora, quiza algo menos, de conduccion desde mi querida localidad de Portreath. Pero hoy la ruta se nos va a torcer un poco, y varios factores van a influir en ello. En primer lugar el terrible clima de perros que azota hoy todo Cornualles. Lluvia constante con tremendas rafagas de viento que hacen incluso dificil manejar el automovil en los puntos con menos proteccion natural. Y para rematar la faena, resulta que el navegador se nos pone jugueton y decide que solo nos quiere meter por caminos de ganado por los que apenas cabe un vehiculo y de muy malas maneras. Al final, y despues de dos horas de dar vueltas como un tonto por lugares donde solo hay ovejas, cabras y cabrones (de los de verdad, no de los humanos), decido desconectar el jodido satnav y guiarme por mi propio instinto y por las señales de trafico, que tampoco es que sean muy claras, todo hay que decirlo.

Finalmente han sido mas de tres putas horas para llegar al Tintagel este de los cojones. Pero bueno, ya estoy aqui, y de paso me doy cuenta de por que el lugar no aparecia en ninguna indicacion por la carretera. Es un pueblucho de mala muerte que, eso si, vive a costa del turismo arturico. Todas las tiendas, restaurants, pubs y demas comercios tienen nomenclaturas relacionadas con el asunto. Y si, dije pubs. Ya me esta entrando la sed. Pero en un ataque de responsabilidad, y plantado en mitad de la calle dirimiendo si entrar a la taberna o pillar direccion contraria para ir a ver el castillo, finalmente dejo que la parte turistico-cultural de mi cerebro gane la batalla y encamino mis pasos por una pronunciada cuesta abajo hacia los espectaculares acantilados junto al mar sobre los cuales se ubica la imponente fortaleza.

En realidad apenas si quedan cuatro piedras mal contadas de todo el conjunto historico, aunque hay que decir que el emplazamiento en si es espectacular. Por desgracia, y debido al horrendo clima que esta aconteciendo en la zona durante toda la jornada, el acceso a los puntos mas altos del castillo esta cerrado. Por cuestiones de seguridad, ya se sabe. Y es que tomando un par de fotografias el viento ya casi se me ha llevado un par de veces el celular, la chaqueta e incluso a mi mismo. Lo peor de todo es no poder cruzar el famoso puente de Tintagel, del que se dice que es uno de los mas arriesgados, acojonantes (porque te pone los cojones en la garganta) e impresionantes de todo el orbe. Se trata de una pasarela colgante que une dos acantilados entre el viento y el oleaje brutal. Con el agregado de que a mitad el puente esta cortado y tienes que pegar un pequeño saltito. Aunque al menos lo puedo fotografiar en la distancia.

Me tiro un par de horas haciendo el cabra por el lugar, aun sin poder visitar la parte que esta cerrada. Consigo bajar hasta la pequeña cala de piedras donde se ubica la llamada Cueva de Merlin, que es donde se supone que residia el mago en cuestion. El lugar es sumamente hermoso, pero imposible de acceder a el debido a que la marea esta subiendo y el agua del oceano invade completamente la gruta. Lo mismo de antes con el puente, me conformo con una foto en la distancia. Y bueno, que todo esto esta muy bien y es muy bonito, pero a mi no se ha quitado la sed etilica. De aqui a los pubs del pueblo hay una buena distancia y mas vale que empiece a recorrerla o acabare con la lengua hasta el suelo babeando en busca de licor de cebada. Asi pues, ahi que vamos, a todo lo que dan las piernas, cuesta arriba de nuevo en direccion a la villa, directo al primer abrevadero que encuentre.

