martes, 20 de julio de 2010

Aeropuertos

Odio el olor de los aeropuertos. Es como un tufillo a café requemado que por muchos productos de limpieza que pasen por todas partes, no desaparece ni a cañonazos. Puede que sea por la cantidad de cafeterías y autoservicios que entretienen al viajero en su larga e incómoda espera, tal vez sea el propio viajero el que va cargado hasta las narices de cafés porque se ha levantado a las tres de la madrugada para coger su vuelo de las siete (vaya horitas también las que ponen las compañías) y a través de su aliento expulsa esta sensación olfativa, o quizá ya directamente es que, como tenemos una mezcla de todo lo anterior, algún arquitecto iluminado ha decidido construir el edificio del aeropuerto con un hormigón que huele a café. Sí, supongo que ésta es la explicación más razonable, porque aeropuerto al que vayas que no te puedes quitar de la nariz el puto tufo a café requemado. Sí, odio bastante los aeropuertos, ¿se nota?

A pesar de ello, de vez en cuando viajo en avión, supongo que cuando no me queda más remedio, claro. Y cada vez que lo hago no puedo evitar sentirme como un criminal, te cachean de arriba abajo, te hacen despelotarte casi más que si fueras a entrar al calabozo, te preguntan por todas y cada una de las chorradas que llevas en tu equipaje de mano (oiga, ¿esto qué es?, un boli, ¿y para qué lo lleva?, esto... no sé... ¿para escribir tal vez?), y si ya encima estás en España te enchufan a la Guardia Civil desde que entras al aeropuerto casi hasta que subes al avión. Picolos por todas partes, mirándote, siguiéndote, señales de prohibido por aquí y por allá. Joder, peor que el Pentágono, colegas. Sólo falta que me paren en un pasillo y me hagan un control de alcoholemia. Sí, que para conducir maletas no puede dar más de 0.25, hostia, pues con lo que a mí me gusta enchufarme unas birritas antes de subir al avión, mal asunto. Ah, pero no pasa nada, si me ponen una multa servirá para pagar el desaguisado que está haciendo Zetaimbécil en el país. Ya hemos llegado al quiz de la cuestión... En fin, que me desvío...

Es cierto que en todos los aeropuertos del mundo las medidas de seguridad son incómodas, asquerosas y excesivas. Sí, claro, la seguridad y blablabla. Bueno, de no ser por esos aliados de mierdalizaciones con los que tanto se le cae la baba al memo monclovita, seguramente viajar en avión sería mucho más cómodo para todos, pero mira, los moritos de mierda tenían que venir a llamar la atención. Si es que el que nace hijo de puta... A lo que iba, seguridad en todos los aeropuertos. Pero lo de España es de dictadura policial, coño, como siempre. Que esto me pase en Estados Unidos, pues aún, porque están paranoicos y con razón, pero quién cojones se debe de creer este Zetamierda que somos, sobre todo ahora que formamos parte del tercer mundo. ¿Que nos van a hacer atentados a diario o qué? Coño, que en Noruega la gente campa por los aeropuertos a sus anchas y no ves ni un solo policía, ni uno. Se ve que los españoles somos todos unos delincuentes. Aunque creo que los delincuentes son los que he visto esta mañana bajar de un avión que venía del otro lado del Atlántico, tirando para el sur. Pegando botes, alaridos, escupiendo al suelo, vestidos como monos, buena adaptación al medio para pisar por primera vez suelo español. Total, como nosotros ya nos hemos convertido en un país selvático más.

Pues sí, toda esta reflexión viene porque esta mañana he acudido al aeropuerto a recoger a un conocido de nacionalidad extranjera que visitaba nuestro país por el motivo que fuera. Su primer comentario ha sido bastante revelador. Se ha quedado gratamente sorprendido ante las infraestructuras del aeropuerto en sí, pero luego se ha empezado a partir el culo viendo como los paneles no funcionaban, los empleados del aeropuerto corrían por los pasillos pegando alaridos, en el puesto de información no había nadie... En fin, zapateradas varias de un país que se ha ido a la mierda hace ya bastante tiempo. Y luego, por supuesto, la conversación ha pasado a ser mofa cuando el tipo ha recordado a qué clase de engendros hemos puesto los españoles en la poltrona. Hablando de aeropuertos, ahora me explico yo por qué cada vez que llego a algún país normal y avanzado de Europa todos me miran como a un apestado. "Mira, otro gilipollas que le vota al loco ese que ha hundido España", deben de pensar. Pues no, yo no soy de ésos, pero sí, les doy la razón, muchos gilipollas le votan al mierda ese.
 
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