martes, 20 de julio de 2021

Gales y Liverpool 6. De resaca a borrachera

Definitivamente ayer me pase. Menuda sorpresa, sobre todo tratandose de mi. Pero si, esta vez se me fue la mano. He dormido fatal y me despierto aun peor. Apenas tres horas de sueño y nada mas incorporarme me doy cuenta de que estoy absolutamente roto. La primera actividad del dia es vaciar el cuerpo, lo cual me revela la aparicion de unas tremendas cagaleras. Y ademas con dolores de toda indole, angustia y hasta arcadas. Y la cosa no va a mejorar en las sucesivas horas. Porque no se me ocurre mejor idea que salir a dar un paseo por los muelles, a ver si con un poco de aire fresco y algo de minimo ejercicio, consigo aliviar algo la situacion.

Mal asunto. Soy el tipico tarado con la mirada perdida, arrastrando los pies y con el jeto totalmente desencajado mientras paso las peores horas de la resaca. Entre ilusionados turistas que ocupan sus primeras horas del dia tomando fotos al Mersey y a todas las gilipolleces que se les cruzan por delante (espero que a mi no), acabo medio tirado en la terracita de una cafeteria, donde me pido un sandwich para ver si con algo solido recupero fuerzas y mi cuerpo se va reencontrando a si mismo. Otra malisima idea. A cada bocado me entra una nueva arcada, alguna incluso excesivamente sonora que hace que algun otro cliente sentado en una mesa cercana se gire para ver si vomito ya de una puta vez o que. Pero no, y eso que no me vendria mal, a ver si asi se me pasa este jodido malestar que parece que va a ser eterno.

Mi nueva descabellada idea, todavia con el cuerpo en estas lamentables condiciones, es visitar el Museo Maritimo de Liverpool. Si, hombre, un poco de cultura. A ver si asi mi cerebro se confunde un poco, cree que no soy un alcoholico y decide atenuar todos mis dolores resacosos. Pero otra vez me equivoco. Entre pasillos y exposiciones, casi vomito encima de las replicas del Lusitania y del Titanic. Y aun asi me tiro mas de una hora viendo todas las pirulas que el museo ofrece (lo cual tiene delito porque creo que ya es la cuarta vez que lo visito y nunca tienen nada nuevo). Demasiadas decisiones equivocadas para comenzar el dia. Y todo intentando engañarme a mi mismo encauzandome hacia el lado cultural y amable de la vida. Pues que cojones, peguemos volantazo y vamos a lo que vamos, que seguro que esto si que le sienta bien a mi cuerpo. Directo a Mathew Street y a meterme un par de pintas entre pecho y espalda. Dicho y hecho.

Y es que la primera cerveza en The Grapes directamente me resucita. Mi ojos vuelven a brillar y la sonrisa aparece en mi rostro. Se acabo la resaca y se desvanecieron los dolores. Magia. Pues oye, si eso me hago un par mas y... joder, ahora si que me encuentro bien pero de verdad. Ya llegando al mediodia, y con el cuerpo totalmente reactivado por cortesia del zumo de cebada, entro en una tienda de memorabilia beatle (no podia faltar) y me compro un par de souvenirs. Despues cumplo el tramite de cambiar de hotel, porque ya sabeis que esta noche me tocara dormir la mona en el lujoso Adelphi. Y ahora, ya que apenas queda a dos pasos, toca el peregrinaje a otra de esas miticas calles de la ciudad de Liverpool, Bold Street.

Los que me sigais habitualmente ya sabreis de los misteriosos casos de personas que viajan en el tiempo en esta siempre concurrida calle del L1. Incluso hay una saga de novelas a este respecto, las cuales por supuesto os recomiendo. Pero el caso es que una vez mas, y como cada vez que camino Bold Street de arriba abajo, yo no consigo teletransportarme ni a la epoca de los romanos, ni a la Edad Media ni a los años 60. Un fracaso mas en mi enesima tentativa. Bueno, pues si no viajo en el tiempo, me conformare con hacerme una cervecita en alguna de las terrazas que inundan la calle. Que cojones, dos mejor que una. Y algo para menear el bigote tambien, que no todo va a ser liquido. A ver si tomamos energias para la tarde-noche, que se promete bastante agitada.

