jueves, 17 de febrero de 2022

Cornualles 2. Los pubs de Portreath

No he dormido demasiado. Tampoco es que en mi rutina diaria lo suela hacer, pero no he pasado una noche comoda. No le pongo ninguna pega a la cama, pero supongo que cuando uno viaja le suele acontecer esto de que extraña su propio catre. En muchas ocasiones enmascaro este problema a base de ponerme como una cuba y caer horizontal como un tronco, pero esto no es lo que sucedio ayer, y supongo que de ahi viene el ligero malestar matutino. Vamos, que no taje todo lo que deberia haberme tajado. Aunque miremos el lado positivo del asunto, no tengo resaca y tras una pequeña ducha puedo realizar las primeras actividades del dia con una cierta claridad mental. Pues vamos alla.

Para abrir boca, me bajo al restaurant del alojamiento a dar cuenta de mi desayuno incluido en el precio de la habitacion. Como siempre que viajo a Inglaterra comento, estos malditos sassenachs no tienen ni puta idea de lo que es empezar el dia en condiciones. Los muy ingenuos estan muy orgullosos de su jodido "English breakfast", pero se les pasa rapidamente toda la tonteria en cuanto cruzan la frontera que tienen al norte y prueba un autentico "Scottish breakfast", especialmente en las Highlands. Vamos, que como siempre digo, echo mucho de menos los Scottish rolls, el black pudding, el haggis, la square sausage, los tattie scones... Menudos flojos estos inglesuchos. Pero bueno, como ya reflexione ayer, no protestemos tanto y adaptemonos a lo que esta gente ofrece, o si no lo voy a pasar mal constantemente. Ademas, siempre hay naciones mucho peores que Inglaterra. Ya sabeis de lo que hablo.

Hoy toca pillar carretera hacia el sur (en realidad misma direccion que ayer), para luego dar un giro al suroeste y meternos de lleno en nuestro destino final, la zona de Cornualles. Me quedan cuatro horas y pico para llegar a Portreath, que es el pequeño pueblo costero donde me voy a alojar los proximos tres dias, asi que, como aun es pronto, me puedo tomar las cosas con calma. De esta manera, y antes de subnir a mi vehiculo y emprender la marcha, me doy un paseillo por los alrededores del hostel y echo un ojo a ver que tiene que ofrecer esta aldeilla de Alveston, que ayer noche con tanta oscuridad no pude ver en absoluto. Y realmente no hay nada. Un cruce de carreteras, muchos campos y arboles, y alla a lo lejos la iglesia que lanzaba las macabras campanadas anoche. Una ligera caminata de unos cinco minutos me lleva hasta ella y alli me recreo viendo las decenas y decenas de tumbas que rodean la construccion principal. No se, esto de los cementerios siempre me ha llamado. Y ya esta, porque lo demas que mi vista capta en la distancia son un par de casas pijas y mas arboles y mas carretera. Pues vamonos para Cornualles, que estoy seguro de que pronto tendre sed y no quiero llegar demasiado desesperado por hacerme la primera.

Tras salir de la zona de Stratford, a las pocas millas vuelvo a pillar la autopista, y tras seguir bajando y pasar junto a localidades mas o menos importantes como Cheltenham, Gloucester, Bristol o Exeter, finalmente veo el cartelon que anuncia que por fin entro en Cornualles. Y la autovia, aunque algo mas cutre que la que me ha traido hasta aqui, continua, lo cual es una alegria para mi porque pensaba que al llegar hasta este lugar tan a tomar por culo de todo, solo habria carreteras de mierda. Pero no, la conduccion sigue siendo agil y resuelta, e incluso con menos trafico. Y asi continuo, manejando mi vehiculo tranquilamente, hasta que pillo la salida que corresponde y tras un par de millas por una carretera algo mas modesta y atravesando diversas poblaciones, finalmente llego hasta mi destino del dia, Portreath.