El lugar elegido es una mierda. Un bareto acristalado que de rustico tiene bien poco y donde ademas los camareros son dos gordos con bastantes malos modales. Pero me casco un par de pintas de Offshore, que era lo que necesitaba en estos momentos, y ademas soy informado de que, como hoy es domingo, para comer estan haciendo un Sunday Roast. Una costumbre muy inglesa de los domingos, el asado de cerdo o vaca, con sus correspondientes acompañamientos, que ya te alimenta para todo el dia. Lo cierto es que no tengo mucha hambre, pero con paciencia y otras dos cervecitas consigo acabarme mi enorme racion. Y ahora si que siento que voy a explotar, que puta barbaridad. Lo malo es que no puedo ni parar a reposar. El check-in en el nuevo alojamiento me espera y aun tengo casi una horita de conduccion hasta el lugar. Asi que comencemos la ruta.

El clima de mierda continua y el navegador me la quiere volver a jugar. Pero esta vez ya directamente lo desenchufo a las primeras de cambio. Lo malo es que el lugar en el que voy a pasar la noche es una especie de resort perdido en mitad de un bosque y junto a un hermoso lago. Si, un paraje muy idilico pero al que solo se llega por caminos de tierra que ni figuran en los mapas. Asi que, en un momento dado, y cuando ya intuyo que estoy bastante cerca de mi destino final del dia, vuelvo a enchufar el maldito satnav de los cojones. Y esta vez si que me lleva directo al sitio a la primera. Claro, como son todo caminos de mierda de los que le gustan, por ahi si que navega correctamente el muy hijo de puta. Si es que ya nos vamos conociendo. La puta tecnologia de los huevos.

Sobre el resort, yo me esperaba algo realmente tetrico, pero esto supera todas mis expectativas. Un edificio tipo barracon con las habitaciones en la planta superior y todos los servicios en la inferior, incluyendo el bar, por supuesto. A ver si no que cojones voy yo a beber en mitad de ninguna parte, porque aqui lo unico que hay en millas a la redonda son arboles y ovejas. Y el puto lago, pero paso de beber agua. Por no haber, no hay ni personas, y es que mi vehiculo es el unico aparcado junto al edificio. No hay mas huespedes. El recepcionista es un indio bastante amplio en sus primeros veinte, que me dice que como no hay nadie mas que yo en el lugar, si necesito de los servicios de bar o restaurant, el se ocupa de todo. Vamos, que me pone el chumeo y me cocina y me sirve la cena. Tetrico no, lo siguiente. Pero bueno, ya que menciona lo del bar...

Pues si, resulta que detras de la recepcion hay un bar con restaurant en toda regla. Sofas, mesas de madera, zona para comensales totalmente engalanada, mesa de billar... joder con el puto indio. Lo cierto es que su compañia me es muy amena porque el hombre me intenta dar conversacion, pero despues de dos pintas de mi sidra preferida en los ultimos dias, la Cornish Gold, decido hacer alguna actividad un tanto diferente para pasar las horas. Aqui no hay mucho que rascar, asi que me pongo a pasear por mitad del macabro bosque que rodea el alojamiento en todas direcciones. Y tan macabro, porque ahora esta cayendo la niebla y aqui parece que de detras de un arbol me vayan a salir zombies o vampiros en cualquier momento. Y encima el clima sigue siendo criminal, con la lluvia y el viento arreciando cada vez mas.

Con este panorama, me vuelvo a plantar delante del indio y me casco dos sidras mas. Desde luego el sitio en verano, con el lago de fondo y algo mas de vidilla, debe de ser encantador, como me dice mi dicharachero anfritrion, pero lo cierto es que ahora mismo yo no le encuentro ningun atractivo. Finalmente, y apenas pasadas las ocho y media, enfilo mis pasos hacia mi habitacion que, todo hay que decirlo, es amplia, comoda y ofrece todo lo que uno pueda necesitar. Rebuscando el cepillo de cientes entre el equipaje, resulta que me encuentro una lata de cerveza, supongo que de las que compre alguno de los dias anteriores en Portreath. La alegria de la noche y la forma perfecta de despedirme de esta jornada hasta el amanecer. Por cierto, aqui no hay sofa magico, pero la cama no esta mal del todo.

 
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