miércoles, 21 de junio de 2023

Mauricio 8. Excursion a la costa este

Menuda nochecita he pasado. Y no, no ha tenido nada que ver con cagaleras, resacon o cualquier otra eventualidad derivada del exceso etilico de ayer. El cuerpo me esta aguantando bastante bien en ese sentido. Pero lo de los mosquitos cada dia es peor, hasta el punto de convertirse en una autentica hijoputada. Completamente devorado por estos despiadados insectos, los picores en las extremidades ya son absolutamente inaguantables. No he podido pegar ojo, cada hora me tenia que meter en la ducha y rociarme en agua fria para encontrar algo de alivio. Un autentico infierno. Miro hacia abajo y no encuentro mis piernas, sino una continua sucesion de picotazos rojos a cada cual mas doloroso e inflamado. Casi que ahora mismo preferiria la resaca, por lo menos iria tan hecho polvo que no sentiria absolutamente nada.

Y entre todos estos picores inaguantables, pues resulta que ya son las ocho de la mañana. Asi que vamos a empezar a menear el culo. Mientras espero a que aparezca la limpiadora, que va a resultar volver a ser la de los dias anteriores, me casco mi desayuno, a base de restos de la barbacoa de anoche y unos cuantos huevos fritos. Me pongo a leer las clasicas noticias internacionales absurdas y me quedo embobado viendo una serie de videos de un tarado que esta haciendo la ruta mas larga en tren del planeta, esto es desde el sur de Portugal hasta Singapur. Lo cierto es que si a uno le gusta el tema de los viajes y la geografia, engancha bastante, porque al menda le pasan cosas de lo mas peculiares. Y vaya si estoy atrapado con los trenecitos del colega, hasta el punto de que cuando miro el reloj ya son las once de la matinal. Y lo peor de todo es que aun no llevo ni una sola cerveza en el cuerpo.

Pero hoy la chuza puede esperar. Porque tengo el automovil en la puerta y me apetece ir a visitar un par de cosas a las que ya les puse una cruz hace unos cuantos dias. Voy a cruzarme la isla por la parte norte hasta llegar a la otra costa, la que encara al este, para llegar hasta unas cuantas localizaciones ubicadas por aquella zona. Dicho y hecho, me subo al Suzuki que el Señor Anard me proporciono en la jornada de ayer y comienzo una conduccion que, como ya sabemos, por estos lares siempre depara algun tipo de sorpresa macabra. No en vano, en una de estas, me cruzo con uno de esos autobuses que circulan en plan suicida, el cual lleva un interesante lema pintarrajeado en uno de sus costados: "espera lo inesperado". Buen resumen de lo que supone el manejar un vehiculo por esta nacion.

Durante el interesante trayecto atravieso varios pueblos curiosos en la parte interior de la isla, donde obviamente no se ve ni un solo rostro palido (aqui no saben ni lo que es un turista). Especialmente me llama la atencion Riviere Du Rempart, de un cierto tamaño y donde se ve bastante ambientillo, incluyendo un par de baretos para gente local que me quedo con las ganas de probar. Los susodichos locales tienen delito, eso si, ya que apenas si son unas casetas medio derruidas con, como mucho, dos mesas desvencijadas y tres o cuatro sillas alrededor de ellas. Pero ya se sabe que en estos tugurios suele ser en los que mejor se bebe y tambien donde surgen las anecdotas mas extrañas y surrealistas. En cualquier caso, ya que todavia voy al volante, me contengo, aunque tengo que decir que la sed ya hace un buen rato que me esta acuciando bastante.

Finalmente, tras aproximadamente una hora de manejo de vehiculo, llego a mi primer destino del dia. Se trata de Belle Mare, playa catalogada entre las diez mas hermosas de todo el planeta y que es destino obligado si uno viene a Mauricio. Hombre, yo no soy muy de playas, la verdad, pero tengo que reconocer que la arena casi blanca y las aguas color turquesa son un autentico espectaculo visual. Ademas, y a pesar de ser un lugar tan afamado, reina una increible paz y tranquilidad. Y eso que de vez en cuando uno si que se encuentra con los tipicos grupillos de diez o quince turistas disfrutando de sus tumbonas y sombrillas sobre las impolutas arenas de la playa. Pero vamos, ni por asomo esto esta masificado. Supongo que, al fin y al cabo, Mauricio esta tan a tomar por culo de todo que ni siquiera a estas localizaciones especialmente recomendadas llegan demasiados seres humanos.

Tengo hambre y sed. Ya esta bien de conducir y hacer de turista embobado. Hora de la primera chela del dia. Un poco mas al sur de Belle Mare, y sin llevar un rumbo claramente establecido, a la salida de una pequeña localidad llamada Palmar, me encuentro una especie de restaurant de carretera con una zona exterior que ofrece unas sombrillas enormes que proporcionan una sombra fantastica. Pues ahi si que voy a disfrutar de mi cervecita sin los jodidos ardores del sol. Y de algo mas tambien, que cojones. Me meto un entrante de mariscos variados y despues un espectacular plato tipico mauriciano consistente en una especie de guisado de pulpo con especias que esta lo siguiente a de pelotas. A ver quien sigue conduciendo ahora con semejante empacho, pero bueno, habra que hacer de tripas corazon, que la tarde avanza y aun quedan un par de cosas por ver.

En una pequeña isla conectada a traves de un puente se encuentra el templo hinduista de Sagar Shiv Mandir. Creo que era George Harrison el que decia que los templos en islas tienen una energia especial. Sin duda el lugar es realmente hermoso, no solo el templo en si, sino tambien los paisajes marinos que lo rodean. Otra visita que merece la pena. Y un poco mas al norte, atravesando un frondosisimo parque natural, llegamos a otra playa de esas que figuran entre las de mas belleza de todo el planeta, Bras D'Eau. Esta es menos conocida y no tan espectacular en cuanto a tamaño que Belle Mare, pero las cristalinas aguas color turquesa siguen estando ahi y, en cierto modo, tiene un atractivo algo mas salvaje, al mezclarse con el paisaje selvatico del parque natural. Ademas, no hay ni un solo turista, bañista o ser humano. No se si es porque poco a poco va cayendo la tarde o porque se avecina una nueva tormenta tropical y yo ni me he enterado. En cualquier caso, no me apetece conducir por las carreteras de Mauricio en plena oscuridad y ya queda poco para que se ponga el sol, asi que casi que sera mejor que comencemos a recogernos en direccion a la villa, que tenemos aproximadamente una hora hasta llegar alli.

Despues de superar otra ruta interior con pueblos macabros y cruzarme con conductores que manejan como si estuvieran poseidos por un demonio, llego justo a tiempo de presenciar una nueva y alucinante puesta de sol sobre el Oceano Indico. Me abro mi tercera cervecita del dia (si, durante la comida me hice dos) y disfruto del espectaculo junto a, nuevamente, diferentes personajes que se congregan en la playa para deleitar un poco la vista ante el fenomeno. Hoy no hay rayo verde, pero chelas amarillas (que es el color de la Phoenix) si que caen unas cuantas. Al fin y al cabo ya no tengo que conducir mas, asi que comencemos una nueva maraton etilica hasta caer. Para cenar aprovecho los ultimos restos de la barbacoa de ayer, y muy pronto el cansancio se apodera de mi. Y es que realmente conducir por Mauricio agota. Que puta tension constante. Me voy a dormir a las diez y mientras voy cerrando los ojos me doy cuenta de que mañana sera mi ultima jornada en el pais, puesto que tengo mi vuelo al final del dia. Que corto se me ha hecho, cojones.

 
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