Siguiendo el navegador, acabo a mitad de subida de una colina que parece que se eleva directamente desde el mar. Detengo mi automovil justo en el punto indicado, aparco a un lado de la calle y entonces, al salir del vehiculo y darme media vuelta, me quedo atonito ante unas vistas al mar realmente espectaculares. Desde luego he sabido elegir el sitio. Me quedo medio idiotazo observando los acantilados y la preciosa playa, y analizando los entresijos de calles de la poblacion aledaña. Insisto, el paisaje es sencillamente perfecto. Pero de pronto algo me despierta de mi embobamiento. Sed. No podia fallar. El cuerpo ya me va pidiendo algo de jugo de cebada. Asi que cojo los bartulos y camino unas cien yardas por una pronunciada cuesta abajo que me va a llevar al apartamento, que tambien es de los que quitan el hipo, donde un tipo cincuenton muy simpatico, que supongo que es el propietario, me esta esperando con la mayor de las sonrisas.

El tio me dice que puedo bajar el coche por la empinada y estrecha rampa por la que he llegado andando y aparcar justo en la puerta. Aunque me parece un tanto arriesgado, le hago caso y, tras dejar el equipaje, me dirijo hacia mi vehiculo. Pero entonces el tipo me sujeta del brazo y, sin venir a cuento, me empieza a comentar los lugares de mas interes del pueblo y que deberia de visitar en las proximas horas. Su pub preferido, justo al doblar la esquina, otro pub mas grande con restaurant que queda cerca de la playa, la tienda de licores... en fin que el menda solo me habla de lugares de mamoneo. Me da que nos vamos a llevar bien. Yo no digo nada, simplemente sonrio mientras me relamo pensando en todos esos sitios, pero el propietario esta sufriendo un autentico orgasmo mental y no puede parar de hablar de chumeo. De pronto me espeta que deje el asunto de ir a por el coche y que me invita a un par de cervezas. Me cago en la puta, me he metido en la boca del lobo, si yo ya soy facilon y encima me lo ponen en bandeja... El caso es que no se que puta luz de responsabilidad se ilumina en mi cerebro que me hace decirle que primero voy a por el automovil y luego vemos lo de las chelas. Porque yo se que me lio facil y bajar el vehiculo por este camino de cabras yendo pedo, fijo que acaba en tragedia.

Pues el tipo se ve que se lo toma a mal, porque tras subir a por el coche, bajarlo y aparcar donde el menda me ha dicho, resulta que ya no hay rastro de el. El hijo de puta ha desaparecido, y no se por que pero intuyo que en direccion a alguno de los pubs anteriormente mencionados. La verdad es que casi lo agradezco, porque empezar mi experiencia etilica en la localidad tan a lo bestia seguro que no me iba a conducir a nada bueno. Asi que me instalo tranquilamente en el apartamento, que tiene todas las comodidades requeridas (includo un enorme sofa que va a dar mucho juego en los proximos dias), una amplitud fantastica y unas vistas al mar que resucitarian a un muerto. Y tras una larga media hora de disponerlo todo de cara a mi estancia, que va a ser de hasta tres dias en este lugar, pues ahora si, es hora de empezar la chuza. Vamonos a los pubs.

Como tengo bastante gazuza y de paso quiero darme un primer paseo por este pueblo de Portreath, decido encaminarme al pub mas lejano, el que queda cerca de la playa. El sitio es bastante tetrico y tiene su tipico ambientillo de lugareños, algunos de ellos, especialmente los que parecen pegados a la barra, realmente reventados. El camarero debe de andar cerca de los setenta tacos (si no los ha pasado ya) y se mueve con una lentitud extrema. Le pido informacion sobre las diferentes chelas locales con el tipico y ya excesivamente manido cuento del turista escoces perdido, pero el tio o no me oye o no entiende mi acento, porque me pone una cerveza al azar. Offshore, bueno, por lo que leo en la etiqueta del tirador es una lager de la zona. Me servira. Me la enchufo en dos tragos y despues me pillo, por probar algo diferente, una sidra llamada Cornish Gold, que esta realmente de puta madre. Hasta tal punto que, junto con unas pequeñas viandas para llenar el estomago, me pido otras dos mas.

