viernes, 16 de julio de 2021

Gales y Liverpool 5. Chuza express en el charco

Sin lugar a ningun genero de dudas, el de ayer fue el famoso "Dia D" que siempre tengo en todos mis viajes. O sea, la jornada en la que me excedo con el chupeo. El dolor de tarro que me acompaña al levantarme es la demostracion palpable de ello. Buena resaca. Aun asi, tampoco puedo encantarme, ya que mi viaje continua y el de hoy va a ser un dia con unas cuantas horas de conduccion. Se acaba Gales, si, pero como desde aqui Glasgow aun pilla un poco lejos, ya de antemano opte por organizar una parada en lo que deberia de ser mi vuelta a Escocia desde Cardiff. Y que mejor que hacerlo en la unica ciudad inglesa que no me produce un asco extremo, y que ademas pilla mas o menos a mitad de camino. Vamos, que de ahi viene el titulo que le he dado a toda esta aventura, "Gales y Liverpool". Y es que ahi es a donde vamos, al charco, a la ciudad que vio nacer, entre otros, a cuatro tios que se hicieron llamar The Beatles y que acabaron por ser una banda de rock bastante famosa, por asi decirlo.

Abandono mi hotel y tambien la ciudad de Cardiff, tras atravesar varios poligonos industriales medio abandonados, casi ya a las once de la matinal. La verdad es que me costo bastante arrancar, cosas de la resaca, supongo. Hasta enlazar con la autovia M6, que es la que sube hacia Liverpool, y despues mas alla hasta la frontera con mi querida tierra del norte, vamos por otra autovia auxiliar que discurre paralela a la frontera pero todavia por el lado gales, lo cual alivia bastante lo que en otro caso seria un malestar de cuerpo continuo. Cuanto menos pisemos Inglaterra, mejor. Aun asi, al final acabamos por cruzar al otro lado y aqui es cuando todo se empieza a torcer. Ya lo sabia yo, putos ingleses.

Paro en un area de servicio a comerme un sandwich. Me siento en una terracita porque hay un sol abrasador pero es darle el primer bocado al sandwich y empieza a llover. Y lo mejor es que todo el cielo esta azul salvo una puta nube negra que se ha instalado justo encima de mi. Al final acabo por terminarme mi pequeño piscolabis en el coche aunque ya sin hambre. Y se me empiezan a revolver las tripas. Inglaterra, no falla. Cada vez que aparezco por este pais, ese jodido malestar continuo. En torno a Birmingham parece ser que estan de obras en la carretera y han bajado el limite a 60 millas por hora y han puesto camaras por todas partes. Ingleses hijos de puta. Chafando huevos durante una hora y el trafico que se va haciendo mas y mas y mas denso. Esto no pinta nada bien.

Se acaban los radares pero ahora los paneles luminosos informativos de la autovia dicen que llegando a Liverpool hay un accidente masivo y la circulacion esta cortada. Busquense la vida por una carretera de mierda alternativa. Malditos, jodidos y asquerosos ingleses de los cojones. Menudo dia me estan dando. Total, que acabo dando vueltas por puebluchos angustiosos, acumulo dos horas de retraso y al final, cuando ya por fin intento volver a la autovia despues de la zona que estaba cortada, me meto en un atasco monumental que me va a demorar otra hora mas. Me cago en vuestra puta estampa, jodidos saussenachs. Y vale, voy a relajarme, que al final, aunque ya son las seis de la tarde, he conseguido llegar a Liverpool. Y como ya dije antes, sera porque los liverpudlians no se consideran ingleses, sino del Merseyside, que para ellos es como una nacion aparte, pero el caso es que en esta ciudad siempre me encuentro bastante mejor que en cualquier otro lugar de la puta Inglaterra. Comencemos nuestra aventura en el charco, pues.

