
Leí el otro día un artículo sobre la ex-preñada y sus nuevos vehículos blindados, otra historia para no dormir que une incompetencia, soberbia y gilipuertez mental. Resulta que nuestros soldados en Afganistán, los que reparten chucherías entre los niños, están dejados de la mano de Dios y muriendo y siendo heridos como gorrinos. Después de solicitar por activa y por pasiva durante varios años nuevos vehículos blindados porque los que tienen no hacen más que chafar minas, saltar por los aires y mutilar soldados, resulta que la ex-preñada se decide a presentar los cacharros en cuestión. Los presenta en Santander, los presenta en Andalucía, los presenta en Madrid, vamos que se hacen la Vuelta a España sin Valverde ni Contador. Meses y meses de presentaciones, de fotografías de la zorra subministra al volante de los trastos, de sonrisitas, de cachondeos, y los vehículos a día de hoy parados en un almacén. ¿Por qué? Pues porque nosotros allí vamos a repartir caramelos y no hace falta llevar estos bichos, cuesta dinero mantenerlos, que se jodan los soldados, mejor que vuelvan a casa sin piernas, después nos olvidamos de ellos y como alguno quiera salir en algún medio le amenazamos y ojo que no nos lo carguemos. No se puede caer más bajo ni ser más hijo de mala madre, vil, ruin y despreciable. Matando a nuestros soldados por capricho, ¡me cago en el puto PSOE de los cojones, ASESINOS!
Pero hay cosas que nos deben de preocupar más que el paro, morirnos de hambre, la inmigración delictiva invasiva o nuestros soldados mutilados en las guerritas del pacifista ZP (Haití, Afganistán, Kosovo, Chad...) Escuchaba esta mañana en una emisora de radio que otra lumbrera más del partido del régimen tenía en mente proponer la inversión de apellidos en España. Esto es, que el de la madre fuera delante del del padre. A decir verdad, cuando esta sandez ha llegado a mis oídos no me he sorprendido lo más mínimo, solamente me he extrañado de que no se hubiera pedido antes. En un país donde un señor se va a la cárcel gratuitamente por el mero hecho de ser hombre, donde el martilleante lavado de cerebro incita a la falsa denuncia por malos tratos, donde cientos de hombres acaban con la vida tan destrozada a causa de esas estúpidas leyes y sus malévolas compañeras que no tienen otra salida que el suicidio, donde un chaval gallego no puede ni tan siquiera ir a su pueblo a ver a su abuelo moribundo porque una tarada mental le ha impuesto una orden de alejamiento, donde los padres no pueden ver a sus hijos porque la señora prefiere follarse al querido y quedarse con todas las pertenencias del matrimonio, donde hay presuntos culpables que siendo inocentes son linchados y entalegados, ¿qué coño esperamos en un país así? Pues eso, más gilipolleces. Que siga la fiesta de ZP.