Ahora me encuentro realmente bien. Barriga llena, medio puntillo etilico y relax total. Ademas me siento en una mesa en donde, en lugar del viejo sordo de la barra, me atiende una camarerita en sus primeros veinte y que ademas es de Glasgow. En la gloria. Mantenemos un par de conversaciones sobre nuestra querida tierra norteña y ella me comenta que ya lleva aqui dos años y que echa muchisimo de menos Escocia. Yo le diria que mientras haya cerveza, uno se puede ir a cualquier rincon del mundo y no echar nada de menos, pero claro, quiza ella no sea tan talanquina como yo. Que le vamos a hacer. Y a todo esto, que puto calor hace en este puto pub. Es que ahora mismo me estoy asando. Me cago en el puto camata viejo sordo. Me doy la vuelta y me doy cuenta de que el muy hijo de puta esta echando troncos a la chimenea y avivando mas y mas y mas el fuego, hasta hacer que esto sea un puto horno. Oiga, viejo, que fuera hacen diez grados, que no estamos en Siberia, joder. Aunque mejor no le digo nada. Total, esta sordo.

Cuando finalmente salgo del pub, porque no aguanto mas la jodida temperatura infernal, ya llevo una buena curcia. Es tarde y deberia irme a descansar, pero aun voy a hacer un par de paraditas que me resultan mas que necesarias. Justo antes de que cierre me cuelo en la famosa tienda de bebidas que el propietario del apartamento me habia comentado. Y me doy cuenta de que en realidad es una especie de badulaque que vende de todo. Debe de ser la unica tienda del pueblo. Obviamente me pillo unas cuantas cervecitas del terreno, variedad, para degustar en el alojamiento, mas que nada. Pero tambien me hago con algo solido para prepararme los desayunos. Si, ya lo se, la mierda de siempre, no hay haggis. Pero bueno, salchichas, huevos, bacon, baked beans, crumpets... subsistiremos con lo que nos ofrecen por aqui.

Y bueno, ultima parada del dia antes de ir a la cama, ya muy cerca del apartamento. Pues el otro pub del pueblo, el que mi anfitrion me habia dicho que era su preferido. La primera idea que me viene a la cabeza es que quiza el tipo este aqui dentro pegandole a base de bien y ya con un buen nivel etilico, sobre todo si ha estado sin parar desde que desaparecio nada mas hacer mi check-in. Pero lo cierto es que la sed por hacerme una ultima me puede y decido que me da igual lo que me encuentre en el lugar. Asi que atravieso la puerta y me doy de bruces con la barra. Aqui no hay camata sordo, sino una treintañera no demasiado simpatica a la que, indefectiblemente, le vuelvo a soltar la cantinela del turista perdido. Tras presentarme con una cierta desgana lo que tiene en los tiradores, me tiro por una cerveza tipo ale de la zona que sinceramente me sabe a rayos.

El pub en si no esta mal, tiene una tele enorme donde hay un partido de futbol al que nadie hace caso y al fondo veo unos chavales jugando al billar. Pero lo cierto es que me encuentro realmente cansado y esta ultima chela me ha dejado un mal sabor de boca. Entre la oscuridad de la noche (otro puto pueblo sin farolas) y por un caminito peatonal que sube colina arriba entre la maleza, regreso a mi apartamento, que me espera con los brazos abiertos y con la nevera deseando recibir los brebajos que he adquirido en la tienda. Y ya puestos, pues antes de dormir me abro una, asi me voy feliz a la cama. Aunque en realidad nunca llegare a ella, porque me siento en el famoso sofa gigantesco a hacerme mi cervecita... y ahi me quedo.

 
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