miércoles, 22 de abril de 2015

Dia libre con sidras, cesped y Tam

Lo tenia ya claro desde la noche anterior. El parte meteorologico informaba de clima macaco a lo largo de toda la jornada. Solecito y calor. Asi que, a pesar de acabar mi turno de trabajo del dia anterior ya bien entrada la madrugada, consegui deshacerme de la posicion horizontal a una temprana hora de la mañana y, tras unos cuantos desperezamientos, acercarme a una de las grandes superficies mas cercanas. El objetivo era comprarme una caja de sidras para amenizar mi dia libre. Pero es lo que pasa en estos sitios, uno va rondando por los pasillos y no puede evitar comprarse unos tomates, ajos, pescadito... y hasta una maquina cortacesped. Si, estaba a buen precio y el jardin ya empezaba a parecer una selva. Asi que al carrito.

La cajera era la tipica vieja con cara de perro. Pero estas señoras, en cuanto les das un poco de palique, suelen ser bastante simpaticas. Y es lo que tiene vivir solo, que te pones a hablar con la primera persona que te da un minimo de juego. A la pobre mujer le habian puesto el hilo musical justo delante de su caja, y estaba ya hasta las narices. Decia que le retumbaba la cabeza cada vez que pasaba un producto por el escaner, que a lo mejor estaba todo conectado. Parecia aquello uno de las tipicas conspiraciones encubiertas de Expediente X. Lo del hilo musical tambien tenia delito. Un radio-CD chapuceramente enchufado a unos altavoces mas grandes que un torso humano que algun encargado habia dejado medio tirado en mitad del pasillo de salida. Ingenieria punta.

La cuestion es que ya tenia las sidras... y el cortacesped. Llegue a casa y tenia hambre, asi que lo descargue todo y... oh, ya me engancho Tam. Si, Tam es el vecino. Algun dia os hablare mas en profundidad de el. Es un chef retirado, jubilado. El principal problema de este hombre es que su esposa aun trabaja y el se tira todo el dia en casa, demasiado aburrido como para estar pacificamente viendo la tele o dedicandose a algun hobby. Bueno, tiene sus palomas, aunque me da a mi que eso es una excusa. En el jardin tiene un palomar, y con el pretexto de cuidar de los bichos se tira todo el dia fuera de la casa controlando a todo el vecindario, el que entra, el que sale, el que viene, el que va y hasta al que no hace nada.

Pues Tam me engancha en el jardin. Aun recuerdo aquel dia que sali a tirar la basura en pijama y camiseta. Estaba nevando, pero Tam me pillo por banda durante tres horas. Menos mal que soy duro y tengo capacidad para aguantar las bajas temperaturas, cosas de vikingos. Hoy hace sol y calorcillo pero tras media hora de conversacion ya me temo lo peor. Que digo conversacion, monologo, el tipo se pone a hablar y no te da opcion ni a una replica, ni a un solo comentario. Y lo peor es que me importan una mierda las chorradas que me cuenta sobre los viejos tiempos en la ciudad, sus anecdotas de cuando trabajaba en Leeds y York o la historia de su amigo gigolo en Tenerife, que por cierto ya me ha contado como unas ocho veces.

Al final, de forma un poco violenta tal vez, me escapo indicando que se me ha olvidado meter las sidras en la nevera. La mejor forma, el alcohol es sagrado en esta ciudad donde vivo, y aquel que ose interponerse entre una buena pinta y tu boca, es denigrado hasta los infiernos mas abismales. Cojonudo, ya he llegado a la cocina, tengo la bebida puesta a refrescar y comienzo a preparar un arrocito para que el hostion del alcohol en ayunas no sea tan contundente. Pero que cojones, me voy a hacer un par de sidras antes de comer, que si no, no hay alegria. Eso si, picando un poquito de chorizo. Y que puto sol hace ahi fuera, cojones.

Me he cascado el arroz viendo un documental sobre los tuneles de Islandia. Vikingadas. Y entre las sidras, el papeo y el cansancio del dia anterior, me he quedado medio traspuesto. Reacciono de inmediato, odio dormir en mitad del dia, luego me levanto mucho peor. Abro la ventana del cagadero para que entre un poco de aire fresco, saco la cabeza por el ventanuco y... oh, Tam me ha vuelto a pillar. "Hombre, amigo mio"... susurra desde su jardin hasta mi tejado, que es por donde sobresale ahora mismo mi cabeza a traves de esta mini-claraboya. Definitivamente este menda tiene un radar que detecta seres humanos dispuestos a ser taladrados por su persona.

Me resigno y bajo, eso si, sidra en mano, hasta el jardin para llevarme el consiguiente mitin. El tipo vuelve a lo de siempre, la historia del vecino que vendia droga, el de los CD's ilegales, su colega gigolo... La maquina cortacesped puede salvarme, se me acaba de ocurrir. La saco de la caja mientras Tam continua su impasible discurso. Me pongo a montarla. El tipo no se calla. Ya la tengo ensamblada, me pongo a cortar el cesped. Este ruido es musica para mis oidos comparado con el monotono y cansino hablar de Tam. Me hago todo el jardin, apago la maquina... y Tam sigue hablando. Ha estado hablando sin parar mientras yo cortaba todo el cesped. Me mira, se parte el culo, y sigue hablando. Yo ya no se ni de que. No le escuchaba y he perdido el hilo de la conversacion, perdon, monologo. Me voy al jardin de delante, que hay mas cesped que cortar.

Previo paso por la cocina para echarle mano a otra sidra, sigo con la cortacesped. Me sorprende que Tam no me haya seguido hasta el jardin de la parte delantera. Me apresuro para que no me pille por banda. Acabo. Ahora si, solecito, me siento en el umbral de la puerta y me lanzo otra sidra bien fresquita gaznate abajo. Esto si que es un placer. Quietud, chuza y el sol que parece que no se va a poner nunca. Con la tonteria se me hacen las 9pm. Es la hora de cenar, en breve oscurecera. Voy a prepararme una black pudding casserole, o algo parecido. Energia pura. Vaya dia libre mas raro, y lo peor es que aun no son ni las diez y ya tengo un sueño que me muero. Sera la sidra, o el taladro de Tam. La cuestion es que me voy a dormir. Mañana sera otro dia y tendre que volver al tajo. En fin, buenas noches.
 
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