Ya he pillado velocidad de crucero. Acabo volviendo a Mathew Street, donde entro a un local llamado Rubber Soul, que parece muy bonito, pijo y maqueado, pero que me sabla de una forma escandalosa. Dejemonos de experimentos y volvamos a los viejos clasicos. Al White Star, como ayer, donde me casco dos o tres pintas mas mientras asisto a un extraño embrollo con unos chavales medio hooligans que la estan montando. Seran como unos diez o doce y estan sentados al fondo del pub armando follon. En un momento dado se suben a la mesa y empiezan a bailar y cantar totalmente mamados mientras se lian a patadas con los vasos aun llenos que se estaban bebiendo. Vaya pollo. Un camata calvo con muy mala leche empieza a bajarlos de la mesa a estirones y golpes. Pero no se acaba de montar gresca, los chavales van tan mamados que la mayoria acaban por el suelo ya que ni coordinan sus extremidades para bajar de un salto de la mesa. Y yo a todo esto, bebiendo tranquilamente en un rincon a apenas metro y medio de ellos.

Al final los hooligans se han largado y empiezo a hablar con una viejas que tambien estaban observando atonitas el show y que resulta que son de Paisley (al lado mismo de Glasgow). Un tio muy raro con gafas de culo de vaso que esta sentado solo se une a la conversacion y se mete con nuestro profundo y marcado acento escoces. Que le vamos a hacer, alla a donde vamos, llamamos la atencion. De pronto uno de los chavales de antes vuelve a entrar en el local y pregunta por una bolsa de deporte que se le ha olvidado. Nosotros no sabemos nada. Pero el tio insiste en que la bolsa es muy importante porque lleva unos explosivos en ella con la idea de cometer un atentado y no quiere que por error vuele el pub entero. Desde luego es un tio sincero. Al final el camata calvo de antes le trae la famosa bolsa y le dice que se largue y no vuelva. Y lo hace. Menos mal, al final no nos toda explotar hoy.

Lo cierto es que cuando salgo del White Star me doy cuenta de que voy doblado de cojones, y apenas si son las seis. Comienzo a enfilar camino al hotel con la idea de descansar pero de pronto paso por delante de un kebab y... bueno, que la tentacion es muy grande. Me casco un mega-kebab y tal y como me lo estoy acabando me encuentro tan bien que parece que se me ha pasado la castaña por completo. Y aun no he llegado al hotel, estoy a apenas veinte metros, pero casualmente aqui hay un pub irlandes y un tio medio borracho esta tocando canciones tipicas irlandesas y la peña dentro parece bastante cocida. Pues vamos a unirnos a la fiesta, cojones. Y me pido una Guinness, que es lo que toca.

Al final, entre la musica en directo, el ambiente de pelotas y una camarerita rubia con lupas que me esta poniendo muy nervioso, me hago cuatro Guinness. Y el pedo me vuelve a subir y esta vez hasta lo mas alto. Me retiro hacia el hotel, pero todavia con la intencion de pasar por el lujoso bar ubicado en el entresuelo. Sin embargo, tal como entro en el ascensor, mi dedo pulsa el nivel en que se encuentra mi habitacion. Creo que el cerebro me esta diciendo algo asi como "vete a dormir que mañana tienes que conducir de vuelta a Glasgow y hacerlo de resaca va a ser muy jodido". Pues habra que hacerle caso, porque tiene mas razon que un santo. Son las diez y caigo de bruces en la cama. Esta aventura de seis dias ha terminado. Mañana, efectivamente, me despertare y tendre que conducir de vuelta a casa. Y, sin ninguna duda, lo hare con una tremebunda resaca.

 
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