El hotel que me he buscado para esta noche esta realmente bien. Ubicacion fantastica, en la parte sur de los muelles, a apenas cinco o diez minutos de paseo de todo el meollo del centro de la ciudad, preciosas y simpaticas recepcionistas y bar y restaurante abiertos hasta la una de la madrugada. Ya vuelvo a ser un hombre feliz. Sin mas dilacion dejo mis bartulos e inicio lo que es casi una carrera hacia la zona caliente de la urbe, Mathew Street y alrededores, en torno a The Cavern, las atracciones relacionadas con The Beatles y, que cojones, donde estan todos los pubs, que a estas horas y con la sed que llevo encima, me parece lo mas importante.

Toca meterme una buena chuza express, asi que a toda velocidad me enchufo cuatro pintas de Carling entre The Grapes y el White Star, dos pubs que en su dia eran de los favoritos por el cuarteto musical para empinar el codo en sus años jovenes. Precisamente en el White Star, y mientras estoy degustando mi fantastica y refrescante consumicion, un viejo muy extraño, sentado en la mesa frente a la mia, comienza a darme chachara de forma bastante siniestra. Me pregunta si conozco la historia del pub, quienes venian aqui a principios de los 60, que si Beatles tal, que si Beatles cual... Y en una de estas me fijo en el aspecto del vejete. Bastante demacrado, utiliza baston, debe de tener unos ochenta tacos, con pelo blanco pero grandes entradas, mas bien tirando a calvo. Nariz aguileña, gafas redondas y una voz y un acento marcadisimo de Liverpool que me recuerdan a... No, no puede ser. Pero joder, es que la edad encaja, el aspecto fisico tambien, y el tio sabe demasiados detalles personales del grupo... No, cojones, que no puede ser. Que John Lennon esta muerto. Pero es que... en fin, dejemoslo. Siempre me quedare con la duda.

Tras un par de chelas mas, que suman hasta seis pintas en mi borrachera express, decido volver al hotel a cenar, y por supuesto a beberme unas cuantas mas, que cojones. El dia en Liverpool esta realmente caluroso y soleado, pero a esta ultima hora ya de la tarde-noche lo cierto es que la temperatura no se me hace demasiado abrasiva, asi que aprovecho y salgo a una fantastica terraza con vistas a los muelles y al Mersey donde doy cuenta de unas costillas de cerdo acompañadas por tres pintas mas. Mira que habia sed. No se si es que ya voy pedo o es que de pronto me ha subido el cansancio de toda la tensa jornada de conduccion, pero la cuestion es que empiezo a dar cabezazos sobre la mesa. Asi que, con esta tesitura, mejor me retiro a dormir que mañana me espera un largo viaje de vuelta a casa y no me apetece ir conduciendo con una resaca criminal.

Pero el caso es que me apetece hacer algo mas por Liverpool. Pues oye, que cojones, me quedo otra noche en la ciudad, que hasta dentro de dos dias no tengo ninguna obligacion en Glasgow. Ya me habia dejado ese ultimo dia colgando por si surgia algo y mira tu por donde que todo lo que sea juerga y chuza siempre acaba por alargarse. Me acerco a la recepcion a ver si puedo alargar mi estancia pero no hay forma. Estan completos para mañana. Con una cierta tristeza me encierro en mi habitacion resignado a mi destino. Me tumbo en la cama y me abro una chela galesa que aun llevaba en la maleta mientras en la tele veo una peli muy macabra titulada The Vanishing. Y entonces, supongo que gracias a la cervecita, se me ilumina una bombilla en el cerebro. Pues si no es aqui, en otro hotel. Busco alojamiento para el dia siguiente en Liverpool y me encuentro que el lujosisimo hotel Adelphi, donde se rodaron escenas de la pelicula Titanic, ubicado en pleno centro de la ciudad, ofrece habitaciones por treinta pavos. Ni me lo pienso. Ya tengo excusa para quedarme un dia mas en Liverpool. Y con esta perspectiva y las ganas de continuar la juerga, finalmente caigo dormido y me pongo a roncar como un cerdo. Pero solo por unas horas. En breve continuamos con la fiesta.

 
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