martes, 28 de abril de 2015

Cuatro dias en Suecia 3. Estocolmo

Amanece en Gavle. Por decir algo, ya que en realidad nunca anochecio. Despues de las jornadas automovilisticas de los ultimos dias, hoy realmente estamos a tiro de piedra de Estocolmo, asi que pasaremos practicamente todo el dia en la capital, suponemos que hay mucho que ver. Ni siquiera nos molestamos en pegarnos un madrugon, cogemos el coche y dejamos la ciudad en direccion sur. Aunque como nos apetece ver y tocar las aguas del Baltico, nada mas dejar la urbe cogemos un pequeño desvio a la izquierda, para llegar a un par de pistas cutres (no las llamo ni carreteras) que nos llevaran a la zona de Skutskar y alrededores, donde finalmente alcanzamos la costa. Tocamientos de aguas, un poco de aire fresco, un par de fotitos al susodicho Baltico y continuamos marcha direccion a la gran Estocolmo.

Nada especialmente reseñable en esta carretera de varios carriles. Se nota que nos acercamos a la capi y a su mogollon de trafico, nudos de autopistas y gentio en general. A lo lejos vemos la ciudad universitaria de Uppsala, la cual dejamos a nuestra derecha, y en apenas unos minutos nos plantamos en las afueras de Estocolmo. No vamos a entrar a la ciudad propiamente dicha en coche. Mas que nada porque hay que pagar por circular por ella, aunque sea una tarifa bastante miserable, pero especialmente porque tenemos nuestro alojamiento para la noche en la ciudad dormitorio de Solna, en una especie de complejo de barracones medianamente aislados del mundanal ruido. No es que el sitio sea de una belleza extrema, pero es tranquilo y pilla a un paso de la estacion de tren que nos va a dejar en pleno centro de la gran urbe.

Asi pues dejamos el coche bien aparcadito en el complejo barraconil para lo que resta de dia. Son las doce y pico, asi que tenemos practicamente toda la jornada por delante para darnos un buen voltio por las mas reconditas entrañas de Estocolmo, admirar monumentos, cuidados paisajes urbanisticos, hermosas suecas y, por supuesto, ponernos como cubas, ya que no tenemos que conducir mas hasta el dia siguiente. Despues de un interesante dialogo con el encargado de informacion de la estacion de Solna, que tampoco es demasiado docto en el ingles (y ya estamos en la puta capital), conseguimos sacar nuestro pase de tren para el resto del dia. Y en apenas unos minutos ya estamos en la Estacion Central de Estocolmo. A disfrutar de la jornada.

Nos dirigimos paseando a Gamla Stan, la islita donde se encuentra el centro historico de la ciudad y por consiguiente muchas de las cosas para ver, como el espectacular Palacio Real, personalmente de lo mas recomendable. Aunque los entresijos de calles estrechas, canales y puentes, tambien sorprenden a cualquier turista con ansia de fotografiar todo lo que se le ponga delante. Nos damos un voltio por las transitadisimas (por turistas, claro) callejuelas de la ciudad y alli nos quedamos un rato embobados viendo un grupo callejero de folk, los Vagabond Drifters. Embobados sin duda por los melones de la vikinga pelirroja que canta y toca el violin.

Empiezan a apretar la sed y la gazuza. Nos imaginamos que estando donde estamos nos van a sacar los dos ojos y algun riñon, pero como se suele decir, un dia es un dia. Asi que entramos en un minusculo barucho completamente enfocado a los turistas (aqui si que todo dios habla ingles, que picaros) y para nuestra sorpresa tampoco resulta excesivamente caro. El menu tampoco es demasiado amplio, asi que me pido un salmon adornado con un pure flambeado y las tipicas albondigas suecas, que ya iba siendo hora de probarlas, y que a decir verdad me dejan bastante indiferente. Algo que no puedo decir de la pinta de Mariestads que me casco, otra de esas cojonudas lagers suecas, 5.3% de alcohol y sumamente refrescante. Brutalmente cojonuda. Coño, que bien que me siento ahora, he revivido.

