miércoles, 23 de febrero de 2022

Cornualles 6. La parada habitual

Me levanto bastante fresco, en lo que ya es una tonica a lo largo de todo este viaje. Y no, hoy no he tenido sofa magico, aunque la cama no estaba mal del todo. Pero la verdadera razon de este buen despertar es que ayer no me pase con mis vicios etilicos. Tampoco resulto muy dificil controlarse, y es que aqui, en mitad de la nada, la noche no llamaba mucho a los excesos alcoholicos o de cualquier otro tipo, la verdad. Al final voy a tener que emigrar a una cabaña en mitad del bosque para rejuvenecer mi higado, no me va a quedar otra. Claro que igual acabo devorado por un oso. No se puede tener todo en esta vida. Mejor dejemonos de reflexiones absurdas y vamos al meollo, que el viajecito aun no se ha acabado y seguro que todavia nos quedan un buen puñado de cosas por hacer.

Lo que si que se va a terminar hoy es Cornualles. Dejamos ya esta fantastica tierra que tan bien nos ha acogido durante unas cuantas jornadas. Lo hemos pasado bien, hemos visitado varias localizaciones y hemos realizado unas cuantas actividades. No se puede pedir mas. Bueno, se podria pedir que el viaje de vuelta a casa no fueran mas de nueve horas al volante. Pero a esto le vamos a encontrar facil remedio. Como aun tenemos un dia mas disponible de vacaciones, nos vamos a explayar un poco y haremos, de la misma manera que cuando vinimos hacia aqui, una parada a mitad de camino. O quiza no exactamente a mitad de camino, un poco mas alla, pero que cojones, es que no lo puedo evitar. La cosa es que veo Liverpool en el mapa y no se que narices pasa que siempre es parada obligada. Tambien es verdad que desde cualquier punto del que venga de Inglaterra de vuelta a Glasgow, tengo que pasar por la susodicha ciudad, asi que digamos que es una relacion de atraccion inevitable la que tengo con la legendaria villa del Mersey.

Cinco horas largas. No son las nueve y pico de viajar hasta Glasgow, pero aun asi pican. En fin, me lo tomare con calma. Por suerte hoy no me encuentro ninguna movida extraña en el trayecto, que siempre que paso Birmingham o ya llegando a Liverpool hay algunas obras, accidentes o cortes de carreteras que me acaban jodiendo la marcha. En esta ocasion me acompaña la suerte y llego facil y sin problemas hasta el aparcamiento de Mount Pleasant (de los mejores y mas baratos que hay en el centro de la ciudad), ubicado justo al lado del que va a ser mi lugar de reposo para esta noche, el mitico hotel Adelphi. De este alojamiento se pueden decir muchas cosas, pero quedemonos con lo mas basico. Enorme hotel de decoracion decimononica, en el cual incluso se rodaron algunas escenas de la pelicula Titanic, y que es especialmente conocido en toda Gran Bretaña por sus reiteradas apariciones espectrales. Supongo que por eso es tan barato. Pero supongo que a mi el tema macabro me atrae, porque elijo el lugar muchas de las veces que caigo por Liverpool. O eso o es que como siempre voy tan mamado, me importan tres mierdas los putos fantasmas.

El caso es que ya estoy en el charco, la urbe en la cual nacieron y crecieron cuatro chavales que revolucionaron el mundo de la musica (y casi el mundo entero en todas sus facetas) hace ya unas cuantas decadas. Por supuesto el tema beatlemaniaco no puede faltar en una visita a la ciudad, pero no tengo demasiada prisa por visitar los lugares mas miticos a este respecto, puesto que siempre que vengo a Liverpool acabo haciendo lo mismo. Asi que lo primero, y para ir poniendonos a tono, va a ser caer en el primer pub que aparece antes mis narices nada mas salir del Adelphi, que es una taberna irlandesa la cual ya conozco de anteriores visitas, y donde se que sirven una Guinness que esta de puta madre. El sitio esta tranquilo, apenas hay un par de clientes y una camarera vieja y fea. Asi que me siento en una mesa y degusto hasta dos pintas de la que en Glasgow llamamos "la mierda negra". Ya me siento mucho mejor.

A continuacion mis pasos me van a llevar a otra emblematica y tambien misteriosa, como el Adelphi, localizacion que me queda a apenas dos calles. Se trata de Bold Street, esa concurrida calle del L1 (el distrito mas centrico de la ciudad), donde se han reportado numerosos casos de personas que, mientras transitan tranquilamente por ella, son transportadas en el tiempo. Ahi lo dejo, desde luego no me digais que no tiene interes el asunto. El caso es que tras patearme la calle de arriba abajo, algo que hago en casi todas mis visitas al charco, no consigo viajar a ninguna parte mas que a un cafe (tambien bastante mitico, ya que aparece en varias novelas) en el cual me siento a degustar una pinta de una cerveza italiana bastante asquerosa, pero que se da la circunstancia que es la unica que tienen. Se dice que en este comercio, en una mesa concreta, si lanzas tu telefono movil bajo la mesa y te agachas a recogerlo, te trasladas automaticamente a los años sesenta. Por supuesto ocupo la susodicha mesa y hago el ritual, pero al reincorporarme me hago cargo de que sigo en 2022 y con mi chela delante de mis narices. Pues tendre que bebermela, que remedio.

Con los primeros efectos de una melopea que hoy, a diferencia de las anteriores jornadas, si que promete ser historica, me meto a cenar en un restaurant griego ubicado al doblar la esquina de Bold Street de nuevo en direccion al Adelphi. Me hago una buena racion de cerdo marinado con guarnicion, pensando en que me contenga un poco el pedal que puedo empezar a agarrar en breve. Pero el fallo esta en acompañarlo con una botella de vino griego que es de los mejores caldos enologicos que he probado en mucho tiempo. Y la cosa ya se complica cuando ademas, tras el intenso papeo, me da por pedirme una copa de Metaxa, el brandy griego por excelencia. Salgo del puto restaurant haciendo eses, pero me da que la noche no va a terminar tan pronto. Es mas, esto no ha hecho mas que empezar.

