Tenemos otro intenso dia de carretera por delante. Aunque el hecho de que hoy vayamos de Estocolmo a Goteborg, las dos principales ciudades de Suecia, implica que lo que vamos a tener son cuatro o cinco horas de monotona autopista. Claro que nos servira para llegar a Goteborg a primera hora de la tarde y alli poder disfrutar del resto del dia. Y bueno, tampoco creo que nos aburramos por el camino, siempre encontramos alguna pirula extraña que visitar a mitad de nuestros recorridos, y con unas latitas de Falcon que aun nos quedan de la provision que conseguimos el primer dia en el alojamiento de Vitsand, todo se nos hara mucho mas ameno.
Ah si, aun no hemos hablado del tema de la compra de alcohol en Suecia. Pues es algo problematico el tema, ciertamente. Las unicas tiendas con licencia para vender bebidas con mas de un 3% de alcohol (vamos, hasta las cervezas) son una especie de macro-supermercados etilicos que controla el Gobierno. Y no es que haya muchos de estos establecimientos, la verdad, solo en las ciudades mas grandes y en zonas muy concretas. No se si con esto se pretende agilizar el negocio de bares y restaurantes o que la poblacion no beba en exceso. Desde luego si se trata de esto ultimo no lo han conseguido, puesto que los suecos son unos de los tipos mas talanquines de toda Europa.
Pero volvamos a lo nuestro, Hace un dia soleado de puta madre y la carretera nos espera. Cogemos la E4 direccion suroeste y empezamos a pasar ciudades medianamente grandes una tras otra, eso si, circunvalandolas, gran invento este de la autopista. Asi vamos dejando atras Sodertalje, Nykoping, Norrkoping o Linkoping, y ya superada la mitad del camino de hoy, la carretera nos empieza a ofrecer un paisaje realmente bello cuando comenzamos a bordear el lago Vattern, no confundir con el Vanern, que pasamos el primer dia, aunque tampoco queda muy lejos de aqui.
Decidimos que como el paisaje es hermoso y tenemos ganas de mear, vamos a hacer una paradita por estos lugares. Curiosamente nos detenemos junto a las ruinas de una especie de fortaleza con unas espectaculares vistas al lago. Leemos la historia de una especie de princesa que estuvo alli encerrada hasta que murio, o algo asi, aunque tampoco nos interesa mucho el tema. Vamos, que directamente nos la suda, aunque lo siento por la dama o princesa en cuestion, y eso que hace siglos y siglos del asunto. Proseguimos nuestra conduccion hasta que acaba el lago, y alli se encuentra, a orillas del mismo, en un paraje realmente delicioso, la ciudad de Jonkoping, lugar de nacimiento de Agnetha Faltskog, cantante del grupo Abba. Obviamente al pasar por aqui, la musica del cuarteto escandinavo tiene que sonar mas fuerte que nunca. Por cierto, una de esas curiosidades de la vida. Resulta que la otra cantante del grupo, Anni-Frid Lyngstad, no es sueca, sino noruega, y su padre fue un oficial nazi durante la II Guerra Mundial. Seguro que a mas de un tonto ya le deja de gustar su musica solo por esto. Es lo que tiene este mundo, que hay demasiados capullos sueltos por ahi.
Y seguimos nuestro camino, ya totalmente direccion oeste hasta, en apenas un ratillo, plantarnos ante la que llaman, vete a saber por que, la Barcelona del norte, Goteborg. No le veo el parecido ni de lejos, pero bueno, comparaciones mas extrañas seguro que he escuchado por ahi. Hoy, como es el ultimo dia, hemos tirado la casa por la ventana y vamos a pasar la noche en el lujoso Barken Viking Hotel, que basicamente es un barco, aunque de vikingo no tiene nada, que esta flotando en los muelles y el cual han convertido en hotel. Precisamente llegar a esta zona de los muelles y aparcar en ella es un poco lioso, asi que nos perdemos, damos un par de vueltas de mas, pero al final nos reencontramos y conseguimos arribar sanos y salvos a nuestro curioso lugar de descanso para hoy.