Seguimos andando hacia el sur hasta dejar Gamla Stan y llegar a la zona de Sodermalm. Aparte de decir que hay un mirador con unas vistas cojonudas a una buena parte de la ciudad, lo mas interesante de por aqui es que estamos en una de las principales zonas de juerga de la ciudad. Quiza porque es muy pronto o quiza porque voy buscando el bar mas cutre posible lleno de viejos alcoholicos desdentados, no acabo de encontrar un lugar apropiado para ponerme tibio. Lo intento con un bar donde todo dios me mira raro por hablar ingles, no hay ni un puto turista y la media de edad de los clientes sobrepasa los 60. Por lo menos el camarero (que no baja la media de edad) me entiende y me sirve una sidra, pero no me acaba de convencer. Despues de recorrer calles arriba y abajo vuelvo sobre mis pasos y me meto en una cockteleria siguiendo a una rubia tremenda. Cañazo que te crio por un coctel de vodka de mierda. Eso si, el camarero homosexual se monta un numerito mientras agita la coctelera que parece que se haya metido un par de botellas por el ojete. Que seguramente hasta lo ha hecho.

Toda esta zona es una puta mierda. Para pijos y estirados. Me vuelvo a Gamla Stan, la ciudad vieja, por lo menos en una terracita de turistas podre tomarme tranquilamente una buena cerveza. Que gran decision, puesto que a estas horas comienzan a abrir los garitos cutres de esta zona que durante el horario "turista" aun estaban cerrados. Empiezo a ver tipos melenudos y chupas de cuero por las callejuelas, habra que seguirles, que estos si que saben. Es asi como de repente me quedo atonito a la entrada de un callejon viendo como al fondo hay un puto vikingo encendiendo velas. Si, un vikingo vestido como tal recien bajado de su drakkar. Y encima el menda me hace señas. De vikingo a vikingo siempre hay complicidad. Y es asi como sin saber muy bien como acabo dentro del Viking Bar, una apestosa taberna llena de peludos varios, personajes vestidos de autenticos vikingos (tanto camatas como clientes) y demas engendros extraños de la sociedad sueca.

Me empiezo a enchufar cervezas en jarras vikingas. Un menda en la barra pide un cubalibre y el vikingo-camarero le berrea "esto es un barco vikingo, aqui no tenemos esas mierdas". Me parto la caja. Estoy sentado en una mesa larga, compartida con otros clientes o vikingos o lo que sean. Y ahi conozco a Caroline, la cual esta sentada a mi lado, curiosamente hija de español y sueca, y que se dedica a la misma profesion que yo, pero obviamente en Estocolmo. Entablamos buen rollo, conversacion y cervezas, y decidimos seguir la noche juntos, puesto que ella conoce los mejores garitos de la ciudad y me los va a mostrar. Me huele a que la chuza va a ser de ordago.

Pues si, visitamos los locales mas cutres y genuinos de Estocolmo, sin duda. Y ademas tirados de precio. Entre tinieblas me viene a la mente un sitio que era como una especie de calabozos medievales en unas catacumbas, y tambien una terracita donde un viejo finlandes alcoholico nos queria invitar a ronda tras ronda a cambio de cigarrillos, curioso intercambio que no acabo de comprender. Pero no recuerdo mucho mas debido a la talanquera que agarramos. Ademas, y por desgracia, la camara de fotos se quedo sin bateria y no puedo guiarme por las tipicas imagenes de recuerdo. Lo curioso es que, y sin saber muy bien como, a eso de la una de la madrugada estaba yo llegando a mi alojamiento en Solna, mas haciendo eses que en linea recta. Pero todo un logro para un tipo en esas condiciones en una ciudad en la que no habia estado nunca y despues de coger dos trenes y algun que otro paseo. Pues si, Estocolmo al final hasta resulto divertida y todo. Y ahora a la cama, que mañana sera otro dia.
 
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