De camino a Mathew Street, la zona beatlemaniaca por excelencia, y que ya tardaba en visitar, no se muy bien como pero acabo en una tienda de musica donde me compro (tampoco se muy bien por que) un CD recopilatorio de Eric Clapton. Como si no me conociera ya todas las canciones de este menda. Cosas de borrachos, supongo. Y ahora si, tras un par de minutos mas de ebria caminata, llego al meollo beatle. Normalmente me extiendo tomando pinta tras pinta por todos los pubs historicos de la zona, donde el famoso cuarteto musical tambien solia refrescar sus gaznates en los primeros años sesenta. Pero esta vez, y supongo que porque voy en tan malas condiciones que no me apetece caminar mas de lo necesario, me voy directo a descender las tetricas escaleras que conducen al mas mitico de todos los pubs de esta ciudad de Liverpool, el famoso The Cavern.

Me tiro unas cuatro horas el lugar. Disfruto enormemente de hasta tres actuaciones musicales, obviamente con repertorio beatle total, y pierdo la cuenta del numero de chelas que voy pidiendo, una tras otra, en la barra. No abandono el pub hasta que no se acaba definitivamente la musica en directo, ya pasada la medianoche. Y logicamente lo hago en unas condiciones bastante complicadas. Por suerte me conozco bastante bien esta parte de la ciudad y llego al hotel sin demasiados problemas, pero alli un portero enorme me indica que no puedo entrar a no ser que le muestra una factura, o prueba de registro, o algo que indique que estoy hospedado en el hotel. Ante mi cara estupefacta, el tipo me indica que no hay ningun problema conmigo en particular (se ve que detecta mi estado etilico, lo cual no es muy dificil), sino que en los ultimos dias varios chavales rollo hooligans han intentado colarse en el alojamiento a altas horas a hacer destrozos y la direccion ha decidido tomar esta medida. Rebuscando en mis bolsillos algo que se que no tengo, al final se me cae al suelo la llave de la habitacion. El portero amablemente me la recoge y me dice que con eso basta. Pues menos mal, colega, porque ya me veia durmiendo en el kebab de la esquina. Espera... kebab... en la esquina. Me da que aun no es hora de ir a dormir.

Es un clasico cada vez que agarro una mierda de estas dimensiones en el charco, el kebab de ultima hora justo antes de irme a la cama. De hecho, al doblar la esquina se de uno que esta de puta madre, te ponen unos tronchos de carne enormes y... Bueno, el caso es que no llego al kebab porque justo antes de entrar al establecimiento aparece ante mi un pub como salido de la nada. Ademas de esos enormes rollo discoteca. Ni me fijo en la mierda de musica, ni en que el lugar esta totalmente vacio, ni en nada de nada. Simplemente caigo sobre la barra y me pido otra chela. La ultima de la noche, a ver si me baja un poco el pedo antes de ir a dormir. De pronto, justo a mi lado, aparece un extraño anciano bastante pequeño, vestido con un traje gris muy elegante, apoyando sobre un baston y con un sombrero totalmente pasado de moda puesto de medio lado sobre su cabeza. Y el tipo os puedo asegurar que me transmite muy mal rollo.

Calibro todas las opciones posibles ante semejante aparicion. Puede ser una alucinacion debido a la cantidad de mamoneo que he ingerido esta noche. Pero veo que el camata interactua con el y le sirve una pinta. Quiza es que de tanto pasar por Bold Street al final si que he viajado en el tiempo. Pero la musica disco que suena me parece demasiado actual. Ahora el vejete me lanza una sonrisa que supongo que pretende que sea reconfortante, pero a mi me parece mas la del tipico pedofilo retorcido. Pero a ver, que yo ya he pasado los cuarenta hace bastante, no creo que sea de gran atractivo para este jodido maniaco. Finalmente el tipejo intenta entablar conversacion conmigo en un ingles con un marcadisimo acento italiano. Joder, la mafia. Estoy sentenciado. Entonces, y antes de que yo responda al viejo, el camarero llama mi atencion con un mas preocupante todavia "me parece que tu no sabes quien es este".

Pues la verdad es que ni lo se, ni quiero saberlo. Levantando un dedo, me excuso diciendo que tengo que ir al servicio, al cual me llevo mi pinta de cerveza que ya esta mediada. Alli, mientras descargo la vejiga, me acabo la chela de un solo trago. De pronto aparece otro cliente que tambien viene a orinar y, mientras se saca su miembro y se dispone a vaciar, me suelta otro inquietante "ya te ha pillado el viejo, tu no sabes quien es ese". No contesto. Dejo mi vaso ya vacio sobre el urinario, me subo la cremallera y me dirijo casi a la carrera a la puerta de salida. Ya estoy en la calle. Miro hacia atras y me percato de que el viejo no me sigue. Llego a la tienda del kebab y me compro mi manjar nocturno. Vuelvo al hotel y el portero, que ya me conoce, me deja pasar sin mas historias. Subo a mi habitacion. Cierro la puerta, me siento en la cama y me dispongo a devorar el kebab. Pero aun vuelvo a mirar hacia atras para cerciorarme de que el viejo no me ha seguido. Voy a ver si puedo dormir y mañana, con el resacon, seguro que lo veo todo mas claro. O no, pero al menos ya estare de vuelta hacia Glasgow. Y espero que el puto viejo pedofilo no me siga.

 
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