Inspeccionamos los camarotes, pero como hace un sol de justicia, decidimos subir a cubierta, donde por cierto esta el bar. Si es que olemos estas cosas. Y entre el calorcillo y que hay algunas rubias bastante interesantes pululando por el lugar, nos hacemos unas sidras para ir abriendo boca. Hey, pero no nos encantemos, que hay que ver la ciudad. Ademas nos han hablado de una especie de mercado de pescado y marisco con restaurante propio y que esta a punto de cerrar viendo la hora que es. Corriendo que vamos para alla y si, llegamos antes de que cierren, pero con todas las paraetas ya practicamente vacias, es hora de recoger. Por lo menos vemos el lugar por dentro y algun que otro especimen de langosta que nos mira muy fijamente.
Pues hace hambre, porque son las seis de la tarde y aun no hemos echado nada para dentro en todo el dia mas que alguna que otra Falcon y las sidritas de la cubierta del barco. A tomar por culo, lo primero que veamos, mira, ahi esta, restaurante barbacoa mongoles. Igual nos envenenan, pero es barato y las tripas hacen ruido. Nos ponemos como el quico. Y ahora que ya estamos mas calmados, es hora de recorrer tranquilamente el puerto y diversas calles de la ciudad. Concurrida ciudad, por cierto, sera por el solecito y los veinte grados, pero casi hay que ir apartando a la gente para poder caminar. Terracitas con cientos (y no exagero) y cientos y cientos de personas, parques a rebosar, mucho pantaloncito corto de rubias que estan tremendas y yo, que entre el papeo que me he metido, el calor y el cansancio de los ultimos dias, estoy hasta los cojones de andar.
Me meto en una tienda donde veo botellas, pero mierda, se me olvida la historia esa de que no venden alcohol. Le pregunto a la tendera a ver donde cojones esta la tienda gubernamental en cuestion donde venden chumeo. La tipa no me entiende. Joder, el acento escoces. Intento hablar con correctisimo acento de Oxford, pero es que no me sale ni a tiros. Al final salgo a la calle y pregunto al primero que pasa por el tema del chumeo. Es un negro. Me envia a una farmacia. De poco me sirve, aqui no venden alcohol en las farmacias. Ah, coño, que la tienda de las botellas esta enfrente de la farmacia. Gracias moreno, voy a ver que hay por aqui, que tengo sed. Joder, gente, eso es lo que hay, puta gente desesperada comprando alcohol, pero que gentio, es que no se puede ni andar por los pasillos. Un dependiente muy raro viene a echarme una mano, pero que mal rollo da el tipo, cincuenton, delgado, alto, desgarbado, con guantes de cuero... Que dependiente mas raro, mejor le doy largas que este esta aqui aprovechando que alguno venga un poco pasado de birras para darle por el culo.
Me vuelvo para el barco, necesito descansar. Ja, pero no voy con las manos vacias. Al final me he hecho con una botella de un extraño licor finlandes llamado simplemente "Laponia". A saber. Por si acaso tambien llevo una botella de Albariño que me he encontrado a muy buen precio. Totalmente reventado de los paseos, andanzas y aventuras, me siento en mi camarote y me abro el vino. Pero que cojones, aun tenemos sol y seguro que la cubierta esta llena de rubias a lingotazo limpio. Pues alla vamos, a pasar nuestras ultimas horas en este pais rodeado de hermosas mujeres y de sidras, ya que no voy a estar en el bar sin tomar nada, eso iria contra mi religion. Alli me quedo observando la puesta de sol sobre la bahia y poco antes de que cierre el bar desaparezco rumbo al camarote. Me bajo la botella de vino en apenas tres o cuatro tragos, le meto unos buenos tientos al Laponia y me preparo para que la cama me engulla. Mañana por la mañana dejare este fantastico pais que me ha acogido durante estos ultimos cuatro dias. No ha estado mal.